|•61•|














Esteban


Tuve tanto miedo al ver como se la llevaban a la sala de cirugías. Fueron dos horas de puro estrés, me sentía morir con cada minutos. De todas formas Nereida estuvo conmigo y aquel día tuvimos que buscar una niñera. Ahora ya han pasados tres días.

La observo descansar en la cama. Me arrimo al marco de la puerta. Mi teléfono suena en mi bolsillo y salgo al pasillo para no despertarla.

—Hola buenos días Señor. Hoy tiene cita con los nuevos compradores.

Mi secretaria me ha estado avisando de cualquier situación ya que no me he ido en estos últimos días por Aurora. No me quiero separar de ella ni un segundo, la cuido de todo, lo que come, el baño, todo. Hasta que este completamente bien, ella dice que exageró pero yo creó que no.

—Gracias por avisar pero cancela por favor.

Cuelgo.

El timbre suena y camino a abrir a Nereida que a llevado al niño a un paseo. Abro y está también Fabián a su lado. Inmediatamente este me ve le dice.

—Nos vemos luego amor.

—¿Porque tan rápido Fabián? —se gira un poco sorprendido. —Puede pasar. —abro bien la puerta, Nereida entra con mi pequeño. Este dudoso entra dándome una sonrisa desconfiada.

Al principio estábamos un poco incómodos pero luego empezamos ha hablar un poco entre los tres.



Aurora


Me muevo con cuidado en la cama. Me siento de lado para que los puntos no me molesten aunque es una herida bastante pequeña seguro luego ni se nota la cicatriz esta por debajo del ombligo a una distancia del dedo mayor en una linea recta. Paso unos flecos de adelante por detrás de mis orejas. El día de la operación le avise a mi madre, vino pero se fue al otro día que por cierto Esteban y ella se llevaron muy bien. Eso me alegro dentro de que estaba súper asustada.

El doctor me dijo que tengo que ir en una semana para el chequeo cuando se caigan los puntos. Me pongo de pie entrando los pies en las pantuflas de algodón cómodas y camino al baño. Escuchó voces desde arriba. Termino de hacer pis, lavar mis manos y rostro. Y llamo a Esteban desde mi lugar. Ha estado súper atento y cuidadoso conmigo. Muy temeroso.

—Aurora Catalina ni intentes bajar esas escaleras. Ya voy —me habló desde abajo. Rodé los ojos y sonreí enamorada, camine de vuelta a la cama sentándome.

—No te pongas de pie amor —apareció con Gabriel en brazos le sonríe para que le pusiera junto conmigo. Se acerca y deja un beso en mis labios.

—Sabes que Gabriel se mueve mucho mi amor te puede lastimar.

—No, dejalo conmigo.

Me acosté y deje a Gabriel jugar a mi lado. Este hizo lo mismo mirándome a los ojos.

—Estas preciosa.

—No te burles de mi —pellizque su mejilla. —Mira estoy pálida y despeinada —le mire mal.

—Esta bien entonces estas guapa —se echo a reír. —Abajo esta Nereida con Fabián si no es que se fue —acaricio mi mejilla.

—Ay que bueno.

—Te amo —fue tan rápido dejando sus labios sobre los mios al terminar esas hermosas palabras llenando mi ser. Moví los mios sobre los suyos fundiéndolos en amor sintiendo los suaves que son.

Nos separamos y ahí estaba el pequeño mirándonos atento a ambos. No hicimos otra cosa que reírnos.



...


He mantenido contacto con el doctor para hacerle saber cualquier síntoma o duda. En una semana cuando vaya se me harán nuevos analices para saber si todo esta bien. Porque esos quites eran prácticamente lo que me impedía tener hijos causando una infección dentro de la trompa de falopio. Me paso la mano por mi abdomen imaginando una vida dentro de mi.

Esteban logró salir después de insistir tanto yo para que no descuidara sus cosas, como ir a ver la mano de obra de la casa, ir a la empresa. Lo hizo porque Nereida se quedó conmigo ahora. Estábamos las dos hablando de tantas cosas cuando el timbre sonó y Nereida bajo para abrir. Desde arriba pregunte de quien se trataba.

—Es mi tía —me aviso. Me quedó pensando. La mamá de mi amor aquí ¿Cómo supo la dirección? Y ¿Que hace aquí?. Sin esperar mucho como puedo camino afuera despacio bajando la escalera haciendo un esfuerzo.

—Tía ¿Que haces aquí? —Nereida le pregunta con el niño en brazos. Pero esta poco asunto pone y sube su mirada a mi que bajo los escalones con cuidado.

—¡A ti que quería ver! —me acusa con el dedo y me quedó a mitad de camino.

—¡Aurora! No puedes bajar los escalones lo sabes —me regaña mi amiga.

—¿Que la trae por aquí señora? —hablo bajando los últimos escalones bajo su mirada agresiva.

—He estado al pendiente de todos los líos y problemas en los que has metido a mi hijo y nuestro apellido.

—¡Tía por favor! —la impide Nereida.

—¡Te callas Nereida has permitido este amorío de Esteban!. Mi nieto no debe estar aquí.

—Señora no le quiero faltar el respecto por su hijo pero no puede venir a mi casa a insultarme, le pido que regrese en un horario dónde su hijo éste —baje el ultimo escalón cogiendo al pequeño en mis brazos.

—No podrás ocupar el lugar de Patricia —sonríe maléfica mirando a cada rincón de mi apartamento.

—No quiero ni estoy ocupando el lugar de nadie ¡Señora! Yo tengo mi propio lugar.

—Aurora no puedes hacer este esfuerzo ven te ayudare a subir —Nereida insistía en hacerme subir pero me negué solo quiero que esta señora se vaya.

—¿A que hora viene mi hijo? —mueve la cabeza con arrogancia.

—No tiene hora de llagada —le contesto su sobrina.

—Volveré en la noche —intento acercase al pequeño pero lo aleje de su contacto. Mirando fijamente a sus ojos.

Camino a la salidas como dueña y señora cerrando la puerta de un portazo.

—¿Cómo supo mi dirección? —gire mi rostro a Nereida.

—Mi tía sabe usar bien su dinero. Ahora ven ayudarte a subir la escalera no vaya ha hacer que Esteban te encuentre aquí.



...


Miro por séptima vez el reloj cuatro de la tarde y sube Nereida.

—Llego mi primo —miro al pequeño que juega con juegues en mi cama.

—Hola hola y ¿esas caras? —nos sorprende dejando un beso en Gabriel. Sacando detrás un rosa roja para mi.

—Ay mi amor esta hermosa —la llevo a mi nariz oliendo su delicado aroma.

—Nereida por favor me traes una jarra con agua y perdón por mandarte.

—Si ya vuelvo.

—Mamá —me llama el pequeño.

—Ma Ma —le sonrió besando sus mejillas.

—¿Estas feliz conmigo?.

—¿Porque preguntas eso? —me extrañe.

—Porque yo soy inmensamente feliz a tu lado.

—Yo también mi cielo —miro sus ojos azulados con amor. Nereida llego y deje la flor en el agua en mi mesita.

—¿Porque tenían esa cara de susto cuando llegue? —nos mira a ambas.

—¿Porque íbamos a tener caras de sustos? —contrataca Nereida.

—Eso me estoy preguntando yo.

Sin poder evitarlo ambas le contamos que su madre estuvo aquí se puso muy enojado por eso pero mas cuando le dije que baje abajo y volví a subir las escaleras. Me reprochaba como una niña pequeña pero muy en el fondo me gustaba mucho ese tipo de sentimiento y preocupación por mi. Sin que yo quisiera Nereida le contó las palabras que pase con su Madre.

—Que ni se le ocurra venir por acá.



...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top