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La mayoría de las mujeres me miran ofrecidas y coquetas cada vez que me ven con mi hijo, no es ego, soy sincero, en cambio Ella me mira normal y eso me hace sentir normal. Por alguna razón me recuerda a ella, su carácter y su rostro que demuestra nobleza, por alguna razón me hace recordarla, mi hijo por lo visto ha mejorado, en toda la noche no despertó. Ya no tiene tanta fiebre y la tos desapareció dejándole dormir toda la noche.

Me giro en la cama y acaricio su mejilla roja, sus labios rojos están entre abiertos, me acerco y dejo un beso en su nariz que antes estaba roja y con mocos, anoche lo traje a mi cama, lo quería tener cerca. Cojo la tarjeta de mi mesita que me dejo ayer.

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Pediatra
Aurora Catalina Méndez
Clínica niños amor
1+904-000-000(502)
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La dejo en la mesita de noche y me levanto de la cama con cuidado ¿Creen que debo llamarla? ¿Darle las gracias nuevamente? ¿O le llamo para hacerle saber que mi pequeño esta bien?.

No, no lo creo, me paro delante del espejo de mi armario en cristal, apenas estoy con bóxer. Mi pelo castaño esta revuelto en mi cabeza y mis ojos azules pequeños por el desvelo, debajo de mi brazo en mi costilla izquierda tengo el nombre de mi bebé Gabriel ángel tatuado en letras japonesas de colores que hacen contraste con mi piel blanca y una paloma negra casi diminuta al lado por ella. Abro el armario y saco un chándal gris holgado, un suéter de mangas finas sin cuello de estar en casa, entro al baño sin hacer ruidos, cepillo mis dientes y mojo mis manos, las paso por mi pelo peinándolo atrás con mis dedos, hecho un vistazo a la cama y aun duerme. El timbre suena y como siempre espero dos veces más y salgo al pasillo.

—Hola. Buenos días —deja un beso en mi mejilla.

—Buen día —cierro la puerta mirándole.

—Hable con Aurora ¿Como sigue Gabriel Ángel?

—Esta muy mejor, no despertó durante la noche, tiene una buena conexión con los niños.

—Hace muy bien su trabajo. Perdón por no venir yo es que estuve presentando unos proyectos míos aparte estaba muy lejos de aquí.

—Tranquila Nereida entiendo.

—Si tienes que ir a trabajar vete, yo me quedo con el pequeño.

—No tengo a quien darle explicaciones —sonrei de lado.

—Bien señor presumido.

Se queda mirando la pared cerca de la puerta donde mande ha pintar una fotografía de ella cuando tenia siete meses de embarazo, su pelo caía adelante por debajo de sus pechos, su sonrisa ilumina su rostro mientras sus manos posan en su panza en forma de corazón y yo quedo detrás dándole un beso en su hombro desnudo, abrazándole, sonriendo igual, salimos vestido con ropa interior, al ser una pintura no parece real...

—Siempre fueron mis favoritos pero Esteban deberías dejarla marchar, te haces daño tu y su alma que no descansa yo creo que...

La interrumpí enojado. Yo se que es así pero que hago, no tengo control de esto.

—¿Que me estas diciendo? ¡Te estas dando cuenta, era mi esposa! Es mi esposa ¡La mujer que ame con todo mi ser y lo sigo haciendo para mi no esta muerta joder! Que solo ha pasado un año de su partida ¿Lo puedes entender? Agradecería que no volvamos a tocar el tema.

—Ire a ver a Gabi.

Se levanta. Camina a la habitación donde esta mi pequeño, cierro los ojos y trato de respirar. Camino de un lado a otro y trato de calmarme pero no puedo. Salgo de casa.







...


No me salen las palabras para expresarte que te quiero, no se como explicarte que me haces sentir, como si fuera el verano y el invierno no existiera, como si se para todo...y con esa sonrisa que cambia la vida llegaste y te vi, y ya no puedo soporta que tu no seas la que me ama....y como mirarte, esos ojos que me dejan en enero, cuando se que no son míos y me muero... El destino nos quiere ver pasar...

No se como ser yo mismo, si no estas al lado mio, si a lo largo de estos meses tu no estas junto a mi...

Acaricio aquellas letras en aquel cemento rodeado de un césped bien cuidado Patricia violeta Calderón de Ramírez. Mis dedos recorren aquellas letras y retiro de mis mejillas unas lágrimas con dolor, miro mi sortija de matrimonio.

—Deberías estar aquí. No se si puedas escucharme, verme ¿Como te sientes? ¿Estarás bien? ¿Que quieres para mi?. Te extraño mucho, nuestro hijo te necesita pero soy realista se que no volverás, tengo que aceptarlo pero no puedo y te juro que no puedo —lloro, si, lloro, no me gusta, se que su alma no descansa ¿Pero que puedo hacer?.










Aurora


Enciendo el segundo cigarro y lo llevo a mi boca con el cenicero en la otra mano. Estoy sentada en los escalones de la escaleras de mi hogar, me quede a mitad no pude seguir, una lágrima se desliza por mi rostro. Me quedo viendo mi celular a mi lado. Hace media hora me han llamado que unos de mis pacientes de pediatría ha muerto. ¡Maldición solo tenía cinco años!. Lo estuve tratando por lupus ¡dios era solo un ángel!. Sorbo mi nariz y término de fumar, me descuide, si soy culpable, me creí que todo estaba bajo control y yo misma le di el acta de ir a su casa con su madre recuerdo me llamaba rora.

Paso la mano por mi rostro, apenas me estoy levantado, iba bajando a desayunar. Decidí subir las escaleras.

Me meto al baño, me ducho y salgo desnuda a la habitación, me siento tan mal. Busco ropa interior, un pantalón negro de tela de cintura algo campana abajo con una blusa formal por dentro de mangas anchas y plataforma beige del color de la blusa cojo la plancha y rápido la paso por mi pelo, un poco de base en el rostro y rímel, chupo mis labios para darle un poco de color.

Se me acabo el labial.

Bajo las escaleras.

Salgo del edifico con llaves y celular, entro a mi auto, abro la gaveta de adelante y saco una colonia y me rocío un poco, miro atrás y arranco adelante, lo menos que puedo y debo hacer es ir al cementerio y presentarme, solo espero que todo salga bien, en el camino no aguanto y se me aguan los ojos pero no suelto las lágrimas, es mi segundo paciente en morir con casi tres años de carrera, termine temprano el colegió. A los dieciséis años ya había terminado el colegió y no espere casi nada para entrar a la universidad gracias a becas que había ganado, siempre he sido aplicada en las cosas que quiero y desde muy pequeña he sabido siempre que quería pero esto no me enorgullece, una muerte.

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