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Después de que ambos se durmieran en mis brazos me las apañe para ponerme en pie y ponerle una manta encima, ahí tumbados en el suelo, mi pequeño rendido pegado a ella. Sus llantos en sus palabras aun resuenan con dolor en mi corazón. !No puedo dar hijos ¡estoy seca!. Me paso la mano por la frente y me siento de golpe en el sofá, en verdad ya me imaginaba teniendo hijos con ella, una familia, pero ya no me importa eso podemos adoptar lo que ella desee pero esta claro que eso no cubrirá su dolor aunque quiera no podre entender su dolor. Me quiero imaginar cuanto sufrió con esa noticia. Aprovechando que mi hijo se ha dado la vuelta lo cojo del suelo y lo llevo a su habitación, vuelvo a ella acostándome a su lado acariciando su rostro que aun permanecen rojas sus mejillas y nariz, me acercó con cuidado dejando un beso en su frente.

—Te quiero y eso es lo que debería de importar, ahora que estas en mi vida ...

No continuo hablando porque se ha movido abriendo los ojos mirándome fijamente posando una mano en mi mejilla.

—Lo siento yo ...

—Sshh preciosa no digas nada por favor, deja que te hable, no me importa si no podremos tener bebés yo te quiero a ti y podemos adoptar diez bebés si así quieres —intento dejar un beso en sus labios pero mueve su rostro un poco no permitiéndome hacerlo y me quedó sin entender mirando sus ojos.

—No lo entiendes Esteban ¡No voy a poder tener una familia propia! Saber lo que es que se mueva algo dentro de ti y eso me duele, no saber que se siente tener antojos o ver como te crece la panza, no deberías querer seguir conmigo —se levanta parándose delante del balcón apoyando sus manos.

—Me duelen tus palabras eso a mi no me importa, por dios Aurora —me acerco a ella acariciando sus hombros. —Se que ahora estas con muchas emociones recordando cosas pero ...

—Basta por favor —la giro dándole la cara mirando que vuelven a bajar lágrimas por sus mejillas.

—Te estas olvidando que allí ahí un bebé que quiere que seas su madre, que te ama, que te mira como si lo fueras desde el primer día —la estrecho contra mi cuerpo en un abrazo correspondido.

—Eres lo mejor que me esta pasando, gracias por estar conmigo, gracias por reaccionar de esta manera ¿donde estabas metido? —me abraza mas fuerte.

—Siempre he estado aquí, mi amor —beso su hombro.

La separó un poco para mirar sus ojos y juntar nuestros labios.











Aurora

Mi preocupación siempre había sido ¿quien va querer a una mujer que no de hijos? ¿Quien va a entender este dolor? Y aquí estoy siendo entendida o por lo menos él esta haciendo ese esfuerzo por mi, aquí esta él abrazando me, haciéndome saber cuanto me quiere, mirándome con esos ojos de mar que dan una brisa calidad a mi corazón, sentados en el balcón en el pequeño sofá. Sentada en sus piernas con las piernas recogidas, su mentón descansa en mi hombro mirando el cielo de una tarde silenciosa dando gracias al universo por él, sus manos en mi cintura. Atándome a él, a una vida juntos, a una vida mejor.

—¿Estas segura? ¿Como lo supiste? —se a que se refiere, hago silencio un momento viéndome por un momento al pasado.

—Apenas me faltaban dos meses para tener los veinte años, había mantenido una relación amorosa con un compañero de universidad, no era la típica chica que se les caen los libros y un chico guapo se los ayuda a recoger ni muchos menos la de la falda corta y labios rojos, era más un estilo propio, me gustaba mi espacio, las fiestas, salir con amigas , una fiesta de amanecida en la playa pero también la que se pasaba horas estudiando, no me hacía ni la buena ni la mala siempre he sido yo misma, aquello no fue algo tan formal pero que duro casi un año completo y tras varias relaciones sin protección con esa persona me extrañe a mi misma, aparte de que había tenido un atraso —me paso la mano por el rostro.

—Tras varias pruebas que me habían mandado a realizar —respiro profundamente. —Salí con infertilidad, lesión en la trompa de falopio —limpio unas lágrimas pero me giro del rostro y le miro tratando de sonreír, no quiero cargarlo con esas cosas.

—Seguro sufriste tanto —me abraza fuerte. —No quiero seguir cuestionando te corazón pero te hiciste varias pruebas.

—No Esteban ¿para que? Ya todo había quedado claro además tu y yo hemos mantenido relaciones sin protección —me miro sonriendo y sin poder evitarlo me río por su cara.

—Por hoy vamos a dejar el tema.

—¿Como que por hoy? —me doy la vuelta quedando entre sus piernas frente a frente.

—Quiero que te hagas otra prueba —toma mi rostro entre sus manos y deja un beso en mis mejillas mientras le miro desconcertante.

—Tendrás que hacerlo por ti, por mi, por Gabriel, por Nereida, por tu madre, por lo que te queremos, así estaremos seguros por favor piensa lo.

—Es que ...

—Mi amor no dices que salió una pequeña lesión, puede que ya haya pasado y lo de nosotros que lo hacemos sin protección pues ya veremos , si.

No lo había pensando lo de la pequeña lesión pero no quiero hacerme falsas esperanzas.

—Esta bien, lo voy a pensar ahora vamos a comer algo que muero de hambre —trato de sonreír. —Por cierto mañana tengo trabajo, una gran lista de pacientes y ¿tu?.

—Yo igual pero atenderé desde casa.

—Es por Gabriel.

—Si, pero veré si Nereida puede cuidarlo mañana solo serán horas para atender personal las mas importante —camina conmigo a la cocina.

—Quiero salir un momento a comprar algo ¿si? Vuelvo enseguida.

—Esta bien —le doy un beso en los labios.









Esteban


Estoy intentando ser fuerte por ella, por mi, por todos, después de decirle me fui a calzar y cambiarme de camisa, subo al auto. En el camino compró flores blancas y rojas, no deben de ser mas de las seis de la tarde. Estaciono el auto cogiendo las flores, me adentro en el cementerio mientras mas me acerco me voy llenando de emociones las cuales no se descifrar, desde que estoy con Aurora jamás había vuelto, me olvide del cuadro en la sala juntos, me olvide de las sortijas de matrimonio y que no suene como egoísta o mal agradecido pero eso era justo lo que patricia quería, que fuera feliz, que dejara todo atrás, que volviera a empezar pero nunca saldrá de mi corazón y eso es lo importante. Al llegar a su lápida me siento en el suelo y recuerdo al señor que me encontré aquí dos veces, dejo las flores encima pasando mi palma por su nombre.

—Debes perdonarme, he dejado de venir, en lo exterior te he estado olvidando pero estas en mi corazón ¿es lo que querías? Debes estar feliz entonces porque estoy siendo feliz volviendo a vivir con ella y se que tu tienes que ver en eso, recuerdo que en la universidad hacías de cupido —Sonrió tristemente. —Espero que sigas cuidando a nuestro hijo siempre pero te quiero pedir algo, si la vida me la lleva por tener hijos prefiero que no sea así, pero si es todo lo contrario ayúdame a tener una familia.








...


En el camino devuelta a casa me pare para comprarle helados. Ahora ya llegue a casa, abro la puerta, esta sentada en el sofá con Gabriel, ella le hace cosquillas mientras este suelta en risas.

—He traído helados para una princesa —digo mostrando la bolsa.

—Que rico, genial, gracias —se pone en pie y se sienta en el comedor con Gabriel.



Aurora

Tenia mi cara sucia de helado por culpa del pequeño y Esteban pero aun así terminamos de comerlo entre los tres.

—Me tengo que ir amor —digo sentándome en sus piernas en el sofá mientras miramos a Gabriel jugar.

—No te vayas, quedate conmigo —acaricia mi pelo.

—Debo estar súper temprano mañana —agarro su rostro en mis manos besando sus labios suaves y despacio.

—Esta bien, ganas pero quería decirte que gracias por confiar en mi y tenerme en tú vida.

—Somos una pareja ¿no? —me levanto de sus piernas beso las mejillas de Gabriel recojo mis cosas.

—Adiós —lo abrazo fuerte para luego besar sus labios me acompaña a la puerta subo a mi auto y voy a mi hogar.

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