|•40•|Lágrimas y Sonrisas











Decidir bajo presión o acuerdo no es bueno, no es que tenga mucho que pensar pero aquí estoy dándole vueltas en mis dedos pequeños a las sortijas de matrimonio.

-Acepta usted como esposa a Patricia para amarla, respetarla, honrarla y ser le fiel hasta el final de sus días.

-Acepto.

-Que lo que Dios una no lo separa el hombre, hasta que la muerte los separe, puedes besar a la novia.


Los guardo en mi oficina aquí en casa y camino a la habitación, hace una hora que estoy duchado y ando en bóxer por la casa. Nereida se llevo a Gabriel con ella, seguro se quedaran en casa de mi "tía". Paso el jeans por mis piernas y una camisa azul cielo de una hora planchada, abotonó en mi muñeca y dejo dos botones arriba suelto, me siento en el sofá pequeño y me calzó con deportivas, me peine cuando me duche aplastándolo con gel, me miro al espejo y cierro los ojos y solo la veo a ella esperándome.

Cojo las llaves, mi celular, tarjeta y salgo a mi auto. Conduzco en la intranquila noche de un viernes, he tenido que hacer parada dos veces y sujetar el volante con fuerza, tengo miedo. Y si no estoy preparado para una nueva vida con alguien y si luego le hago daño. ¿Aceptara que siga llevando flores a su tumba? ¿Le molestara que aquellas sortijas permanezcan en mi despacho guardadas? ¿Le importara que quiera que aquel cuadro siga en la sala?.

Ya casi estoy llegando al lugar cuando veo que el camino está cerrado por policías, me extraño y bajo del auto cuando veo que vienen a mi coche, al salir levanto la cabeza y veo que ha pasado un accidente, dos cuerpos en el suelo y un auto volcado.

—Buenas noche señor, disculpe el inconveniente pero tenemos el paso cerrado debido a un accidente automovilístico y de mano armada —dos policías se acercan a mi y les miro sin entender mucho.

—Esta bien oficial que todo se resuelva —entro al auto y doy la vuelta cogiendo el otro carril, mierda ahora tengo que dar una gran vuelta para coger otra ruta, miro la pantalla de mi celular siete y cuarto. ¡Joder!.






Aurora

Me acomodo en la silla de la mesa para dos, el camarero ha venido dos veces y he tenido que decirle que estoy esperando a alguien, me hago vistazo mentalmente, un vestido de flores hasta mis muslos con unas sandalias cómodas, no sé cuantas veces tuve que planchas mi pelo y retocar mi maquillaje, muevo mis pies inquietos bajo la mesa.

Novena vez veo la hora, siete y media, no vendrá. ¿Que me hizo pensar que el vendría? Esteban ama a su esposa que ya no esta, él no estaría conmigo, quizás reflexiono y se dio cuenta que solo sentía alguna atracción solo física, cierro los ojos. Aurora no seas tan negativa seguro ahora fue que salió de casa, es viernes, hay tránsito, o Gabriel se puso enfermo y te llama o... No encontró con quien dejarlo. Si claro eso es, recuerda el estuvo en tu casa hoy te hablo de sus sentimientos él te lo dijo ¿verdad?.

Siete y cuarenta.

Ocho en punto.

Ocho y quince.

Levanto mi mano y pido por fin un tequila y maní para acompañar. Este Café Bar lo he visitado desde hace años, enciendo un cigarro y lo fumo tranquila sintiendo mis lágrimas acumularse en mis ojos y luchar para que no salgan, me doy la segunda copa de tequila, quema en mi garganta y explota en mi estomago, no he comido desde temprano ¿Que diría un padre de algunos de mis pacientes al verme en esta estado? Estas loca aurora.

Se me fue la cuenta de las copas que he tomado, hasta me uní aquí a un canto al estilo mexicano para una pareja, mi risa acompaña el ambiente con los mariachis y no se cuantos cigarros he fumado y cuantas copas he tomado.

Las nueve en punto.

Me levanto de mi mesa riendo al sentir las lágrimas por mi rostro. Enciendo un cigarro y salgo fumando tranquila tratando de mantenerme en pie, por enamorarte de él. Yo que había usado mi crema de brillo en las piernas. Y planche ¡tres veces mi pelo!.

Me quedo parada en la entrada viéndole directo a los ojos y sonrío amargamente, llegó, pero tarde y eso quiere decir que se lo estuvo que pensar mucho y el amor no se piensa.



Esteban


Estoy tan enojado y decepcionado de mi. El tráfico aumento, no puedo creer que aquellas horas me habían pasado nada mas y nada menos que sentado en mi auto en un puto tapón, si, hasta había salido del auto, una gran cola enfrente del mio y a mi lado intente llamarla pero me salia el buzón.

Y por fin había llegado, aquí estoy parado en la puerta, iba a terminar de entrar y la veo hay, Dios está tan hermosa.

—Haz llegado, pues lo siento porque ya me voy y tomate dos botellas a mi nombre, te harán falta —arrastro las palabras y no entendí hasta que la veo intentar caminar derecha y el olor a tequila no se hace esperar ¿esta borracha?.

La ayudo tomándola del brazo y salimos afuera.

—¡Sueltame! ¿Que haces aquí? ¡Largo! —se suelta brusco de mis brazos y me mira mal, sus ojos verdes están apagados, el labial rojo en sus labios, el cigarro en sus dedos lo lleva a su boca.

—No fumes —le quito el cigarro.

—¡¿Que haces?! —se alarma cuando piso el cigarro.

—Aurora tienes que escucharme, por favor, te lo pido —me acerco a ella y tomo su barbilla para que me mire a los ojos.

—No te quiero escuchar, déjame, largo de aquí —empezó a caminar a su auto casi cayéndose, me quedo parado observándola y camino rápido a ella antes de que se suba.

—Por favor, no puedes conducir así, tampoco puedes ser tan terca y no dejar que te explique, no sabes si le paso algo a Gabriel, si me paso algo en el camino, si se me fundió una goma, si me quede por gasolina o si me enferme —la tenía sujeta del brazo sin lastimarla, ella miraba al frente sin mirarme al rostro dándome la espalda.

Se gira despacio dándome el frente y la solté despacio. Sus ojos tan hermosos humedecidos eso duele.

—Te estuve esperando, me hubieses llamando —una lágrima rodó por su rostro.

—Aun estamos a tiempo, mejor tarde que nunca ¿no? Y te estuve llamando —me acerque asustado de que se alejara y acaricie su pelo y rostro, pronto se abrazo a mi cuerpo abrazándole y escondiendo su rostro en mi pecho.

—¿Quieres volver adentro y hablar? —pregunte acariciando su pelo que tan bien olía.

—Creo que estoy borracha —se empezó a reír a carcajadas haciendo que me riera también.

—¿Que quieres que haga? —la seguí abrazando fuerte. Fuerte a mi cuerpo sintiéndola.

—Necesito esa explicación que tienes y espero que no sea la típica de "me agarró la policía y que tampoco vayas a meter a mi pequeño —se ríe levantando la cabeza y mirándome a los ojos aún abrazados.

—Jamás metería a mi hijo, lo puse de ejemplo como algo que pudo pasar ¿esta bien?.

—No creo que pueda manejar mi auto.

—¿Crees que pueda amanecer aquí?.

—Si, está bien estacionado, vamos en tu auto a mi casa —me señaló como una niña. Se agachó y se empezó a quitar sus sandalias, sus uñas de negro relucían. Y sus piernas bronceadas y con brillo.

—¿Que haces? —reí.

—Veo que tu auto quedo un poco alejado y no quiero hacer una herida en mis rodillas tan bonitas.

—Súbete en mi espalda —me di la vuelta y me agache —algunas personas salían o entraban y se quedaban mirándonos.

—Tengo vestido —se ríe.

Y al final me dio a agarra su calzado mientras ella sujetaba mi brazo, no paraba de reír y decir cosas haciéndome reír. Y aquí estamos en mi auto, esta como un feto en el asiento a mi lado, tiene los ojos abiertos, sus piernas brillan bonitas, una media hora y llegamos, gracias a que el tránsito no estuvo tan mal después.

—Hemos llegado —aviso y veo como abre la puerta y sale y caminando como un bebé, la sigo y subimos al ascensor, no sabia que estar en silencio con una persona pudiera ser tan agradable, ahora el ascensor se detiene, sale, la sigo. Intenta meter la llave y falla, suelta una maldición.

—Déjame intentarlo a mi —le quito las llaves y la abro.

Entramos a la casa, esta oscura y la veo caminar y se tumba en el sofá, paso mis manos por la pared y no encuentro el tictac. Se puso en pie y encendió la luz de la cocina que solo alumbra un poco, camino a ella. Me siento a su lado y paso unos mechones por sus orejas, esta en silencio y varias lágrimas bajan por sus mejillas y las aparta rápido como si no las hubiera visto.

—Hey ¿que que pasa? —le hable como le hablo a Gabriel cuando llora por ñoño.

—Estoy hecha un desastre. No quería que me vieras así, me había puesto bien guapa —me mira a los ojos y pasa su lengua por sus labios.

—¡Estas hermosa! Que digo hermosa, increíblemente encantadora —sonríe un poco y niega. Me acomodo mas a su lado y me acerco dejando un beso en su mejilla.

—Perdoname, lo siento. Me siento mal y yo ni tenia que pensármelo para ir. Sonará extraño, en el camino cuando ya venia había un accidente de auto y robo a mano. La policía tenían el tránsito cortado, así que tuve que dar una gran vuelta y había un largo tapón a mi lado y enfrente, yo no tengo que pensarme lo que siento por ti ¿me crees?.

Como respuesta obtuve un beso en mis labios, un beso de esos que deseas que nunca acaben. Con una mano la acerqué mas de la nuca. Profundizando aquel beso, me separe y la miré a los ojos, sus labios saben a tequila.

—Mejor tarde que nunca ¿no? —me recordó las mismas palabras que había dicho hace un rato. Me abrazo.

—Es muy rápido pero yo quiero decírtelo, no tengo porque dar tiempo a algo que ya esta plasmado además darle tiempo al tiempo es perder una guerra, el no se detiene, no quiero pensar en el mañana, este ahora es el importante. Hay personas que se pasan la vida conociéndose y nunca terminan de conocerse, le dices a una persona vamos a conocernos y es seguro que piensa que hay algo en ti que no esta bien o no termina de convencerlo y prefieren eso, estar conociendo y al final nunca se conocen.

—Gracias —dice subiendo los pies al sofá abrazada a mi.

—¿Desde cuando fumas? —hizo silencio y ni respondió si no que se abrazó mas a mi y cerré mis ojos aspirando su aroma.

—Estoy hueca Esteban y me dan crisis aveces y el cigarro me ayuda un poco —levanta su rostro y se pone en pie, camina a la cocina y me quedo analizando sus palabras voy con ella y saca dos copas, sirve vino, esta por llevarse la copa a los labios.

—No puedes tomar mas —trato de quitársela.

—No por favor necesito esto para poder decirte —me mira con suplica y muerde sus labios.

La suelta y me sirvo también en la otra copa bebiendo me todo de un sorbo mientras ella ya lleva dos copas, se sienta en una silla, hago lo mismo que ella tomando sus manos.

—Cuando tenia los diecinueve yo —negó con la cabeza tan pronto empezó a hablar. —No puedo hacerlo.

—Tranquila. No tienes que hablarlo si no quieres, hay tiempo de más para ti y para mi ¿de acuerdo? Tu ya sabes cosas demás de mi así que no hay que ir con prisa. Me puse en pie y la hice parar pegando la a mi pecho y la abrazo fuerte en un abrazo acogedor y tierno, daba pasos suaves por la cocina como si estuviéramos bailando.






Aurora

¿Como podría decirle a la persona que me ha ganando el corazón que soy infértil? Estoy segura que su mayor deseo es volver a construir una familia, aquí ahora en sus brazos, en un abrazo acogedor y tierno estoy, mi mente da vueltas, todo lo que ha pasado en este día es confuso y extraño, cierro mis ojos olvidándome de todo sintiendo mis ojos cerrarse.

—Estoy enamorada de ti y no te imaginas ni un cuarto lo que provocas en mi, me siento una adolescente enamorada y agradezco a la vida por conocerte —hable.

No dijo nada pero dejo un beso en mi frente.

—Yo también, yo Te quiero Aurora, se que por algo se empieza y este es ya un sentimiento y lo siento, se que querer puede ser cualquier cosa o verse como querer un objeto pero yo te quiero a ti, a Aurora.

—Quédate a dormir conmigo por favor —pedí mirando sus ojos de mar haciendo contraste con su camisa azul cielo, soñolienta estoy y segura que han de ser más de las once...















¿Porque dejaste ir a tu amor?

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