|•33•|
____________________________________
«Aveces solo necesitamos un empujón para darnos cuenta de las cosas que perdemos por estar metidos en el pasado»
Mayte Rodriguez.
____________________________________
Me observo en el espejo y término de darme el visto bueno usando un chándal holgado y un abrigo de mangas color rojo vino, desde ayer sigue la misma temperatura, me pongo las deportivas mientras entro un pedazo de trozo de pan tostado a mi boca que descansa en un plato llano encima de mi cama, mientras lo masticó termino de vestirme. ¿Saben que día es hoy? ¡Martes! Eso quiere decir, día con Gabriel. Bajo las escaleras de dos en dos, cojo la llave y salgo de la casa cerrando.
Entro dentro del auto al pobre hay que darle una lavada. Conduzco con música puesta a un volumen considerado moviendo mi cuerpo en el asiento. Los rayos del sol no se ven, esta nublado, cuando ya estoy llegando a su casa me doy cuenta que hay una mujer de unos cuarenta años, elegante con traje formal, no escucho lo que dice pero por sus gestos y como mueve la boca no han de ser cosas muy agradables, pero no veo a Esteban por ningún lugar sólo está ella hablando como loca, decido bajar del auto y caminar despacio a esa persona.
—Buenos días —esta me mira extraña, veo como intenta serenarse, su rostro esta rojo y pone una mano en mi hombro y le miro extraña por su comportamiento.
—Mire necesito hablar con el imbécil que vive allí adentro, es un cabrón —ríe sarcástica y como él que esta loco. —Mire, me despidió después de dos años aguantando sus humores y yo... Manuela que sólo y siempre busque el bien de las cosas.
Ya se por donde viene tanto el show.
—No creo poder ayudarla, señora, yo solo vengo a por unas cosas —miento.
Quita su mano de mi hombro y justo se abre la puerta. Las dos giramos nuestras vista a Esteban quien se detiene a mirar solo a la tal Manuela con enojo. Camina a nosotras mejor dicho a ella.
—¿Que haces aquí? Le deje bien claro que cualquier cosa la hablara con la nueva secretaria —hablo tan pausado y pacifico.
—Señor no pensé que estuviera hablando enserio yo... Hoy fui temprano a mi trabajo como de costumbre y ...
—Bueno ya lo sabes —ahora me mira a mi —¿Vamos dentro? —asentí con la cabeza y me metí dentro a la casa con el, la mujer se le quedo parada sin entender hasta no le quedo de otra que irse.
Ya dentro de la casa me dispuse a mirarlo, tiene su usual traje puesto e impecable, sus ojos de mar se encuentran con mis ojos y no se que reacción hacer.
—Mi hijo aun duerme, ya esta como nuevo —hablo aun mirándome y guardando unos papeles en su maletín.
—Eso me hace sentir mejor —sonreí feliz.
—¿No te interesa cambiar de auto Aurora? —me extraño un poco su pregunta.
—Digamos que no me gusta hacer gastos innecesarios, aun mi auto esta nuevo y llevo con el tres año y medio nunca le he tenido que arreglar nada —me encogí de hombros.
Esteban
Se que aquella mujer llevaba rato allí afuera pero que podría hacer, salí cuando la vi por una ventana polarizada, Aurora me sorprende cada día más, es un mujer dispuesta a ayudar a los demás sin saber que se traerán en manos, y ahora me sorprende mas, no se ve una mujer materialista mas bien consciente de las cosas necesarias como es lo correcto.
—Bueno ya me iré, portarse bien —camino a la puerta y salí.
Aurora
Aplaudo en silencio con una sonrisa de oreja a oreja camino a su habitación que aún duerme plácidamente, su pequeño cuerpo sube y baja en cada respiración y me siento en un sofá a observarle, me encantaría poder ser su madre, levantarme temprano en las mañanas y tenerle su listo desayuno y un baño a su espera, un esposo también, ser su todo.
Te hizo daño el pan tostado de esta mañana con tanta mermelada.
Me puse en pie y entre a su baño dejando el agua en la bañera, fui a la cocina y puse a hervir agua para hacerle un puré de papas con queso, triture melocotón y lo hecho en su biberón, lo pongo en la nevera . Un trueno me hizo brincar en mi lugar del susto y casi me cae el cuchillo con el que pelaba una papa. Termine y fui a su habitación lo encuentro despierto boca arriba intentando llevarse el dedo mayor del pie a la boca, solté la risa y me miro asustado. Lo cargue y bese esas mejillas tan ricas, suaves y olorosas a bebé.
—Te he estado preparando un rico desayuno —me abrazo por el cuello y camine con el a la sala diciendo cosas que poco entiendo me siento como una madre, como su mamá .
Aun tiene sueño porque se estruja los ojos y bosteza.
Lo lleve al baño, le saque el pamper y lo senté en su bañera, hizo un gesto desagradable pues el agua ya se había enfriado un poco, lo termine de bañar rápido y lo vestí con ropa abrigada, pues la lluvia ha aumentado, lo cargo a la sala y lo dejo jugando en el corral en lo que le término de preparar el desayuno.
—¿No quieres que te la de? —le pongo la cuchara en frente y niega con cabeza diciendo un no perfecto.
—¿Que no dices? —reí —Ustedes los niños siempre empiezan diciendo que no a todo y no sabemos si ese no es un si —me miro a los ojos curioso.
—¡No! —replicó moviendo la cabeza y me hecho a reír saliéndome una lágrima de tanto reír por como lo dijo.
Una hora mas tarde y el término sólo comiendo su desayuno, mejor dicho almuerzo casi y tuve que cambiarle la ropa y pasarle una toalla húmeda en el rostro. Lo quise sentar en el sofá para que viera conmigo los pingüinos de Madagascar pero se puso a llorar y recordé que aun existe en su subconsciente que se cayó de este lugar y fui con el a la sala, nos sentamos en el piso a jugar. Creo que los medicamentos que se le dieron lo tienen aun adormecido, se quedo dormido en mis piernas jugando y lo lleve a su habitación.
Mire la hora de mi reloj en la muñeca cinco y cuarto de la tarde, la lluvia no para, no me había dado cuenta de la hora por el día estar nublado, el timbre sonó y me pareció extraño, esta lloviendo. ¿Esta lloviendo quien vendría? Camine a la sala y me pegue de la puerta.
—¡Aurora es Esteban, abre por favor! —rápido abrí la puerta.
Esteban
Salí de la empresa a las tres y media, aun cuando la lluvia no tenia planes de parar y les dije a los demás que podían irse. Me preocupaban ambos la electricidad podría irse y el día esta oscuro. ¿Quizás me estén necesitando? No, Aurora es una persona que cuida bien de mi hijo, aún así decidí irme.
Mi auto se apago cerca de casa. La lluvia golpeaba con fuerza los cristales del auto, pocos autos transitaban, sólo estaba a tres esquinas y luego doblar, no tenia señal para llamar y que vinieran a llevar el auto, salí del auto y me empape desde que salí, deje todo adentro. No quedo tan mal estacionado, pero podría ser un peligro mas tarde hací que hice el intento de encender para estacionarlo bien. Empecé a caminar, el traje me pesaba ya de lo empapado que estoy, el pelo se me pega por todos los lados.
Por fin llegue a casa. La luz de la cocina se podía ver sólo un poco a través de las cortinas, toque el timbre dos veces y luego la llame a ella.
Abrió la puerta y entre mojando todo, se alejó con los ojos bien abiertos.
—¡Por Dios Esteban puedes coger un resfriado es muy peligroso! —se me acercó rápido y la observo con sus manos rápido me hace quitar la chaqueta y la tira en suelo, el agua de mi cuerpo moja todo el lugar donde estoy parado pero solo la observo a ella, corrió a la cocina y vino con una toalla limpia y la paso por mi pelo estando de puntitas.
—Yo puedo, tranquila —hable pausado mirándola a los ojos fijamente.
Pase la toalla secando mi pelo y rostro, su mirada aun permanecía en mi.
—¿Y mi hijo?.
—Duerme... Quitate la camisa.
Asi lo hice.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top