|•15•|Sorpresa
Capitulo dedicado a mi otra gran lectora y fiel amiga @camila0142
Esteban
—¿crees que podrás caber por ahí Gabriel? —me dolía el estomago al ver a mi pequeño intentar meterse en una cubeta de la ropa sucia y derrumbarla junto con el, se quedo viéndome con los ojos fijos asustado y no aguante mas y solté la risa nuevamente.
Lo levanté y bese sus mejillas haciendo sonidos graciosos.
—Papá.
—Papá te dará una nalgada pero como estoy de... Cumpleaños estas perdonado.
Hoy es mi cumpleaños, si, vaya que ironía, no le pongo la importancia que merece según los demás pero que puedo hacer, mi mayor regalo lo tengo en brazos, a él, me giro con él al balcón y veo la tarde llegar, seguro no pasan de las dos de la tarde. Salgo con el a la sala y lo pongo en un pequeño corral de pie con juguetes, voy a la cocina, abro la bolsa de supermercado y saco un pequeño pastel de almendras y manzanas con el número veintiséis y una vela en medio decorada. Lo pongo en medio de la mesa de comedor y me recargo de ella, agachó la cabeza y respiro pesadamente, recuerdos inundan mi cabeza, risas, besos, abrazos, su voz, ese hermoso despertar, aquellas felicitaciones en la empresa por anticipado con arreglo y decoración por su parte. Saco una botella de vino y una copa, abro una gaveta de la cocina y saco un destapador, elevo mi mirada y lo veo riendo solo jugando con sus juguetes, inconscientemente sonrío y vuelvo mi vista al cuadro de nosotros, me deshice de todas sus cosas pero aquel cuadro tiene un gran significado para mi, ahí se ve nuestra verdadera felicidad, aquel globo que resalta de su estomago. Así solía decirle y le molestaba pero era con todo mi amor.
Estoy por destapar la botella pero el timbre suena dos veces, será Nereida, me dará esta sorpresa de venir justo hoy, estoy seguro que es la única que se acuerda de mi cumpleaños. Voy a la sala, abro la puerta y me llevo una gran sorpresa. Ella esta parada buscando algo en su bolso, levanta la mirada verdosa y se queda viéndome con una sonrisa tímida.
Aurora
Mi mañana no ha sido la mejor de todas, cada paso que daba en la clínica era con miedo como si supieran lo que había hecho la noche anterior. Mi cuerpo aún se sentía flotando, no lo podía negar, me había gustado, lo había disfrutado y había recordado como me llevo a mi habitación con mis piernas en su cintura sin dejar de besarme y hacerme sentir toda su energía dentro de mi, sin darme tiempo a descansar y menos respirar, lo había hecho justo como lo pedí, sin amor, solo sexo, no le había llamado, claro que no, me da pena conmigo misma, no quiero que vaya a pensar que soy de esas que se revuelcan con todos y al principio se hacen las duras y difíciles claro que no.
Al terminar mi turno me fui a casa y me lleno la cabeza de sus sonrisas angelicales, aquel bebé y yo tenemos una conexión que no se explicar quizás pudo haber sido un ángel que perdí y la vida me compensa ahora.
...
Desperté sudada y hambrienta, el aire esta apagado. Me levante un poco malhumorada, mire la hora, una y media, fui al baño hice pis y mismo me duche, salí desnuda a la habitación y me vestí con un vestido holgado de verano para la calor hasta las rodillas de una tela súper suave y fresca, sin mangas, dejando mis hombros libres y unas sandalias de meter el pie, saque la plancha y la pase un poco adelante y listo, nada de maquillaje, ni nada de cremas que me hagan sudar. Baje las escaleras y una idea llegó a mi mente. Cogí las llaves de casa y del auto, una simple suera de magas largas por si el ambiente cambia y mis senos deciden salir a flote. Salí a la calle y vi mi auto, corrí a el y me adentré, encendí el aire y la radio con la canción de Let her go, me encanta, esos somos los humanos, conducía tranquila, me estaciono afuera de una juguetería, habían muchos auto y poco parqueo me puse unos lentes por el sol y arrugue los labios, camine a la entrada y fui por los pasillos buscando algo que comprarle.
...
Abrió la puerta y se quedo viéndome. Sonreí tímida por su cara de asombro y confusión.
—Estoy ocupado Aurora. No quiero pasar por mal educado pero estoy haciendo algo y... —se rasco el pelo y me dio un poco de vergüenza pero no le deje terminar. Total ya estaba acá no.
—Lo siento pero no te vengo a verte a ti y disculpa mi falta de educación —me escabullí por debajo de su brazo que sostenía la puerta y este la cerro, se giró a mi, le sonrío como niña pequeña un poco vergonzosa aún. Levanto las bolsas que llevo en mis manos y me mira curioso.
—¿Donde esta Gabriel? —me señaló la otra sala.
Camine tímida a su encuentro sintiendo sus pasos detrás de mi. Y lo vi jugando, sus pequeñas manos intentando agarrar un juguete y lo soltó de mala gana.
—Hola hermoso —giro su rostro a mi persona y sonrío coqueto y se dejó caer de lado de juguetón,reí y su padre también. Me acerque y me puse de cuclillas, lo saque del corral y lo puse en mis piernas.
—Te he traído algo —abri las bolsas y le enseñe un peluche de barney, carritos de colores, gomas suaves para la encía de juguetes y animalitos de la jungla, intento cogerlos todos en sus manos y obvio que no podía, lo entre a su corral junto a sus juguetes y este feliz y revoltoso empezó a jugar con ellos y a mirarlos extraño, por momentos me miraba y le sonreía. Por un momento me olvide de su presencia hasta que hablo.
—¿Porque no le tiras un beso a tu amiga Aurora? —le mire a él y este al pequeño.
El pequeño me miro a mi, llevó su mano izquierda a su boca y pego sus labios de ellas para luego enseñármela como si el beso estuviera ahí justo, en ese momento morí de amor y ternura hice lo mismo yo y le lance el beso. Me gire a su mirada y no estaba, mire a la cocina y me quedo un poco triste al ver tal escena, encima de la mesa un pastel de almendras y manzanas con un vela en medio y el número veintiséis fueron mas que claros para mi, un vino aún sin destapar y una copa. Camine a la cocina y lo vi de espalda y mirando por la ventana de la cocina.
—¿Es su cumpleaños? —pregunte tímida y un poco vergonzosa por venir en este día pero no sabia.
—Eso creo —se giro a mi persona y rápido agache la mirada y la desvíe al bebé
—¿Puedes compartir conmigo una. —hizo pausa. —una copa de vino?.
Solo asentí, se giro y sacó otra copa muy bonita, hizo un sonido hueco al destapar la botella. Sirvió en mi copa y luego la de él. La cogí en mis manos y la lleve a mis labios, el olor era exquisito y el sabor único, este hizo lo mismo y camino al bebé que seguía concentrado haciendo pronunciaciones con su boca que solo el entendía, no paraba y jugaba. Al parecer mis regalos le han gustado.
—¿Quieres que corte tu tarta, se ve deliciosa? —intente sonreír normal. Siento que me duele el corazón.
Asintió, cogí el cuchillo que estaba de mayor a menor organizados en sus puestos aboca bajo. Ya iba a cortar el pastel.
—¿No quieres pedir un deseo? —busque su mirada.
—Ya no necesito mejor regalo que este —sonrío al pequeño.
Corte el pastel, al lado había un plato llano y serví hay un trozo.
—Tome —le señale.
El timbre sonó una vez, este me miro extraño, pero volvió a sonar y fue abrir.
—¿Que haces aquí? —le escuché preguntar en tono cansado como cuándo se trata de una persona que cae pesado.
—¡Esteban no empieces por favor! Es tu cumpleaños —escuche ahora una voz no muy agradable en el sentido de que se sentía un control por todo.
Escuché unos tacos resonar en la casa y luego aparecer en mis ojos una mujer de quizás apenas cincuenta años, cabellera castaña y unos ojos azules como los de él. Unas pecas en sus brazos descubiertos y una ropa muy elegante, su cara tenia mas maquillaje que una pintura. Ella aun no me veía, se acercó al bebé y lo saco en brazos del corral se le podía ver extraño en sus brazos, se movía incómodo y estuvo a punto de soltar en llantos pero Esteban lo sacó de sus brazos. Todo esto me sonaba extraño.
—¡No te conoce mamá!. Ahora necesito que salgas de mi casa, ¡por favor!. ¿Que quieres?, dinero, algún viaje al caribe, que la empresa te mande a buscar otro auto del año para tu nuevo amante joven o ¡necesitas flores para la tumba de mi padre! —estaba en neutro, creo que no fue el día para yo venir, quería salir de aquel lugar. Sentía que estaba invadiendo un espacio prohibido.
Esteban
Estoy enojado, bastante enojado mejor dicho. ¿Cómo se atreve a venir?. Por un momento me olvide de su presencia y dije tantas cosas que son verdades pero con ella no me aguanto, me saca de quicio solo verle la cara a mi supuesta "mamá " sus ojos me miraban furiosos.
—¡¿Cómo te atreves a faltarme el respeto de esta manera?!. Esteban soy tu madre quieras o no y no te voy a permitir...
No quería escucharla mas y no la deje seguir hablando.
—El que no te permite nada soy yo, ahora largo de mi casa, madre —recalque la última palabra.
Se acercó a mi y estuvo a punto de querer pegarme en la mejilla.
—Por favor no se atreva a querer hacer eso cuando él tiene su bebé en brazos, puede ser peligroso —salió de la cocina mordiendo su labio inferior Dios por un momento pensé que no estaba de nuevo.
—¡¿Y tu quien eres?! —la miro con desprecio como lo hace con todo el mundo.
—No soy alguien que debería importarle, pero no creo que sea bueno que sigan así con su nieto en frente —hablo mirándome.
—¿Puedes llevarte al bebé a su habitación, por favor? —le hable pasándole a mi hijo, lo tomo en brazos y se fue con el. Mi madre aun no le quitaba la mirada de encima.
—¡¿Exijo una respuesta Esteban?!.
Respire profundo, me sentía avergonzado con ella por tal escena no quiero que piense que expongo a mi hijo a estas situaciones. La mire a ella como siempre, tan superficial, como se atrevía a querer pegarme por favor, esto es de locos.
—De verdad madre no me interesa seguir viéndote vete, me has hecho mucho daño. ¿Cree que con venir el día de mis cumpleaños hoy, todo esta bien? Te has perdido mucho de ellos. ¿Porque venir ahora? Nunca has estado cuando más te he necesitado, no te mereces nada de mi, prefiero seguir como todo este tiempo, solo —la mire fijamente a esos ojos iguales a los mios.
—¿Es lo que quieres?.
—Por favor —cerre los ojos.
—No te interesa saber por tu familia, tus primos, tía, tíos —intento acercase y me alejé.
—Nadie lo ha hecho por mi, tengo que recordarte todo o digo lo sabes perfectamente más que yo, eres la cabecilla de todos —sonreí de lado recordando cuando ella misma me decía tu y yo seremos todo, no necesitaremos a nadie. —Adiós. —volví hablar dándole la espalda.
—Necesito que hagas algo por mi antes, hijo.
Sabia que esa iba, como siempre.
—Cualquier cosa con mi secretaria —seguí sin mirarla.
Paso por mi lado con la misma fragancia que usaba cuando era pequeño, aquel perfume caro y de alta sociedad a la que yo un día pertenecía inconscientemente. Sus tacos resonaron en la casa hasta la puerta.
—Feliz cumpleaños hijo, a pesar de todo, te amo, eres un pedazo de mi, quizás algún día pueda cambiar y ser la madre que necesitas.
—Nunca te he necesitado, pues nunca has estado, adiós y cuidate.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top