◖🍥 ،، Ocho
Yeosang apretó con algo de fuerza el borde de la puerta. Queriendo asegurarse tontamente de que solo era una alucinación producto de su cansada mente y no el resultado de la apresurada decisión que tuvo el día de ayer.
Frente a él, SeongHwa tenía un barbijo cubriéndolo exitosamente, sus almendrados ojos apenas eran notorios y más llevando aquel gorro negro como casi todo su outfit casual y deportivo.
La tensión fue notoria en el ambiente, haciéndola más pesada de lo que querían admitir. Estaban demasiado cerca, pero a la vez sentían como si una enorme barrera se hubiera construido en todos esos años lejos el uno del otro, luciendo como unos completos desconocidos sin ningún ápice de confianza.
Y a pesar de que eso sonaba doloroso, parecía bastante cierto. Al menos por el lado del doncel.
Situaciones alrededor fueron forjando ese destino que terminó alejándolos. Ninguno tuvo la mera idea de que un pequeño corazoncito inocente se impulsara y lograra reunirlos otra vez.
── ¿Por qué complicas las cosas, Yeosang?
El doncel frunció levemente su ceño, el estrés por las tareas de la universidad combinado a la preocupación de los gastos económicos y la presión de hacer horas extras los fines de semana lo tenían al tope.
── ¿En serio viniste especialmente a recriminarme? Qué gusto de contar con su magnífica presencia.
SeongHwa no se tomó nada bien el tono sarcástico del pelimorado, y más cuando sabía que la mayor culpa la tenía el otro.
── ¿Por qué te esmeras en empeorar esto?
── ¿Esto? ── repitió disgustado ante la conclusión mental de que la presencia de su hijo y la suya solo habían traído problemas en la perfecta vida de Park SeongHwa.── ¿A qué llamas esto?
El pelinegro resopló fuerte, sacándose el cubrebocas antes de siquiera pensarlo dos veces y dar otro pasó más, uno que se volvió peligroso por el exceso de cercanía.
── Por si quieres saberlo, no llegué especialmente a discutir contigo. Lo mejor que podrías hacer ahora sería calmarte porque yo también lo estoy intentando.
── Escucha, realmente no cuento con el tie-
── ¡Yeosang-ah! ── la enérgica voz de otra persona hizo al mentado entrar en pavor.
Nadie podía saber que estaba hablando con un idol famoso. ¡Por Dios, eso sería atraer algún tipo de escándalo!
Así que sin dudarlo y aprovechando que SeongHwa le daba la espalda a su encantador vecino, Yeosang lo tomó de la manga para jalarlo rápidamente hacía el pasadizo de su casa y ser él quien encarara al otro chico.
── ¡Hola, MinHo-ssi! Qué gusto verte tan temprano. ── su voz sonó dulce, combinando muy bien con la sonrisa adorable que se dibujó en su rostro.
El castaño le devolvió cordialmente el gesto, jugando con las llaves de su hogar que quedaba precisamente al lado de los Min. Sus pasos fueron acortando la distancia hasta quedar recatadamente cerca del doncel.
── Lo mismo digo, pensé en pasar por usted... ── de pronto el tono fue más tímido. ── Ya sabe, a tomar algo y quizás conversar un poco... ── al sentir la mirada algo sorprendida por parte de Yeosang, se apuró en decir: ── Pe-pero solo si uhm, en verdad lo quiere.
Olvidando a quien tenía a unos centímetros detrás de su cuerpo, Yeosang agrandó su suave sonrisa, contagiado levemente de los nervios que brotaban de MinHo.
── Hey, tranquilo. En verdad suena como una gran idea, pero-
── ¡Él estará ocupado todo el día!
El grito hizo no solo a MinHo sorprenderse, y Yeosang en verdad estaba teniendo una especie de tic en el ojo izquierdo.
── ¿Qué fue eso?
Resoplando como un toro rabioso, el doncel intentó controlarse de la tendencia homicida que estaba controlando a su organismo.
¡Maldito SeongHwa y su impulsividad de troglodita!
── ¿Ah? ── se hizo el desentendido por unos segundos, cerrando bruscamente la puerta para caminar un poco por el patio junto a MinHo.── ¡Oh, ese grito! Sí, bueno, verás... Me gustaría salir, pero tengo a Sungie en su dormitorio y-
── ¡Ese no es problema! Conozco un restaurante buenísimo que tiene una pequeña zona de juegos, podríamos llevarlo junto a mi pequeño para que no se aburran.
Y algo que a Yeosang le hacía sentir cálido el corazón es tener la dicha de conocer personas tan lindas como Lee MinHo, un padre jovial y amoroso como él.
Ellos se había conocido no precisamente por ser vecinos, sino más bien cuando MinHo y un grupo de colegas asistieron a una gran exposición en el evento de su universidad por el Día Mundial de la Comunicación Social.
Yeosang estuvo tan entusiasmado con la presentación de los interesantes temas que se ofreció amablemente a ayudarlo con las diapositivas mientras todos admiraban no solo el atractivo de Lee, sino también la fluidez de sus palabras y la agradable presencia que imponía junto a su dócil voz.
HongJoong incluso lo estuvo fastidiando el resto de la tarde con que había quedado "flechado" por MinHo.
De ese día pasaron aproximadamente poco más de dos años. Yeosang recuerda también que luego de ese evento, volvió a coincidir con Lee en la guardería. Ambos con sus pequeños hijos que parecieron forjar una tierna conexión amical y el hecho firme de que MinHo se había mudado a uno de los pequeños pero acogedores apartamentos que la señora Hwang alquilaba.
── ¿Qué te parece eso, Yeosang-ah?
La pregunta lo sacó de sus recuerdos, el doncel tuvo que fruncir sus labios por unos segundos antes de responder.
── Lamento decir que no. ── admitió con toda la pena del mundo. No quería acabar con la emoción de MinHo, pero las responsabilidades lo llamaban furtivamente. ── Tal vez podemos aplazarla, ¿sí?
MinHo asintió con lentitud, evitando a toda costa borrar su sonrisa. No deseaba hacer sentir culpable a Yeosang o quedar como un tonto, pero esa era la tercera vez en la que el doncel postergaba la fecha desde su última salida juntos. Tal vez era ya un rechazo indirecto, MinHo tampoco quería incomodar a Yeosang y mucho menos comportarse como un adolescente pesado e insistente.
── Sí, entiendo... Tampoco hay problema.
── Gracias por ello, MinHo-ssi. Necesito muchas cosas que hacer, ya sabes, no se puede descansar como uno quiere.
── Mi oferta de trabajar en la oficina como pasante sigue en pie, Yeo. No es un gran sueldo el que pueden ofrecerte, pero ganarías muchas más experiencia.
Y verdaderamente la propuesta era muy tentadora y llamativa, pero Yeosang necesitaba de un empleo que le diera más ingresos económicos a su familia. Esa era la triste realidad y no contaba con demasiado tiempo para repartirse durante el día.
Despidiéndose con una promesa de volver a charlar, Yeosang dio media vuelta y metió la llave a la cerradura para poder ingresar a la casa. El hecho de que no viera a SeongHwa por ningún lado fue como si la presión arterial se le bajara.
Entonces, en medio de su exagerada preocupación pudo escuchar la preciosa risa de su bebé. No le tomó más de dos segundos saber que claramente SeongHwa había subido al piso de las recámaras, y sin esperar un indicio ajeno, avanzó por las escaleras hasta la pequeña habitación que le pertenecía al consentido de la casa.
Tenía planeado entrar y reprocharle a SeongHwa al menos con la mirada, pero sus rodillas se debilitaron con cada metro de lejanía que eliminaba, hasta que al fin llegó al marco de la puerta y presenció una de las imágenes más bonitas que seguramente quedarían talladas como cuadros de fotografías en su corazón.
SeongHwa se había quitado el gorro y el barbijo, estaba sentado en la cama con un JiSung radiante y feliz en su regazo que le terminaba de contar lo que sucedió anoche mientras veía una de sus películas favoritas de Disney. Al acabar con la anécdota, el pelinegro le dio un besito esquimal al pequeño mientras éste rodeaba sus cortos brazitos por el cuello de su papá y sonreía gustosamente.
Yeosang suspiró hondamente debido a la presión en su pecho, entre conmovido y lábil, comprendiendo de que solo estaba cometiendo error tras error. Que SeongHwa merecía conocer y pasar tiempo con su hijo a pesar de que eso significara la posible llegada de chismes, espectáculos y escándalos que acabarían con su casi nula paz mental. Ser cercano a una figura pública era terriblemente complicado, no quería ni imaginarse qué le dirían o cómo lo atacarían al saber que tenía un hijo con el cotizado y popular Park SeongHwa.
Mierda, hasta se sentía como la chica nerd de esas estúpidas historias juveniles-clichés que siempre leía YunHo y Lalisa.
Ni siquiera podía echarle la culpa a sus elecciones, no podía porque realmente no se arrepentía de nada. Y a pesar de la que situación nunca dejó de ser difícil, cuando tuvo a JiSung por primera vez entre sus brazos supo que no había hecho nada malo, y que el centro de su mundo se redujo a un diminuto cuerpecito abrigado entre mantas de color pastel. Aquel que se llevaría todo su amor y se convertiría en su razón de ser.
Ahora mismo debería enmendar sus acciones para nada aceptables. Sería demasiado hipócrita de su parte cuando velaba e inculcaba los mejores valores en JiSung y no podía hacerlo consigo. Ahora era su momento de actuar con mayor sensatez, lo tenía que hacer por su hijo, aquel que siempre esperó por su otra figura paterna y de la que Yeosang no tenía pensado traerlo otra vez a sus vidas.
Eso sonaba incluso peor. ¿En qué estaba pensando? No podía seguir rehusándose o negarle el derecho.
Al menos esperaba que la tranquilidad de JiSung no se viera afectada, así como tampoco deseaba arruinar algo en la vida laboral de SeongHwa.
── ¿Dónde está papi? ── la vocecita del pequeño volvió a hacer acto de presencia, haciendo a Yeosang despabilar de su maraña en la mente. ── Él no me avisó que vendrías.
SeongHwa sonrió ante el adorable puchero de su bebé mientras Yeosang se apoyaba en la pared, con cuidado de no ser visto.
"Ni siquiera yo estaba enterado de su visita"
── Papi está conversando con uno de sus odiosos vecinos.
"¡¿Pero qué-?!" ── gritó mentalmente, con sus ojos expandiéndose ante la respuesta inesperada.
── ¿O-odiosos? ── repitió el castañito, pensativo con esa palabra que se le hacía muy conocida y familiar. ── ¿Eso es como fastidioso?
SeongHwa no lo pensó mucho y dio un asentimiento positivo.
── No sé qué significa muy bien, pero el tío Joong y mi tío Yun lo usan mucho.
── Bueno, esas palabras son para describir lo mal que nos puede caer al-
"Okey, eso es más que suficiente"
── Hola otra vez, bebé. ── irrumpió Yeosang, sacándole otra sonrisa a JiSung que olvidó por completo la conversación. ── Sé que es sábado y toda la cosa, pero debes cambiarte el pijama que ya no falta mucho para el mediodía, ya sabes nuestra rutina.
── Sí, papi. Es solo que- ¡estoy muy feliz ahora que vi a papá otra vez!
El doncel no flaqueó la sonrisa surcada en sus labios, menos cuando SeongHwa le acercó a JiSung y ahora fuera él quien lo cargara.
── Y sí que lo fue. ── murmuró Yeosang, algo inútil porque SeongHwa logró escucharlo de igual forma.
── Quería que fuera una completa sorpresa, campeón.
── ¿Y qué hay para almorzar, papi? ── preguntó un curioso JiSung mientras terminaba por bajar los últimos escalones con ayuda de SeongHwa.
Para ese entonces el infante se encontraba totalmente bien vestido y Yeosang resopló porque los ingredientes en la alacena y su tiempo reducido le alcanzaban solo para un sopa de carne con verduras. Hizo nota mental de hacer las compras de la semana también.
SeongHwa no era alguien experto en conocer las reacciones de los demás, pero por alguna razón entendió la pequeña decepción reflejada en la carita de JiSung. Sonriendo y alzándolo en sus brazos, fue como se acercó a Yeosang y sugirió: ── ¿Qué tal si pedimos pizza?
Y al notar cómo los pequeños orbes brillaron tal cual luceros ante sus palabras, hicieron que una sensación agradable le erizara la piel, como si hubiera logrado la cosa más perfecta en el mundo, y puede que sea así para él en esta nueva etapa; porque nada podía ser más valioso que hacer a tu propio hijo feliz.
── ¡Sí, por favor! ¡Papá lo dijo!
Yeosang intentó no ser tan débil otra vez ante la linda imagen, mucho menos en caer en los tácitos caprichos de su pequeño por más que lo adorara. Ayer también habían cenado pizza, ¿y si le caía mal? No pudo evitar pensar en las posibilidades negativas.
── Anda, Yeosang, compraré todas las que el bebé quiera.
El doncel rodó los ojos, y cuando el castañito volvió a tocar el piso para correr hacia la mesita de la sala y dibujar en uno de sus cuadernitos, le susurró al oído con plena serenidad: ── Es una mala idea que intentes malcriarlo así, SeongHwa.
── ¿Malcriarlo? Lo siento, pero soy nuevo en esto. ── le sonrió con un atisbo victorioso. ── Supongo que aprenderé con el paso de los días, mientras más cerca, mucho mejor.
── Ese no es el punto.
── El punto es que ya perdí mucho años, al menos déjame hacerlo a mí manera por estos días, ¿de acuerdo? Luego podemos tener todo el tiempo de analizar lo que es correcto para nuestro hijo.
Nuestro hijo.
Esa frase resonó en su cabeza. Yeosang jamás creyó que algún día escucharía eso salir de los labios de SeongHwa.
── Yo... Uhm, de acuerdo, pero solo por esta vez.
El pelinegro aplaudió con una alegría efusiva. Yendo rápidamente al lado de JiSung para unirse a su sesión de dibujos creativos. No negaba que algunos le hacían recordar a las raras pinturas que solía hacer JongHo en el tiempo libre.
La escena parecía ser tan cálida y malditamente perfecta que Yeosang se obligó a no hacerse ilusiones. No podía darse el lujo de pensar algo que dificultosamente solo sucedería en sus mejores sueños.
Tomando el celular entre sus manos y marcando el conocido número telefónico, intentó concentrarse más en el irritante sonido del timbre antes de que por fin alguien al otro lado de la línea tomara su pedido.
── Uh, espere un momento. ── tapando el pequeño parlante con su palma derecha, se acercó a la sala y les cuestionó: ¿Qué tipo de pizza desean?
Como si se tratara de dos niños y no únicamente de uno, SeongHwa y JiSung respondieron al unísono con una euforia inexplicable pero divertida: ── ¡La napolitana!
Yeosang quiso felicitarse mentalmente mientras bisbiseó un suave: Lo sabía.
Cuando el pedido fue hecho y en menos de cuarenta minutos recibieron lo que sería su almuerzo, los cubiertos fueron alistados en la mesa juntos a la cajita de jugo de JiSung y dos sodas en lata.
── ¿Sungie comerá una pizza con tenedor? ¿Quién hace eso?
El doncel rodó los ojos mientras repartía las rebanadas en cada plato, a la espera de que el más pequeño de la casa llegara de lavarse adecuadamente.
── A él le encanta comerla con sus manitos, pero prefiero cortar su primera porción en trocitos para que la segunda vaya enfriándose y pueda disfrutarla como quiere.
── Oh, eso suena bien.
Yeosang le sonrió con comprensión por primera vez en ese día, haciendo a SeongHwa lucir un poco nervioso y tal vez muy tonto con el nuevo tema de su paternidad.
── Tranquilo, aprenderás con el tiempo. ── incluso quedó un poco escéptico ante las palabras del pelirubio. ¿Le había leído la mente o algo parecido?
Ya se parecía a su madre.
Maldición, tal vez no era buen momento para amargarse la tarde con la mención de su progenitora.
Y fue una buena decisión, porque SeongHwa no sintió tanta felicidad como la que tuvo durante esa hora. Entre comentarios curiosos y sonrisas compartidas, realmente podía quedarse ahí, en medio del calor de familia, de su propia familia.
── Dios, se me está haciendo tarde. ── dijo Yeosang con apuro, levantándose mientras recogía los platos y los llevaba al fregadero. ── Sungie, ve por tu mochila, tengo que llevarte a casa de Lali.
El momento estaba siendo algo demasiado lindo, un ambiente como los que su lado más recóndito añoraba. Sin embargo, una vez más la realidad lo golpeó, bajándolo de su nube para hacer frente a sus responsabilidades y al empleo de medio tiempo en un restaurante de comida rápida al que debía de asistir sino quería que les descontaran el salario.
── Ya, tranquilo, podemos llegar con el primer taxi que pase. ── intentó reconfortarlo a la espera del pequeño y su mochila.
── ¿Qué? De ninguna manera, alguien podría reconocerte y no quiero causar problemas. Debo ir menos de diez minutos o-
── Okey, comprendo, respira. ── le dijo tomándolo de las manos, haciendo a la vez que hicieran contacto visual, rememorando esas épocas en las que eran solo dos adolescentes con el sentimiento a flor de piel.
Yeosang sintió sus mejillas arder, mas rápidamente se alejó del contacto adverso al presentir que era una mala idea.
No se dijeron nada por los próximos segundos, hasta que el doncel terminó de alistar su propia mochila y cometarle a SeongHwa una vez más: ── Creo que podrías volver otro día para que podamos conversar con tranquilidad. Suelo trabajar toda la semana a excepción de los martes, es todo lo que puedo ofrecer... Lo lamento.
── ¿Lo lamentas? Esto es mejor de lo que estaba pensando, es más, si hay demasiada prisa con que vayas... Yo, yo puedo cuidar a JiSung por ti hoy.
La boquita del pelirubio hizo una diminuta "o", un poco pasmado antes de poder responder adecuadamente.
── Tú... ¿En serio lo harías?
── Más que encantado con que me dieras esta oportunidad. Confía en mí, por favor.
── Por supuesto que lo hago. ── dijo con una leve sonrisa, sintiéndose maravillado y relajando lo tensos que estaban sus estrechos hombros. ── Muchas gracias, SeongHwa.
── No, no hay nada qué agradecer, es lo que me corresponde como papá y lo haré de la mejor manera que pueda.
Yeosang sintió tantas ganas de besarlo. No obstante, sabía que no tenía posición alguna de hacerlo, era una completa locura de tan solo imaginarlo.
"Fuera impulso de idiotez"
Luego de que el doncel les dejara las recomendaciones y cuidados más importantes en el pequeño, llegó el momento de la despedida que los hizo sentir incómodos -por no hallar la mejor manera de hacerlo sin que sea abrazándose o anhelando algo más del otro secretamente.
Yeosang emprendió camino hacia el paradero con toda la velocidad que podían darle sus pies, olvidando tal vez de que debía llamarle a su madre para que ya no fuera a la casa de Lalisa a recoger a JiSung como siempre hacía los sábados.
Era un pequeño detalle que se le escapó.
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