Capítulo 13
Julian.
Varios días pasaron desde que comencé mi relación con Noah, no sé si exactamente hemos estado como pareja, pero a mí me gusta pensar que sí y eso es un avance; aunque como Noah dijo esto es algo que lleva tiempo y en cada momento es un nuevo reto. Aun debo de adaptarme a no sentirme culpable en las noches por la felicidad que estoy sintiendo, la risa y las caricias de Noah son como bálsamo a todas mis heridas, pero el hecho de saber que Carla no volverá a sentir jamás alegrías de este tipo hacen que me retuerza en la cama.
Las niñas cada día que pasa quieren más a Noah, sin embargo, no les he contado nada aún. Son mis hijas y quiero que comprendan que su papi se enamoró de un hombre antes que alguien más venga a decírselo, a veces el mundo puede ser cruel por la manera en que cuenta las cosas, pero tampoco deseo apresurar este paso. Noah me dijo que por el momento estamos bien así, ya habrá tiempo de hablar con ellas cuando nosotros mismos tengamos más claro a donde se dirige todo.
Por ahora no me quejo de la dinámica que hemos adoptado, en el día Noah está en casa cuidando a Amelia y Samanta a la par que estudia y yo paso las horas en el trabajo, cuando ambos estamos en casa y pasamos uno por el lado del otro o nos hallamos en la misma habitación las miradas de complicidad y las sonrisas de deseo no cesan, siempre esperando a que quedemos solos en algún instante para probar sus dulces labios y, en las noches, una vez llevo a Noah a su apartamento, damos rienda suelta a los deseos acumulados de las horas anteriores.
La pequeña casa de Noah se ha vuelto nuestro sitio especial para estar juntos; muchas veces le pedí al gatito que se quedase conmigo en casa, a pesar de ello Noah continúa diciendo que no es el momento adecuado aún. A lo mejor el piensa que me fuerza a desear eso, pero la verdad es que mis pesadillas parecen desaparecer cuando Noah está cerca y cada vez es más fuerte la sensación de no querer dejarle ir.
He de admitir que incluso he desarrollado un pequeño fetiche al ver a mi gatito con espejuelos puestos, suele utilizarlos cuando estudia o lee y, en más de una ocasión, he querido besarlo y desnudarlo solo por eso.
Estoy anudando mi corbata en mi recamara mientras termino de alistarme para ir al trabajo. Siento un poco de tensión en mis hombros y no es para menos, hoy es el día que se llevará a cabo la operación que Cam y yo llevamos planeando por días; dirigir a jóvenes marines desde una mesa jamás es sencillo, se siente la presión de todas esas vidas sobre ti y no puedo evitar que mi garganta se reseque ante las peores posibilidades, sin embargo, esto no tiene por qué ser así. Cam y yo hemos planeado todo hasta el último detalle, hemos revisado los mapas que nos enviaron en reiteradas ocasiones hasta el punto que conozco cada ruta y mina existente en la zona de operaciones, no hay espacio para ningún error y aun así no dejo de sentirme nervioso.
Bajo de mi habitación y me dirijo directamente a la cocina donde Alba le está dando el desayuno a las niñas, la verdad es que la mujer es un amor, es todos los años que lleva trabajando en la casa se ha vuelto parte de la familia también. Le sonrío al darle los buenos días y corro a abrazar a mis hijas con anhelo. Ambas se cuelgan de mi cuello al mismo tiempo para darme un abrazo de buenos días y algunos besos en las mejillas.
Miro alrededor y noto que Noah no está por toda la estancia, según mi reloj son un poco más de las diez de la mañana, Noah siempre llega temprano y no es normal que se retrase. Sin embargo, antes de que pueda preguntar Alba se adelanta.
—Llegará en unos minutos, llamó y dijo que debía de pasar por un sitio antes, pero no te preocupes, de seguro puedes verlo antes de irte.
Alba guiña uno de sus ojos con picardía y yo no dudo en lucir sorprendido, debido a todo el tiempo que lleva aquí se ha desarrollado un buen nivel de confianza entre nosotros como si Alba fuese una hermana mayor, nos tuteamos mutuamente y a veces conversamos, aun así, me sorprende que demuestre esa desfachatez con respecto a mi interés por Noah, si Alba sabe algo no debo ser tan discreto como pensé que era y mi interés debe notarse.
—¿Qué sabes exactamente? —interrogo con una sonrisa que acompaña la malicia en su rostro.
—Bueno, ¿qué quieres que sepa?
—Eres demasiado inteligente Alba, no se te puede engañar. —Y Ahí va mi confirmación.
—Solo me siento contenta de que vuelvas a notarte vivo Julian, lo necesitabas.
Ambos volvemos a reí y miro mi reloj por segunda vez notando que el tiempo corre y debo marcharme, vuelvo a besar a mis niñas y tomando mis cosas camino hacia la salida, me hubiese encantado ver a Noah antes de marcharme, pero el tiempo me apremia el día de hoy. Sin embargo, como una muestra más de que los buenos milagros ocurren al abrir la puerta de salida veo la pequeña figura de Noah acercándose a la entrada.
Su pequeño y esbelto cuerpo moviéndose de manera provocadora, aunque todo en él me parece provocador a estas alturas. Sus ojos adquieren un brillo extraordinario cuando se topan con los míos y eso arranca una sonrisa de mis labios. Es increíble cómo hasta hace tan poco tiempo siempre pensé que en toda mi vida solo podría sentirme atraído por mujeres y que tras la muerte de Carla no volvería a estar con nadie, pero desde que este lindo gatito llegó a mi vida todo a dado un giro de ciento ochenta grados para mí.
Cuando Noah está lo suficientemente cerca tomo una de sus manos y le aparto de la entrada de la casa hasta que no somos visibles ni por la puerta ni por ninguna de las ventanas cercanas. No pienso mucho y mi boca busca la suya ansioso por sentir esos dulces y rojos labios como las cerezas, las manos de Noah rodean mi cuello y su cuerpo se apega al mío despertando instintos y deseos tan primitivos que si no fuese porque estamos a la intemperie en plena luz del día ya me habría atrevido a darlos por hecho. Noah jadea un poco por la falta de aire y rompo el beso obligándome a mí mismo a tener autocontrol y observarlo directamente a los ojos, pero sin dejar de acariciar sus sonrojadas mejillas.
—Pensé que no podría verte esta mañana antes de irme.
Me quejo sin dejar de mostrar la sonrisa en mis labios y Noah me corresponde el gesto.
—Tuve que pasar por un sitio antes y, la verdad, es que me gustaría hablar contigo de ello.
No puedo evitar que mi ceño se frunza debido a la preocupación y observo cada uno de los rasgos de Noah buscando alguna señal de malas noticias, sin embargo, mi pequeño se coloca de puntillas para volver a besarme y apartar la tensión de todo mi cuerpo.
—No es nada malo Julian, solo unos planes de último momento que surgieron.
Respiro más relajado y le miro a los ojos.
—¿Me esperas a que regrese hoy y hablamos de ello con calma? —Ahora ando contra reloj y no es justo que no le preste atención a Noah por ello.
—Por supuesto.
Me agacho para volver a besarlo, sus labios son como una droga a la que me he hecho adicto y no deseo alejarme de ellos siempre que tengo a mi gatito cerca.
—No te vayas hasta que vuelva —pido y le guiño el ojo—. Las fierecitas te esperan dentro.
Noah se adentra feliz en la casa luego de comentarme que les trajo regalos a las niñas también, no puedo evitar sentir una ola de orgullo y alegría en mi cuerpo; es hermoso notar como se preocupa por mis hijas de esa manera. No me aparto del sitio donde me encuentro hasta que Noah desaparece de mi vista y es entonces que me giro para marcharme.
Ni yo mismo me creo lo rápido que estoy cayendo por él; cuando está cerca se vuelve mi obsesión y cuando está lejos le extraño como nunca. Cada vez en mayor la necesidad de que permanezca conmigo y no sé de qué modo lo haré, pero voy a lograr que se quede. Solo quiero llenarle de cuidados y amarlo como si no hubiese un mañana.
Llego a la oficina casi que veinte minutos después sin apartar la sonrisa de mi rostro, Cam me espera recostado en mi mesa para comenzar a trabajar, mientras nos encaminamos a la sala desde que se dirigirán las operaciones mi amigo no deja de realizarme preguntas sobre cómo ha avanzado mi relación con Noah y obviamente a él no le he ocultado nada. Por lo menos en Cam puedo encontrar alguien que me escuche y con quien desahogarme sobre lo que está sucediendo sin miedo a ser juzgado.
Al llegar a la sala de operaciones cada uno de los hombres a mi cargo están sentados en diversos ordenadores preparados para seguir órdenes. Una de las pantallas muestra los mapas mientras que otra refleja en pequeños puntos rojos las minas activas sobre la zona de guerras. Según nuestros informantes son las únicas que deben haber.
Intento apartar ahora a Noah de mi mente al menos durante el tiempo que dure toda la acción, no puedo permitirme ni un solo desliz o todo podría volverse un fracaso, un fracaso muy sanguinario.
Pongo un auricular en mi oreja que conecta con un auricular hacia mis labios para dar las órdenes y Cam hace lo mismo que yo. Los segundos pasan y el silencio se siente en la sala; hay tanta escasez de sonidos que incluso se podría sentir el golpe de una aguja de coser contra el suelo. Alzo mi mano e inicio la cuenta atrás para el resto, cada uno de los hombres a mi alrededor está atento a mis indicaciones. Les he dirigido por años confían en mí con sus vidas.
Finalmente, recibimos la luz verde y la operación para la que llevamos un mes entrenando comienza. Doy las indicaciones por el micrófono mientras observo los radares, muestra cada uno de los movimientos de los soldados, caminos y minas; no pierdo ni un solo detalle y voy guiando el camino. No hay cámaras que muestren a tiempo real lo que está sucediendo por lo que en parte estoy dirigiendo a ciegas. Tan solo se escuchan tiros y palabras por el micrófono.
Todo parece ir bien durante los primeros minutos, a primera instancia es como si nuestro plan fuese un éxito, sin embargo, cuando ordeno que el último batallón tome un giro a lo que se supone que es zona segura mi sangre se hiela a ver que un punto rojo que no debería estar se muestra en el radar, uno que no se ha hecho visible hasta el momento y es entonces que me doy cuenta. Había una mina que no se registró o que fue puesta en última instancia y no fue detectada hasta que los soldados pisaron el territorio.
—¡Retrocedan!, ¡he dicho que retrocedan!
Sin embargo, es demasiado tarde para ello; un ruido sordo explota por los auriculares y segundos después se pierde la señal.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top