Alexander/Cam

#2

Las diversas luces de la pista de baile cegaban la visión de Alexander a medida que se adentraba en la multitud; la música estaba a niveles tan altos que costaba escuchar incluso a las personas que tenía junto a él. Miradas de interés volaban en su dirección desde que entro al club, todas ellas de hombres, aunque no era de extrañar dado que había venido a un bar gay. A pesar de haberse declarado bisexual era la primera vez que Alexander pisaba un sitio como este y la curiosidad le llenaba el cuerpo, por lo que no pudo dejar de mirar ni por un solo instante nada de su alrededor.

Sentado en la barra, al otro extremo de donde él se halla, Alexander pudo visualizar la alta y corpulenta figura de Cameron, justo como Julian prometió el marine estaba aquí; el hombre gritaba sexo por cada uno de sus poros, pero también poseía algo que intrigaba al menor, solo que Alexander aun no es capaz de explicar de qué se trata. Cameron Donovan es la principal razón por la que Alexander vino a este sitio, aún tenía su ego un poco dañado debido al rechazo del militar, sin embargo, al mismo tiempo sentía que nunca en su vida otro ser humano había sido capaz de calentarlo tanto.

Alexander tuvo que tragar en seco al ver como la sonrisa se extendía por el rostro de Cam, era como si el club de repente hubiese quedado vacío y solo pudiese mirarlo a él; Alex no entendía porque, pero si de algo está seguro es que esta noche resolvería las interrogantes a sus problemas.

Avanzó sin dudar hasta la barra, Julian le había informado que Cam suele visitar este tipo de locales luego del trabajo y antes de darse cuenta aquí estaba. Persiguiendo a un tío que lo había rechazado con una buena patada en su trasero. Cam alza la mirada y por unos segundos sus ojos chocan con los de Alexander, decir que el sexy marine estaba asombrado era poco, sus labios se abrieron como si fuesen a pronunciar palabra, no obstante, en el último segundo volvió a cerrarlos y a girarse a la barra.

La sonrisa se posó automáticamente en Alexander, encontraba demasiado divertido molestar a Cameron y la noche solo había comenzado.

—Se supone que cuando ves a alguien que conoces lo mínimo que puedes hacer es saludar —susurró en el oído del trigueño cuando estuvo lo suficientemente cerca de su cuerpo para instantes después sentarse en la silla vacía junto al hombre.

—Suelo saludarlos cuando no son pequeños acosadores.

—¿Y qué te hace pensar que soy un acosador?, quizás solo vine a pasar la noche y te vi de casualidad.

—Nunca te he visto es este club y no soy un hombre que crea en las coincidencias.

—¿Y en el destino? —preguntó Alexander con coquetería.

Cam tuvo que sonreír, finalmente se dio la vuelta para enfrentar al mocoso cara a cara y lo que miró le gustó como el mismísimo infierno. Los pantalones del menor se ajustaban perfectamente a su figura contorneando cada cueva de sus piernas y su cintura, eso por no mencionar como resaltaban su sensual y comestible trasero. El chico de cabellos castaños también llevaba una camisa que dejaba al descubierto algunos de los tatuajes de sus manos, su brazo izquierdo estaba envuelto por una cobra negra con los ojos tan rojos como dos rubíes, sin embargo, lo que realmente llamaba la atención eran los ojos de Alexander, esos hermosos ojos verdes que coqueteaban con tonos grises, Cameron nunca había observado unos ojos así y podría pasar horas perdiéndose en ellos y los labios, Dios santo; los labios de Alexander eran perfectos para besar y dejarlos tan hinchados que todos sabrían que el chico había estado con él.

No iba a admitirlo en voz alta, aunque lo torturasen, pero Alexander era exactamente el tipo de chico que siempre atraía la atención de Cam. Incluso su estatura era la correcta para encajar con el cuerpo de mayor.

Sí, Cameron deseaba y le gustaba el niño, sin embargo, se prometió a él mismo que estaba cansado de esta vida. Cam se juró que no volvería a ser o tener la simple follada de una noche; gran parte de su vida sexual se había resumido a esto y la verdad es que estaba cansado. Decidió detenerse cuando Julian tuvo su familia, ver a su mejor amigo enamorado desencadenó un gran cambio en él. Le dio envidia, aunque vio lo mucho que Julian sufrió cuando perdió a su mujer también estuvo presente en los momentos felices y Cam quería eso para él, deseaba una familia, alguien que lo quisiera para más de una noche, que lo abrazara y compartiesen todo. Le daba igual si era hombre o mujer, Cam deseaba a alguien que le amase. Es por ello que rechazaba a Alexander.

—Mira. —suspiró el militar un poco frustrado—. No te lo tomes a mal, pero mi opinión no va a cambiar solo porque hayas venido al club, no eres lo que deseo.

Extendió unos billetes hacia la barra para pagar sus bebidas y las que fuese a tomar Alexander para acto seguido ponerse en pie, se disponía a dar media vuelta y salir del club cuando sintió la mano de Alex envolver la suya. Observó a al chico con el ceño fruncido y se sorprendió cuando notó la ira mezclada con deseo en las pupilas ajenas.

—¿Cómo sabes que no soy lo que deseas si ni siquiera te has dado la oportunidad de conocerme? ¿Cómo mierda esperas encontrar algo cuando te cierras así a la primera persona que intenta acercarse a ti?

Sus palabras dejan a Cameron con la boca un poco seca, tenía razón, no le ha dado la oportunidad al chico, pero tampoco va a admitirlo.

—Dejaste muy claro que quieres sexo conmigo. —Fue su defensa, una muy mala, por cierto.

—¿Y quién mierda no? Te has mirado, eres un hombre caliente y sí, lo primero que pensé cuando me acerqué a ti es que quería meterme en tus pantalones, besarte, enredarme contigo debajo de una sábana y un centenar de cosas más; por eso vine aquí, joder medio bar te está comiendo con la mirada, todos quieren meterse en tus malditos pantalones.

—No quiero un enredo de una noche.

—Yo no sabré si quiero más cuando ni siquiera me das la oportunidad de hablar, joder, es la primera vez que vengo a un club de este estilo o le caigo detrás a alguien, pero algo me dice que con tu carácter de mierda ni la pena vales.

Los ojos de Alexander estaban cristalinos debido a las lágrimas de frustración, pero si algo es seguro es que no iba a llorar por un capullo como Cameron. No solo su ego estaba lastimado, también un poco de su dignidad. No mintió cuando dijo que nunca le ha caído detrás a alguien, pero desde que vio a Cameron algo ha sido distinto en él. Es cierto, metió la pata hasta el fondo en su primer encuentro mostrándose como alguien solo interesado en sexo, aunque en su defensa dirá que nunca ha querido una relación, apoyó a Noah cuando su ex le engaño y sabe que el amor es una mierda, sin embargo, algo dentro de él continúa deseando conocer a Cameron Donovan.

Pero por lo visto eso no va a pasar.

Estaba más que dispuesto a largarse cuando de repente era Cam quien le estaba sosteniendo y arrastrándolo en dirección contraria a la salida, justo hacia la pista de baile. La música se había puesto a un ritmo lento y solo parejas bailaban en la zona. Thinking Out Loud de Ed Sheeran, sonaba en los altavoces a medida que las manos de Cameron envolvían la delgada cintura de Alexander y este, a pesar del asombro, consiguió pegarse al cuerpo ajeno y seguir cada uno de los pasos. Bailaron en silencio por varios segundos, tan solo dejando que la música los envolviese.

—Lo siento —susurró Cam lentamente en el oído de Alex.

—No tienes por qué sentirte mal solo porque alguien no te interesa.

—¿En verdad crees que no me gustas? —Cameron sonrío y apegó a Alexander a su cuerpo, ambas pelvis rozándose de tal modo que Alexander pudo sentir la erección de Cameron, la sorpresa iluminó su rostro y el deseo llenó cada uno de sus sentidos—. Pero no voy a tener una simple noche de placer contigo mocoso, mantengo esa propuesta.

Alexander mordió sus labios para ocultar un gemido frustrado y fue entonces que una idea loca pasó por su mente.

—¿Te apetece cenar conmigo?, como, en una cita.

Las palabras se atoraban un poco en su boca, no tenía una cita hace años y menos con alguien que le atrajese tanto.

—¿Y cuando dices cenar te refieres a...?

—Ya sabes. —Le guiño un ojo y Cam tuvo que sonreír—. Eso que hacen dos personas cuando salen a algún sitio por ahí y comen, alimentos. —aclaró para que sus palabras no fuesen malinterpretadas—. Luego quizás un pequeño paseo y luego te dejo en tu casa antes de las doce como a Cenicienta, sin sexo, solo una cita.

Cameron tuvo que romper en risas por las ocurrencias del mocoso, esto estaba siendo divertido para su sorpresa.

—¿O sea que soy la chica en esta salida?

—Por supuesto, yo invito y te devuelvo a tu casa, así que seré el chico.

La música paró y todos salían de la pista, sin embargo, ninguno de los dos fue capaz de alejarse el uno del otro. Decir que Cameron comenzaba a intrigarse era señalar poco, el niño era divertido, insistente y se notaba que era inteligente, ¿qué tenía para perder?

Tomó la mano de Alexander y fue de nuevo hacia la barra.

—Dame tu móvil —exigió.

Alexander alzo una ceja interrogante, pero al no recibir respuesta terminó sacando su celular y colocándolo en la mano que se extendía ante él. Cam desbloquea la pantalla y dirigiéndose directo al marcador del móvil teclea su número y guarda su contacto en el teléfono antes de devolvérselo a Alexander. Cuando este toma el móvil de vuelta rompe en carcajadas al ver que Cam se ha registrado a él mismo como: «Mi acosado».

—El lunes estaré libre del trabajo, si te parece bien ese día llámame o envíame mensajes y acordaremos la hora.

—Me gusta el lunes, ¿te pasaré a recoger?

—Ya eso lo discutiremos luego pequeño.

—Sabes, ¿puedes intentar decir mi nombre en algún momento?

—Creo que me gusta llamarte ¨pequeño¨ o ¨mocoso¨. —Ahora era Cam quien le guiñaba un ojo.

El militar se inclinó hacia Alexander para alzar su mentón y el chico pudo jurar que sentía su corazón desbocado, no podía dejar de mirar los labios de Cam con anhelo y, aunque este último se sentía igual, tan solo giro un poco la cara de Alex para besar una de sus mejillas.

—Llámame.

—Apuesta tu trasero a que lo haré.

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