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Cuando Dazai regresó a donde estaban todos los demás con su hijo...(si, era raro incluso como sonaba) se acercó a Yosano quién tenía al pequeño en sus brazos mientras lo hacía reír con muecas tontas.
—Oigan ¿Y entonces qué hago con esto? —habló a sus compañeros mientras señalaba a Toshiro— ¿Cuánto creen que me cobren por dejarlo una semana o un mes en la guardería?
—Deja de decir estupideces. —le respondió la doctora— Se nota que es muy tranquilo, mejor tráelo al trabajo contigo y aquí podemos ayudarte con él si es necesario.
—"Podemos" me suena a multitud. —dijo Kunikida acomodando sus lentes— Conmigo no cuenten.
—Ni conmigo. —Agregó Rampo mientras comía una paleta.
—Bueno...por lo menos Atsushi ayudará ¿No es así? —Miró al albino con una mirada que decía "di que si o si no te podrías lastimar y tendré que curarte".
—¡A-ah si Dazai-san puede contar conmigo! —dijo nervioso el tierno chico tigre. Él de por sí lo ayudaría aún sin amenazas de por medio.
—Aún así...ya de por sí será tedioso lidiar con él por la noche, ahora durante el día... —suspiró cansado de solo imaginar, aunque igual si lo pensaba, no tenía dinero extra para pagar una guardería si ya de por si gastaría mucho en mantenerlo— Pero supongo que no me queda de otra.
—¡Qué bueno porque justo planeaba ir de compras mañana y llevar al pequeño Toshi! Ya me lo estoy imaginando.
—Si si si tú llévatelo todo lo que quieras. —de repente Dazai parecía contento también— No me molestaré si se te pierde, digo, para que no estés con el pendiente.
—N-no deberías ser tan malo Dazai-san, después de todo ese niño es su hijo. —dijo Atsushi con una gota en la cien de ver cómo se comportaba el castaño respecto al bebé.
—Si claro como digas. —respondió con desinterés. «Debo descubrir quién es su madre y porqué exactamente lo dejó conmigo» pensaba, planeando usar todos sus recursos para dar con la desconocida que dió a luz a su supuesto hijo..."supuesto" porque el aún no aceptaba del todo que ese niño fuera suyo, a pesar de lo idéntico que era a él.
Las horas pasaban mientras que Dazai se acercaba lo menos posible al niño...hasta que llegó la hora de irse a casa, ya no podía solo dejarlo con Yosano o Naomi, tenía que cuidarlo él solo.
—Hasta luego Dazai-san, suerte. —se despidió Atsushi luego de ayudarle a llevar las cosas del bebé a su pequeño apartamento que le otorgó la agencia.
—Bien...supongo que ahora solo somos tú y yo pequeño mocoso... —dijo al menor una vez adentro del lugar, mientras lo agarraba de los costados para tenerlo frente a él. Él niño solo lo veía atento a los ojos.
De repente el pequeño extendió sus manitas al rostro de Dazai y comenzó a tocar con curiosidad sus mejillas y algunos mechones de cabello, dejando al castaño confundido y sin saber qué hacer en realidad.
—N-no me agarres niño, tus manos seguro tienen babas. —lo alejó despacio, a decir verdad le había dado un poco de miedo la leve pero extraña calidez desconocida que sintió en su pecho; no era nada igual a algo que hubiese sentido antes, incluso estando con sus viejos amigos Odasaku y Ango, el sentimiento era distinto. Tal vez apenas estaba asimilando todo lo que estaba ocurriendo.
Por otro lado, a pesar del alejamiento y que Dazai lo haya dejado en su portabebé de forma algo brusca, el pequeño Toshi no lloró, eso era una suerte, él parecía realmente tranquilo. O tal vez no era normal que él niño fuera así a pesar de tener solo seis meses, pero tampoco podía quejarse, en realidad nada en su vida era normal, tampoco podía esperar un hijo que lo fuera.
—Bien, supongo que debo darte de comer para que te duermas...veamos. —sacó de la bolsa una lata de leche en polvo y una botella de agua al parecer especial para bebés— Ay no me digas que tan poco puedes tomar agua normal...pues ni modo, tendrás que acostumbrarte a la del grifo cuando esta se acabe, no hay presupuesto. —se encogió de hombros mientras que el niño solo ladeó la cabeza tiernamente mientras veía a su papá hacer un desastre en la cocina.
De las cucharadas de leche en polvo que se supone irían al biberón, la mitad caía fuera de este. Además de que tal vez, solo tal vez, se le haya olvidado calentar el agua para preparar la leche.
En fin, luego de que la preparó como diosito le dió a entender (porque hasta eso, a duras penas leyó siquiera la mitad de las instrucciones) se la extendió al nene y él gustoso la agarró y en seguida la dirigió a su boca comenzando a comer con apuro.
—Ehh se nota que es de familia andar hambreado. —comentó viéndolo con algo de sorpresa. Luego proceso lo que el mismo acababa de decir— A ver, que hay muchos que siempre andan hambreados y no son familia necesariamente, no te emociones ¿Ok? Seguro no eres mi hijo.
El niño ni caso le hacía, estaba más ocupado tomando su leche.
—...Debo dejar de hablarte como si siquiera me entendieras. —él mismo comenzaba a sentirse como un loco, ¿De cuando a acá el hablaba todo el rato, en lugar de estar leyendo su manual del suicidio? Tal vez los nervios le estaban ganando y él no se daba cuenta.
Suspiró con cansancio, «A penas empiezo a hacerme cargo solo y ya estoy enloqueciendo»
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