El día iniciaba normal para Kunikida.
      Él era el que más temprano llegaba a la agencia así que sus mañanas antes de las seis no podían arruinarse.

O eso creía hasta ese día.

Cómo de costumbre iba al trabajo agradecido de que su molesto compañero suicida acostumbrara llegar después de las ocho de la mañana.
      Mientras que las calles estaban un poco desoladas ya que comúnmente a las seis la gente apenas está despertando; aunque no Kunikida, claro que no, él iniciaba sus días a las cinco o por muy tarde a las cinco y media.

Llegó al edificio de la agencia y subió hasta el cuarto piso por las escaleras.
      No pasaba nada fuera de lo normal hasta ese momento.

Entonces llegó a la puerta de la agencia.

Quedó estático cuando vio un portabebé con una manta encima cubriendo lo que estaba en el.
      Más a lado de este, también en el piso, había una pequeña maleta azul y una bolsa en la que en un costado se alcanzaba a ver un biberón lleno.

Kunikida respiró profundo un par de veces para después acomodar sus lentes y dar otra mirada atenta a lo que estaba frente a él.

Se acercó al portabebé y se agachó ante el. Enseguida quitó la manta de encima y no hizo falta observar mucho para saber la situación exacta.

Alguien había dejado al bebé de Dazai Osamu frente a la agencia, muy probablemente para que su padre se haga cargo de ahí en adelante.
      Y si, el padre de ese bebé era obviamente el castaño suicida, pues era una mini copia de él, tenían tanto parecido que hasta daba miedo.

Para ese momento Kunikida ya estaba que asesinaba a Dazai; entonces notó la carta que estaba con el bebé.
      Decidió no abrirla, pues seguro a parte de que decía quién era padre de la criatura, no estaba dirigida hacia él, y en sus ideales definitivamente no estaba leer cartas ajenas.

Aunque claro, cuando el castaño la leyera lo haría escupir la sopa para buscar la forma de librarse del nuevo problema.

Porque si, Doppo sabía que ese bebé no solo sería un tornado en la vida de Dazai, si no que de paso acabaría arrastrando a los demás miembros de la agencia.

Por fortuna el bebé estaba dormido y aunque sea su mañana no acabaría de joderse con el llanto del "regalito" de Dazai.

Abrió la puerta del lugar para después tomar el portabebé y cargarlo hasta ponerlo sobre el escritorio del castaño (también volvió a poner la manta encima cubriéndolo).
      Regresó por la maleta y la pañalera: una la puso en el suelo, mientras que la otra la puso junto a donde estaba el bebé.

Lo siguiente que hizo el rubio fue irse a su escritorio y empezar con su trabajo, acumulando su enojo para cuando llegara el vendado.

El tiempo pasaba y las secretarias iban llegando. Les deban curiosidad las cosas en el escritorio del castaño, pero preferían no preguntar al sentir el aura aterradora que desprendía el idealista.

Luego comenzaron a llegar los demás, empezando por Fukuzawa quien no dijo nada al respecto y se metió a su oficina.

La siguiente fue Yosano quien no se guardó su curiosidad y fue a ver debajo de la manta.

—Ay no...algo me dice que este día será más estresante de lo normal. —comentó viendo de reojo a Kunikida que parecía enserio querer matar a Dazai.

Los siguientes en llegar fueron Tanizaki, Atsushi y Kenji, estos obviamente sentían curiosidad por lo que estaba sobre el escritorio del suicida, pero les daba miedo Doppo y prefirieron esperar.

Llegó Rampo y solo miró de reojo hacia el escritorio, soltó una leve risita por lo bajo y siguió hacia su puesto comiendo un caramelo.

Y por último, a eso de las ocho y media, llegó Dazai.
      Entró a la oficina con ambas manos detrás de su cabeza y recargando esta misma en ellas; bastante tranquilo y de paso silbando lo que parecía ser una canción.

Cerró los ojos para parpadear y antes de que pudiera abrirlos, un fuerte golpe en el estómago lo mandó hasta quedar estampado en una de las paredes.
      Y cuando estaba por reponerse Kunikida ya lo tenía agarrado del cuello de la camisa.

—¡Maldito hijo de-! ¡Si ni tú quieres vivir no andes regando vidas por ahí! —le dijo con una expresión por completo enojada.

—¿Eh? ¿Y ahora que hice~? —respondió con un tono característico de él; ni de lejos tomando enserio el regaño.

El resto de los miembros veían atentos todo lo que estaba pasando.

Cuando entonces el llanto de un bebé interrumpió toda la discusión.
      Con tanto grito Doppo había despertando a la criatura.

Soltó a Osamu a la vez que lo empujaba hacia su escritorio, aguantando las ganas que tenía de romperle la cara en ese momento.

Dazai al percatarse de lo que estaba sobre su mesa y que justo de ahí venía el llanto, cambió su expresión a una desentendida y volteó a ver a los demás señalandose a si mismo, esperando que alguien le diga que no es de él.

Pero nadie dijo nada, haciendo que el castaño tragara duro y volteara a ver con nerviosismo hacia donde estaba el portabebé.

Se acercó hacia el y con miedo fue levantando poco a poco la manta.

Mientras tanto Tanizaki, Atsushi y Kenji, quienes hasta hace poco no sabían que había ahí debajo, ahora estaban muriendo de nervios junto con Dazai. Apenas habían entendido la situación.

Y cuando quitó por completo la manta quedó estático.
      La criatura era básicamente el en miniatura, era tan parecido que ni siquiera le daba el beneficio de la duda para decir que él no era su padre.

El parecido era más aún del que ya le habían encontrado Kunikida y Yosano, pues como ahora estaba despierto, dejó ver sus grandes ojos color achocolatado.

—N-no puede ser... —murmuró viendo fijamente al bebé, enseguida empezando a hacer memoria de con quién se descuido hace aproximadamente nueve meses o poco más.

Y por cierto, el bebé al verlo dejó de llorar para observarlo con curiosidad, como si intentara reconocerlo.

—Maldito inútil, lee la carta. —le ordenó Kunikida desesperado por saber qué había escrita en ella.

Enseguida Dazai notó la existencia de esta misma y la tomó para abrirla y después comenzar a leerla en voz alta.

Para este punto Yosano ya había salido de la enfermería y el presidente de su oficina. También querían saber bien qué estaba pasando.

Todos estaban atentos para saber el contenido de la dichosa carta, entonces Dazai comenzó a leerla.