36|Kazekage.
El día transcurrió normalmente, a Akira se le asignó una habitación con una gran ventana circular en la cual se podía apreciar una gran tormenta de arena.
La peli plata se dio una ducha rápida y se puso un poco de ropa vieja que había traído como pijama, era extraño estar tan lejos de todo lo que apenas estaba conociendo, tenía ese sentimiento atorado en la garganta, apenas había pasado unos días lejos de Konoha, pero parecía extrañarlo tanto que la hacía sentirse terriblemente triste.
Se durmió aún sintiendo que quizá no volvería a casa.
La mañana era preciosa, o al menos detrás de aquella tormenta de arena, seguro que era preciosa en Konoha.
Malhumorada y con dolor de espalda, Akira entró en la gran oficina del Kazekage, ni siquiera se molestó en tocar la puerta pues se había cansado de formalidades.
—Buenos días— Akira dejó caer su espada en el piso, Ryaku también se había levantado de mal humor.
—Es casi hora de comer— Kankuro le lanzó una mirada divertida.
Akira gruñó en respuesta.
—Buen día Akira— Temari le sonrió un poco.
Akira se estiró mientras bostezaba, odiaba definitivamente es lugar.
—Buen día fea, estas mas fea de lo habitual— la voz burlona del Shukaku inundó los oídos de la chica.
Akira lo ignoró por completo mientras comenzaba a acercarse al escritorio frente a ella. Tomó una hoja de papel y un lápiz mientras los miraba a todos fijamente.
—Bien, comencemos—
— ¿Con qué? — Temari la miraba sin entender.
—Con su versión de los hechos por supuesto, necesito hacer un reporte completo sobre el porqué atacaron a Konoha cuando estamos en relativa paz—enarcó una ceja.
—Pensé que Konoha había aceptado nuestras disculpas— finalmente Gaara habló.
—Pero por supuesto que las aceptamos, eso no significa que bajemos la guardia, aun hay cosas que esclarecer y la nueva Hokage no se anda con rodeos—
Akira mantuvo su postura seria, pero casi quería reírse de sus propias palabras al describir a esa deudora pechugona.
—Bueno, nosotros...— Temari comenzó a decir, pero fue interrumpida por su hermano menor.
—Denos un momento—
Kankuro y Temari salieron de la oficina.
Akira elevó una ceja, Gaara se mantuvo en su asiento.
—Supongo que debe bastar con la declaración del Kazekage— Akira anotó algo en el papel.
—No pensé volver a verte, al menos no después de lo que pasó, de verdad lo siento—
Akira suspiró.
—Solo fueron marionetas de alguien mas poderoso, no es la primera vez que veo algo así— hizo una breve pausa— Pensé que podía llegar a odiarlos, pero al final somos amigos ¿cierto? —
—Claro que sí, fuiste mi primera amiga— se sinceró.
—Vaya, es genial saber eso— sonrió levemente— Sabes, me alegra que todo esté bien entre nosotros—
Gaara lo pensó un poco, ¿por qué no habría de estar bien todo entre ellos? ¿por qué ella debía preocuparse por eso? No había hecho nada mal, ella siempre fue buena. Él y sus hermanos eran los que habían traicionado su confianza, entonces ¿por qué?
— ¿Qué quieres decir exactamente? —
Akira abrió la boca, pero no pudo responder pues Temari había entrado a la oficina con un pequeño papel en su mano.
—Mensaje desde Konoha...— dijo casi sin aliento— Necesitan ayuda, Sasuke huyó...—
Akira apretó los puños, su boca se resecó casi de inmediato, ella era la única ahí que sabia el motivo por el que Sasuke se había ido, Orochimaru. Akira salió corriendo de la oficina.
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