31|Tramposa.


Era de noche y su presentimiento al parecer se hizo realidad, aunque estaba aliviada de que Naruto estuviese sano y salvo, aún estaba un poco preocupada por Sasuke, estaba en el hospital. No sabía que era lo que había pasado, pero sabía que era algo grave.

Sin muros en la costa llegó hasta el hospital central de Konoha. Revisó habitación por habitación hasta encontrar la correcta, finalmente la cabellera negra le indicó que había encontrado a Sasuke. Se detuvo un momento antes de entrar, se supone que a los enfermos se les debe de llevar algún regalo, también se les llevaba flores.

Terminó sentándose a un lado de la cama.

—De todos modos estás inconsciente, y si estuvieses despierto no valorarías mis regalos—se encogió de hombros al hablarle a Sasuke.

Después de medio minuto estaba aburrida. El chico estaba igual de pálido que siempre y estaba bien, ahora... ¿Qué se supone que hacen las personas cuando visitan a alguien en el hospital? Bueno, era algo que definitivamente no pensaba averiguar el día de hoy. Se levantó de su asiento y caminó a la salida, le dio un último vistazo al pelinegro, estaría bien. Salió del lugar.



Cerró con cuidado la puerta de la residencia Hatake, pero el sonido de un libro cerrándose con fuerza llamó su atención. Kakashi palmeó el lugar junto a él en el sofá, Akira se acercó con cuidado, Ryaku estaba dormido.

El silencio se postró sobre ambos, el ambiente era un tanto tenso.

Antes de que Kakashi pudiese disculparse por sus deliberadas acciones contra la niña, esta lo interrumpió.

—Lo siento— se disculpó.

—Yo soy el que debe pedirte perdón, no pensaba lo que hacía, pero estabas mintiéndome a la cara—

—Lo siento, no debí hacerlo, pero pensé que debía mentir, ellos me dijeron que no podía decir nada— mordió su labio inferior.

— ¿Nada sobre qué? —

—Sobre ellos—

Esto fue el inicio de una larga charla sobre una red de mentiras bien elaborada. Akira quería que confiara en ella, Kakashi quería confiar.




Akira terminó de nuevo en el hospital unas semanas después, esta vez Sakura estaba con ella y ponía algunas flores en un pequeño florero de arcilla blanca al lado de la cama de Sasuke.

— ¿Por qué traes flores para alguien que no las puede ver? —cuestionó la peli plata.

—Es algo como mostrar tu aprecio, no esperas que la persona te de un cumplido o te de las gracias, solo las traes para alegrar el lugar y mostrar que esperas que esa persona mejore— sonrió al terminar de acomodar las flores.

—Parece demasiado complicado— admitó— ¿Y que hay con las flores extra? —

—Oh, son para Rock Lee, su brazo sigue en mal estado— bajó la mirada.

—Oh, lo siento—

—No deberías sentirlo, estaría peor si no hubieses intervenido en la pelea—

—Pude haberlo hecho mejor—

Sakura negó con la cabeza.

—Lo hiciste bien— la reconfortó— Bien, iré a llevar estas flores ¿Me esperas aquí y nos vamos? —

—De acuerdo, solo no te tardes—

Akira se sentó a un lado de Sasuke, esta seguía tan inconsciente como el primer día que estuvo ahí. Los minutos se le hicieron eternos, y cuando la puerta de la habitación fue abierta esperaba que Sakura estuviese ahí para decirle que era hora de irse, definitivamente no esperaba a una anciana de cabello rubio.

—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? — Akira se levantó de su asiento.

— ¿Cómo me encontraste mocosa? —

Nadie parecía entender la situación. Naruto se adelantó, Akira apenas se había percatado de su presencia, se alegraba de que estuviese de vuelta.

— ¿Conoces a la abuela Tsunade? —

Naruto recibió un gran golpe en la cabeza. Akira soltó una carcajada.

— ¿A quién llamas abuela? — le reclamó la rubia.

— ¿Qué hace la anciana aquí? —Akira interrumpió la escena.

—Ella será la nueva Hokage, y sanará a Sasuke— Naruto se recuperó del golpe.

— ¿Esta deudora será la nueva Hokage? —

—Más respeto tramposa—

Shizune trataba de conservar la calma, no pensó que fuesen a encontrar a alguien a quien Lady Tsunade le debe dinero en Konoha.

— Yo no soy una tramposa, anciana—

Akira pasó al lado de todo saliendo de la habitación, pero antes de cerrar la puerta dejó algo en claro.

—Más te vale pagarme anciana o le diré a todos la clase de Hokage que tendrán— le sacó la lengua infantilmente.

—Pequeña tramposa tienes una gran boca—

Akira sonrió antes de irse.  


La presentación de la nueva Hokage fue como el primer rayo de luz después de la tormenta.

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