11|Ramen.
Había pasado ya una semana desde aquella visita inesperada, desde entonces al contrario de lo que se pensaría ella estaba de un humor terrible, no hablaba casi con nadie, no quería salir de casa y se molestaba a la más mínima provocación.
Kakashi pensaba que era normal, ya saben, adolescentes. Sasuke había hecho la conclusión de que era por su género, ya saben, mujeres. Sakura ni siquiera había podido acercarse a la chica, parecía tener un especial humor terrible ante la peli rosa. Naruto había sido el único en poder entrar a la habitación de la peli plata sin que esta le lanzara objetos o soltara maldiciones.
El rubio había pasado toda una tarde consolando a la chica, no sabía exactamente qué era lo que pasaba, pero si ella quería desahogarse, él estaría allí.
Akira no sabía porque su humor empeoraba cada día, pero estaba segura que tenía que controlarse, no podía simplemente golpearlos a todos por la insensibilidad de una sola persona.
*Flashback*
— No vuelvas a insultarme de esa manera, pensé que me querías— dramatizó.
— Oh vamos, deja de ser un bebé llorón— la chica buscó detrás del rubio con disimulo.
— No vino, solo vine yo— rascó su nuca— Le dije, pero...— fue interrumpido.
— No te preocupes, debe tener mejores cosas que hacer— sonrió.
*Fin flashback*
Naruto se había levantado temprano, llevaría a Akira a desayunar Ramen, eso de seguro le levantaría el ánimo o al menos eso esperaba. Se vistió con su habitual ropa naranja y salió apresurado, por el camino se encontró a Sakura y también la invitó a comer, sería muy descortés no hacerlo.
Todo marchaba bien, Akira estaba con ellos y solo les faltaban algunas calles para llegar a su puesto de ramen favorito, pero no contaban con que Konohamaru apareciera en el camino e hiciera molestar a Sakura.
Konohamaru salió corriendo y Sakura detrás de él, Naruto fue detrás de Sakura y Konohamaru, Akira corrió detrás de todo con una sonrisa, quizá eso era lo que le hacía falta.
Al dar la vuelta en un callejón Akira paró en seco, creyó haber visto algo, pero al parecer solo fue su imaginación, para cuando alcanzó a Naruto y los demás estos estaban metidos en un problema.
— ¡Suéltame! — Konohamaru se removía tratando de soltarse.
Akira jadeaba cansada, esos dos sí que corrían rápido, sin mencionar al enano.
— ¿Qué pasa aquí? — estaba confundida por la situación.
— ¡Suéltame me duele! —
— ¡Oye tú, tonto! ¡Suéltalo! — Naruto hizo rechinar sus dientes.
Akira puso una mano delante de Naruto indicándole que no debía meterse en problemas.
— Suelta a Konohamaru— la peli plata habló calmada.
— ¿Y si no quiero? — el extraño apretó más su agarre haciéndole daño a Konohamaru.
— No te va a gustar la respuesta— Akira apretó uno de sus puños.
Akira lo retaba con la mirada, estaba dispuesta a meterse en una pelea por el enano.
— Oye suéltame me duele— la voz de Konohamaru sonaba como si fuese a llorar.
Una piedra pequeña impactó en la mano del extraño liberando a Konohamaru. Sasuke se encontraba sentado sobre la rama de un árbol.
Akira suspiró, había tenido un momento de tensión.
— Por lo que veo son de Sunagakure— la peli plata habló fuerte y claro— ¿Estas con ellos? — preguntó al aire.
— Somos equipo— la voz rasposa los sorprendió a casi todos.
— Dan una mala impresión de su aldea— Akira elevó la mirada.
— Kankuro, ella ya lo dijo, avergüenzan a nuestra aldea—
El chico pelirrojo se hizo arena y luego volvió a ser una forma sólida, apareció frente a Akira. Sasuke bajó del árbol.
Para la peli plata no pasó desapercibido el hecho de que los otros dos de la arena parecían temerle al pelirrojo. La peli plata se acercó a Konohamaru para evaluar sus heridas, solo eran leves, nada de qué preocuparse.
— Vámonos— tomó a Naruto y Konohamaru del brazo.
Mientras detrás de ella se escuchaban algunas presentaciones por parte de Sasuke y el chico pelirrojo, ella prefirió salir de allí lo más rápido posible, no se llevaba muy bien con Suna.
Después de comer Ramen con Naruto y Konohamaru, Sakura se había quedado con Sasuke, la peli plata volvió a casa un poco más feliz. Su sonrisa se ensanchó cuando en su ventana apareció un pequeño papel.
"Nos veremos después, cuidado con las serpientes."
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