03|Padre e hija.

Akira había tenido una tarde bastante entretenida y mucho menos incomoda de lo que esperaba. Su padre biológico había estado contándole cosas sobre él y su madre, eran divertidas anécdotas de cómo se conocieron, Akira no había podido aguantar la risa en un par de veces y por un momento olvidó su anhelo de volver a donde paso los últimos años.

— Bien, esta será tu habitación— dijo el mayor mientras abría una puerta.

— Es enorme— admitió casi en un susurro.

— Es de tamaño normal— rascó su mentón pensativo.

— Quizá para ti, la habitación que tenía antes era una ratonera y todo porque Sa....— se interrumpió a sí misma.

— ¿Qué decías? —

— Es que la familia que me adoptó era una familia grande, con muchos hijos— explicó torpemente.

Bien, casi se descubre ella misma, que torpe había sido bajando la guardia de esa manera solo por una estúpida habitación. No debía dejar que nadie supiera sobre su pasado.

— Oh, aquí también tendrás una familia grande—

— ¿Tienes más hijos? — Eso la tomó desprevenida.

— Algo así, son como hijos no deseados— rascó su nuca.

Akira simplemente levantó una ceja sin comprender del todo a esta persona.

— Soy maestro, tengo tres alumnos algo tontos—

Ahora todo tenía sentido.

— Ah, esa eso— sonrió casi con alivio.

— Mañana los conocerás, también debemos revisar tu estatus en la aldea, quizá tengas que ir a la academia para convertirte en genin— explicó rápidamente.

— Yo sé, bueno algunas cosas—

Ahora era Kakashi quien estaba confundido. El ninja copia la miró insistente para que ella se explicara mejor.

— Yo sé algunas cosas de ninjas— su mirada de cachorro derritió el corazón de cierto ninja.

Kakashi la evaluó aun enternecido, era cierto que su parecido era increíble, justo ahora el peli plata sentía esa presión en el pecho, los ojos grandes de la niña lo miraban fijamente, por un momento pudo ver a Susuka reflejada en la pequeña, su garganta se hizo un nudo.

— ¿Qué cosas de ninjas aprendiste? — dijo finalmente.

— Ninjutsu, Taijutsu, cosas simples nada muy sorprendente— sonrió.

Claro que lo que una niña pudiese hacer era para nada sorprendente comparada con sus maestros.

— Muéstrame— el ojo visible se achicó de tal forma que daba a entender que sonreía bajo la máscara.

Akira ensanchó su sonrisa y luego se puso seria, debía concentrarse y dar lo mejor de sí, estaba un poco nerviosa y también quería impresionar a su ahora padre. Justo ahora surgía una duda en la cabeza de la peli plata, ¿Cómo debería llamarlo? ¿Padre, papá o solo señor? Se puso roja de solo imaginar llamarlo papá de manera tan informal.




Pasaron dos horas en medio del bosque medio destruido debido a los ataques que generaba Akira, el sol estaba cediendo y daba paso a la oscuridad de la noche.

La niña estaba cansada, exhausta sería una mejor definición, se había puesto nerviosa y se había distraído un par de veces lo que provocó que su control de chakra fuese pésimo. Cuando la chica estaba a punto de caer al piso debido al cansancio, sintió algo cálido que la sostenía. Instintivamente recargó todo su peso en el pecho del mayor, su chaleco ninja era bastante suave o solo era su imaginación jugándole malas pasadas. Sus fosas nasales se llenaron de un aroma amargo a té, de pronto tenía mucho más sueño.

— Has hecho un buen trabajo, vamos a casa—

La peli plata cerró los ojos, por un momento pudo imaginar las manos grandes y frías de esa persona acariciando su cabello.

Kakashi cargó a la chica medio dormida hasta su casa, la dejó recostada y completamente dormida en su habitación, giró sobre sus talones y analizó un poco la habitación, era simple y sin mucho color, suspiro antes de cerrar la puerta, se preguntaba cuanto color rosa sería suficiente en una habitación para una niña. 

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