6: TREASON
Luego de desayunar agarré una ducha que terminó de sacar el sueño que aún permanecía en mi cuerpo. La cita era a las doce, y el lugar donde me reuniría con Noel no se encontraba lejos, pero tampoco cerca. Gracias a dios tenía mi scooter de vuelta, Noel con su trabajo se dedicó a reunir el dinero suficiente para pagarla, y el chico de aquel restaurante caro, no puso objeciones cuando le ofrecí un poco más de lo que costaba. Bien pude haber reunido poco más y comprar una nueva, pero mi scooter lleva muchos años conmigo, no quería otra, la quería a ella
Me decidí por un mono deportivo negro con rallas blancas a los costados, y un pulóver blanco para hacer contraste. Me coloqué crema rizadora para acoplar mi cabello, y opté por unos zapatos de tacón bajo.
Juraría que el día de hoy era hermoso, pero el 90% de esa opinión se debía a mi buen humor, pues aún no veía siquiera por la ventana. Una vez lista salí de casa, la espera me desespera, y de seguro a Noel igual. Saludé a Richard con un hola común, desde luego nuestra relación no era la misma, ya hablábamos, pero por educación, o al menos eso hacía yo
Me coloqué el casco con sumo cuidado, no quería arruinar mi peinado de horas. Montada en mi scooter salí del edificio, allí me recibió el mundo exterior, ese que hace meses atrás veía con otros ojos. Sonriente me encontraba porque era muy feliz, gracias a Noel, a su amor, su ternura y dedicación. Noel había hecho conmigo el trabajo que con una flor, me regaba, me cuidaba, unas veces me brindaba la sombra de su corazón, y otras, me llenaba de luz con sus buenas intenciones
Mi corazón comenzó a latir desbocado según me iba acercando al lugar, eso sólo tenía un nombre, ese nombre, nervios. Parece loco el hecho de que aún me ponga nerviosa en algunos asuntos con respecto a Noel, pero es que él ha sido para mí todo lo que nunca imaginé que podría llegarme a suceder
Según me iba acercando a ese lugar que ahora puedo decir con toda certeza, es mi lugar favorito, fui bajando la velocidad de mi scooter. Sonreía como tonta, y la ansiedad por descubrir que sería lo que acontecería con nosotros estaba torturándome
Bajé de la scooter cuando al fin llegué, las hojas secas una vez más crujieron bajo mis pies. Mi corazón latía aún más, mis piernas no podían con todo el peso de mi cuerpo, y esa sonrisa boba no abandonaba mi cara
Y es triste decir que esa serie de emociones abandonó mi ser de una forma apabullante
Mi cara se encuadró al ver el escenario montado ante mis ojos, el casco se me cayó al suelo en un estado de shock, y tan pronto como salí de él, corrí en dirección a Noel
El lugar se encontraba repleto de personas, lleno, muy lleno. Noel se encontraba usando un atuendo muy elegante, uno por el que trabajábamos muchísimas noches, empleando muchísimo esfuerzo. Sus ojos al verme se llenaron de brillo, desilusión y felicidad, pero con la misma rapidez pasó a mostrar únicamente dolor, pena y vergüenza, para seguido bajar la cabeza y mirar al suelo. Su camisa se hallaba estrujada y desabotonada, eso obviamente a causa de la serie de personas que se encontraban sujetándolo
—¡Noel! —grité aterrada mientras corría hacia él
Sus manos se encontraban estiradas hacia detrás, descansando en su espalda baja, y siendo resguardadas por unas esposas metálicas de color gris. Todas las personas se encontraban alrededor de él, Noel era el centro de todo este círculo
Cuando al fin llegué hasta él lo abracé con todas mis fuerzas, le besé en la cabeza debido a que él la mantenía gacha, y susurré un todo estará bien en su oído
¿Que pudo haber sucedido?
¿Porque Noel se encontraba esposado?
—Apártese señorita —me ordenó uno de los cuatro oficiales que lo sujetaban, dándome un leve empujón, alejándome de él
Escanee el lugar por segunda vez buscando algún indicio que pudiera explicar esta locura, pero no había nada, ninguna persona herida, nadie quejándose; y por más loco que suene, tampoco había algún cadáver
¿Entonces qué?
El murmuro de las personas con cada minuto que trascendía se volvía un poco más insoportable, y en la situación tan desmejorada y desesperada en que me encontraba, aquello no contribuía en lo absoluto. Además, de soslayo me pude percatar de uno que otro periodista que se encontraba fotografiando todo, así como también habían peritos barriendo el lugar
Todo se fue a peores cuando un sargento uniformado y pulcro apareció vestido de verde olivo, cargando más de seis estrellas en su hombro derecho. Sin titubear se acercó a nosotros, y con voz firme ordenó
—Es él, condúzcanlo
Mis ojos se abrieron drásticamente cuando comenzaron a mover a Noel con dirección a la patrulla que aguardaba a unos veinte pasos de nosotros. Desde luego no era la única patrulla que había, y el sonido constante de las sirenas se me hacía un tanto perturbador e irritante
—¡No! ¡Esperen! ¡Él es mi novio! —grité como loca y una vez más corrí hacia él. No sabía porque diablos lo inculpaban, pero convencida estaba que Noel era inocente
—Valla a un psiquiátrico —fue todo lo que dijo el mismo policía que minutos atrás me apartó de Noel, y sin perder tiempo lo montaron a la patrulla
Noel ni siquiera miró, no volvió a alzar la vista del suelo, ni cuando entró a la patrulla, y menos cuando esta arrancó.
—No está vez. No volveré a perder a alguien importante para mí —y decidida recogí el casco del suelo y monté mi scooter para perseguir a la serie de patrullas que conducían a Noel
Mi mente no descansó en ningún momento mientras los perseguía, ¿Cómo podría?, esto definitivamente no era lo que tanto anhelaba para hoy
Una vez en comisaría no perdí tiempo, corrí como había estado haciendo toda la noche, y una vez más, lo encontré
—¡Noel! —lo abracé desde atrás aprovechando que se encontraba solamente vigilado por un guardia que en ese momento se dedicaba a explicarle algo a su compañero
Noel volteó lentamente hasta confrontarme, y me sorprendió ver tanta vulnerabilidad en su rostro. No había siquiera rastro de ese hombre tan maduro, comprensivo y pesimista del que me había enamorado
Justo en ese momento el policía se gira —¿Usted de nuevo? —dice con cansancio y otra vez me aleja de Noel
—Por supuesto —respondo con firmeza —Es mi pareja, ¿de qué se le acusa?, es inocente
El policía frente a mi alza una ceja a la vez que me mira como si fuese una loca —¿Él inocente? —señala a Noel incrédulo
—Sí, lo es—aseguro y Noel me regala una sonrisa tristona. Veo sus ojos llenarse de lágrimas, y una resbala hasta manchar su estrujada camisa
—Este inocente como le llamas —hace unas comillas con sus dedos —Es uno de los más buscados en los últimos tres años —explica al ver toda mi credibilidad
—¿Se puede saber porque? —me cruzo de brazos desafiante, obviamente no le creo nada, aquí debe haber una equivocación, algún error, estoy segura
—Es el responsable de más de diez violaciones, ocho de ellas a niñas de entre 15-17 años, y el 2% a niñas con no más de ocho años. ¿Sabías eso? —termina de explicar y mira a Noel con tanto pero tanto odio, que lo podría destruir con solo esa mirada. Ser violador nunca ha sido bien visto, porque obviamente no lo es. Es algo asqueroso, sucio, ruin, y devastador tanto para las víctimas como para los padres de ellas
Pero... Noel ¿Un violador?
No puede ser
Mi boca aún se encuentra en forma de O, es algo que no puedo creer. El corazón se me quiere salir del pecho, las manos, los pies, siento cada vena de mi cuerpo palpitar. Lo miro incrédula, a la espera de que corrija lo que ese policía arrogante acaba de elaborar, y que asegure que es una confusión, que él nunca jamás haría algo como eso de lo que le acusan directamente, que le confunden con alguien más. Que me ama
Por desgracia para mí eso no sucede, no lo hace, y en su lugar, suelta
—Lo siento —y otra lágrima nada por su rostro
En toda la comisaría resuena la bofetada tan grande que le proporciono a Noel, una tan fuerte, que la mano me arde del dolor, pica y se pone rojiza por la concentración de tanta sangre en un mismo lugar
—¡Eso! —me incitan los policías a coro alzando sus puños al aire. Pero eso no me proporciona satisfacción alguna, Noel me ha engañado todo este tiempo. Meses viviendo en una mentira. Todo lo que creía conocer es irreal, un personaje que se inventó mi mente. Algo surreal
El alza nuevamente la cabeza para observarme, y me causa tanta furia lo que veo, solo puedo sentir cosas perniciosas por él; asco, rabia e incluso odio
—Vamos, pedófilo —el policía le da un empujón por la espalda haciendo que este camine, hasta una taquilla donde veo que le toman huellas dactilares
¿Un violador?
¿Cómo pudo hacerlo?
¿Con niñas? ¿A lo largo de años?
Me giro sobre mis talones y abandono el lugar. Me siento devastada, dolida, tan rota, tan sucia. Me siento una basura
Sin quererlo las lágrimas corren desparramadas por mi rostro, duele...
Fuera me reciben luces, voces y el flash constante de las cámaras. Montones de micrófonos me rodean y acusan mientras los portadores se empeñan en hacer preguntas a las cuales no tengo respuesta
¿Dónde está mi voz?
¿A dónde fue mi fuerza?
¿Porque no siento mi saliva?
Cada vez me rodean más, encerrándome en un círculo tóxico del que no hallo salida, me interrumpen el paso. Mis oídos pitan de tanta preguntadera y por más que trato de taparlos, de ignorarlos, de seguir con mi paso, no puedo. Algo en mi garganta arde, es un horror tener tantas ganas de gritar, y no poder emitir ni una sola palabra. Mis piernas flaquean, mi fuerza se agota, mis lágrimas brotan, me romperé en algún momento, lo sé
—¿Es la actual pareja del violador?
—¿Sabía de la idiosincrasia a la que se reclina?
—¿Fue usted otra de sus víctimas?
—¿También violas personas?
—¿Le excita estar con un violador?
Preguntas
Preguntas
Más preguntas...
El camino hacia mi moto cada vez más lejos, mi fuerza cada vez más extenuada, mis piernas cada vez con menos fuerzas; el círculo cada vez más cerrado
Me atosigan a preguntas
Me asfixian
Siento que perderé la razón en cualquier momento
—¡Responde!
—¡Responde!
—Habla loca —me insulta uno de ellos y el resto ríe a mí alrededor sin dejar de acusarme con los micrófonos
Me siento asediada, con falta de aire, un dolor punzante se instala en mi pecho, ya no puedo mantenerme en pie. Es mucho para mí en tan solo una noche. No logro asimilarlo
Siento el suelo cada vez más cerca de mi cara
Y entonces...
—¡Abran paso! ¡Dejen pasar! —unas manos fuertes y firmes me toman por los brazos desde atrás. No sé de quién diablos se trate, pero me brinda todo el equilibrio que necesito; y con su apoyo atravieso el tumulto de personas que me atosigaban
—Esto te sentará bien —asegura y siento algo suave y húmedo tocar la punta de mi nariz, tardo muy poco en percatarme de que es un algodón con alcohol, y eso consigue activar mis sentidos
Me siento mucho mejor, para nada llega a ser bien, siquiera regular; pero sí mejor que minutos atrás con esos carentes de sentimientos
Reconozco al hombre frente a mí, es ese policía que llamé arrogante y mentiroso rato atrás. El me acaba de ayudar. Eso hace que por segunda vez en la noche me dé cuenta de lo mal que catalogo a las personas. A Noel lo pinté como lo mejor y terminó siendo todo un vi.. violador. Y este policía al que no conozco de nada, y que juzgué abiertamente por hacer su trabajo, me acaba de salvar de un montón de periodistas y de mi posible desmayo
Estoy mal
—Gracias—las palabras abandonan mis labios sin siquiera darme tiempo de analizarlas. Sea como sea, no me arrepiento
—Andrés —me tiende su mano con cordialidad
—Paola —aprieto su mano y me sonríe a boca cerrada
El policía no sólo hizo eso por mí, sino que pese a que me negué y justifiqué alegando que estaba bien, no me hizo caso alguno y me llevó en su patrulla hasta casa. Haciendo además, que su compañero manejará mi scooter para dejarla aparcada en mi edificio
—No sé cuántas veces más tendré que decirlo, pero gracias —le digo ya en la puerta de casa mientras resguardo una de mis manos en la otra
—Tranquila mujer, para eso estamos —me sonríe por segunda vez y logra contagiarme un poco
¿Cómo lo hizo?
Al parecer no sólo me sorprende a mí, sino que él también lo nota, y no se esfuerza en disimularlo —Eso, sonríe un poco que eres preciosa —me da un leve golpe en el hombro y luego de tal comportamiento luce cohibido. ¿Cuándo nos volvimos más cercanos? —Bu.. bueno, ya debo marcharme —comunica con la vista en el suelo mientras se rasca la parte trasera de su cabeza, obviamente incómodo
—Oye —lo agarró del brazo cuando hace por marcharse. El me observa sorprendido, baja la vista a mi mano que sostiene la suya, y vuelve a mis ojos —Que.. gracias —sé que le he agradecido muchísimo, pero siento la necesidad de hacerlo, justo como hacía con...
Noel
Mi mano suelta la suya cuando el recuerdo de Noel inunda mi mente. Durante el viaje a casa estuve bloqueando toda remembranza relacionada a él, pero ahora.. simplemente pasó. Andrés parece notar mi cambio, ya que de repente y sin que pueda darme tiempo a reaccionar, me abraza. Ahí, en el pasillo del edificio, el policía que conozco de nada me abraza con tanta fuerza, que me hace creer por un momento que todo estará bien
—No te culpes por ello, Paola —se separa de mí, pero no termina por completo el contacto, es por ello que aún sus manos sostienen mis antebrazos —Ese tipo es un desgraciado, no te merecía. Te engañó, te usó, se aprovechó de tu buena bondad. Es un desvalido, pero tú no. Eres muy bonita, ya encontrarás a alguien que sepa valorarte en verdad. Ya lo verás —sus ojos ni por un momento abandonan los míos, y habla con tanta seguridad, que me hace creer que todo lo que expresa podría llegar a ser cierto
¿Pero será verdad?
No seas tonta Paola, es un policía, es su deber tranquilizar y preservar por el poblado. Sólo siente lástima por la mujer que fue engañada por un pedófilo y sucio violador
—Ya —es todo lo que digo y él se queda expectante de algo más, algo que evidentemente no tengo para decir
—Mira, te voy a entregar mi tarjeta, y cualquier problema que tengas, el que sea, me marcas. A la hora que sea —enfatiza bien sus últimas palabras y seguido lo veo sacar algo de su billetera —Esta es la psicóloga que nos asignan en el trabajo, es muy buena en su trabajo, y es muy buena amiga mía. Si necesitas de este tipo de ayuda, llámala, dile que vas de mi parte y te atenderá sin problema —me tiende su tarjeta, y con dudas la agarro —Ahora si debo marcharme, fue un placer Paola —lo noto intranquilo cuando termina de despedirse. No sé si quiere abrazarme, darme un beso, o qué sea, pero yo me encuentro demasiado bajoneada para reaccionar
Mi mente está nuevamente con Noel, ese desgraciado que me engañó como a una cría estos últimos cinco meses. Recuerdo lo bien que funcionábamos juntos, éramos un equipo, como los engranajes que juntos hacen funcionar las manecillas del reloj. Recuerdo el cómo caminábamos juntos, nos bañábamos juntos, hacíamos chistes juntos, comíamos, dormíamos, trabajábamos juntos, todo, lo hacíamos juntos. Me volví tan dependiente de él, que no sé cómo podré superar semejante revelación
¿Cómo pudo usarme de esa forma?
¿Acaso todas esas sonrisas que me soltaba cada dos por tres eran falsas?
¿Alguna vez pensó en violarme?
¿Con quién diablos estuve viviendo prácticamente la mitad de un año?
—Ven, siéntate —había estado tan desconectada del mundo, que ni siquiera noté que Andrés había abierto la puerta de casa, y ahora, yo me encontraba frente al sillón
¿Cómo es que me hizo caminar hasta aquí?
—Espero que te mejores Paola, ya es hora de marcharme —soba mi antebrazo y lo próximo que escucho es la puerta de casa cerrarse
En la mañana, al despertar, mi cuerpo lo hace en cámara lenta, con tanta lentitud, que siento el crujir de cada uno de mis huesos. Es como si el sueño no quisiera abandonar mis ojos, y hasta entonces me lo planteo, ¿Cómo diablos me quedé dormida?
Trato de recordar la noche anterior, luego de la partida de Andrés, recuerdo haber quedado sola en casa, y luego...
¿Y luego?
Un Richard con ojeras y cara de quién recién acaba de despertar, llega a mis recuerdos. Tocó la puerta de casa y con pereza fui a abrir, no deseaba ver a nadie, caminar, hablar, no deseaba siquiera respirar. Al verlo ahí, en esas fachas, parado en la puerta de casa, el corazón se me encogió. A Richard Noel le dio mala espina desde el comienzo, bien pude haberle hecho caso, siquiera escucharlo; pero estaba tan enfrascada en el “amor que nos teníamos”, que preferí alejar a la persona que había estado para mi innumerables veces, —sin pedir nada a cambio.— Lo alejé, lo expulsé, lo evitaba y aborrecía; y sin embargo, ahí estaba él parado en la puerta de mi casa con un chocolate caliente en manos para mí
—Un tal Andrés pidió de favor que te vigilara un poco, dijo que no te encontrabas muy bien, así que.. —me tiende el chocolate y lo agarro con lentitud. Ni siquiera sé que decir, lo he tratado tan mal, no merezco que haga nada por mi
—Richard... yo..
—Sólo bebe el chocolate. No es cortés declinar nada que venga con buena voluntad. Me sentiría muy mal Pao —lo escucho decir ese diminutivo tan chulo que creó para mí y sonrío con nostalgia
Lo próximo que recuerdo es que nos sentamos en mi sillón mullido, el me cuenta par de historias que le han ocurrido en su jornada de trabajo, mientras yo bebo del humeante chocolate que trajo para mí
Y de ahí en adelante las cosas son un poco más imprecisas. Richard sigue contando historias, y yo, simplemente caigo rendida
¿Cómo lo hizo?
No tengo idea
~Liety G. R
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top