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Las emociones incontenibles, nuevas y raras continúan dentro de mí haciendo mellas. Me hallo en vilo, es difícil encontrar poder llegar a una explicación lógica de mi estado y emociones. La noche anterior, fue una de las mejores de mi vida aunque quisiera que fuese de otra forma, quisiera no sentir esas mariposas revoloteando dentro de mí, pero las siento. Por lo que realmente la situación me supera

Byron es para mí como un tema tabú, es algo muy malo de lo que deseo salir cuanto antes. Pero entonces ¿cómo es posible que me sienta así luego de besarnos?, cada vez que el recuerdo de la noche anterior se desenvuelve en mi mente, las consecuencias son irrevocables. La suavidad con que sus labios se movían sobre los míos era simplemente...

—¡Niña! —el grito a mi lado me hace pegar un brinco. Observo a Azucena con vergüenza mientras ella luce un poco agobiada

—¿Decías algo Azucena? —pregunto casi que con temor achicándome sobre el asiento

—¿Vas a preferir leche o jugo? —ella pregunta y yo me decido por la leche al saber que será hecha por ella, es la mejor en ello.

En la casa hay una fuerte tensión, todos parecen estresados, sobre todo Azucena y Byron. Sé que es a causa de los padres de Byron que llegarán en cualquier momento, por lo que yo también comienzo a impacientarme

—Azucena —susurro muy bajito para que solamente ella lo escuche, aunque no hay nadie más en la cocina —¿Crees que le agrade a la madre de Byron? —inquiero igual de bajo y temerosa, a lo que ella me regala una sonrisa

Realmente es algo que me preocupa, sé que Byron no intentó alertarme ayer en vano, sé que la convivencia con su madre será todo un espectáculo, aunque ni siquiera la conozco. Es suficiente ver la actitud y la forma con la que todos reaccionan al saber de su cercano aterrizaje

—Sólo se tú misma, la Sr. Nerea es alguien realmente difícil de complacer, yo sólo te puedo aconsejar que no te dejes intimidar —dice lo último con severidad, por lo que mis nervios luego de sus palabras se encuentran más alterados

Dios mío, ayúdame con esta ardua tarea

—¿Crees que le gustará mi forma de vestir? ¿Estará al menos satisfecha con mis fachas? —inquiero desesperada. Ya sé que porta un carácter fuerte, así que debo tratar de impresionarla con otros aspectos, y que mejor que con el mío propio

La mirada que me dedica Azucena hace que todo mi cuerpo tiemble, y no literalmente. Es evidente que no le gustará mi forma de lucir en lo absoluto, por lo que la pregunta en mi cabeza una vez más no alcanza resolución

¿Porque diablos Byron me eligió?

Azucena se mantiene en silencio por varios minutos que se me hacen eternos mientras continúa con su tarea de preparar el desayuno, supongo que también prepara el de Byron, aunque él aún no baja de su habitación, algo realmente extraño para alguien como él que despiertan muy temprano

Ella deja el vaso de leche frente a mi junto a las tostadas, y sólo entonces habla —No sé mucho de modas y esas cosas, para mí son pequeñeces que no tienen mucha importancia, pero me alegro que lo hallas mencionado, pues Nerea se toma esos asuntos muy a pecho. Para ella son de muchísima importancia —no me pasa desapercibida la acidez con que habla Azucena al referirse a la madre de Byron, incluso a la hora de mencionar su nombre cierra sus ojos como si fuese ácido

Agradezco la intención de todos al prepararme tanto para la llegada de mi "suegra", pero realmente con tantos datos me comienzo a asustar. No quiero ni imaginar cómo sobreviviré cuando ella finalmente llegue

—Pero para tu buena suerte, tengo una amiga que sabe mucho de moda y estilo. ¿Quieres que la invite?

—¡Si por favor! —chillo emocionada y Azucena suelta una alta carcajada. Realmente agradezco la llegada de ella a mi vida, las cosas definitivamente son más llevaderas desde que ella está presente

Byron llega minutos más tarde a la cocina, y parece recién levantado, pues se encuentra en pijamas, y bosteza justo en la puerta antes de adentrarse en la cocina

—Buenos días —él besa la frente de Azucena, y una vez sentado en una de las banquetas me regala una sonrisa sincera

Siento como los bellos de mi nuca se erizan al verlo así de sonriente, recién levantado luce aún más hermoso, pues sus carnosos labios están hinchados, y sus ojos chinos. Realmente es todo un espectáculo, por lo que siento la piel de mis brazos picar, como si me dieran pellizcos por todas partes

Sé que todas estas emociones son por causa del beso de anoche, por el cual no me moleste pues estoy muy de acuerdo con Byron en que debíamos de besarnos, pues si la pregunta llueve de la nada podré afirmar más que convencida de que fue un beso muy cálido y hermoso, porque realmente así lo sentí. No fue posesivo o carnal, cosa que realmente agradecí, sino la conveniencia entre nosotros sería muy incomoda

La amiga de Azucena aceptó encantada la propuesta de ayudarnos con mi aspecto y perchas. Por lo que aceptó venir a las once para comenzar con la tarea

Era sábado, por lo que me hallaba viendo una película en la plasma del salón ya que la de mi habitación continúa en las mismas condiciones, al menos Byron se apiadó de mí y tengo ventilación. Sentí cómo se tiró a mi lado sobre el sofá y me brindó de las palomitas que llevaba en un vol. No pude evitar mirarle con una ceja alzada al verle comiendo palomitas de maíz, cuando el afirmó rotundamente que era comida para bobos. En ese preciso instante los recuerdos de nosotros llovieron en mi cabeza, esos jueves de películas fueron increíbles, y sé que él también lo recordó, nos encontrábamos en sintonía, por lo que simplemente respondió con un encogimiento de hombros

—Tendremos trabajo hoy en la noche, en este momento Kenia se encuentra viajando junto a Guill —explicó mientras yo tomaba un puñado de palomitas

—Esperemos y todo salga bien —dije con sequedad volviendo la vista a la televisión. Aún seguía algo disgustada con Kenia, realmente no eran celos, pero me molestaba su actitud, iba de ser mi amiga y luego la encontraba prácticamente encima de Byron

Cosas que no tienen sentido

—En una hora llegará la amiga de Azucena, me ayudará a elegir ropa adecuada para recibir a tu madre, y también hará algo con mi imagen, supongo —esa última palabra la dije para mí misma, hablar de ello me hacía sentía un poco mal. Para mí, yo no era una persona fea, pero tras ver la reacción de Azucena en la mañana, comenzaba a tener mis dudas, cosas que realmente no deberían estar sucediendo teniendo la llegada de Nerea en mis narices

—No entiendo por qué si eres preciosa —dijo muy bajo y seguido aclaró su garganta, por lo que ni siquiera estoy convencida de que realmente fue eso lo que dijo. Para cuando giré a verlo, estaba alborotando su cabello con nerviosismo, aun así fue inevitable sonreír —Dejaré las palomitas aquí para ti, tengo una reunión en línea en cinco minutos y algunos asuntos que resolver. Estate lista a las ocho, debemos salir de ese encargo hoy mismo, mis padres no tardarán en llegar y no quiero estar involucrado en ninguna de esas movidas cuando ellos lleguen. He pedido un tiempo de tranquilidad para estar en paz con mis padres, y este ha sido el precio —explica y luego se levanta del asiento para subir a su habitación, no sin antes sacar varios billetes de su billetera pidiendo que con ellos pague a la estilista. Mi corazón late desesperado dentro de mi pecho al descubrir que realmente este hombre tiene sentimientos, está poniendo toda su vida y negocios en juegos para pasar tiempo tranquilamente con sus padres, y además de ello me ha preparado palomitas de maíz

Quizás y si tenía razón cuando dijo que yo solamente me enfocaba en su lado malo, sin permitirme ver el bueno. Es una lástima que sea demasiado tarde para reconsiderarlo, pues he pisado el acelerador, y ya no hay vuelta atrás. No cuando he ido en búsqueda de Mirian, y he estado buscando aleados para destronarlo

Una hora después la amiga de Azucena estaba en casa, no puedo negar que quedé muy sorprendida al descubrir que la amiga, era un transformista, cosa que me dejo realmente anonadada, pues me parece espectacular que cada cual viva su vida tranquilamente, sin tener que marcar géneros ni nada por el estilo. La mujer era alta, rellenita, pero sin llegar a ser obesa, y de muy buen porte. Vestía una licra de cuadros y una camisa blanca de mangas hasta los codos, su cabello era corto, de color rubio, y llevaba un sombrero muy fino, a juego con la licra; y de calzado, unas botas de color negro que llegaban hasta sus tobillos

—Dios, que rostro tan bello —fue lo primero que dijo luego de las presentaciones. Sonreí tímida, mis mejillas ardieron, pero me sentí muy aliviada de escuchar aquello —Tu cabello es espectacular, te da un aire de mujer rebelde, fuerte, decidida, pero puedo hacer algo con el para que luzcas más elegante —me explico acariciando mi cabello. Luego me hizo dar varias vueltas en mi lugar, supongo que para analizarme a detalle

Luego de ese pequeño análisis subimos a mi habitación donde le mostré toda la ropa que tenía, al igual que zapatos. Su cara era todo un poema para ese entonces, y luego de preguntar qué tipo de vestidos usaba para trabajar y el diario, su cara era una mezcla de molestia con insulto

—¡Disculpa! —se giró ofendida para observarme —Estos vestidos son de cóctel, ¿cómo se te ocurre usarlos para el diario?, es que acaso no tienes ni una pizca de sentido común

Su voz chillona y sus críticas me sentaron sumamente mal, en mi estómago se formó un nudo que me ocasionó dolores, y no tenía cara para afrontar la situación

¿Es decir que los vestidos que usaba diariamente y que decía ser elegantes, eran de cóctel?

Con razón todos me veían con extrañeza en la empresa de Byron

—¡Dios mío!, esto es más grave de lo que imaginaba —llevo una mano a su frente con dramatismo. Yo realmente me sentía muy avergonzada con la situación, si mi madre me viera en esta escena se moriría, y de que heredé una tienda de moda ni hablar —Esto será lo que haremos —dijo de repente mientras juntaba sus manos provocando por lo mismo un aplauso —Iremos directamente a la peluquería para arreglarte, y ya de ahí vamos de compras —y sin reparos agarró su bolso para colgárselo nuevamente al hombro y salió de la habitación, dejándonos a Azucena y a mí sorprendidas

El estado de ánimo de la amiga de Azucena, llamada Eleonor, era sorprendente, tenía una frase para todo tipo se situación, y no paraba de parlotear. Pero eso sí, era muy divertida. Tomas manejaba el auto sin hacer ningún comentario, mientas que Azucena y yo reíamos de las ocurrencias de Eleonor.

Una vez en el salón aquello fue una maravilla, era inmenso, pero además hermoso. Las sacadoras y máquinas eran muy sofisticadas. Eleonor ordenó que se ocuparan de mí de inmediato, por lo que rápidamente una chica arreglaba mis pies, mientras que otra mis manos, y Eleonor mi cabello.

Un tiempo después, había concluido mi sección en el salón. Eleonor había hecho un excelente trabajo con mi cabello, muchas veces me lo habían arreglado, pero jamás lo habían hecho de esta forma, ni siquiera yo alcanzaba a reconocerme. Mi cabello estaba desrizado, y además planchado. Ella había utilizado tenazas, por lo que las puntas caían en ondas sobre mis hombros y pechos, incluso me hacía notar que mi cabello había crecido

Mis uñas iban de blanco, dándome un toque elegante, y habían depilado mis pies, al igual que arreglaron mis cejas con pinzas, y Eleonor me enseñó cómo debía maquillarme sin lucir como si realmente me hubiera esforzado en hacerlo. Un truco muy eficiente

Ya en la tienda las cosas se volvieron algo estresantes, debía probarme vestidos tras vestidos y zapatos tras zapatos, era algo insoportable. Los vestidos eran demasiado elegantes para mi gusto, pero no puse inconvenientes, pues eran esos los que seguramente le gustarían a Nerea, y de los zapatos ni hablar, eran tan altos que temía partirme un pie. Llegaron momentos en los que me sentí como si me mostraran a ser mujer por primera vez, sentimiento para nada agradable, pero tuve que lidiar con ello

Para cuando llegamos a la casa eran las cinco de la tarde, me sentía exhausta, y no era para menos, pues el único momento en que pude descansar fue en el horario de almuerzo, y ni tanto, pues Eleonor tuvo la brillante idea de hacerme andar en uno de los zapatos de tacón que recién había comprado, según ella para ir domándolos. Así que luego de despedirme de Azucena y Tomas que solamente podía cargar las inmensas bolsas de compra, subí a mi habitación para ducharme y poder dormir un rato, ya me levantaría a las ocho luciendo como nueva y podría trabajar

XXX

Me amotiné de la cama despegando mi espalda de la misma, y solté un bostezo sacando el sueño de mi cuerpo. Me sentía como nueva, esas horas de sueño me habían venido de maravilla. Me volví a dejar caer en el suave colchón, y entonces finalmente abrí mis ojos. Enfundé mis piernas con mis pantuflas que reposaban al lado de la cama, y fui directamente al closet para poder vestirme

Justamente cuando vi mis vestidos nuevos colgando junto a trajes de hombre la alarma en mi cabeza se encendió, mis ojos se abrieron de sopetón y corrí a abrir las cortinas, entonces entraron los rayos del sol

No me podía sentir más confundida

Observe toda la habitación dando una vuelta en mi propio eje, lo primero que noté fue el reloj, quien marcaba las siete de la mañana, lo otro era que no me hallaba en mi habitación, y lo más escandaloso, era que me hallaba en la habitación de Byron. Esto debía de ser un sueño, pues todas mis cosas estaban allí, como si la habitación también fuese mía. Mis vestidos estaban muy bien acomodados junto a los elegantes trajes de Byron, y lo mismo sucedía con mis zapatos y los suyos. Mis joyas, pulseras, relojes y anillos, todo se encontraba perfectamente acomodado en su closet, como si compartiéramos todo

Unos leves toques sonaron en la puerta, y microsegundos después Azucena había aparecido en mi campo de visión.

—Qué bueno que ya has despertado —dijo con alivio llevando una mano a su pecho —Byron a pedido que te alistes y bajes a desayunar, sus padres ya están en casa —ese último dato me lo susurró, y mis ojos se abrieron como par de platos, estoy segura que si hubiera tenido algo en mi boca lo hubiera escupido de inmediato

Entonces los nervios tomaron el control de mí, sabía que esto podía ocurrir en cualquier momento, pero igual la situación me superaba. Lo peor es que me encontraba muy nerviosa, como si realmente ellos fuesen mis suegros. Corrí como una flecha al baño y tome una ducha rápida, para mi suerte Azucena aún se encontraba allí, por lo que me ayudó a arreglarme. Rápidamente me quite los rulos que llevaba en mi cabello, haciendo que este luciera nuevamente hermoso, cómo ayer en la tarde

¡Ayer! ¡Diablos! Tenía trabajo que hacer

Ni siquiera le preste atención a eso, me coloqué frente al closet y tome un vestido color verde, verde como la esperanza. Era de una sola manga, y llevaba un leve encaje en la parte de mis pechos, no era muy largo, pero tampoco corto, exactamente cinco dedos por encima de la rodilla. No era un verde chillón, ni tampoco opaco, era más bien tupido, dándome un toque elegante y refinado, además de ser bastante sencillo, porque después de todo solamente era un desayuno. De calzado estuve por elegir unas sandalias, pero la mirada de Azucena fue suficiente para elegir zapatos de tacón, unos que desde luego no eran muy altos, estaba perfecta.

Por último pero no menos importante corrí a la coqueta de Byron, era inmensa, al igual que su espejo, y tome asiento para maquillarme. Ni siquiera estaba segura de estar haciendo las cosas en un orden lógico, pero estaba nerviosa y el tiempo no alcanzaba, además, el orden de los factores no altera el producto, es decir yo, que verdaderamente lucía hermosa

Estaba más que satisfecha con mi imagen, y si luego de esto esa señora aún tenía problemas con mi imagen, entonces sí tendríamos un serio problema

Tomé más de tres inspiraciones profundas antes de salir finalmente, aún estaba confundida, no comprendía nada, primeramente no sabía cómo es que había dormido tanto, y menos como es que yo y mis cosas ahora estábamos en la habitación de Byron. Pero decidí hacer todos esos pensamientos a un lado, hasta el momento sólo sabía que los padres de Byron habían llegado en la noche de ayer, de ahí en fuera, todo era desconocido

Ya en los últimos escalones de la escalera mis piernas comenzaron a temblar, el sonido de mis zapatos de tacón resonaba por toda la instancia, por lo que en pocos minutos los ojos de todos estaban sobre mí. Byron fue quien atrajo mi atención de inmediato, sus ojos me analizaron de arriba a abajo con bastante lentitud, me miraba sorprendido y perdido, lucía como si realmente no me reconociera, pero si realmente había alguien sorprendida en esa casa, era yo

La mesa estaba repleta de personas, en la cabecera como de costumbre se encontraba Byron portando un elegante traje con su corbata perfectamente anudada en su cuello, a cada uno de sus lados habían dos personas a quienes logre reconocer como sus padres, junto a su madre había un hombre muy parecido a Byron, pero con la diferencia que este vestía de manera informal. Frente a él, estaba otro chico, era el más claro de todos en la mesa, tenía algo de parentesco con Byron, y a su lado una mujer de piel blanca que le daba el desayuno a una niña pequeña

Y justo ahora todos me observaban a detalle, sentía la vista de cada uno de ellos perforándome, parecían querer tener mi imagen grabada en su cabeza

Byron se levantó rápidamente de la mesa para alcanzarme, y me tendió su mano para ayudarme y guiarme a la mesa, mano que agarré gustosa. Ahora mismo Byron era mi persona favorita en la casa, y mientas me dirigía a la mesa solo podía rezar que todo saliera bien

—Mamá, Papá, ella es Paola, mi pareja — Byron no parecía nervioso en lo absoluto, a diferencia de mí.

Su madre fue la primera en levantarse de la mesa, quisiera decir que me regaló una bella sonrisa y me recibió gustosa, pero en realidad no fue el caso. La mujer me dio una dura mirada, y me analizó desde la punta de mis zapatos negros de tacón hasta mi cabello, y a detalle, parecía estar buscando la más mínima falla para juzgarme. Pero cuando finalmente sus ojos vieron fijo a los míos, me dedicó una sonrisa de aprobación y seguido me dio un leve abrazo

—Es un gusto conocerte, mi nombre es Nerea —es lo que dijo al soltarme y fue mi momento de observarla, realmente no quería hacerlo, pero no pude evitarlo, por lo que le hice un rápido análisis.

La mujer era muy bonita, su cabello era sumamente largo, y en las puntas caía en ondas. Se notaba que era una persona mayor, sus facciones bellas pero duras le delataban, supongo que tendría unos cincuenta y pico. Usaba un vestido de leopardo que hacía un buen contraste con su piel acaramelada, sus ojos eran negros azabache, al igual que su cabello, y sus pies los calzaba con unos elegantes tacones dorados. Era unos centímetros más pequeña que yo, pero aún así era una mujer imponente e intimidante

El padre de Byron fue mucho más agradable, en el preciso momento en que fui a saludarle me regaló una genuina sonrisa y abrió sus brazos de inmediato para abrazarme, acción que correspondí gustosa inclinándome para abrazarlo ya que es un hombre inválido, detalle que Byron tampoco me compartió, pero en realidad no era tan significante. Los ojos de aquel hombre me veían como lo más valioso del mundo, incluso llegue a creer que lloraría, pero no lo hizo. Y para cuando concluyó el abrazo susurro a mi oído —Tú serás la mujer que amara y cuidara mucho de mi hijo, no me cabe duda

Quise soltar una carcajada justo en ese momento, pero por supuesto no lo hice, debía de comportarme y dejar una gran marca con mi buena impresión, así que simplemente continué con las presentaciones

La pareja que reposaba junto al Sr. Harry Lozano, se me fue presentada como el hermano mayor de Byron, y también su abogado llamado Hector, su esposa Paula, y la hija de ambos llamada Sara, quien tenía solamente cinco años, y era una bebé encantadora de cabello rubio.

Paula me agradó de inmediato, es el tipo de persona que solamente de vista sabes que es muy buena onda, al igual que la pequeña niña. En cambio Hector, no me agradó mucho, él me saludó por simple cortesía, y aunque no parecía tener nada en mi contra, tampoco a mi favor, me veía con recelo todo el tiempo

Y por último pero no menos importante, me presentaron al menor de los Lozano, el hermano más pequeño: Michael Lozano, quien no me dio buena espina. Él se levantó rápidamente de su asiento haciendo un gran ruido, y me dio un fuerte abrazo, mientras me llamaba cuñadita. Me regaló una sonrisa amplia, mostrando sus dientes de oro, y alcancé a ver algunos tatuajes que sobresalían de su pulóver al estar tatuados en su cuello

Él era todo lo opuesto a Byron que era un empresario, y su hermano abogado, era más bien un callejero que sólo dios podía saber en qué cosas estaba metida

Pero cuando volvió a su asiento luego de presentarnos, y sonrió con malicia, supe que esto no iba a terminar bien

—Ya Byron, dinos de una vez cuanto te costó, o mejor dicho, ¿cuánto le estás pagando? — dijo con cansancio y volvió a sonreír mostrando todos su dientes de oro, sabía que mis sospechas no estaban equivocadas, ese tipo no me daba buena espina —Dínoslo tú cuñadita, ¿cuánto le estás sacando a mí hermanito? —sus cejas se alzaron tras la pregunta y fue cuestión de segundos para que los ojos de todos responsaran sobre nosotros

Mis manos formaron puños al escucharlo, sus palabras eran venenosas y ofensivas, pero a pesar de mi molestia, solamente podía repetir en mi cabeza

Oh, mierda. Estamos atrapados




LietyD.G
2022*

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