19: EXHAUS


—Vamos, no tengo tiempo que perder. En cinco minutos salimos —y sale volando de la habitación

Suelto un bufido ante su actitud tan intolerable y me levanto de la cama. El despertador me hace saber que son las siete menos diez, cosa que solamente logra estresarme, porqué:

1-No puedo levantarme tan rápidamente de la cama, me causa dolor de cabeza

2-No soporto que me apresuren

3-No tengo gana alguna de salir con él a ningún lugar, menos a su empresa

Y lo peor, es que esta es otra de las facetas de Byron, y desde luego la peor. Lleva par de días inaguantable, se la pasa de un lado a otro, se le ve todo el tiempo distraído y ocupado, a veces no lo soporto y otras me causa pena y dudas, ¿qué será lo que lo tiene tan estresado y preocupado?.

Lo cierto es que debe ser algo grande, Byron incluso tiene ojeras, se la ha pasado de reunión en reunión, prácticamente todo el tiempo tiene un teléfono pegado a la oreja, por alguna razón no suelta su maletín, y incluso León y su amigo, de quién no recuerdo el nombre, se la pasan todo el día en alerta, es como si estuvieran esperando que algo realmente malo suceda

Obviamente he tratado de hablar con él, para pedirle explicaciones, estoy preocupada y además de eso, últimamente he tenido que asistir con él a su empresa, cosa que odio. Las personas que trabajan allí son malas y pretenciosas, parecen seres de otro planeta, no tienen sentimientos, siquiera humanidad, pero Byron no ha querido decirme nada, alegando que lo que sucede no es de mi incumbencia, y cada vez que tiene oportunidad me recuerda que es el quién tiene derecho a hacer las preguntas, no yo

Hablar de Byron en estos momentos es algo muy difícil, es evidente que algo está mal y por lo mismo él y su actitud. En un momento lo puedes ver reír y al siguiente condenarte a muerte, puede hacer un chiste y al minuto siguiente mirarte con cara de asesino serial, realmente es insoportable, y yo diría que hasta preocupante

—No hables, no preguntes, ni opines nada. Hoy no estoy de humor para tus estupideces —me dice antes de bajar del auto y la poca dignidad que me queda se desmorona. Se me hace un hueco tan grande en el pecho que incluso me cuesta respirar, siempre soy yo la que debe pagar su molestia, y lo peor es que siquiera tengo culpa

Realmente estoy comenzando a hartarme

Bajo segundos después que él, y mantengo todo el tiempo una muy prudente distancia entre nosotros, no lo quiero cerca, estoy realmente cansada de su actitud de mierda, estoy agotada de ser tratada como un trapo sucio de cocina, es agobiante verle cambiar cada dos por tres de actitud, ríe, se pone serio, se molesta, discute, le suelta su mierda a todo el mundo, y luego, de la nada, vuelve y sonríe. Es asfixiante, esta montaña rusa por la que paso a causa de Byron me tiene hasta los nervios. Con cada día que transcurre me cuesta más trabajo contenerme, soy una persona sumamente explosiva y él está llegando a mi límite. Sólo yo sé la cantidad de veces que he tenido que contar hasta diez para calmarme y no aclararle par de cositas, últimamente diez no me está alcanzando por lo que a veces tengo que acudir a mil, pero todo el mundo tiene un límite, y Byron se encuentra rayando el mío

Y no es bueno, nada bueno

Él le desea los buenos días a su secretaria luego de que esta le saluda, y yo, que no soy hipócrita, no la soporto, sé que ella tampoco me soporta, y no me encuentro en el mejor de los humores hoy, ni siquiera le miro cuando paso de largo por su pequeña recepción y me introduzco en la inmensa oficina de Byron. Toda la instancia huele a él, y es realmente exquisito porque estamos hablando de un hombre que siempre huele bien; sin embargo eso no es suficiente para ablandarme, por lo que luego de inhalar hasta no poder más, me encaminó a uno de los sillones. Byron se despoja de su cara chaqueta y la coloca en el espaldar de su sillón para tomar asiento. Yo le imitó y me dejó caer en uno a metros de distancia suya

—Necesito que te acerques —me mira y la rabia crece aún más en mi interior. Las alarmas en mi cabeza se encienden, no es bueno que Byron y yo estemos encerrados solos en una oficina, el está de muy mal humor y yo quiero ahorcarlo

No muevo siquiera un dedo, lo que menos me apetece en este momento es acercarme a él

—¿Acaso eres sorda? —pregunta con sorna y tengo que cerrar mis manos y hacerlas puños para contener las ganas que tengo de pegarle.

Es un simio con ropa y corbata

Contra mi voluntad me levanto del asiento para sentarme delante suyo, no aguanto más esta situación

—¿Qué es lo que necesitas? —inquiero con pesadez, suelto tanto veneno al hablar que me hallo preguntándome como no he muerto por envenenamiento

—Firma todos estos papeles —ordena, como de costumbre. Saca un montón de papeles y los desplaza hasta dejarlos delante de mí

—¿Qué es todo esto? —inquiero. Ni siquiera es una pregunta, estoy exigiendo una respuesta

—Sólo firma, Paola —demanda una vez más, sólo que esta vez sin gota de paciencia

¿Alguna vez han visto un eclipse?

Si

No

Ni siquiera importa la verdad. Cada cosa que he estado tragando día a día salió tras la ingrata respuesta de Byron. Fue cuestión de microsegundos para que yo explotará, los insultos, los reproches, las quejas, las preguntas a las que yo misma di respuesta salieron dejándome totalmente vacía. No me importó que yo estuviera en su lugar de trabajo, no me importó que en repetidas ocasiones él me ha amenazado de muerte, no me importó que había quedado en un acuerdo con mi padre, no me importó absolutamente nada, la realidad es que solamente estaba pensado en mí, y en mi bienestar

Algunas personas podrán pensar que estaba siendo egoísta al pensar sólo en mi cuando adoptando esa actitud estaba afectando a muchas personas, pero no me interesa, porque para mí no es egoísmo, sino amor propio

Se supone que para poder ayudar o salvar a alguien, primero debes salvarte y ayudarte a ti mismo

Y esa fue mi elección

Si seguía aguantando en silencio toda la mierda de Byron corría el riesgo de algún día no despertar, quizás mañana mismo. Porque realmente no era poco lo que me estaba callando, estaba cansada de ser tratada como un títere al que Byron maneja a su antojo.

Mi voz con cada segundo que transcurría se volvía más demandante, más alta y exigente. Estaba histérica, estresada hasta la mierda, pero sobre todo, harta de su estúpida actitud. Grito y grito, suelto todo lo que estaba callando, y cuando me siento realmente saciada, me levanto de la silla dejando muy en claro que no firmaré nada, que no puede tratarme como un trapo, y que él no me gobierna

El tacón bajo de mis zapatos resuena por el suelo porcelanatado de su oficina, y ni siquiera me importa que sea eso lo único que se escuche

—Que tengas buen día —le digo agarrando el pomo de la puerta para salir

Es justo en ese momento cuando un jalón fuerte tira de mí hacia atrás. Mantengo mis ojos cerrados porque la fuerza que hace sobre mi cabello es mucha, y a pesar de que grito y chilló no logro ser liberada

—Mira que trato de ser bueno y amable contigo, pero es evidente que tú eres hija del maltrato —dice apretando con más fuerza mi cabello.

Su mano enrolla todo mi cabello y sin culpa alguna tira de mí llevándome casi a rastras hasta el asiento donde anteriormente me encontraba. Me suelta con brusquedad, haciéndome impactar contra el mismo, y planta nuevamente los papeles delante de mi

Mi cara y cuero cabelludo duelen y palpitan por su causa, me siento impotente y frustrada. Aun me hallo con los ojos cerrados porque todo me duele, me siento como si acabase de recibir una golpiza

¿Cómo se le ocurre arrastrarme de esa forma?

Acaso piensa que soy un saco de papas

¡Pues no lo soy!

Hago por levantarme nuevamente, pero el presiona una mano sobre mi hombro impidiendo que eso suceda, cosa que me estresa más

—Estas acabando con mi paciencia Paola, firma los puñeteros papeles —demanda, es más que evidente que está estresado

¡Pues bien! Ya somos dos

—¿Qué es lo que sucede? ¿Porque debo firmar yo estos papeles? —inquiero con tranquilidad. Quiero optar por ser prudente y poder solucionar esta locura, alguna explicación debe existir

—No tengo que explicarte nada —sentencia, dejando aún más claro que he agotado su paciencia —Firma

Desde mi posición puedo ver como aprieta sus manos haciéndolas puños

—¡¿Qué sucede?! —sin poder soportarlo más grito, estoy muy frustrada, no comprendo nada, y Byron no ayuda ocultándome información

—¡Mailin murió! —revela —¡¿Ya, estas contenta?! —inquiere igual de exasperado, pero yo no respondo nada. Me hallo demasiado ocupada tratando de atar los cabos y llegar a la verdad

¿Mailin?, no conozco ninguna Mailin

Entonces, como si de un suceso lejano se tratase, llega a mí aquel recuerdo para iluminarme. Aquella reunión con Kenia donde mencionó a la nueva chica que se haría cargo de la galería, ella murió

¿Pero cómo?

—Esa chica.. ¿Murió?.. —las palabras me abandonan solas —La mataron cierto? —pregunto aterrada, mi voz es un pequeño susurro

—Si —es todo lo que responde, puedo distinguir su frialdad al hablar, pero también su preocupación

Quiero que se abra un hueco en el suelo y me trague, no soporto toda esta locura, esta no es mi vida, no quiero seguir así.

Me levanto temblando del asiento, evidentemente la noticia no me ha sentado bien, cada cosa que descubro es más aterradora

—Paola.. —él me llama, sé que intenta detenerme, pero no le hago caso

—Esa chicha ha muerto, la han matado —murmuro para mí misma mientras sigo de camino a la salida

—Paola —me detiene haciendo una leve presión en mi hombro

—¡Déjame! —y por primera vez en mi vida pierdo completamente el control con Byron, le pego un bofetada tan fuerte que resuena en toda la oficina —Esa chica ha muerto, pude haber sido yo, ¡ahora mismo podría estar muerta! —me hago un ovillo en el suelo de su oficina y comienzo a temblar sin contenerme, siento la mirada intensa de Byron sobre mí, pero no tengo fuerzas ya para encararlo. Sé que ni siquiera conocía a esa chica, pero eso no me reconforta, sobre todo porque bien pude haber sido yo, en estos momentos podría estar muerta por causa de un negocio con el que no tengo nada que ver

—Te dejaré en paz cuando firmes estos papeles, no estoy jugando Paola, estoy en riesgo, y si sigues cometiendo estupideces acabaré contigo. En este momento lo que me sobran son problemas, o colaboras o toma tus últimos respiros —confiesa con una frialdad que cala hasta mi alma. Alzó la vista para verle, pero es como si de un monstruo se tratase, no hay pistas del Byron que me interesa por ninguna parte

Me levanto del suelo en ese momento, me dirijo hacia la mesa donde firmo todos los papeles sin siquiera leer, qué más da lo que digan si de igual manera estoy obligada a firmar, al igual que él estoy metida en todo este asunto hasta los codos, y luego de eso salgo de su oficina pidiendo irme a casa

Por primera vez veo más de diez personas en la tercera planta, y aunque cuando salgo todos intentan disimular, sé que estaban tratando de escuchar que era lo que tras la puerta sucedía, incluso la secretaria de Byron me observa con preocupación e incredulidad

El baja tras de mí y me guía hasta el aparcamiento donde León aguarda por mi para llevarme a casa, apenas habla, se le nota que está furioso, cosa que en estos momentos me importa muy poco. El camino a casa es igual de tenso y agobiante a pesar de que él no se encuentra con nosotros, León apenas habla, cosa que le agradezco porque no tengo ningún deseo de socializar.

Ciento que mi vida está tomando rumbos que no son de mi agrado, no me siento bien con este estilo de vida, me han arrebatado todo, incluso el derecho de poder elegir lo que concidero mejor para mi

¿Existe algo peor que eso?

Me recuesto al asiento del auto con la cabeza hecha un lio, todo este mundo es muy tóxico para mí. Mientras más lo analizo más peligroso me parece y más miedo me ocasiona. No sé cuántas veces lo he implorando, quiero irme de aquí, quiero hacer de cuentas que jamás he conocido a Byron, quiero que él y todo su mundo de delincuencia y corrupción se alejen de mí, pero nada pasa; o mejor dicho, nada bueno pasa

Para cuando llegamos a casa estoy más que decidida a dar el último paso de mi plan, el plan que por algunos días detuve al creer que Byron había cambiado y sí era una buena persona, pero ya es mi hora, si no aprovecho esta oportunidad y las señales, no podré escapar de él jamás. Le aviso a León que estoy agotada, —cosa que mi rostro confirma, — que tomaré una ducha y luego me acostaré a dormir, a lo que él asiente y pide que cuente con él para cualquier cosa que necesite.

Justo cómo le informe a León tomó una ducha rápida, y seguido me coloco la ropa que he elegido, un juego de licra y pulóver con una tela sumamente elástica, y antes de salir del baño dejo la regadera abierta. Me calzo con unos zapatos deportivos y a pasos silenciosos me dirijo hasta la puerta para verificar si León continúa tras la puerta

Justamente ahí lo encuentro, de espaldas a la puerta a cargo de mi seguridad, por lo que la vuelvo a cerrar con el mismo sigilo.

Cierro desde dentro con llave y voy hasta el sillón donde me encaramo para poder escapar. Con mucha cautela termino de sacar los tornillos del conducto de ventilación y poder salir de una vez por todas. He analizado muchas veces este plan, confío en dios y sé que todo saldrá bien. Dejo los tornillos sobre el mueble y una vez me introduzco en el conducto vuelvo a colocar la rendija para comenzar a avanzar. Sé exactamente hacia donde me debo dirigir, y no podría existir un mejor momento para irme a la fuga, Byron se halla en su empresa y León pegado a la puerta de mi habitación, nadie sospecharía que yo me atrevería a semejante locura.

Avanzo a costa de mis brazos y rodillas, es bastante incómodo, y los metales que conforman el conducto son fríos, pero no me pienso detener, si es este el precio que debo pagar por mi libertad, que así sea

Cada vez que me siento cansada o agitada me tomo un reposo, tengo que ser sumamente sigilosa, incluso con mi respiración, basta con solo un movimiento para poner a todos al tanto de mi ubicación, sobre todo en este momento donde la casa se encuentra en completo silencio

La sensación de saber que estoy a punto de llegar a mi objetivo hace que mariposas revoloteen en mi estómago, sudo frío, y hasta creo que tiemblo. Cuando la luz del sol me alumbra prácticamente la cara sonrió y lágrimas salen de mis ojos. Me quedo varios segundos observando desde mi lugar, comprobando que no haya nadie. Una vez veo todo el camino libre, saco los tornillos del conducto, empujo la tapa, y saco el pañuelo negro de mi bolsillo para tapar la cámara delantera de la casa.

¡Listo!

Casi que lo he conseguido del todo, saco mi cabeza y agarrándome a la rendija de la ventana voy impulsando mi cuerpo con ayuda de los brazos. Es una de las cosas más difíciles debido a que un mal movimiento puede provocar mí caída al suelo, lo que sería un trágico accidente, porque si bien desde donde me encuentro la altura no es mucha, tampoco poca. Apenas y puedo respirar con normalidad cuando el pañuelo que le he colocado a la cámara sale volando y me apresuró a salir corriendo de allí.

¡Al fin!

Rodeo lo que queda del jardín con sigilo y cuidado, lágrimas calientes salen de mis ojos y mi pecho arde por tantas emociones contenidas. No tengo idea de donde pueda refugiarme, pero llevo suficiente dinero encima para conseguir un techo seguro donde vivir por varios días, y pensarme si realmente quiero irme de esta ciudad y emprender una nueva vida lejos de tanta locura

Corro y corro tanto como mis piernas me lo permiten, abro el portón de la casa y una vez salgo a la calle respiro, es como si respirara por primera vez, cómo si todo este tiempo hubiera estado viviendo en una burbuja. Miro de un lado al otro de la calle, no sé dónde diablos estamos, nunca antes había venido a estos entornos. Es difícil tomar una decisión cuando siquiera sé mi ubicación, pero al final me decido por el lado opuesto a donde siempre coge el auto de Byron cuando regresa del trabajo. No tengo tiempo que perder, me coloco la capucha de mi pulover tratando de llamar lo menos posible la atención, y voy tan a prisa como puedo

Tomo el autobús unas diez calles después de la casa de Byron, y bajo en una zona bastante lejana de la ciudad, prácticamente a las afueras. Busco un alquiler que se acomode al dinero que traigo encima, no me puedo dar el lujo de gastar sin control cuando no sé cuántos días estaré al intemperie, tengo que comprar comida y algo de ropa porque solamente traigo la pieza que llevo puesta

Pregunto los precios y veo un que otro alquiler, hasta que doy con el que mejor se acomoda a mí y mis necesidades. El dueño del cuarto es un señor bastante mayor, de constitución delgada, y bolsas negruzcas bajo sus ojos. Tiene una hija adolescente que al parecer padece de algún problema de salud, o eso intérprete al verle.

El cuarto no es grande, sino que muy pequeño. Pero es costeable para mí, y cómo soy sólo yo no necesito tanto espacio,  cuenta solamente con una cama personal, un pequeño baño y junto a este la cocina, y el refrigerador

Esto me es suficiente, además de que en esta zona podré pasar desapercibida sin tener que esforzarme, he elegido una de las casas más pobres para alquilarme

Gracias dios por ayudarme a conseguir mi meta. Aprovecharé esta nueva oportunidad de vida, y me aferraré a ella con todas mis fuerzas







Liety G. R
2022©

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