15: ATTRACTION
Hace dos días que fui dada de alta en el hospital luego de que me realizaron algunas pruebas para asegurarse de que todo estaba bien conmigo. Aún recuerdo cómo me sentí luego de abrir mis ojos con muchísimo trabajo, —la cabeza me dolía y pesaba, y ni hablar de mi estómago—. Me encontraba en una habitación completamente blanca, y por un instante consideré la idea de haber muerto y encontrarme ya en el cielo. Sin embargo, al notar a Byron a unos pocos pasos de mi, dubitativo, pensativo, e incluso, parecía perdido en sus memorias, supe que no lo estaba. Su semblante estaba decaído, sus hombros tensos, y no respiraba con regularidad. Sus ojos estaban perdidos en algún punto de la habitación. Era como si no fuese él, algo estaba mal, su comportamiento no era cabal
Supongo que me hallaba demasiado encausada con su personalidad, porque en un momento su vista se enfocó con la mía, y pese a que fue por un menguado instante, sus ojos parecieron obtener vida, se encendieron en cuanto su vista se vinculó a la mía.
Byron salió disparado en mi dirección y las preguntas comenzaron a llover una tras otra. Aquello parecía un interrogatorio por haber cometido un crimen, cuando en realidad, ni siquiera recordaba qué había sucedido, menos, que hacía en aquel lugar
—¿Dónde estamos? —pregunté, aún con el dolor punzante en mi cabeza
—En el hospital —respondió casi automático
—¿Que sucedió? —inquirí
—No lo sé con claridad, esperaba que me lo pudieras explicar tú. —sus ojos parecen buscar algo en los míos, pero claramente no hayan nada —Te encontré inconsciente en el suelo del baño —explica y el dolor en mi cabeza se agudiza
—Yo.. —trato de hablar, pero entonces mi voz se vuelve pastosa, y de repente me cuesta trabajo expresarme
—Has enfermado de gastritis — revela al darse cuenta de mi descolocación —Y suponemos que al caer al suelo, quedaste inconsciente. No sé cuántas horas estuviste allí, yo llegué a la mañana siguiente —explica y por un momento pareciera sentir culpa. Supongo que el golpe en mi cabeza fue bastante intenso para considerar semejante locura
—Yo.. —trato de hablar, pero con cada minuto el dolor se vuelve más insoportable —En la mañana, cuando pretendía ducharme —explico con bastante trabajo, y aunque las ideas no son del todo claras él me entiende, o eso supongo al verle asentir
Su mirada ensombrece en ese instante, sus hombros parecen cargar algún tipo de peso etéreo, y su respiración se dificulta. Trato de llamarle, la cabeza cada vez duele más, pero él no me escucha, aunque se encuentra justamente a mi lado parece tener una guerra interna consigo mismo, su cerebro parece haberse desconectado. Necesito de un calmante, alguna pastilla, algo que me ayude, no me siento bien, el dolor es insoportable
—¡Byron!.. —hago el último intento, duplicando el esfuerzo, subiendo mucho más el volumen de mi voz, y sólo entonces el parece volver en sí. Su vista vuelve a conectarse con la mía, mientras yo solamente puedo retorcerme sobre la cama. El dolor de mi estómago a comenzado, y las punzadas son tan atropelladoras, que pareciera que todo dentro de mi estómago está siendo triturado y retorcido.
—¡Llamaré al doctor! —su tono desesperado al ver mi estado consigue agobiarme más. Me hace ser consciente de que realmente estoy enferma, y ni siquiera entiendo el porqué
Recuerdo haber sufrido tanto de contractura, que lo que hicieron los doctores al entrar en la habitación fue inyectarme un sedante. Sólo entonces pude descansar cayendo nuevamente en la inconsciencia
×××
Abro los párpados con lentitud mientras permito a mis ojos adaptarse a la tenue claridad que se filtra a través de las gruesas cortinas color miel que adornan la habitación. Me sobo los ojos debido a la claridad, —y también tiene que ver el hecho de que acabo de levantarme—, a la vez que bostezo y me estiró sobre la cama expulsando el sueño de mi cuerpo.
En el preciso momento en que terminó con mi estiramiento matutino doy un brinco sobre la cama y siento el latir acelerado de mi corazón, se me quiere salir del pecho. La respiración se me acelera expulsando grandes bocanadas de aliento, y me comienzan a picar las manos de los nervios.
—¡Pero que carajos! ¡¿Porque diablos te metes de esta manera a mi habitación?! —chilló desesperada sentándome sobre el suave colchón mientras que con mi mano me presiono el pecho. Pareciera que el corazón se me fuese a salir en cualquier instante.
Byron no se inmuta en lo absoluto pese a que me acaba de provocar un susto de muerte, se dedica a verme con expresión divertida en su rostro a la vez que eleva una ceja. Esto definitivamente se está saliendo de control, y si al menos fuese la primera vez en ocurrir, pero no, no lo es. Eh descubierto además que el problema que le atribuía sobre la personalidad es muchísimo más grave de lo que imaginaba, este tipo sufre de distintos tipos de personalidad, en realidad me está preocupado
Con lentitud corre las cortinas permitiendo que la claridad se cuele por completo a la habitación, y a pasos lentos se acerca a mi cama para sentarse en la esquina del colchón.
—He traído tu desayuno —es lo primero que dice, y no puedo evitar deleitarme con su voz ronca a estas tempranas horas de la mañana. Por suerte para mi llevo un abrigo mangas largas, así que no podrá intuir que se me ha puesto la piel de gallina al escucharlo
Mis ojos viajan de él a la pequeña bandeja que se encuentra sobre la cama, y el corazón se me estruja al verlo así, y eso me hace sentir furiosa, muy furiosa. Es que no comprendo que diablos le ocurre. Nuestra relación era perfecta, no nos hablábamos, ni mirábamos, éramos inexistentes el uno para el otro. Pero desde que salí del hospital, este hombre me confunde una y otra vez. Lamentablemente desde que salí del hospital la actitud de Byron con mi persona cambió de forma drástica, desde entonces dejó de comportarse como un idiota insoportable, y entonces, no deja de tener atenciones conmigo. Situación que realmente comienza a sacarme de quicio, no sé cómo diablos lidiar con su actitud, menos con él. Realmente comienza a confundirme mucho, y no quiero, no, porque tenía las cosas demasiado claras, y el que ahora se porte así no es un argumento suficientemente importante para que yo me sienta diferente con respecto a él. Sin embargo, mi cuerpo parece estar en una guerra constante con mi cerebro, reacciona a cada actitud que él tiene, a cada palabra, atención o frase. Cosa que me molesta y exaspera de sobremanera
—Te he mandado a ha..
—No necesito de tu lástima —escupo con fingida indignación, es cierto que me molesta esta actitud suya, pero a la vez me gusta tanto, que se me hace imposible molestarme con él. Mis palabras parecen ocasionarle estragos, y hasta parece nervioso, ya que comienza a rascarse el cabello con inquietud
—No te tengo ninguna lástima, Paola —aclara viendo fijo a los ojos, enviando corrientes eléctricas a todo mi torrente sanguíneo —Si estoy haciendo esto, es porque así lo quiero
—Pues no lo hagas, no me siento bien con esa actitud que te has comprado no sé en donde —escupo furiosa.
—Estoy siendo todo un caballero contigo, y tú en cambio, sólo sabes demostrar la poca educación que tienes —dice ahora y noto como comienza a molestarse
—Poca educación tienes tú al hacerte pasar por un caballero, cuando sabemos de sobra aquí que no lo eres —refutó, y aquí caemos una vez más en lo cotidiano. Llevamos casi una semana en esta montaña rusa de emociones, aunque yo sí que he hecho hasta lo imposible por no demostrar nada con respecto a mis sentimientos, mucho menos las cosas que me hace sentir. Me rehusó a dar mi brazo a torcer
—Cállate y come —y es sólo hasta entonces que soy realmente consciente de cuán cerca nos encontramos, es tan poca la distancia entre Byron y yo, que el desgraciado se atrevió a meter una cucharada de papilla a mi boca.
Abro los ojos como platos al sentir la comida dentro de mi boca, y Byron explota en una carcajada estrepitosa al verme, y es justo en ese instante que detonó. Exploto en los pequeños detalles que hasta nombro esculturales. Hasta ese momento soy consciente de los hermosos ojos café que tiene, es hasta ese momento que noto sus finas facciones, su barba de días que le hace lucir aún más atrayente e importante, su colonia, esa que es tan leve, pero preeminente a la vez, de lo fuerte que son sus brazos, de lo tallado que son sus labios, de lo largo de sus pestañas, de sus manos, de su mirada penetrante, atrayente, de su cabello que tiene un ondulado perfecto, pero sobre todo, de su sonrisa, es tan ronca y sexy, ¡diablos!, este hombre me hipnotiza
—Lo siento, debo tomar esta llamada —dice logrando sacarme de mi hipnotismo, para asentir como una idiota
Byron se aleja unos pasos para contestar la llamada, y soy consciente que es del trabajo cuando le escucho nombrar a su secretaria, y soy aún más consciente cuando ordena cancelar las reuniones del día. En ese momento las mariposas que sentía revoloteando en mi interior se espuman, y son sustituidas por una sensación de culpa, me siento realmente culpable y ni siquiera sé por qué, cuando en realidad no es mi culpa. Hace más de una semana que Byron ha dejado de presentarse en su empresa, solamente para estar cien por ciento al tanto de mi cuidado, y pese a que no se lo pedí, no lo necesito, me siento más culpable con cada día que pasa.
Realmente no me comporté de la mejor manera luego de haber sido dada de alta en el hospital, seguía renuente a comer, debido a eso Byron tuvo que dejar de trabajar, para dedicarse a cuidarme, pero juro que al ser consciente de su actitud traté de arreglarlo, empecé a comer, en verdad lo hacía, pero no he tenido buenos resultados, pues Byron sigue enfrascado en cuidar de mí, y sinceramente, ya no sé si eso es algo bueno. Nuestra cercanía con cada día se vuelve más tóxica y dañina, yo realmente me estoy confundiendo mucho con su actitud, él provoca que mi cerebro se colme de arena y no pueda razonar con claridad. Y por otro lado me asusta, ¿cómo no estar asustada si ni siquiera sé en qué momento comencé a sentir esta atracción por él? ¿Cómo no encontrarme asustada cuando no sé en qué momento dejé de verle como el monstruo que es? ¿Cómo es que él puede llegar a parecerme tierno?
Esto va de mal en peor
Con cada día que transcurre le ruego a dios que me envíe una señal que pueda poner un orden a toda esta locura, pero tal pareciera que dios también está en mi contra, pues no sucede nada. Yo por otro lado me pregunto una y otra vez cómo es que de unos días para acá las cosas pudieron cambiar tanto. ¿Cómo es que por arte de magia las barreras que teníamos el uno con el otro se derribaron?, si recuerdo que fue prácticamente ayer cuando la vergüenza me aprisionó al ser consciente de que Byron me observó totalmente desnuda, que me tuvo en sus brazos y cuidó de mí cuando terminé inconsciente en el cuarto de baño. Hace sólo unas semanas que aborrecía a ese hombre con todo mí ser por haberme metido en un mundo ilegal, corrupto y delincuente.
¿Qué pasa ahora?
¿Qué fue lo que cambió?
Por más que trato de rememorar todo lo que me hizo sentir al traficar con arte, del miedo que pasé en el aeropuerto, de cómo pude haber ido a prisión, el concepto de Byron no cambia en mi cabeza.
—Ya estoy de regreso —dice y se sienta nuevamente a mi lado —Debes tomar tu desayuno —señala la bandeja que trajo, y suelto un largo suspiro para asentir y comenzar a desayunar
Byron me observa en silencio mientras me termino la papilla y mi vaso con leche, sufro de una gastritis que podría llegar a ser crónica y maligna en un futuro si no mejoro mi dieta alimenticia, que viene siendo pésima desde hace bastante tiempo. La verdad es que si tengo mucho que agradecerle a Byron de que cuide de mí de la forma en que lo hace, y del cómo me hizo ser consciente de que realmente esto podría empeorar y causar severos daños a mi salud. En relación con eso, sí es cierto que le debo.
—Byron, yo me encuentro muchísimo mejor —comienzo a hablar una vez termino con la leche que me prepara Azucena —Creo que ya es hora de que vuelvas a la empresa, no me parece justo que te sigas ausentado por mi causa, yo...
—Paola —mi nombre en sus labios hace que mi estómago se estruje, que la boca se me seque, y se me corte la respiración. Su voz determinada y ronca tiene más dominio sobre mí de lo que me gustaría admitir —Sé que te encuentras bien. Yo me he tomado unas vacaciones en el trabajo, siento que estos últimos meses han sido muy intensos, tú mejor que nadie sabes de la tensión que se vive constantemente en mis negocios. He pedido a mi secretaria que cancele todas las reuniones que podrían existir durante esta semana, pero ella de igual forma sigue llamando para confirmar que realmente no me presentaré —explica con calma y se me aprieta el estómago. La vergüenza se apodera de mí y lo único que quiero es poder desaparecerme en este instante, se me hace casi imposible poder sostenerle la mirada luego de lo que ha dicho, ¿cómo es que pude llegar a creer que había dejado todo por mí? ¿En qué momento mis esperanzas alzaron tanto el vuelo?
—Yo... —quiero decir algo para no parecer una completa estúpida, que es lo que realmente soy. Pero tal pareciera que se me ha pasmado el cerebro, porque no me llega nada, estoy totalmente en blanco.
—¿Te ha tragado la lengua el ratón? —inquiere con diversión haciendo que la vergüenza crezca aún más en mí. Una pequeña carcajada sale de sus labios y quedo enternecida viéndole reír.
El tiempo se me detiene y de pronto es como si estuviese viendo una película, donde todo transcurre en cámara lenta. Poco a poco se le forma un hoyuelo en el lado derecho de la cara, sus ojos van reduciendo su tamaño hasta quedar achinados, y la cara se le llena de luz
—Oye, en serio —continúa agarrando seriedad —La estoy pasando bien, pero debo salir en media hora —explica y pareciera que está apenado —¿Podrás estar bien en el almuerzo? —inquiere con preocupación y tengo que morder el interior de mi mejilla para no mostrar la sonrisa que amenaza con salir en cualquier instante
—Yo.. —me detengo justo cuando la felicidad pasa a ser una bruna inmensa de duda que no tiene desenlace en mi cabeza. Byron a dicho que ha cancelado todas las reuniones que tenía por esta semana, yo misma lo he escuchado hablando por teléfono asegurando que no asistiría. Entonces.. ¿A dónde diablos va?.
Poco a poco la silueta de una mujer se va dibujando en mi cabeza hasta adquirir la forma de aquella rubia que hace días no me topo en casa, quisiera saber que ha sucedido entre ellos, pero el peso de la respuesta me aterra. Por otro lado, tampoco es cómo que de la noche a la mañana la relación ente Byron y yo sea de hermanos, así que jamás podría preguntarle qué pasa entre ellos, mucho menos luego de verlos en el hotel. La relación ha mejorado, pero no es cómo de amigos confidentes
—Estaré bien —digo y algo dentro de mi estómago se estruja
—Está bien, entonces nos vemos luego —recoge la bandeja donde antes estaba mi desayuno y sin más sale de la habitación
Quedo sola nuevamente y enciendo la tele para ver algo de la serie esa que tanto me gusta. Sin embargo, luego de un rato, cuando Byron pasa nuevamente para avisar que ya se marcha, las ganas de ver la tele se disipan. Entonces tomo fuerza de voluntad y luego de ducharme subo a la terraza para tomar un poco de aire puro. Desde aquí arriba la vida se siente tan diferente, tan valiosa y acaudalada, que por instantes me creo la reina del mundo. El aire sopla, y revuelve mi cabello rizado haciendo que se me pegue a la cara. En ese momento ordinario me llegan tantas preguntas a la cabeza, preguntas que nunca han adquirido respuesta en mi cerebro, y ciertamente, no creo que la adquieran jamás.
¿Por qué todas estas cosas me están sucediendo a mí?
Hace solo unos meses mi vida era tan tranquila, tan sana y poco eminente, que a veces quisiera despertar de esta traumática pesadilla. Quiero recuperar eso que tantas veces aseguré detestar, era feliz y ni siquiera lo sabía
Bien dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde
Liety G. R
2022©
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top