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-hola pequeñito –dijo andy con una sonrisa torcida, agarrando a louis del antebrazo para mantenerlo en su lugar mientras jo cerraba la puerta de la celda y colocaba el seguro.

-¡no! –pudo gritar louis cuando lo empujaban al colchón más cercano.

-¿pensaste que podías escaparte de nosotros? ¿pensabas que podías solo burlarte de nosotros en la cafetería sin recibir tu merecido? –susurró andy a la par que acostaba a louis, lamiendo y besando entre el cuello y el pecho del chico.

-¡harry! –exclamó louis- ¡zay- jo llegó y se sentó al final de la cama, cerca de la cabeza de louis colocando su mano encima de la desobediente boca del mocoso.

-ah-ah-ah, no hay escapatoria, esta vez vinimos preparados –jo se burló sacando algo parecido a un bozal, colocándolo entre los labios finos y tan rosas de louis, su llanto siendo amortiguado. Jo reía cuando las lágrimas caían por las mejillas de aquel niño.

louis no se resistió a patear las bolas de andy, exactamente como la última vez.

-pensaba que ya habías aprendido que no debes hacer eso, solo nos enoja más –andy se removió colocando a louis boca abajo mientras jo usaba cinta adhesiva para atar las manos a su espalda y unir sus piernas a la misma.

louis lloraba silenciosamente cuando su jumpsuit era destrozado completamente, y jugueteaban con sus panties antes de sacárselas.

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-¿haz, aún tienes esa llave? –preguntó ash, sabiendo que harry tenía la llave universal de la prisión.

-la tengo, pero nos delatará inmediatamente cuando las alarmas de movimiento nos detecten fuera de nuestras salan sin las tarjetas de identificación necesarias.

justo cuando liam iba a responder, se oyó un débil llanto, el nombre de harry pronunciado por una voz muy familiar; louis.

-¿e-era ese louis? –preguntó ash temeroso de oír la respuesta.

-sí –harry sentía que se ahogaba mientras respondía, ya con la llave en la cerradura y listo para la carrera a la ayuda de louis, ya sin importarle un comino las putas alarmas.