No Temas

One -Shot en lo que me libero de trabajo para poder continuar mis historias.

Un saludo a los que se pasan por aquí a leer.

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-Tú...- Fue todo lo que se dejó escuchar en la habitación. Luego el silencio como la bruma fue creciendo hasta volverse insoportable, hasta zumbar en los tímpanos.

Ella miraba a un lado, luego abajo; movía la boca nerviosa siempre preocupada en esconder sus colmillos. No debían de salir por más que pudiera desearlo. Era contra natura.

Con los brazos caídos a cada lado mostraba su ansiedad cerrando y abriendo las palmas; pero nunca llegaba a empuñarlas, eso ya no era opción. Ya no entendía que opciones le quedaban realmente.

Bajó la cabeza de pronto cuando escuchó el carraspeo de una garganta que al igual que ella, sonaba insegura. Ella tembló, y se tomó un brazo como queriendo protegerse de quien sabe qué.

Qué triste era morir en las condiciones más decadentes, solo para despertar en un mundo raro, extraño; un mundo donde todo era diferente, donde todas tus creencias y paradigmas no importan realmente nada. Y nada, nada más.

¿Qué es lo que debía hacer con todo ese odio que se tragó como barro a grandes sorbos? ¿Qué hacer con las inmensas ganas de querer herir y dañar? Le quitaron su destino. Le arrebataron sus logros. Le quitaron lo que, en esencia, era su vida. Lo que, en su cuerpo de luz, era ella.

Habían pasado varias semanas antes de poder juntar el valor necesario para pararse en ese cuarto como lo hacía esa noche. Varias semanas desde que despertó en una especie de alberca sin la maldición de la corrupción; rodeada de antiguas compañeras, de enemigas juradas, inclusive de...de ellas...

Jasper cerró los ojos y apretó los dientes. Aquel día Yellow Diamond le había mirado de una forma tan dura, tan amenazante... que se sintió quebrar. ¿Qué tanto había pasado? ¿Qué rayos sucedía? Al lado de Yellow estaba Blue Diamond... ¡E Incluso White! Y Jasper volvió a temblar.

Todo era tan confuso. Tan extrañamente decepcionante.

- ¿Es que acaso...enloquecí? -

-Jasper...- Dijo una voz. Y la gran gema de guerra se estremeció en su totalidad. No lo volteó a ver.

El chico notó su estremecimiento.

-No tienes por qué temer Jasper; nadie te hará daño. – Y nuevamente quedó solo el silencio. Ella seguía viendo el suelo en un rostro que Steven pudo dilucidar como tristeza.

-Claro... que te tengo miedo. - Jasper se apretó más a sí. –Tengo miedo de todo. - La gema sintió su frente extremadamente fría y un mareo le llegó de pronto cuando su mente se volvió a sumergir en las dudas y los eventos recientes.

-No tienes por qué sentirte así, mira, yo...-

- ¿Quién soy?- Intervino la gema.- ¿Al final quién soy yo...m-mi...mi...D...?- El cuerpo de Jasper parpadeó como un holograma viejo; Steven extendió su mano preocupado. –¡Jasper!, No tienes que llamarme así. -

-Pero es que...si lo eres...eres P-P-Pink...- Apenas finalizó el nombre la gema se llevó ambas manos a la cabeza y llevó una rodilla al suelo dejando caer un par de lágrimas mientras apretaba sus parpados, atrapada en un inmenso dolor confuso e intoxicante.

- ¿Quién... soy? -

Steven, asustado, comenzó a caminar hacía la gema, pero ella al notar que se acercaba levantó el rostro de pronto y lo miró por primera vez a los ojos. Steven vio el enorme temor en sus doradas pupilas.

Se impactó.

-Jasper, por favor no tengas miedo. - La gema volvió a bajar la mirada mientras continuaba con ambas manos en la cabeza. Cerró los ojos antes de decir:

-Ya no sé qué hacer...no sé quién soy, o lo que debo ser. – Las últimas palabras se escucharon en una voz algo aguda, mientras su rostro se descomponía en un rictus de obvio dolor.

Steven sintió que el filo del sonido agudo le cortaba como una hoja dentro del pecho. Regresó a él la culpa de ser quien era. De cargar con errores que no eran suyos. Aun había muchas gemas lastimadas por las decisiones de quien en vida fuera, su madre.

Sintió ganas de llorar también.

-Jasper. Tú eres una gran guerrera. - Dijo. - Todas hablan de lo grande y fuerte que eres y que nunca hubo alguien más fiero que tú. -

- ¿Y de qué sirve? ¿De que sirvió si era un animal corriendo en círculos? Si ahora que miro todo el panorama me doy cuenta de la gran sin razón que fue todo. Veo a las que consideré a mis enemigas y siento que se ríen... ¡Que se burlan!.- Jasper azotó su puño en el suelo resquebrajándolo. Steven retrocedió.

Jasper al notar eso cambio la expresión de odio y rencor por un susto súbito.

-Yo...lo siento...yo...no quería...mi Diamante yo...- Se perdió en balbuceos mientras comenzaba a hiperventilarse. –Lo siento yo...-

Steven la vio perdida entre decires y expresiones erráticas y le dolió intensamente saber que era, al final, por él. Fue entonces que tomó una decisión y se irguió sacando algo el pecho. Ella al ver su firmeza se apoyó en ambos brazos sentándose en el suelo, haciendo como a retroceder.

El caminó hacia ella y Jasper cerró los ojos y los apretó tanto que le dolieron, su cuerpo comenzó a fallar.

-Yo...yo...lo siento...es que ya no sé quién soy...no sé qué hacer...-

La gema sentía que se desvanecería, su mente era una vorágine de temor por ser insolente con su Diamante, temor por ser no haber cumplido con su tarea inicial, odio por haber sido un juguete, rencor contra quien sabe quién, y un deseo de venganza mal acumulada que no tenía forma de escapar. Sentía una presión apabullante que la llevaría a la muerte. Al final de la resistencia de su gema.

Pero entonces sintió una pequeña mano húmeda en la frente y lanzó una ligera expresión. Pequeñas chispitas aparecieron y sintió como su cuerpo perdía peso de pronto, como si comenzara a levitar. Su pecho dejó de arder lentamente, pasando de una terrible e infernal hoguera; hasta manifestarse como una cálida luz de vela. Sintió algo fresco y reparador entrar por sus costillas y por primera vez, en hacía tanto tiempo que ya no recordaba, sintió algo parecido a la calma.

-Aaah..-Soltó con la tranquilidad de quien se libera de algo tan terrible que lo lesiona con cada respirar.

Entonces se escuchó en una voz tersa.

-No temas. – El eco antes ignorado, se presentó. La voz volvió a sonar.

– Si Jasper, es verdad, yo soy tu Diamante. -La gema se estremeció, el chico seguía teniendo la mano en su frente. - Al final, si soy responsable de que hayas peleado por años en mi nombre. -Jasper sintió de pronto como le acariciaban su albina melena; una pequeña mano peinaba su cabello y sintió como resguardaban un poco detrás de su oreja izquierda. - Soy Pink Diamond, pero también soy Steven. -

Luego sintió la caricia en su mejilla.

-No temas, yo sé quién eres. Tú eres mi gran guerrera y siento mucho por todo lo que has pasado. De verdad lamento que te sientas de esa manera, pero, créeme si te digo que independientemente de todo, eres mi gran guerrera y no tienes que temer nada. Yo estoy contigo. -

-¿P-por qué, mi Diamante? ¿Por qué todo esto? - Dijo ella como hablándole al aire, siempre con los ojos cerrados.

Jasper sintió como unos pequeños brazos le cruzaban por el cuello en un pequeño pero infinitamente cálido abrazo. No se atrevía a abrir los ojos.

-No lo sé. No tengo ningún recuerdo de mis antiguas formas. No tengo una idea clara del porqué de todo esto. Solo te puedo decir que tú, eres mi guerrera, y quiero que formes parte de mi guardia, de mi Guardia Personal. - Eso último se lo dijo suavemente al odio.

-¿E-es... en serio?- La gema tomo aire antes de continuar.- Mi Diamante yo...e-estuve a punto de matarte. Pude lastimarte. -

-Y por eso sé lo fuerte que eres, así como lo enteramente dedicada que eras a tu misión. ¿En quien confiarle esta labor si no a quien me demostró tal entrega? - Luego se separó de ella y extendió ambas manos con las palmas arriba. -Abre los ojos. - Dijo.

Jasper obedeció, respiraba con algo de rapidez.

-Ahora, dame tus manos. -

Jasper accedió inmediatamente quedando sentada sobre sus talones. Colocó sus manos en las de él.

-Entonces, ¿Qué te parece? ¿Aceptas? -

Ella lo miraba con los ojos inmensamente abiertos, sin saber que decir o hacer en realidad.

-Yo...tú...tú eres un Diamante, mi deber es obedecerte y si eso deseas...-

-Yo no quiero obligarte a nada. Si no quieres igual puedes ser libre e irte a donde desees. No más protocolos Jasper. Nadie te perseguirá. -

Ella sentía las tibias manos del chico y se perdía en sus pensamientos. Lo veía y se notaba tan pequeño.

Cuántas veces lo llamo débil. Cuantas veces lo llamó ridículo; le había dicho incluso, en una ocasión, que era una abominación.

Él sintió sus manos temblar y atrapado sus grandes dedos.

-No temas. -

-Perdóneme, mi Diamante. - Ella volvió a agachar su mirada. – Te lastime, te perseguí e insulte. – He hizo a sollozar.

-Ya te dije que todo fue mi culpa. Tu solo cumplías con tu deber como la gema dedicada que eres. - Le sonrió dulcemente. - Entonces... ¿Qué dices? ¿Aceptas esta nueva misión? -

Ella le miró por un par de segundos. ¿Cómo era tan diferente todo? ¿Cómo terminó todo así? Al final, ¿Quién era ella?

Oh si, era una guerrera. La mejor gema nacida en la tierra. Y ahora era ascendida a Guardia Personal de Pink Diamond.

Jasper quitó las manos de las de Steven. Se acomodó el cabello mientras dejaba una rodilla en el suelo, llevó un puño al pecho y agachó ligeramente la cabeza, pero esta vez con firmeza. Demostrando respeto, pero a la vez orgullo.

-Es un honor para mí ser su Guardia Personal, mi Diamante. –

-Bien. – Sonrió el chico. Luego, puso su mano en la cabeza de la gema.

-Gema de batalla, Jasper. Por haber cumplido de forma eficaz y devota los mandatos otorgados por tantos miles de años, sin dudar nunca de su tarea; se le encomienda como mi Guardia Personal, a partir de este momento.- Quitó su mano y ambos se miraron. - Bienvenida de nuevo. -

Jasper luchaba por no mostrar una sonrisa que batallaba con la mueca que da el llanto. Sentía paz, pero también un enorme sentimiento por ser reconocía en su labor. A pesar de las circunstancias de la misma.

Se puso de pie de forma súbita en formación militar mientas repetía: Es un honor, mi Diamante. -

Steven la vio y pudo por fin sonreír al verla conteniendo una emoción.

-Tu primera tarea, Jasper, es dejar de decirme mi Diamante y en vez decirme solo Steven. -

Ella relajó el cuerpo y lo miró con duda. - ¿Solo Steven?-

-Sí, Steven...Steven, Steven.- Dijo él agitando las manos en clara señal de "nada más".

- Sin el "Solo".-

Ella la vio extrañada, pero no iba a comenzar su nueva labor con dudas.

-Como usted diga, Mi Steven.-

Steven se ruborizó e iba a decir algo, pero para eso la puerta se abrió mostrando asomadas a Garnet, Perla y Amatista.

Jasper y Steven voltearon a ver de inmediato.

Al ver la situación, intervino rápidamente Garnet.

-Estaban tardando y la verdad, nos preocupamos un poco. -

El chico sonrió y la gema naranja les miró con altivez.

-Ya estábamos terminando chicas. -

- ¡Oye, Fusión! - Gritó Jasper sonriendo con esa malicia que solo ella sabía. -¡Soy la guardia personal de Mi Diamante!- Dijo señalándose con el pulgar.

- ¿Qué es su qué? - Dijo Perla en corto solo para ellas.

-¡Oye Steven!- Exclamó Amatista furiosa. -¡Por antigüedad yo debería ser tu guardia!-

-Es porque yo soy más fuerte. - Dijo con algo de veneno, Jasper.

-Esto va a ser un problema. - Se susurró Steven llevándose una mano al rostro.

-Steven ¿Qué significa todo e...? - Intervenía Perla, pero fue interrumpida.

-Jasper, ellas también forman parte de mi Guardia Personal. Por favor, no pelees con ellas y se amable, ¿Bien? -

Ella lo miró un segundo y frunció un poco los labios.

-Sí, Mi Steven, como usted diga. – Dijo no muy convencida.

El chico la miró con una sonrisa un tanto condescendiente. Estaba seguro que poco a poco las cosas mejorarían.

Todo el tropel salió del cuarto entre charadas de Amatista, indicaciones de Perla de cómo ser un guardia y una Garnet que solo sonreía.

Al final, Steven había tomado la decisión correcta. Era obvio que él no necesitaba un guardia, ya no había realmente nadie que quisiera hacerle daño. Pero le había dicho a la gran gema atigrada lo que deseaba escuchar para así sacarla de su dolor y desesperación, dándole a la vez, un nuevo propósito, un objetivo. Una nueva oportunidad. Una nueva vida al lado de la gema que siempre había amado.

Su Diamante.

-¿Ves? No había nada que temer, Jasper.- Dijo el pequeño híbrido, mientras el futuro se abría paso, sin claras referencias del mañana.

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Definitivamente necesito ver algo así en la serie. Jasper necesita ser redimida por que al final, fue utilizada de forma muy cruel.

Espero pronto subir algo de mis historias lineales chicos. Gracias por comentar.


Gendou - El Esclavo - Uribe


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