Aventuras en el Baño 2


No tengo idea de por que seguí con esto. Pero me divertí.

Ya no es realmente cómico como el primero pero, pero tiene lo suyo. Más detalles al final.

Objetivo 1: Perla.

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Perla observaba de cabo a rabo a la pequeña morena quien estaba vestida en su atuendo de entrenamiento, inmóvil.

Ambas se encontraban en el centro de la arena donde siempre entrenaban.

La blanca se tallaba constantemente la barbilla con la mano derecha reflejando amplia ansiedad y nerviosismo; se tallaba los labios, de pronto la nariz y de pronto la frente buscado eliminar esas pequeñas gotas de sudor frío que se le habían acumulado ante la presión que surgía, quizá, del aire.

Caminaba de un lado a otro como un león enjaulado.

De pronto respiro profundo, cerró los ojos y se llevó una mano al pecho. Soltó el aire por la boca.

-Connie...- Dijo por fin.

La morena se crispó. – ¡Si, madame! –

La blanca la miraba con una extrañez mezcla de preocupación, y quizá algo más que Perla no terminaba de nombrar. Un leve temor en su pecho.

Hacía poco había descubierto que Steven, Peridot y Connie hacían dios sabe que cosas en el baño. Que tanto era verdad y que tanto era mentira, lo descubriría hoy. Y ese era parte de su nerviosismo. La otra parte, bueno, era más complicada.

Perla abrió la boca para dar inicio pero nada salió, fue entonces que, como refuerzo, hizo brillar su gema y de esta surgieron dos objetos: una pequeña nota, y algo que parecía una fotografía.

-Connie, ¿me puedes explicar que significa esto?- Dijo con fingiendo tranquilidad mientras levantaba ambos objetos.

La joven se ruborizó un tanto para luego voltear el rostro. Su respiración se agitó.

-Que desea que le explique, madame. La carta es muy clara, y la foto... también.-

-Connie, ¿Es en serio? ¡Eres una niña! ¿Tienes idea de lo que me estás pidiendo?- Dijo la blanca ya con menos calma.

-Ya tengo 14 años.-

Perla apretó los dientes. -¡Exactamente a eso me refiero! ¡Tú no tienes idea de las responsabilidades que esto involucra!-

- Allí se equivoca, madame.- Interrumpió la joven.- No soy una tonta, conozco las responsabilidades de la sexualidad a la perfección. La madurez sexual se lleva aquí –dijo señalándose la sien con el índice.-

Perla se contuvo.

-Sé que me falta crecer un poco. –Connie hizo un ademán con ambas manos señalándose todo el cuerpo- y...a lo mejor por ello no le gusto.-

Perla se sintió de golpe mal. -¡Oh no!, No digas eso Connie. Tu eres hermosa como eres...-Se sorprendió diciendo la blanca.

Connie se llevó ambas manos al rostro.

-No es cierto, usted está haciendo de todo para evitarme, sé que le gustan las chicas grandes y yo no lo soy.-

Perla iba a responder pero se detuvo; frunció un poco los labios.

-No estarás... tratando de chantajearme ¿verdad?-

Connie se detuvo – ¡Rayos!- Exclamó para ella.

-¡Qué diablos les pasó a ustedes en estos meses!- dijo un tanto exasperada.

-Bueno- comenzó Connie- todo inició cuando le dije a Steven que debería ser un poco más atrevido. Entonces él me dijo "¿En serio Connie?" y yo le dije "Si Steven" y es que sinceramente, yo quería que Steven fuera, pues, un poco más allá de solo tocarnos las manos y correr por la arena. Sin embargo, lo que el terminó haciendo fue ¡Wow!-

-Y...¿Qué fue lo que hizo Connie?- Dijo Perla sintiendo una sensación de deja vu.

-Bueno, después de que le di permiso el me abrazó y me pegó a él con determinación, luego me beso el cuello hasta llegar a mis labios –la morena se sonrojó claramente- y luego...el metió sus manos en...en...-

-¿En dónde Connie?- Preguntó Perla fastidiada al darse cuenta que estaba de nuevo atrapada en una narración donde Steven era el gran protagonista.

-En mi...espalda por debajo de la blusa, y debajo de mi corpiño. Sinceramente me sorprendí de que fuera tan atrevido. Me preguntó que si quería seguir y le dije que sí. Fue entonces que me invitó al baño del templo y...-

-El bendito baño- dijo Perla. -Tendremos que poner vigilancia en ese lugar.-

-Y si, una vez allí supe que Steven había aprendido muchas cosas practicándolas con Peridot.

-Esa pequeña plaga- pensó Perla.

-Al principio me moleste pero después de una pequeña charla me fui interesando más y más.- dijo la morena sonriendo.

-Y bueno, lo primero que hicimos fue bañarnos con Steven, Peridot me enseñó a exfoliarlo totalmente prestando principal atención a...

-A  su entrepierna ya se. ¿Y tú te prestaste Connie?-

-Al principio me dio pena, pero era con Steven,  él estaba deprimido por saber que era Pink Diamond y entre Peridot y yo sacamos a Steven de su depresión. Eso sin contar que además, aquí entre nos, me sorprendí al ver lo grande que era; en los libros no se veía así. ¿Usted sabía que podían ser de ese tamaño?- Preguntó inocente.

-Aaah- exclamó Perla sin saber exactamente que decir pero la morena continuó.

-Luego le tocó revisarme toda...fue una experiencia maravillosa- dijo ensoñada la morena.

-No me digas, se puso intenso cuando pasó a la parte interna de tus piernas...- dijo la blanca con ojos chinos.

-¡Sí! ¡Como supo! ¿Se lo ha hecho a usted?- dijo aquella emocionada.

-¡Claro que no! La loca de Peridot me contó-

-Ah si, Peridot, ella me enseñó mucho sobre como complacer a Steven y fue quien me hizo notar que yo sentía una atracción hacía usted.-

-Que... ¡¿Que hizo que?!-

-No se altere, madame, la verdad yo ya lo sentía, sobre todo aquella tarde hace unos meses, cuando entrenamos pesado solo usted y yo. Se veía más radiante que nunca aquella tarde haciendo lucir su lanza y movimientos elegantes, y yo me emocione de más.-

-¿De más?- Perla comenzó a sentir temor.

-Sip, al grado que me tuve que bañar aquí.-

Perla sudó frio.- Si...lo recuerdo...-

Sin embargo había olvidado mi panty de repuesto y al regresar en toalla para buscar la prenda, fue que la vi a usted...haciendo "eso".-

A Perla de pronto se le olvido el enojo.

-Connie, eso que viste...fue un accidente-

-¿Es decir que se tropezó y se cayó de nariz en mi panti usada?-

-Yo solo...quería ver si estaba sucia para lavarla-

-Usted sabía que estaba sucia, la use en el entrenamiento; y la verdad, no solo tenía sudor.- Dijo la morena sonrojándose. Entonces fue acercando a Perla quien comenzó a perder el control de la charla.

-Desde ese momento me quedé pensando, ¿A mi mentora le gusta mi aroma?- Dijo ya enfrente de ella. La abrazó a la altura de la cintura.

-Por favor, no sienta temor, madame. No soy una niña indefensa.-

-Eso se nota- dijo Perla.

-¿Entonces? ¿Si le gusta?-

Perla se debatía entre el deseo que sí sentía por la chica desde hacía tiempo y lo que era correcto según su código moral.

Connie dijo.

-Es por mi físico, ¿verdad?, no le gustan delgadas.-Y la joven bajo la mirada con los ojos brillantes.

-No es eso Connie.- Dijo Perla abrazándolo con ternura.- Repito que eres más que hermosa como eres.-

Connie la abrazó con fuerza con su rostro triste, pero cuando pegó su mejilla al costado de Perla, levantó la vista hacía las escalinatas de la arena de combate donde, a lo lejos, Peridot y Steven veían todo comiendo unas chaps.

Peridot le alzó un pulgar con una enorme sonrisa mientras Steven solo comía la fritura.

El rostro compungido de Connie se transformó por un segundo en una sonrisa maliciosa y asintió con la cabeza un par de veces. Steven levantó el pulgar y Peridot pegó un silencioso brinco de victoria.

Luego, el rostro de la morena regresó a su estado de tristeza y ojos de cachorro, se separó un poco de su mentora para verla a los ojos.

-¿Le gustó mi foto?- dijo casi con ternura.

-Mucho, te ves muy bien de negro. ¿Pero donde conseguiste lencería de tu talla?-

-Internet- contestó ella quitada de la pena.

Desde luego que Perla tenía dudas, esto no estaba bien por donde lo vieras. Y aún pensaba detenerlo.

-Connie, yo creo que debemos hablar mejor todo esto.-

Entonces, sorpresivamente la morena se colgó del cuello de su mentora rozando su mejilla mientras le decía al oído.

-Hoy, que me cambié para entrenar con usted, no me puse la panti.-

Perla se azuló toda, la imagen mental de la fotografía la atacó y luego inconscientemente volteó a ver a la morena de arriba a abajo.

-No...trae...nada...- y fue todo lo que la mente de Perla soportó.

La tomó de las muñecas y le hizo un elegante derribo para llevar a la morena suavemente al suelo.

-Bien pequeña atrevida, si es lo que deseas tampoco me voy a negar toda la vida.-

Sorpresivamente Perla atacó el cuello de su alumna quien se retorcía ante los besos, la blanca estaba bañada en un deseo que la cegaba. Un deseo insano que había reprimido desde hacía tiempo.

Las manos expertas de Perla recorrieron las formas de la pequeña sobre su ropaje azul de arriba abajo con un deseo que la mataba.

Peridot y Steven comían más chaps ansiosos viendo a ambas ya en el suelo de la arena, entrelazadas.

Entonces la morena hizo un giro con una llave y se deshizo del abrazo de Perla quedando a unos metros de ella de pie mientras sonreía.

Cabe mencionar que la blanca estaba bastante confundida ante esta acción.

-¿Que...paso?-

-Y tú querías ver Netflix.- Dijo Peridot a Steven.

-Antes, quiero que me derrote en batalla, madame. Quiero que vea cuanto he mejorado.-

Las ganas de detener toda aquella locura en la gema blanca se había disipado, en vez de eso tenía una gran determinación de darle una lección a la atrevida de su alumna.

-Si eso es lo que quieres.- Dijo invocando su lanza.- Pero es un error retar a una experta sin tu espada.-

Connie sonrió mientras pegaba un potente salto y capturaba una espada al vuelo.

­-¡Pero qué...!- Fue entonces que Perla volteó a ver a las gradas donde por fin vio a Peridot y a un Steven apenado que había lanzado el arma a su "amiga".

-¡¿Qué rayos hacen ellos aquí?!- Expresó la dama pero lo que obtuvo fue un ataque frontal por parte de su alumna.

-Es malo distraerse en un reto, madame. –Le dijo mientras lanzaba espadazos que Perla evitaba con dificultad por prestar atención al público recién descubierto.

Aprovechando la apertura Connie dio un medio giro para impactar con sus pies el tobillo de apoyo de la blanca la cual cayó derribada. Sin embargo, ya con ojos desafiantes y algo enfurecida, con una mano se sostuvo y se impulsó para ponerse de pie nuevamente y conectar revés tras revés contra su alumna, quien se vio en aprietos tratando de contener el potente ataque.

-¡Así que todos ustedes estaban confabulando esto!- Dijo molesta- Bien pequeña listilla, ¡Prepárate para ver lo que puedo hacer!-

Perla pegó un sprint para llegar de golpe hasta donde estaba una bastante sorprendida Connie, esta esquivó pero apenas podía desviar los ataques de espada de su mentora que esta vez venían con una inusual fuerza.

-¡Está atacando con todo!- Pensó asustada.

Connie esquivó a la izquierda pero se encontró con una patada que lanzó la gema a su humanidad, Connie se fue de rodillas y tiró su flexible cuerpo hacia atrás para ver como el viento le golpeaba la cara al ver pasar el golpe.

-¡SI esa patada me da me descalabra!- pensó cada vez más asustada.

La patada que Perla dio le permitió el giro suficiente para lanzar un espadazo a medio cuerpo de su alumna la cual alcanzó a rechazar el potente impacto pero le dolió la muñeca de tan fuerte que era.

-Ah!- exclamo la pequeña.

Perla no se detuvo y siguió la inclemente lluvia de ataques que cada vez costaba más a Connie detener.

-¡Ay! ¡Ay!- exclamaba la morena cada que detenía un golpe de su maestra. Le dolían las muñecas.

Steven se dio cuenta de que la batalla era demasiado violenta e hizo a ir para detener todo pero Peridot le puso una mano en el hombro.

-Espera- le dijo.

-Pero...-

-¿No confías en Perla?-

El chico se le quedó viendo preocupado.

-Solo dale un poco más de tiempo.-

En la arena Connie retrocedía esquivando a cómo podía. Cada golpe de Perla iba pues, como a herir realmente y las espadas no eran de juguete.

Sin embargo, en un ataque con demasiada fuerza Perla quedó descubierta y la joven morena desvió con su espada la de la blanca y le conecto un puñetazo a la quijada a la blanca, luego giró para tratar de volver a impactar los pies de su mentora y derribarla.

Perla del golpe se regresó macabramente, solo levantó un pie y atrapó el tobillo de Connie presionándolo contra el suelo con fuerza.

-¡Aaay!- exclamo la joven. Cuando la morena levantó la vista, tenía la espada de Perla enfrente de su rostro.

Perla palmeó la mejilla de Connie con la parte plana de la espada tres veces con cierta fuerza en una demostración de dominio.

-Te faltan miles de años de entrenamiento para ganarme niña.- Dijo sería.

-Ahora se viene lo bueno.- Comentó Peridot a Steven quien estaba bastante confundido.

Connie se aferró a la pierna de Perla sollozando.

-Creí que... me mataría.- Dijo.

-Ganas no me faltaron de hacerte algún daño aunque sea leve. Todos ustedes son unos libertinos.-

Connie se aferró más a la pierna de su mentora y comenzó a tallar su mejilla sollozando.

-¿Qué...rayos haces?-

-Entre los samuráis.- Dijo la morena. -Algunas veces, el maestro enseñaba a su aprendiz todo sobre sus artes; lo entrenaba, guiaba, y muchas veces, había una faceta sexual. Era una tradición conocida como SHUDO.-

-Era bien visto.- Continuó- Se decía que era virtuoso y benéfico para ambas partes.- Dijo la morena.- y los aprendices tenían entre 13 y 19 años.- Connie levantó la vista aun aferrada a la pierna de su mentora.

-Es mentira... -Dijo Perla consternada.

-No, es verdad.- Y Connie comenzó a dar besitos tiernos a la rodilla de Perla.

Esta, al sentir esa sensación de poder y placer de los besos, dejó caer su espada junto con toda su resistencia. Suspiro fuerte.

-Al diablo entonces. Y cargó a la joven como una pequeña la cual se aferró al cuello de su mentora sin dejar de dar besos constantes en su cuello.

-Me excita mucho, señora. No tiene idea de cómo me siento en este momento.-

Perla no dijo nada y con Connie en brazos camino en dirección donde se encontraban Steven y Peridot. Ambos se estremecieron y con bastante razón.

Una vez que estuvo frente a ellos con la niña en sus brazos les dijo.

-Esto es una locura. Steven, ¿Realmente estás de acuerdo en esto?-

El niño sonrió con su ternura normal. Como aquel que no sabe nada.

-Sip, esto haría muy feliz a Connie, lo hemos platicado bastante.-

Peridot tenía una sonrisa sardónica.

-Tú y yo vamos a hablar, gema del demonio- dijo Perla dirigiéndose a Peridot quien se rascó la nuca nerviosa.

-Todo esto es circunstancial.- Le replicó la verde.- Yo no sabía nada de la sexualidad humana hasta que me dejaron viviendo en el baño.-

Perla se dio cuenta que ya estaba muy dentro del agujero del conejo como para echarse atrás.

-Bien- dijo la blanca con determinación- hoy, a la media noche, nos encontramos todos...en el...-

Suspiró.

-En el baño de la casa.- Dijo por fin resignada.

Peridot, Steven y Connie, sonrieron maliciosamente sin que Perla lo notara.

-Objetivo 1, conseguido. Anotó Peridot en una libreta.-

Vamos por el 2.

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*Agito mi vaso de whisky* 

Hacía tiempo que no escribía un capítulo tomando una buena copa de licor (Alcohol, depresión y un mal matrimonio; decían era el aliciente de un escritor ja, ja)

Espero que les haya gustado esta continuación. 

El lemon de qué pasó en el baño puede (y solo puede) que lo escriba mas adelante. Eso depende de que tanto les agrade este episodio.

Un saludo hermoso a todos aquellos que comentan y díganme ¿que les pareció?

Bien, terminaré mi botella y veremos que pasa mas adelante.

Les quiero desconocidos.

Gendou -El Beodo- Uribe

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