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Rin muerde con suavidad el labio inferior de su novio, jalando un poco de este hasta lograr que el mayor suelte un pequeño gemido de sorpresa. Isagi sube una de sus manos por su cuello, mientras que la otra se cuela entre los bordes de su camisa, acariciando el abdomen del menor.
Cuando el de ojos turquesa lo libera, no puede evitar el suspiro que escapa de sus labios, antes de besar su barbilla, y seguir bajando sus besos hasta el cuello del mayor.
—Rin...
—¿Uhm?
—Llegarás tarde a tu clase... —dice Yoichi, mientras suspira.
—No importa. —contesta el menor, levantando la vista de su cuello, y acercándose de nuevo a los labios de su novio.
Por supuesto que Isagi no es capaz de rechazarlo, así que vuelven a besarse con suavidad, separando sus labios por pocos segundos, antes de unirlos una vez más.
Rin nunca ha sido fan de los besos.
Supone que, tal vez sea porque no estaba muy acostumbrado a ese ambiente. Aunque era común escuchar a personas de su edad hablando del amor, de los besos y de las citas, era algo tan sencillo como ponerse los audífonos y dejar de escuchar. El romance nunca le había llamado la atención, ni en las películas, ni en los libros, ni tampoco en la vida real. Cuando veía una pareja, seguía caminando sin prestar atención y cuando aparecía una escena de amor en las películas de terror, simplemente la miraba sin pensar demasiado en eso.
Rin no tiene nada en contra de los besos, pero nunca fueron de su completo agrado. Sentía que era algo demasiado empalagoso y demasiado agotador, andar pegado a su pareja sin apenas poder respirar debido a la cercanía. Y aunque con sus otras parejas pudo entender un poco del porqué era algo tan llamativo para las parejas, nunca se había sentido completamente conectado con la situación.
Le gustaba dejar besos, pero no le encantaba besar. Y aunque eso no ha cambiado, no le molesta besar a Isagi.
Yoichi no tiene una forma de besar.
Recuerda que la chica de último año lo besaba con desespero, sus besos eran duros, rápidos y casi dolorosos al chocar dientes algunas veces. Y ni siquiera recuerda lo besos de aquella modelo de Kanagawa, aunque sí recuerda que Haruka besaba con demasiada suavidad y dulzura.
A Rin le han robado muchos besos en su vida, más de los que le gustaría contar y lo mucho que le molesta que las personas hayan abusado de su persona de esa manera, pero ahora tiene a Isagi, y aunque sea raro siquiera pensar en aquello para luego pensar en él, no puede dejar de considerar que su novio le ha dado una nueva visión respecto a besar.
Pues Isagi es extraño, y eso le gusta.
Él no tiene solo una forma de hacerlo, por momentos, Yoichi solo lo observa con sus potentes ojos azules, se queda quieto con la mirada sobre él, antes de dejar pequeños besos sobre sus labios que apenas son un simple roce, tan pequeños y delicados como la caricia de una mariposa.
A veces habían besos comunes, solo una unión corta, con un movimiento simple de sus labios al despedirse.
Y había ocasiones, cuando algo diabólico parece apoderarse de sus ojos azules, su sonrisa de tuerce a un costado, y cuando sus labios se juntan, el mayor no lo deja liberarse, con las manos apretadas en su cuello, y sus labios uniéndose sin pensar en nada más que sus lenguas acariciándose y en la calidez de su cuerpo contra el suyo.
Rin no es fan de los besos, pero le gusta besar a Yoichi.
Le encanta el sonido de su voz cuando le pide un beso, y la timidez que tiene para acercarse antes de tomar la seguridad para hacerlo sin remordimientos.
Y le gustaba la extraña sensación que le causaba en el pecho, su cercanía, sus labios, su calidez y su cuerpo, aún cuando estuviera cayendo en el cliché de un baboso perdidamente enamorado que en algún momento había odiado.
—Rin, ya. En serio, vas a llegar tarde. —regaña Isagi, separándose con los labios algo hinchados y puede que ambos hayan perdido la noción del tiempo, pues no siquiera recuerda cuánto tiempo llevan besándose.
—¿Y?
El mayor lo golpea en el hombro mientras que el de ojos turquesa suspira con fastidio.
—No puedes faltar a clases como si nada, Rin.
—Tú lo hiciste. —acusa el Itoshi, rodando los ojos.
—No falte a clases, idiota. Te dije que salí antes, por eso vine a almorzar contigo. —responde Yoichi.
—Da igual, puedo pedirle a Nanase la tarea. —contesta Rin pasando los brazos por la cintura de su novio, quien se encuentra sentado sobre su regazo. Ambos están sobre la cama del menor, después de almorzar, una cosa llevó a la otra, y aunque realmente no han hecho nada atrevido, tal vez llevan demasiado tiempo besándose y es hora de pasar a algo más. —Quedate conmigo. Podemos hacer algo más que besarnos.
—¿Intentas convencerme de tener sexo, niño caliente?
Isagi se burla, rodando sus caderas contra el cuerpo del más alto quien sisea debido a la placentera sensación.
—Tal vez.
—Pues no lo vas a lograr. —contestó, antes de levantarse en un rápido movimiento. Isagi se ríe, al ver la ligera mueca de desconcierto en el rostro de su pareja. —Tienes que ir a clases, Rin. ¿Qué clase de novio sería si dejo que faltes de forma deliberada?
—Serías un novio genial...
—Uhm. No lo creo, soy un novio responsable. —dice Yoichi, acercándose lo suficiente para acariciar la barbilla de Rin con la punta de sus dedos. —Y sé que hay cosas más importantes que solo tener sexo. Como tus calificaciones, tal vez.
—Pero...
—Calla. Si repruebas alguna de tus clases, tendrás que quedarte en el verano, y de ser así, no podrías venir conmigo a Saitama. —regaña con voz seria el mayor. —Y no queremos eso ¿Verdad?
—Yo podría...
—¿Verdad?
Rin gruñe con fastidio, maldiciendo el día que Isagi consiguió ver el correo con sus calificaciones. El de ojos turquesa no sabía que su novio era un cerebrito que adoraba mantenerse con las calificaciones altas, mientas que él era alguien listo a la par de irresponsable que solo hacía lo mínimo para aprobar si la clase no le generaba interés. Desde entonces Yoichi lo ha estado molestan... Es decir, ayudándolo, a mejorar en ese aspecto.
—Sí, Yoichi.
—Muy bien. —Isagi se acerca por un segundo para darle un corto beso, antes de alejarse de nuevo. —Ahora levántate, tienes que vestirte y además, me llevarás al museo de arte, tengo que hacer una investigación.
—¿Ahora soy tu chófer? —pregunta Rin con una ceja alzada, levantándose de a poco de la cama.
—Eres multifuncional. Novio, fotógrafo y chófer, puedes hacerlos todo.
Isagi se burla, y realmente no es lo bastante rápido para evitar la almohada que golpea su cara cuando Rin se la arroja, y no le da tiempo de devolver el ataque porque el más alto ya ha entrado al baño para darse una ducha, mientras arregla el pequeño problema que su novio le dejó.
Se da una ducha fría debido al calor que está iniciando junto al verano, cuando sale del baño con una toalla en su cintura, Isagi ya no está en el cuarto, aunque por el sonido del televisor, puede suponer que está esperándolo en la sala, seguramente tras haber adivinado sus intenciones de provocarlo al salir sin ropa. Rin suspira con fastidio, caminando hasta su closet, y haciéndose a la idea de que no podrá convencer a su novio de faltar a la universidad y hacer cosas más divertidas en casa.
Seguramente parecerá un lunático en su clase, pero eso no le importa al momento de elegir un suéter negro de cuello alto, a pesar del calor, para así ocultar las marcas que Isagi le dejó en el cuello. Se pone un par de pantalones rasgados en las rodillas, y unas botas de color café, para luego salir y encontrarse con el mayor en la puerta de la casa, esperándolo con las llaves del auto en su mano.
—Llegarás tarde si no te das prisa. —dice Yoichi con una voz divertida.
Llegar tarde nunca ha sido una preocupación para Rin, así que no le importa demasiado el conducir con calma hasta el museo y besar a Isagi en cada semáforo en rojo que encuentra, y dejarse morder los labios poco antes de que Yoichi baje del auto.
—Ya. Demasiado amor. Tengo que irme. —El de ojos azules sonríe con diversión, dejando un último beso en los labios de su novio, antes de bajarse del auto. —Promete que prestarás atención en clase, Rin.
—Ajá.
—Ten un lindo día.
—Sería más lindo si nos hubiéramos quedado en casa. —reclama el menor, Isagi solo se ríe al escucharlo.
—Suerte para la próxima, niño caliente. —Su novio se burla de él, para luego cerrar la puerta y despedirse con la mano.
A Rin le encanta su carrera y no odia cumplir algunas de las asignaciones que dejan los profesores, pero ciertamente nunca ha sido un buen estudiante y por más que ahora esté aprendiendo algo que le apasiona, algunas viejas costumbres son difíciles de superar. Le cuesta prestarle atención a los profesores, y algunas veces, siente que solo va para saber de qué trata la clase, y luego investigar todo por su cuenta, cosa que puede resultar muy bien o muy mal. Por esa razón, sus calificaciones son fluctuantes y desproporcionadas, siendo de los mejores en las clases prácticas pero de los peores en las pruebas teóricas.
Justo ahora se encuentra tan aburrido que casi podría dormirse, tiene la mínima atención puesta en su profesor mientras escucha algo que para él es sumamente básico.
—Una fotografía puede expresar los sentimientos de una persona. Aquello que el fotógrafo observa y quiere mostrar al resto. —explica el hombre, mostrando detrás de él una fotografía a blanco y negro de una niña sobre un columpio en un parque vacío. —Por eso, siempre podremos hallar fotos que transmitan emociones de felicidad, tristeza, alegría, molestia, rabia, decepción entre otras cosas. Debido a que una foto puede capturar un momento importante en el tiempo o una emoción que el fotógrafo puede capturar para la historia.
Para Rin, eso era lo más básico que había, pero claro que debía expresar algo. La fotografía era un arte, y el arte por sobretodo, debía hacer que el espectador sienta algo.
—Cada imagen siempre tiene detrás una historia: la complicidad de unas miradas, la pasión de una pareja, emociones en forma de lagrimas, abrazos y risas sinceras. —El hombre cambió la fotografía, ahora era un parque de diversiones lleno de niños y muchos colores, una sensación totalmente distinta a la imágen anterior. —Pero cuando el fotógrafo no cuenta esa historia, el espectador no puede más que crear suposiciones y teorías respecto a esa historia que desconoce. Maquinando su cerebro para pensar en las distintas posibilidades y darle un sentido en su mente. De eso se trata la siguiente actividad.
La mayoría de los estudiantes prestó más atención, mientras que Rin solo suspiró, preparándose para escribir las especificaciones de la actividad.
—Según la fila de asientos en la cual se hayan sentado, tendrán una emoción y su trabajo será presentarla de tal forma que todos los demás espectadores, es decir, sus compañeros y yo, la podamos sentir. Además de crear en nosotros una duda. Quiero que sus fotografías causen el suficiente impacto para que los espectadores sintamos la necesidad de saber la historia detrás de su obra ¿Entendieron?
Algunos estudiantes hicieron un par de preguntas que el profesor respondió con rapidez, Rin dejó de prestar atención en el momento en el que dijo que sus fotografías podían ser a libre imaginación, siempre que los protagonistas de la fotografía debían ser ellos, y que no podían usar ningún tipo de edición digital, cosa que se ganó un par de quejas de algunos. Rin pensó que varios de sus compañeros eran bastante patéticos al sentir que debían recurrir sí o sí a la edición para hacer un buen trabajo, pues aunque sería un tanto más difícil, no era realmente algo imposible.
Después de eso, el profesor fue caminando tras cada fila diciendo una emoción, iniciando con la tristeza, la cual, al parecer le tocó a Nanase, y continuando así con los demás. Pudo escuchar algunas como felicidad, añoranza, y furia, para cuando el profesor llegó a su fila, la última que había en toda el aula, parecía haberse quedado sin ideas, mientras miraba al techo pensando en qué emoción darle a él, y los otros dos chicos que estaban sentados cerca de él.
—Pasión. —dijo el profesor luego de chasquear los dedos. Rin levantó una ceja.
—Pero profesor... A los de la fila seis también les dijo pasión. —comentó el chico que estaba en la misma fila.
—Lo sé, pero a ellos les toca una pasión personal. —respondió. —En cambio, ustedes tienen que hacer una pasión diferente, esa clase que solo dos personas pueden tener entre ellos.
—Si nosotros somos los únicos que podemos salir en la fotografía ¿Cómo podríamos mostrar la pasión entre dos personas? —preguntó con incredulidad la chica que estaba un poco más alejada en la misma fila. El profesor solo se encogió de hombros.
—Eso tendrán que descubrirlo por sí mismos. —contestó.
[...]
¿Me extrañaron? Porque la verdad yo sí los extrañé mucho.
Lo siento, pero estuve mucho más ocupada de lo que esperaba en la universidad y no había podido escribir nada. Si vieron algún error en el capítulo, disculpen pero no lo edité muy a fondo, de verdad quería actualizar hoy, y sé que ustedes también querían leer, así que mejor no atrasarlo más. Justo acabo de terminar de escribirlo jsjs.
¡Gracias por leer y por no olvidar está historia! 🫂❤️✨
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