xi.

Isagi se siente algo cohibido, debido a que desde aquella vez que Rin le devolvió el documento firmado, los rumores empezaron a extenderse con rapidez.

Por aquí y por allá, en diversas ocasiones podía escuchar voces susurrantes hablar a sus espaldas y volver al silencio cuando daba una vuelta en dirección al sonido.

Era raro.

Isagi no lo podía considerar algo absolutamente molesto, porque realmente no había oído directamente qué era aquello que decían a sus espaldas, sin embargo, se le hacía muy incómodo.

Y es que sentía como si hubiese pasado de ser un chico común de la universidad, a ser el chico de la universidad que conocía a los Itoshi.

Lo cual no era del todo cierto, no conocía personalmente a Sae, quien de los dos hermanos era el más famoso. No lo había vuelto a ver desde esa noche en el museo donde ni siquiera tuvieron una conversación real, y después de hablar con Rin sobre la relación que tenían ambos hermanos, ni siquiera sabía si acaso el mayor de los Itoshi conocía acerca de la relación, encuentros, lo que sea, que tenía Isagi con el menor.

Y con Rin sí que se conocían, tal vez no perfectamente pero ciertamente, se conocían de forma íntima. El de ojos turquesa estaba abriendo su corazón cada vez más y eso no hacía más que emocionarlo en cada ocasión cuando lo escuchaba hablar de su vida, de su trabajo, de sus clases y de sus gustos.

Isagi sentía que, estaba conociendo cada vez más qué era aquello que se escondía detrás de la máscara de indiferencia y enojo que tenía el menor como método de defensa. Y eso le encantaba, porque sentía que ambos estaban dando grandes pasos en la dirección correcta.

El de ojos azules sonrió, mientras seguía delineando uno de los tantos dibujos que tenía de Rin, en esta ocasión, lo dibujó de perfil mientras sostenía una de sus tantas cámaras, pero su momento de paz se vió interrumpido cuando una sombra se interpuso sobre él, dificultando su visión.

—Creo que tu obsesión por ese chico está alcanzando niveles preocupantes.

Isagi siente que le tiembla el párpado debido a la molestia y tiene que respirar profundamente antes de levantar la vista.

—Aprecio tu preocupación, Kaiser, aunque no es tu problema.

—Sé que no lo es pero aún así. —Michael habla con un tono de voz burlón, mientras toca de forma despectiva el dibujo con su dedo.—Alguien tenía que decírtelo, en este punto, parece que no puede dibujar a nadie que no sea él.

—¿Por qué debería dejar de dibujar a mi modelo favorito? Rin no tiene problemas en posar para mí, así que no voy a perder la oportunidad. —responde, alejando el cuaderno de las manos del rubio de ojos celestes. —Nadie te dice nada por la cantidad de dibujos que tienes de ese chico... ¿Cómo se llama? ¿Ness? No me importa, así como tampoco debería importarte a tí lo que yo dibujo.

Isagi habla con el ceño fruncido debido a la molestia que le causa la presencia de Kaiser a su alrededor. Decide cerrar su cuaderno, y se levanta con toda la intención de irse a otro lugar.

—Como quieras, Yoichi. Solo te lo comentaba, si eres la zorra de los Itoshi, eso está bien, pero al menos deberías ser un poco más discreto al respecto. —La voz burlona de Michael lo frena, y le hace girar sobre sus talones con los puños temblando.

—¿Qué mierda estás diciendo, payaso?

—Solo digo lo que todos piensan, viniste aquí ese día totalmente orgulloso de haber dibujado a Rin y después lo besaste de forma descarada frente a la clase. Genial, te felicito. No todos se enorgullecen de vender su cuerpo a cambio de una estúpida calificación.

Kaiser se ríe y a Isagi le hierve la sangre, así que se acerca un paso más en la dirección del rubio intentando verse amenazante aunque no tenga la intención de golpearlo, porque no vale la pena.

—Ni siquiera eres capaz de llamarlo tu novio, aunque obviamente sigues revolcandote con él. —Michael se agacha un poco más para fácilmente poder susurrarle a Isagi las últimas palabras que lo hacen temblar de rabia: —Te diré algo que en el fondo, tú también sabes. Entre todas las y los modelos con los cuales trabaja... ¿Realmente te elegiría a tí sobre el resto? ¿Realmente eres el único? Porque yo creo que no.

Isagi lo empuja y tiene que reunir todo el autocontrol que tiene en su cuerpo para evitar golpearle la cara.

—Tú no lo conoces. —Isagi se siente como esas chicas cliché enamoradas que defienden al chico que les gusta del resto de las personas. Kaiser se ríe de sus palabras.

—¿Y qué te hace creer que tú sí? Cualquiera puede mentir y endulzar tu oído. —contesta con una sonrisa burlona, antes de suavizar su expresión y apenas sonreír con dulzura, pronunciando con voz melosa las siguientes palabras: —Me gustas, Isagi. Tus ojos son lindos, me encanta como dibujas y tu cuerpo es tan...

—¡Cállate! ¡Joder! ¡Eres un puto dolor en el culo! ¡Consíguete una vida y deja de joder la mía! —Isagi grita, porque de cierta forma las palabras de Kaiser duelen.

Algunas de las personas que circulan por el pasillo se frenan con curiosidad y otros fruncen el ceño al escucharlo porque, claro. ¿Cómo podría Yoichi atreverse a hablarle así al siempre cordial Kaiser?

—Solo piénsalo, Isagi. —Michael camina junto a él, y le sonríe con cinismo antes de empezar a alejarse. —No quisiera que se te rompa el corazón por hacerte falsas esperanzas y pintar de rosa un par de acciones que no tienen mayor importancia.

Isagi se queda en su lugar, apretando el cuaderno entre sus manos, y aunque no se quedó callado, piensa en todo lo que pudo haber dicho y aún así, no dijo para defenderse. Aunque sí lo piensa, en su mayoría la burla estaba dirigida hacía Rin, hacía la cercanía que ambos tenían, hacia su relación, encuentros, lo que sea y al no encontrarse preparado para eso, quedó vulnerable ante las palabras del rubio. Porque Isagi estaba acostumbrado a defenderse a sí mismo, a no dejarse pisotear ni a él, ni a sus principios, pero existe una diferencia entre defenderse a sí mismo y defender aquello que había formado con Rin y aún no habían conseguido definir porque el bastardo de Kaiser solo consiguió sacudir y resaltar la inseguridad que había estado naciendo en el interior de Isagi, la cual no había querido admitirse ni siquiera a sí mismo, viendo solo las cosas positivas.

Porque sí, joder, Isagi es humano, Isagi es alguien con un corazón, Isagi es alguien que está cada vez más malditamente enamorado y que no saber cómo mierda definir lo que sea que tiene con Rin a pesar de ser algo tan fuerte. Y eso consigue preocuparlo algunas veces por la noche cuando se encuentra solo en su cama.

Lo hace pensar y dar vueltas y vueltas, porque no duda que eso que ambos tienen es algo real, pero el pensar que no es algo serio consigue que le duela el pecho.

Porque Rin es una persona única que tiene su forma de hacer las cosas y no podría decir que no está siendo serio, porque al mismo tiempo no lo conoce totalmente para saber cuándo está siendo serio y cuando no. Y ahora está así, joder, cayendo, cayendo, cayendo.

Cayendo en un nudo de preocupaciones, tal vez justificadas o tal vez no, enredandose en las posibilidades, en lo que podría ser, en lo que es, en la duda y por no saber y no estar seguro de nada pero lo que sabe es que duele.

Joder, como duele el miedo que siente de que ambos no estén llendo en la misma dirección.

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