liii.
—¿A qué se debe el placer de ver tu linda cara en este día?
Isagi se recuesta contra la pared, siente su respiración pesada y ciertamente, odia por completo la horrible sensación que se extendió por su cuerpo de nada más verlo.
—Wow. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Pasó algo? ¿Necesitas que vaya a Saitama por tí? Puedo conseguir un auto y reducir esos cuarenta minutos a unos veinte.
—Corazón, corazón. No me gusta que esa idea suene como el plan perfecto para quedarme sin novio antes de siquiera acostumbrarme a tenerlo. —Puede oír la voz de Kurona, los ojos de Bachira centran su atención en él mientras le habla pero al momento vuelve su vista a la pantalla del celular debido a la videollamada que están teniendo.
—Pero Ranzeeeee, amoooooor... ¡Isagi está mal! ¡Míralo!
El teléfono se sacude, puede ver a Kurona por un segundo, notar que tiene puesta una camiseta que él le regaló a Meguru en navidad, y luego la cámara vuelve a mostrar al dueño del celular en primera plana.
—¿Y tú crees que tengo visión biónica o qué carajos? ¡No dejaste la pantalla en mi dirección ni cinco segundos!
—¡Estoy preocupado por él!
—Bueno, bueno, habla con él entonces y deja de gritar. Los vecinos van a quejarse de nuevo. —responde, se pueden escuchar sus pasos, luego el sonido de una puerta abrirse. —¡No te veo pero espero que estés bien Isagi y si no, que todo se solucione pronto! Tú y yo hablamos luego. Nos vemos, corazón.
—Hasta luego, bombón. Besos. —Bachira lanzó un par de besos al aire. Y de esta forma es como incluso en una situación como esta, su mejor amigo puede levantarle el ánimo en segundos. Incluso sin tener esa intención. —¿Y tú por qué te ríes? ¿No estabas deprimido hace dos segundos?
—Todavía me siento mal pero no me jodas. No sabía que eran tan empalagosos ustedes dos.
—Cállate. Y ya dime ¿Qué pasó? —responde el de ojos amarillos con las mejillas enrojecidas.
Isagi siente el ambiente un poco más ligero. Claro, tan ligero como se puede estar encerrado en un baño mientras que su novio se encuentra afuera sentado en una mesa con su ex. Si no es que Rin ya se le arrojó encima para matarlo. Y ciertamente no lo culparía.
No es fan de la violencia y una escena como esa no haría más que preocuparlo, pero entiende que su hermoso novio no es la persona más tolerante del mundo, y nadie mejor que él para saber que la actitud "sociable y llena de buenas vibras" de Tada no haría más que desagradarle.
—¿Sabes que te dije que llevaría a Rin a ver el mural que hice en Ichinan antes de graduarme?
—Ajá. El del cerezo. ¿Qué pasó? ¿Dijo algo malo? Ya me dí cuenta que Rin-chan probablemente se muerda la lengua antes de decirte algo malo sobre tus pinturas pero como mejor amigo del universo existente aún poseo la capacidad de no caer bajo su encanto así que sigo dudando de él.
—Rin no dijo absolutamente nada malo. Más bien, él...
—Sí, sí, ya sé, quiere robarme el puesto al fan más grande de Isagi Yoichi que hay, pero por privilegios de antigüedad no lo va a lograr.
El de ojos azules piensa que sería prácticamente imposible no reírse de las cosas que su amigo dice.
—¡Dime yaaaaa! ¡¿Qué pasó?! ¡No puedo con tanto suspenso! Mi corazón no aguanta tanto...
—Tada apareció.
Bachira parece quedarse en blanco un segundo, su vista se queda perdida en un punto inexistente detrás más allá de la pantalla y luego grita:
—¡MALDITO BASTARDO! ¡ESCORIA DE SER HUMANO! ¡ANIMAL ATROPELLADO!
Isagi se aleja el celular un poco escuchando sus gritos de forma fuerte incluso cuando el volumen de su celular se encuentra moderadamente bajo.
—¡LO DETESTOOO!
—Ya lo sé...
—¡Y tú deberías detestarlo también!
—Créeme. No estoy feliz con su presencia.
—Ha pasado un tiempo y aún no siento el suficiente odio en tu corazón. —Se queja el de ojos amarillos.
—Cálmate. Gritar a viva voz despotricando sobre la existencia de alguien... No es lo mío.
—No es "la existencia de alguien" es la existencia de la persona que te creó un montón de inseguridades sobre el amor, sobre las relaciones, sobre TU ARTE Y SOBRE TI MISMO CUANDO ERES UNA PERSONA DEMASIADO GENIAL Y ASOMBROSA COMO PARA PENSAR MAL DE TÍ POR CULPA DE UN ANIMAL SIN CEREBRO QUE NO PUEDE CAERLE BIEN A LAS PERSONAS SIN SER UN COMPLETO MENTIROSO Y...
—Bachi, por favor. Cálmate.
—¡NO ME PIDAS QUE ME CALME!
—Sí, sí, lo sé. Eso te estresa más, lo siento.
—¿Por qué pareces estar tan calmado?
Yoichi abre la boca pero, entonces, no tiene una respuesta certera para tal pregunta.
¿Calmado? No sería esa la palabra que usaría. Es decir sí, naturalmente, él es una persona que no se altera con facilidad. Le han dicho que su actitud puede notarse fría y distante en algunas ocasiones, pero incluso cuando se siente verdaderamente alterado, no muestra algún estado de descontrol ni la mitad de drástico que otras personas.
Ignorando eso, Isagi no se siente calmado, para nada, ni un poquito.
Se siente... Mierda, ni siquiera sabe cómo explicar lo que siente justo ahora. Es una mezcla de sentimientos que hace mucho tiempo que no sentía, que le revuelve el estómago y le genera un malestar que no deseaba sentir otra vez.
Isagi se siente triste, se siente avergonzado, se siente arrepentido y sin dudas se siente molesto.
Le molesta demasiado que aún después de tanto la simple presencia de Tada sea capaz de formar esa avalancha de sentimientos en su interior que en algún momento fueron lindos, pero que ahora se sienten como espinas que crecen completamente dentro de su cuerpo y no dejan de causar daño a su paso.
Se arrepiente de tantas cosas, de todo lo que hizo por él, de todas las veces que lo besó cuando no quería, de quedarse callado cada vez que Tada hacia comentarios divertidos que realmente no lo eran al reírse a costas de él, se arrepiente de no reclamar las múltiple veces que el castaño se burló de él por querer tomar su mano cuando caminaban juntos, diciendo que eso era algo ridículo. Odiaba lo avergonzado que lo hizo sentir por querer lo que quería, por las cosas que decía, por su formas de actuar.
Le da vergüenza todo ese tiempo que se mantuvo en silencio, porque pensaba que eso era normal, que estaba bien, que solo era el castaño intentando disimular la relación que ambos tenían porque Tada aún no estaba listo para salir del clóset y decirle al mundo lo que sentían, aún cuando Isagi nunca quiso ocultarlo, porque él respetaba sus sentimientos, no lo obligaría a salir, él no era tan egoísta.
Se sentía triste porque...
«—Vístete. Mis padres llegarán pronto. —dice. El castaño se levanta, no voltea a verlo en ningún momento, solo puede ver su espalda alejarse de la cama mientras recoje su pantalón de un lugar del suelo.
—Ah, claro, yo... —Isagi titubea, pero hace lo que se le pidió. No es como si fuese algo nuevo, siempre ha sido así... Incluso la primera vez.
—Apresúrate. —No es un grito, claramente, pero Yoichi lo conoce bien, no por nada fueron amigos por tanto tiempo. Él nunca le ha gritado, pero tiene esa forma de decir las cosas que no le deja llevarle la contraria.
El de ojos azules asiente, se levanta de la cama para recoger su ropa del suelo con una mueca por el dolor en su cadera.
—Iré a ducharme.
—No puedes. No hay tiempo.
—Pero...
—Tienes que irte. —dice. Isagi solo se encoge en su lugar.
—Está bien.
Se termina de vestir y se acerca a la puerta. Antes de que salga, Tada se acerca, lo toma de la cintura y le jala la barbilla para robarle un beso. Yoichi presiona sus manos contra su pecho intentando alejarlo.
¿Cómo no se da cuenta que duele? No fue amable, no fue dulce, no fue delicado en todo el asunto y aunque no es una queja especialmente, mínimo debería ser consciente de que después de terminar por supuesto que no se sentirá bien después del esfuerzo.
Cuando lo suelta y ni siquiera lo acompaña a la puerta, Isagi empieza a entenderlo. Más que no darse cuenta, parece que directamente, no es algo que le importa.»
Se sentía triste, o tal vez, mejor dicho, se sentía decepcionado de haber tardado tanto en darse cuenta de la situación, que estaba cayendo en un espiral que lo arrastraba hasta el fondo.
Pues entonces, no tiene sentido decir que tienes pareja si no te sientes querido, y no tiene importancia tener a quien besar si ya no sientes ninguna emoción al tocar sus labios.
Y es una mierda el hecho de que han pasado cuatro años en los que él ha estado huyendo.
—Sabes que no estoy calmado. —responde. Bachira lo mira con preocupación.
—¿Dónde estás?
—Depende. ¿Vas a regañarme si te lo digo?
—Todo depende de tu respuesta.
—Estoy escondido en el baño del restaurante al que vinimos... Con él.
—Hay momentos únicos y extraños en esta vida, como el hecho de que yo te diga las siguientes palabras... ¿Eres un maldito estúpido? ¿Qué carajos haces aceptando la invitación de ir a un restaurante con él? ¿Y además de eso dónde mierda está Rin?
Isagi abre la boca, quiere decir algo, pero honestamente, no tiene ni puta idea de como explicarlo en este instante.
Podría decirse que su cuerpo actuó en automático, el hecho de tener a Rin y a Nao, una chica que también fue su compañera en la preparatoria presentes en ese momento, lo hizo evitar la reacción más natural que siempre había preservado en anteriores situaciones parecidas, la cual, siempre había sido huir. Siendo claros, no era la primera vez que se encontraba con Tada en algún lugar, después de todo, vivían en la misma ciudad y frecuentaban los mismos sitios, todo fue más sencillo después de irse a la universidad.
Tada era, después de quitarse la venda de enamoramiento de los ojos, simplemente un imbécil que no podía soportar la idea de ser rechazado. El hecho de que fuera Isagi quien le pusiera un fin a su relación, no le gustó en lo más mínimo y había intentado varias veces "hacerlo entrar en razón".
Isagi tuvo miedo por mucho tiempo de volver a caer.
A veces se pregunta ¿Cómo llegó todo a ese punto?
Yoichi nunca había creído tener una baja autoestima o problemas de confianza, pero pasar por esa situación le hizo darse cuenta que realmente si los tenía. ¿Cómo pudo dejarse degradar y menospreciar de esa manera? ¿Por tanto tiempo? ¿Por qué nunca actuó? ¿Por qué nunca se alejó?
Algunas veces, quiere creer que es por el hecho de que, siempre creyó ciegamente de que Tada no quería nada malo para él. Eran amigos después de todo, él fue la primera persona que le habló en una escuela nueva donde se sentía pequeño y perdido, alejado completamente de todos los amigos que alguna vez conoció, fue la persona que lo acompañó a inscribirse en el club de arte, hablándole también de sus gustos por pintar, y quien salió con él en cada ocasión incluso cuando Bachira se tuvo que ir, y él simplemente se sintió cada vez más solo.
Él era amable, o eso era para su opinión de en ese entonces. Sentía admirable su capacidad para siempre tener un plan que hacer y un amigo con quién salir y apreciaba que siempre pensaba en él para invitarlo en cada oportunidad.
Así que cuando un día, Tada lo besó, cuando el propio Yoichi se preguntaba si su amigo no lo odiaría por sentir algo como eso por él. Eso se sintió bien... Se sintió correcto.
Sintió que su amigo no lo abandonaría, porque incluso en eso eran parecidos pero se equivocó.
Porqué Tada no tenía el mismo concepto del amor que tenía él.
Amor, amor, ¿Qué sería entonces para un par de chicos de diecisiete años el amor? Es muy difícil saberlo a cualquier edad, cada quien tiene conceptos diferentes al respecto. Para Yoichi era suficiente, tomar su mano, hablar un rato, besar sus labios, para Tada, eso no era suficiente.
¿Y quién podría culpar a Isagi? Siendo que escuchaba del resto de los chicos que aquello que Tada le pedía era lo común, claro entonces que las anécdotas de los otros chicos involucraban a una chica de por medio, pero no tenía que ser tan diferente ¿No? De cualquier forma, eran novios, estaba enamorado, y honestamente no rechazaba la idea de lo que estaba haciendo y aunque se sentía presionado no fue forzado, y de cierta forma en algunos momentos realmente se sentían bien la sensaciones en su cuerpo, y el calidez en su columna, pero luego, todo era tan frío, como si Yoichi solo fuese útil para eso, como si fuera un accesorio que llevar a su lado a cada fiesta para presumir de su habilidad, o para reírse cuando el ambiente se quedaba en pausa, porque claro, siempre había una anécdota de alguna situación que él a Tada le contó pero que claramente como un secreto no se quedó.
Un día Isagi simplemente se cansó, o ciertamente la realidad lo golpeó un día que tuvo una revelación.
Una estupidez, si lo piensa bien, porque Bachira en muchas ocasiones se quejó de lo mal que estaba la situación, y sus padres inocentemente no sabían ni como aconsejarlo porque siendo sinceros, Yoichi no era del todo honesto con todo el contexto de lo que estaba sucediendo porque lo mataba de la vergüenza el solo pensar que estaba mendigando amor aún cuando a él nunca le faltó.
Aunque ahora que lo piensa, es momento de ser honesto, no fue razón de darse cuenta por arte de magia, si no más bien que hubieron unas palabras que le rompieron el corazón.
«—¿Te aceptaron en la escuela de arte de Tokio? Vaya, Yoichi. Increíble. Probablemente gastaste toda la suerte de tu vida en ese momento. Y seguro un poco de mi suerte también se te contagió.»
Suerte. Ja. Isagi nunca había tenido un problema con ese tema, pero por un segundo odió la palabra y luego todo su enojó se volcó contra la persona que dejó escapar la palabra de sus labios.
Suerte, suerte, suerte. ¿Ese maldito consideraba que el esfuerzo de casi toda su vida para mejorar en el arte y recibir esa clase de recompensas, se trataba de solo suerte? ¡¿Y que además de eso también se debía a la suerte de él?!
Isagi nunca había sido una persona volátil, pero en ese momento llegó a su límite. Dijo todo lo que tenía que decir y ese fue el momento en que todo acabó.
Pero salir de esta clase de situación no es especialmente fácil y regresar a lo que se era, a la seguridad que se tenía, a la estabilidad que existía, no es algo que se logre en cuestión de horas, o días.
Lo admite, entonces, tardó tanto tanto tiempo en volver a ser él.
En no preocuparse por contar cosas a otras personas sin miedo de que lo usen en su contra, o de verse a sí mismo sin considerarse alguien aburrido y sin chiste, o incluso de ver su arte como arte.
Tada lo hirió de una forma que ni siquiera podía describir y detesta tanto el hecho de que fue él quien se lo permitió al no darse cuenta antes de todo el daño que le estaba causando, perdonando todas y cada una de las cosas que le hizo por tanto tiempo solo porque creía que así funcionaba el amor.
Porque el amor es sacrificio. Y es hasta ahora que aprendió que es sacrificio, por supuesto, pero no solo por parte de uno de los dos.
Oh, estúpido Tada que retorció enormemente su idea de lo que era la amistad y lo que era el amor. Malditas sean sus secuelas que a pesar de los años lo han acompañado hasta hoy, porque es una herida que costó tanto tiempo sanar hasta que... Llegó él.
Y no quiere entonces darse a malinterpretar. Isagi estuvo mucho tiempo solo, y sanó, y aprendió sin necesidad de nadie más, amarse a sí mismo, a su arte y no dudar de nuevo por culpa de los malos comentarios de alguien más, pero entiende que Rin le enseñó un par de cosas que no podría aprender por sí mismo en su plena soltería, porque sin él como su pareja, no habría entendido lo diferente que se siente una relación junto a alguien que realmente te aprecia lleno de amor.
Sin Rin no habría entendido, lo bonito que se siente despertar entre los brazos de alguien más sin sentir un rechazo, que le abran la puerta cada vez que va a pasar, y que ni siquiera tenga que pedir permiso para tomar su mano ya que es él quien se la toma algunas veces hasta sin avisar.
Rin no lo mira con vergüenza, y no lo corrige al hablar, lo besa sin problemas frente a un mundo que ciertamente no le teme a enfrentar, y aprecia todo lo que hace como si fuera digno del museo más grande de arte. Tal vez, sin él, nunca había entendido lo que es sentirse adorado como si fuera la belleza más grande que ha tenido el placer de encontrar y no como un simple muñeco viejo que fue usado una vez más.
Rin un día le dijo que él era hermoso. Y eso era algo que Yoichi ya había aprendido a notar, pero escucharlo de sus labios, con esa seguridad y esa determinación en los ojos, como si su pareja estuviera admirando realmente una obra de arte. Lo hizo darse cuenta de que eso, exactamente eso, era lo que su pequeño yo de diecisiete años quería, lo que aún ahora, él quería. Alguien que lo quisiera así, como él era, sin cambios, sin máscaras, sin fingir, que lo quiera con las manchas de pintura en la cara que luce y Rin no le deja quitar cuando le toma una fotografía, que lo quiera con sus comentarios repentinos y que algunos consideran desubicados aunque Rin solo se ríe con él y no de él, y le responde con una locura casi totalmente parecida y que simplemente sea alguien real, tan real como lo es Rin que le importa una mierda aparentar o caerle mal al que le caiga mal.
Rin no es perfecto, pero lo quiere. Maldita sea, se atreve a decir que lo ama. Aunque solo hayan pasado ¿Cuánto tiempo? Ya no importa.
Porque Isagi ya no le tiene miedo a amar. Amar de verdad.
Y a veces para amar de verdad y completamente, hay que dejar ir las cadenas que te atan y no te permiten ser del todo feliz.
—Rin se quedó en una mesa afuera con él, yo aproveché que su nueva novia me dijo que fueramos a pedir la comida y me escapé al baño para hablar contigo. —contesta, sintiendo una seguridad reconfortante de un momento a otro.
—Te perdiste en el vacío por un ratito, no sé qué carajos pensaste o si se debe a algo que te dije, pero esa seguridad justo ahora en tus ojos me gusta.
—Acepté venir aquí con Tada porque, ya es momento de acabar con esto.
—No tienes idea de cuanto adoro oír eso, amigo.
[...]
Necesito una opinión sincera de esto porque siento que me comía la cabeza como llevarlo, y pues me gusta como quedó, pero ni idea de si se entiende por completo lo que quise dar a entender JSJS.
Sean sinceros ¿Ustedes creían que Isagi le tenía miedo a su ex? Porque dí a entender un poco eso y pues no pero ajá.
En fin, también me preguntaron que porqué Tada (que es un random que nadie recuerda JAJA) y se los diré de una vez y la razón es que cuando hice alusión por primera vez al ex en esta historia, yo recién había leído la novela ligera de Isagi, y sí de por sí es un cabrón por lo que le dice a Isagi en la sub-20, pues ahí en la novela nos damos cuenta de que siempre fue un amigo terrible que nunca se preocupó por Isagi. O así lo entendí yo, por eso lo detesto y me encasillé en la idea de que él sería su ex espantoso.
¡Gracias por leer! ✨
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