l.
—Creo que necesito un segundo.
—¿Qué? ¿Tienes miedo? —La voz de Isagi es una clara burla. Ya debería haberse acostumbrado a esas bromas.—Que adorable.
—No, solo... —Rin suspira, se acomoda la ropa un poco más, aunque ya está bien, se arreglaron enseguida al salir del auto. —Como sea, solo entremos.
—Adorable. Está bien que tengas miedo.
—No tengo miedo. —bufa, frunciendo el ceño al responder.
—Solo que los padres y tú no se llevan bien. —comenta Yoichi con una risa, su novio rueda los ojos.
—Ya cállate.
—No te preocupes. Les vas a caer bien. —Isagi le pasa el brazo por la cintura, atrayendo al menor hacia su cuerpo en un abrazo mientras que este aún se mantenía con el rostro serio fingiendo que no le importaba en lo más mínimo.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque a mí me caes bien.
—Te acuestas conmigo, literalmente como mínimo debo caerte bien. —contesta mientras rueda los ojos. —En cambio, tus padres no tienen razón alguna para quererme.
—Yo te quiero, así que como mínimo te van a respetar aunque no les caigas bien.
—Acabas de decir que sí les iba a caer bien ¿Y ahora te retractas?
—Maldita sea ¿No puedes dejarme ganar ni una sola vez?
—No.
—Pues te jodes porque ya llegamos.
Isagi abre la puerta sin previo aviso, por andar hablando con él sin mirar más allá de seguir los pasos de su novio, Itoshi ni siquiera notó que ya habían llegado al apartamento. Sintió sus hombros tensarse y apretó los labios con cierta molestia que usaba para ocultar aquel mínimo sentimiento de susto que sentía en su interior. Parecido a lo que sentía cuando su novio le presentó a sus amigos, o bueno, incluso peor, porque no son cualquier persona, son los padres de Yoichi, y le preocupa por supuesto el no caerles bien porque eso podría afectar la relación que tienen, ya que no es tan idiota como para no darse cuenta que su novio los adora con toda el alma, algo que él no entiende del todo al no tener una relación tan cercana con sus propios padres, pero claramente, tampoco piensa que este mal que él sea así.
—Te amarán. No te preocupes. —Yoichi susurra, el más alto apenas lo veo por el rabillo del ojo antes de volver su vista al frente y tener que encontrarse con la pareja que le dió la vida a su novio. —¡Miren! ¡Rin llegó de sorpresa! ¿No es genial?
Ja. Y después decía que el nervioso era él, pero Rin lo conoce lo suficiente para sentir el ligero tono tembloroso en su voz al presentarlo.
Aunque no es momento para pensar en eso, el silencio se extiende, Rin traga saliva y da un paso al frente porque claramente él no es un cobarde.
—Es un gusto conocerlos al fin. —dice, ni siquiera hace el intento de sonreír porque seguramente se quedaría en una mueca bastante falsa, así que simplemente se limita a inclinarse un poco en señal de respeto para saludar. —Soy Itoshi Rin.
—Veo que Yo-chan no estaba exagerando. Eres mucho más alto de lo que esperaba. —comenta el padre, mirándolo de forma divertida hacia arriba porque sí, Rin era más alto que él.
—¿Por qué sería un exagerado? ¡Te dije que él era tan alto como Nagi!
—Cariño, a veces exageras las cosas...
—¡Pero...!
—¡Es un gusto conocerte también, Rin-chan! Llevábamos mucho tiempo queriendo conocer al chico que trae tan enamorado a nuestro hijo.
—¡Mamá!
—Soy Iyo y él es mi esposo Issei. Quería agradecerte por las flores que me obsequiaste ayer. —Iyo ignoró de forma obvia a su hijo, tomando al de ojos turquesa por el brazo y jalandolo en dirección a la sala, lejos del agarre de Yoichi. —Lleva las cosas de Rin a tu habitación, Yo-chan. El pobre debe estar cansado, el viaje en tren es pesado.
—Mamá, él tiene auto.
—Conducir también es agotador, cariño.
—¡No estuvo conduciendo ni una hora!
—Deja de contradecir a tu madre y hazle caso. —regañó el padre, Rin pudo notar que realmente no parecía enojado al respecto, lo cual le pareció curioso, pero lo dejó pasar, intentando no sonreír fe forma burlona por la mueca exasperada de su pareja al hacer lo que se le pidió.
—Lamento no haberle dado algo mejor ayer o haberla llamado, estaba terminando algunas cosas en la universidad estos días y yo...
—Ay, no te preocupes. Me encantó el regalo, sé lo difícil que es conseguir esas flores en esta época del año. Lo aprecio muchísimo. —respondió la mujer con una sonrisa. Ella era cálida, su sonrisa le recordaba a Yoichi cuando intentaba hacerlo sentir mejor con sus palabras.
—Aunque Yoichi me dijo que no habían podido verlo en los últimos meses, así que yo les preparé algo más. Está en la maleta, así que podría...
—Oh, no debías molestarte, Rin. Yo-chan nos dijo que eras detallista y vaya que tenía razón. —Iyo se rió, el menor se sintió algo avergonzado porque... Ni si quiera sabe porqué. —Puedes mostrarlo luego cuando te sientas más cómodo.
—Claro.
—Ten, Rin. Algo de café, Yo-chan dijo que lo prefieres con mucha azúcar. —El mayor le ofrece una taza que acepta sin pensarlo demasiado aunque sea loco que el café esté tan rápido, se siente incluso ahogado de tantas atenciones.
—Muchas gracias, Isagi-san.
Puede escuchar una tos bastante falsa provenir del pasillo por el cual Yoichi se acerca. Rin hace un esfuerzo muy grande para no rodar los ojos, sabe lo que está pensando y es que...
—Que formal eres, Rin. No necesitas ser tan rígido con mis padres. —Isagi se sienta a su lado en el sofá, y le sujeta la mano que no sostiene la taza. El menor da un enorme trago a su café intentando disimular la... ¿Vergüenza?
No lo sabe, mierda, no está acostumbrado a esto. La personalidad de Rin es naturalmente jodida, le importa una mierda la opinión de los demás, y ni siquiera con los mayores tiende a preocuparse. Puede contar con los dedos a las únicas personas que trata formalmente y honestamente no necesita más de una mano para hacer esa cuenta.
Maldito Yoichi que por su culpa ahora le importa la opinión de los demás o bueno, sigue dándole igual la mayor parte del tiempo. Si las personas no tienen ninguna influencia sobre su novio, entonces le da igual caerles bien o mal.
Aquella vez que lo descubrieron en la cama con esa chica le dió igual lo que ese hombre pensará de él, y ahora mismo le preocupa que los padres de Yoichi lo vean de forma extraña aunque no tenga sentido pensar de esa manera.
Estúpido Yoichi que todo parece girar entorno a él desde el puto momento que decidió ser su maldito novio.
—Es cierto. No estés tan tenso, Rin-chan.
Le da un escalofrío de solo escucharla, sabe que no dice nada malo, pero el solo escuchar ese apodo le da repelús porque siempre le recuerda al hijo de puta de Shidou.
—Puedes relajarte, estábamos emocionados de conocerte. Tenerte aquí es un gusto.
—También lo es para mi estar aquí. Realmente extrañaba a Yoichi.
Rin se muerde la lengua después de hablar, su novio suelta un "Aww" en son de burla, sus padres sonrien enternecidos.
¿Y ahora qué? Mierda, estaba demasiado concentrado en la idea de volver a ver a Yoichi que no había pensado más allá. Claramente sabía que se encontraría con los padres de él, pero no había sopesado a profundidad la idea ¿Qué debería hacer? ¿O qué debería decir? Se siente como un estúpido justo ahora.
—¿No tuviste problemas en venir antes de tiempo? Recuerdo que dijiste que tenías algo que hacer el lunes. —Su novio le habla en un intento de hacer conversación, Rin no puede ignorar la presencia de sus padres tan cerca aunque no se quedará como idiota sin responder.
—Me inventé una excusa y lo hice esta mañana antes de venir. No debería tener ningún problema pero de ser así, iría un momento y luego volvería.
—¿Cuánto planeas quedarte, Rin?
—Máximo una semana. —responde. Lleva menos de diez minutos aquí y ya quiere largarse, no por los padres de Isagi, realmente le parecen agradables, pero así es él naturalmente, no le gusta estar en lugares ajenos, y detesta ser el invitado, pues no puede deshacerse de ese sentimiento de ser un intruso. Le costó mucho superar esa sensación cuando se mudó con Sae hace algún tiempo, incluso ahora, sigue odiando esa sensación de ser una carga.
—Oh, que lástima. Solo nos queda una semana más con Yo-chan entonces. —dice la madre, Rin se siente confundido pero al ver a su novio puede ver que este asiente ligeramente.
—No puedes decir que estuve poco tiempo, ya será más de un mes el que llevo aquí.
—Yo-chan es un terrible hijo, siempre se queda unas pocas semanas y luego se va de viaje con sus amigos. Es una sorpresa que se haya quedado todo el mes.
—¡Oye, eso no es cierto, papá!
—Sí, lo es, no intentes fingir lo contrario Yo-chan. Juegas así con los sentimientos de tu padre. —El señor Isagi hace una mueca como si estuviera sumamente dolido, la madre le acaricia el hombro mientras se ríe en voz baja.
Rin se da cuenta que el sentido del humor es de familia.
—Ya deja de exagerar, cariño. Yo-chan es un adulto, y tiene su vida, está bien que salga con sus amigos. Y con su novio ahora que lo tiene. —dice la única mujer de la sala. —No sabes lo mucho que nos alegra que nuestro niño este empezando a sentar cabeza. Hace mucho que no lo veíamos ir tan seriamente con una persona.
—Mamá... —Yoichi habla entre dientes, luciendo apenado.
—No lo niegues, cariño. Antes decías que solo era una cita sin importancia, o que no estabas interesado en relaciones otra vez. El pasado no define lo que nos depara el futuro y siempre pueden ser situaciones mejores. Mira lo feliz que te vez incluso cuando hablas de Rin-chan.
¿Sonaría muy mal si le pedía que dejara de llamarlo así?
—Mamá pero no se lo digas así, que le aumentas el ego y luego va a estar de insoportable. —Yoichi se queja, Rin le da un golpe pequeño con su codo, y se tiene que aguantar las ganas de golpearlo más fuerte por llamarlo insoportable.
—No lo creo. Se ve que Rin es un chico agradable.
—Oh sí, él es súper agradable con todas las personas.
—¿Por qué el tono condescendiente? —pregunta Rin con una sonrisa irónica. —Tu madre lo dijo, soy muy agradable.
Por Dios, ni él mismo se cree esa mentira tan grande.
—Por supuesto que sí, Rin.
—Siento que hay algo ahí que no estamos enterados. —comenta el mayor en la sala.
—Nada, papá. No te preocupes. —El de ojos azules niega con una sonrisa, aprieta más el agarre de sus manos, antes de seguir con la conversación. —¿Sabían que Rin trabaja con muchos modelos importantes?
—Y que su hermano también es un modelo importante, sí, lo sabemos. —comenta Issei con tono divertido. —Así como sabemos que tiene su propio apartamento, que tiene un auto lujoso, que tiene trabajo de fotógrafo, que tiene un gran sueldo, que es muy talentoso, que le gustan las cosas dulces...
—Ya para ¿Sí?
—Oh, puedo continuar. No haz parado de hablar de Rin en el último mes.
—¡Papá! —Yoichi se queja en voz alta mientras que sus mejillas se tiñen de un fuerte color rojo, su padre sonríe con diversión mientras que la madre ríe.
—Ya lo dijimos, Yo-chan. No nos molesta que hables de él, te ves tan adorable.
—No era necesario que él lo supiera.
—¿Por qué? Me encanta saberlo. —responde el menor divertido por la situación.
—Honestamente no sé quién presume más a Rin, si tú, o tu madre con la gente del edificio.
—La vecina del 10B quería presumir que su yerno estudia derecho, como si fuera el próximo juez de distrito o algo así. No entiendo su obsesión de recalcarlo.
—¿Y era necesario que tú le recalcaras que el tuyo es fotógrafo?
—Escuché que al suyo ni siquiera lo aceptaron en el bufete de abogados al que aplicó para sus pasantías. Al menos mi yerno sí tiene trabajo y es reconocido incluso antes de estar graduado.
—Me siento honrado de que me presuma así, Isagi-san. —responde Rin, intentando no reir de la extraña situación. —Ya entiendo porqué no tuve problemas para que me dejaran entrar en el edificio.
—Un placer, Rin-chan. Y por favor, llámame Iyo. —comento ella con una sonrisa suave. —Eres tan guapo que con solo tu fotografía la señora se quedó sin ganas de seguir hablando.
—Ah, la señora del 10B ¿Es la que le dijo a las amigas de su hija que no se acerquen porque yo era gay?
—¿Dijo eso? ¡¿Cómo se atreve a meterse con mi hijo?!
—Calma, amor. Eso fue hace un tiempo...
—¡¿Y tú lo sabías?!
—Sabía que te pondrías así, por eso le dije a Yo-chan que no te dijera nada. —dijo el padre mirando mal a su hijo por hablar de más.
—No te preocupes, mamá. Eso fue cuando las amigas de la chica se acercaron a pedirme el número de celular.
—Oh, yo no sabía esa historia. ¿Hace cuánto fué? —Rin sonríe mientras pregunta, apretando repentinamente el agarre de sus manos.
—Hace meses ¿Cierto, papá?
—Oh, sí. Su hija estaba entrando en la universidad, tipo, el año pasado por ahí.
—Maravilloso, me encanta enterarme de todo muchísimo tiempo después. —Iyo se cruzó de brazos, su esposo e hijo simplemente suspiraron algo apenados.
—Rin ¿No habías dicho algo de un regalo?
El menor sonríe apenas, viendo que lo usan como excusa para distraer a la mujer de la familia de su momentáneo enojo, que parece ser serio mientras que él solo quiso molestar a Yoichi por un segundo por esa historia.
—Claro, si Yoichi me dice dónde está la maleta puedo ir a buscarlo.
—Vamos. Está en mi habitación.
Su novio se levanta, llevándolo de la mano hasta el lugar que básicamente lo vió crecer. El apartamento de los Isagi es... Cálido.
Nunca ha estado ahí en su vida pero no puede negar el sentimiento acogedor que lo embarga al estar ahí, no es muy espacioso pero para nada se siente encerrado. Hay un sentimiento acogedor entre los colores terrosos, los pisos de madera y los cuadros en la paredes. Puede entender porque Isagi extraña tanto esto, a sus padres, claro, y todo eso, pero este sentimiento de... Hogar.
Rin no está seguro de conocer del todo ese sentimiento.
—No te rías. —comenta su novio, cuando su mano se engancha a la manija de la puerta. Rin lo mira, sus labios se curvan a un costado.
—¿Por quién me tomas? Un sujeto agradable no se ríe de la habitación de su pareja.
Isagi simplemente rueda los ojos ante el sarcasmo en sus palabras y luego abre.
Su habitación no es algo que realmente le sorprenda, tomando en cuenta lo mucho que ha llegado a conocer a su novio en el último tiempo, tal vez, incluso sin conocerlo, algo así no le sorprendería.
La habitación está llena de arte, no sabe de que otra forma explicarlo, hay dibujos pegados con tachuelas en un pizarrón, otros colgados en la puerta del closet, algunas partes de las paredes están pintadas directamente o coloreadas con marcador, al igual que el techo donde hay algunos pósters colgados que claramente también dibujó él, puede ver su firma escondida por ahí, recuerda vagamente que Isagi también dibuja en digital aunque no es su forma favorita de hacerlo.
Aunque hay más que solo eso, hay un montón de cosas que son y muestran lo que Yoichi es, como la pequeña escultura con forma de árbol que tiene un montón de collares colgados y otra que es como un par de manos con anillos y brazaletes puestos. Hay una mesa de dibujo, hay lápices, marcadores, pinturas y más materiales regados por ahí, puede ver las cobijas coloridas en la cama desarmada y cuadernos tirados. También hay fotos y...
—Sé que es un desastre pero no sabía que venías y sé que la cama es pequeña, tendré que buscar el futón porque tú eres muy alto y no creo que... ¿Por qué tienes esa cara?
Yoichi lo mira con sospecha, así que intenta mirar a otro lado pero fácilmente descubre la dirección en la que apuntan sus ojos y luego, él se sonroja al notarlo, y es que Rin solo se pudo fijar en qué hay una foto de él también.
Un pequeño cuadro hecho a mano con una fotografía que recuerda se tomó hace como dos meses con el teléfono de su novio para explicarle como capturar un mejor ángulo.
—Ignora eso.
—¿Cómo quieres que lo ignore? Es adorable.
—Cállate.
—Oh, vamos. No es lo más cursi que haz hecho. —Se burla Rin, dejando un beso en el cabello del más bajo. —Además, el regalo que le tengo a tus padres, es mucho peor que eso.
—¿Qué carajos trajiste?
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