Capítulo 9

Difícilmente logré olvidar lo sucedido arriba del Arc du Triomphe. Pasé todo el tiempo en el hotel sentada sobre mi cama, la hoja de Ethan a un lado y el Ipod al otro, intentando descifrar la situación pero mi mente y mis pensamientos estaban muy lejos. Me era imposible controlarme y no desviar mi mirada a Klaus quien estaba sentado en el sillón con su ordenador y no me prestaba atención. Tal vez él era el bueno, tal vez a su familia no le importaba los medios para conseguir lo que deseaba. Quizás ellos no hubieran vacilado en utilizarme, no hubieran sido sinceros conmigo sino que habrían intentado ganar mi confianza a cualquier costo, tal vez alguno de sus hermanos me hubiera seducido para conseguir lo que quería y yo como una tonta habría cedido. ¿Después de todo qué era peor? ¿Un difícil compañero de cuarto del cual desconfiaba o un simpático chico que me haría confiar en él solo para utilizarme?

Suspiré y tiré de mi cabello mientras intentaba concentrarme en lo mío y alejarme de aquellos pensamientos. Aunque una parte de mí hubiera deseado que él me besara en la terraza, saber cómo se sentían sus labios contra los míos. Sacudí la cabeza intentando deshacerme de aquella idea pero era como intentar quitar un chicle de mi zapato. No podía permitirme ver a Klaus de otro modo, mi hermano estaba ante todo. Además, no sabía nada del sujeto. Podía llamarse Klaus como también Alexander o Remy en lo que a mí me concernía. ¿Y no había leído suficientes libros y visto suficientes películas como para saber que nunca algo terminaba bien por estar relacionado con un espía? Bastaba con recordar el final de papá y la tía Vivien para saber lo que me esperaba.

Pero de todos modos ya estaba condenada a eso por ser la hermana de Ethan. ¿No? Una parte de mí decía que tan solo me estaba repitiendo excusas, la misma parte salvaje y descontrolada que no vacilaba en reclamarle a Maurice y que besaría a Klaus si pudiera. Pero no. Aquella actriz apasionada en mi interior pertenecía al teatro y nada más que a eso. Era común familiarizarse con un personaje que se debía interpretar y empezar a actuar como él, y Julieta no había vacilado mucho con su amor por Romeo a pesar del peligro, pero no podía permitir aquello. Además, el espía en la sala no era específicamente un Romeo.

Luego de dejar en claro aquello fue más fácil continuar... Y no llegar a nada. ¿Cómo relacionas la desaparición de un espía, un archivo llamado Pandora y una lista con algunos puntos característicos de París? Aquello tenía tanto sentido como un mono en tacones altos con un arma, y de hecho lo segundo parecía más lógico y probable.

Al momento de ir a dormir no había llegado exactamente a nada. Sabía que Ethan no me pondría esto nada fácil pero tampoco había esperado que fuera tan complicado. ¡Él me había dejado una simple lista que bien podría ser la lista de lugares por visitar de un turista! Me resultó imposible dormir, no hice más que dar vueltas en la cama sin poder cerrar un ojo mientras mi mente seguía funcionando, intentando encontrar alguna solución por la frustración.

Cerca de la una de la mañana escuché la puerta abrirse y supe sin necesidad de mirar que era Klaus. Perfecto, al menos el insomnio me había servido de algo. Él se deslizó en silencio en la habitación como un profesional y se acercó hasta la silla en la cual descansaba mi bolso.

—Como toques algo te arranco la mano —dije y él se detuvo.

—Tampoco puedes dormir —dijo simplemente como si no lo hubiera descubierto en un intento de robo.

—No, no puedo. Y si tomas algo sin mi permiso te cortaré los dedos, uno por uno.

—Chica ruda. ¿No Bright? –Dijo él y puse los ojos en blanco absteniéndome de recordarle que mi nombre era Emma, sabía que era en vano—. Eres fuerte y tienes actitud y eso te hace peligrosa.

—Peligrosa para ti si no te alejas de mi bolso —dije—. ¿De todos modos qué buscas?

Me senté y enseguida me arrepentí. Hubiera sido útil saber con anticipación que él dormía sin nada en la parte de arriba. Perdí mi fe en el buen físico de los miembros del equipo de natación, o del equipo de atletismo, o más bien de cualquier otro chico que antes hubiera conocido. Sabía que Klaus era delgado y alto, pero solo entonces pude apreciar su grácil figura por completo. Debajo de su piel sus músculos eran tensos y definidos. Su anatomía era algo digno de observar y admirar y tuve que obligarme a controlarme y recurrir a mi actuación.

—Pensé que quizás podría tomar tu Ipod y seguir trabajando —dijo él.

—Ya te he pasado todas las fotografías. Tienes todo lo mismo que yo. Y si quieres algo, será mejor que me lo pidas en vez de entrar en medio de la noche a tomarlo.

—No tomé en cuenta el hecho de que tú también podrías estar despierta.

—¡Pues lo estoy! –dije y él suspiró.

—Ok, mi error. Estaré despierto en la sala trabajando, si quieres puedes venir —dijo y se alejó hasta la puerta, se detuvo antes de partir—. Ponte los auriculares y escucha un poco de música, ayuda al momento de dormir.

No dijo nada más sino que simplemente cerró la puerta tras él. Resoplé y me volví a acostar. Intenté dormirme pero no fueron más que intentos en vano. Al cabo de unos minutos, luego de rodar de un lado a otro y acomodarme en tantas posiciones diferentes como era posible, decidí ceder y tomar su consejo. Me levanté y tomé de mi bolso los auriculares. Cuando volví a la cama saqué mi Ipod de su escondite, enchufé los auriculares y enseguida puse a reproducir una lista de música suave y calma. Cerré los ojos y me dejé llevar por la melodía y la letra, me perdí entre suaves tonadas y palabras de anhelo o dolor.

Debí haberme dormido en algún momento, la próxima vez que abrí los ojos el cielo comenzaba a clarear y una suave luz matutina entraba por la ventana. Apenas fui capaz de levantarme, el mal sueño comenzaba desde primera hora a pasarme factura. Bostecé y me froté los ojos en un intento por quedarme despierta y no volver a echarme a dormir. Me tomó varios minutos convencer a mis pies de que se movieran y salir de la habitación.

Klaus estaba sentado en el sillón trabajando en su ordenador. Por suerte, se había cambiado y decidido por ponerse algo. Increíblemente él parecía tan consciente y despierto como siempre aunque podía notar el leve cansancio en sus ojos. ¿Cuántas veces él habría pasado una noche en vela? ¿Qué tan acostumbrado estaría a todo esto? No se inmutó nada cuando me senté en el sillón o me acurruqué en un rincón aún somnolienta.

—Lindo pijama —dijo él.

—Lindo insomnio —dije—. ¿No dormiste nada?

—He tenido noches peores. Pedí café —dijo él y miré la taza sobre la mesa—. ¿Quieres un poco?

—Estoy bien. ¿Qué estás haciendo?

—Intento averiguar los movimientos de tu hermano en París antes de desaparecer. Lamentablemente el MI6 no se muestra muy predispuesto a ayudarme, información confidencial.

—Ahora sabes cómo se siente. ¿Qué puede ser tan importante como para que la información sea tan secreta?

—Eso es lo que temo —dijo Klaus—. Pero ya conseguiré algo.

—¿Has estado toda la noche en eso?

—Si no podía dormir al menos debía hacer algo. ¿No crees? Aunque lamento que no fue tan productivo como hubiera deseado.

—Estoy aquí, quizás podría ayudarte —dije.

—Tal vez —dijo él y me miró, sonrió apenas.

—¿Qué? –pregunté.

—Es la primera vez que te veo sin maquillaje —dijo él—. Eres linda

Sabía que debía responder pero justo en aquel momento mi mente había dejado de funcionar y él volvió rápidamente a lo suyo. ¿Qué se suponía que debía hacer ante eso? Definitivamente no lo había visto venir, ni de cerca. ¿Cuántas veces sucedía algo así? Casi podía escuchar la voz de Cam en mi cabeza diciendo que si alguna vez un hombre te decía linda a pesar de verte en pijama, desarreglada, con el cabello despeinado después de una mala noche y sin una gota de maquillaje, entonces debía tomarlo y nunca más dejarlo ir. Pero Cam no diría lo mismo de conocerlo, o aún peor, lo diría. Lamentablemente conocía lo suficiente a Cam como para saber lo que haría de conocer a Klaus.

—¿Qué conseguiste hasta el momento? –pregunté.

—No soltaron mucha palabra respecto a la misión de tu hermano. Estuvo en París, se infiltró en un grupo de criminales para acercarse al archivo Pandora y logró robarlo. Desapareció antes que pudiera entregarlo —dijo Klaus—. Tengo el mapa que me proveyó el MI6. Los lugares donde se alojó, los lugares donde concluyó algunos encuentros y las rutas por donde anduvo pero eso no me reveló mucho.

—¿Y qué hay del archivo? ¿Sabes lo que es?

—Ni pista alguna. Nada. He intentado conseguir información de cualquier modo pero esta no está a mi alcance. Solo tenemos el nombre.

—Quizás eso sea suficiente. ¿Pandora no instaló el caos en la humanidad? –dije—. Ella dejó en libertad todos los males, enfermedades, peligros...

—El mito de Pandora tiene muchas versiones e interpretaciones, algunas más contrarias de lo que podrías creer —dijo él—. Pero supongo que todo se resume a lo mismo, una mujer que hizo lo que no debía.

—¿Por qué los hombres siempre nos culpan de todo? Pandora liberó los males en la tierra, Eva probó el fruto prohibido. ¿Qué sigue? ¿Pitufina? No es justo que siempre seamos las responsables —dije.

—Intenta no completar la lista Bright —dijo él y lo pateé sin vacilar—. Maldición. ¿Ya te he dicho que tienes fuerza?

—Tú te lo buscaste —dije.

—Como si las mujeres de tu familia no hubieran causado bastantes problemas para apoyar mi argumento —dijo él.

Lo miré molesta y lo volví a patear sin pensar. Mi error. Algún día aprenderé por qué es en vano atacar a un agente entrenado del Servicio Secreto. Él tomó mi tobillo sin problema y me detuvo antes que pudiera golpearlo. Su piel era ardiente contra la mía pero no me importó. Me acerque para poder encestarle un golpe con mi puño y liberarme pero en menos de un parpadeo me inmovilizó. Mi cabeza golpeó contra el brazo del sillón, sus manos me retenían por las muñecas y él estaba sobre mí.

Mi respiración me falló en aquel momento y sentí mi corazón trastabillar, mi cuerpo me estaba jugando una muy mala pasada y no respondía. Miré en silencio sus ojos y sin desearlo mi vista se desvió hasta sus labios. Él examinó mi rostro, su expresión me era totalmente indescifrable como siempre. Y allí estaba yo, totalmente enganchada en su mirada como una muñeca sin vida. Podía sentir mi corazón golpear fuertemente contra mi pecho, y el suyo también aunque de seguro debía ser por la acción y no los mismos motivos que yo. Juré en mi mente, no podía ser tan débil frente a una cara bonita.

Ok, suficientes tiempos de estupidez. Utilicé el peso de su cuerpo en su contra y me di vuelta tirándolo al suelo. Me encogí en el sillón y lo miré molesta por lo que había hecho. Él parecía incrédulo. ¡Al fin! Al menos ahora sabía que el agente secreto no era un robot y tenía sentimientos, aunque fuera la incredulidad ante el hecho de que una simple chica de dieciséis años lo hubiera tirado fuera de un sillón sin ningún problema.

—Si vuelves a hacer eso la próxima vez no dudaré en golpearte —dije.

—Eres fuerte Bright, más de lo que pensaba —dijo él.

—Aprende a no subestimarme si sabes lo que te conviene —dije.

Él se levantó y no dijo nada más. Recuperó su lugar en el sillón mientras yo me mantenía alejada e intentaba ahuyentar mi molestia. Al cabo de unos minutos me acerqué y tomé un poco de café. Hice una mueca sin poder evitarlo, demasiado amargo para mi gusto. Me estiré y cogí el mapa que teníamos, él no necesitaba saber que tenía una copia y a pesar de todo seguía sin confiar del todo.

Meticulosamente lo revisé y analicé. Había una marca negra, un encuentro, en el Arc du Triomphe con una fecha de dos días antes que Ethan desapareciera y también un encuentro con la misma fecha en el Moulin Rouge. No eran los primeros, ni los últimos, pero no creía que fueran una coincidencia. Sin embargo, en cuanto localicé el Louvre, no había ninguna marca.

—¿Sabes con quienes fueron estas reuniones? –pregunté.

—Nada. No cuentes con información porque no tenemos —dijo Klaus.

—Si el Servicio Secreto no nos quiere dar información entonces tendremos que conseguirla de otro modo, no llegaremos muy lejos sino —dije.

—No es tan fácil, tu hermano tiene muchas personas que desearían vengarse. Ethan Bright no es específicamente conocido por tener pocos enemigos. No puedes ir por allí preguntando a los tipos malos ni levantando sospechas sobre él. Y hay muchas personas que te matarían de tener la oportunidad solo por tu relación con él —dijo Klaus mirándome—. Eres un arma de doble filo Bright, eres tan peligrosa como el peligro que corres.

—Gracias —dije simplemente—. Entonces no podemos recurrir a eso.

—Si mencionas el nombre de Ethan Bright en una zona de riesgo lo único que conseguirás será a un grupo de criminales muy enojados, los hombres de tu familia tienen bastante fama por ser buenos espías y eso cuesta caro —dijo él—. Además, tu hermano estaba trabajando como infiltrado.

—¿Infiltrado en qué? ¿Para quién? Alguien debe tener la respuesta —dije.

—Y alguien la está ocultando. Ya te dije, el MI6 no muestra mucha predisposición a soltar información o colaborar con esto. Sea lo que sea lo que tu hermano tiene y buscamos, es muy valioso e importante.

—¿Qué puede ser tan importante como para que sea tan secreto, aún dentro del MI6? –Pregunté y él suspiró.

—No lo sé —dijo—. Deben estar muy desesperados por obtenerlo si después de todo recurrieron a ti y no somos los únicos detrás.

Inconscientemente golpeé mis labios con un dedo mientras intentaba encontrarle una solución al asunto. No podíamos simplemente haber llegado a un callejón sin salida, alguna opción tenía que existir pero no la estábamos viendo. ¿Pero cuál era esa opción? Si el Servicio Secreto Británico se negaba a dar información por cuestión de seguridad y confidencialidad y contactar a los tipos malos tampoco era una buena idea. Debía haber otra alternativa, esto simplemente no podía ser más complicado de lo que debía ser en realidad. Por suerte, mi mente decidió volver a su funcionamiento normal.

—¿Qué haces cuando alguien no te responde lo que pides? –pregunté.

—¿Le preguntas a otra persona? –dijo Klaus y asentí.

—Exacto. ¿No puedes contactar al Servicio Secreto Francés o algo así? De seguro que ellos no pasaron por alto el hecho de tener a un agente inglés en el corazón de su país —dije esperando no sonar como una tonta por andar hablando sobre un mundo que desconocía totalmente—. Es decir, algún contacto deben tener. ¿No?

—Podría ser posible pero... —él vaciló un momento y no necesité mucho más para saber que debía haber complicaciones de por medio que de algún modo lo perturbaban.

—Es nuestra única opción —dije.

Klaus me miró durante unos largos segundos en silencio. Quizás a fin y a cabo aceptó que yo estaba en lo correcto, o fue mi mirada de súplica lo que terminó por convencerlo. Necesitaba encontrar a Ethan, cada día que pasaba sin un rastro de él era peor para mí. Él estaba en algún lado, mi mente simplemente se negaba a creer la posibilidad de que estuviera muerto. Además, si ese fuera el caso, ya tendrían que haber encontrado el cuerpo. ¿Verdad?

—Bien, intentaré contactarme con los franceses y pedir si tienen información aunque no puedo prometer nada —dijo él.

—Gracias —dije.

—Podrías ir a cambiarte mientras tanto, tenemos cosas que hacer —dijo él y me puse de pie.

—Ok, lo entiendo, demasiado confidencial para una chica común y corriente. ¿Crees que me interesa el número del Servicio Secreto Francés?

Él no respondió sino que me miró largamente en silencio. No pude hacer nada más que ceder y me encerré en el dormitorio. Una rápida mirada al espejo me confirmó lo que ya había sabido. Mi aspecto era exactamente el de una joven de dieciséis años que se había despertado hacía poco. Mi cabello estaba despeinado, mi pijama arrugado, todavía había marcas de sueño y mi apariencia estaba lejos de ser la acostumbrada. Pocas personas me habían visto alguna vez así, tan desaliñada y normal. Mamá posiblemente me habría regañado por haber permitido que un joven me viera así, aún más uno apuesto y que pareciera importante.

Y sin embargo Klaus me había dicho que era linda, nada de aquello tenía sentido para mí. Posiblemente ningún hombre a excepción de mi hermano me había visto alguna vez en semejante apariencia, mucho menos uno con quien hubiera salido. Pensé en Steve, él definitivamente no habría dicho lo mismo de haberme visto así. Suspiré, Steve Maroon parecía algo muy lejano en este momento.

Me ocupé de cambiarme y arreglarme para tomar mi habitual apariencia. Luego de haber pasado toda mi infancia viendo a mamá lucir como una de las modelos o estrellas que representaba, y obligándome a lucir igual o mejor cuando comenzó a incluirme en sus eventos sociales y citas de agenda, mi imagen era algo a lo que me había acostumbrado a dedicarle tiempo y eso tenía sus frutos siempre.

Al momento de volver a la sala Klaus ya había guardado sus cosas y estaba esperándome. Me apoyé de lado en el marco de la puerta mientras lo observaba e intentaba en vano descifrarlo. Llegar a conocer al menos algo real de él parecía tan imposible como llegar al fondo del asunto y tener éxito en esta misión. Pero, a pesar de que todavía me negaba a confiar del todo en él, lo cierto era que al menos unas asperezas en nuestra relación se habían limado los últimos días.

—¿Entonces? –pregunté captando su atención y él se fijó en mí.

—Tenemos una cita con un agente francés que puede tener información que sea de utilidad —dijo.

—Te lo dije, solo bastaba con preguntar a otro. ¿Y cuándo es?

—Ahora.

Seguí a Klaus fuera de la habitación y luego a la calle. No perdimos ni un segundo en salir del hotel, él ni siquiera me dejó detenerme para coger algo rápido del restaurante pero en cambio sí se detuvo en un puesto en la calle para comprar una crêpe au Nutella. Genial, había creado un adicto. ¿Era una especie de crimen o algo así corromper a un espía con esto? Porque en ese caso estaba en serios problemas.

Tal vez debería pensarlo mejor antes de hacerle probar al joven agente algo de vida real y normal. Pero a pesar de que internamente quise protestar porque él no me dejaba detenerme por nada pero él podía por algo tan superficial como eso no lo hice. La molestia se disipó rápidamente con lástima. Recordé que nunca antes había probado una crêpe au Nutella, algo que no tenía sentido para mí y mucho menos si ya había estado en París en una ocasión. Debía ser dura la vida de espía en ese sentido, convencido de no poder confiar en nadie, pasando por las mejores ciudades sin detenerse unos pocos segundos a apreciarlas, no poder disfrutar de actos sencillos pero felices como comer una crêpe.

—¿Quieres Bright? –preguntó él.

Sí, hubiera disfrutado bastante de poder desayunar algo y aún más una crêpe, pero en vez de eso simplemente negué con la cabeza. No podía quitarle lo único común que debía tener y disfrutaba. Aquello sería como arrebatarle a un niño un dulce. No era tan malvada como para hacer eso y no moriría por no desayunar un día, ya había saltado el desayuno demasiadas veces como para estar acostumbrada.

—¿Qué haces en tu tiempo libre? –pregunté en cambio y él me miró con curiosidad—. Tienes tiempo libre. ¿No? Es decir, no puedes estar siempre ocupado con algo.

—Nunca bajar la guardia o descansar viene con el trabajo —dijo Klaus—. Ya sabes, a menos que desees terminar muerto. Creí que conocías suficientes historias como para saber eso.

—Lo sé, y no me es difícil suponer que estás preparado para esperar un ataque en cualquier momento y siempre estar atento. Pero incluso mi hermano tenía algo de tiempo libre para pasarlo conmigo. Sí, posiblemente él no debía bajar nunca la guardia, pero no impedía que por ese tiempo actuara como un joven más —dije.

—No conoces mi vida, ese tipo de cosas no es algo que pueda permitirme. No, mi definición de tiempo libre está muy lejos de ser como la tuya —dijo él y sentí pena—. ¿Cómo pasas tú tu tiempo libre?

—Me gusta salir con mis amigos. Ya sabes. Cine, paseos, fiestas. Simplemente disfruto de pasar tiempo con ellos. Es bastante complicado hacerme algo de espacio para eso pero es algo por lo que vale la pena complicarse.

—Entonces no gozas de mucho tiempo libre.

—No. En cierto modo soy como un peso muerto para mamá, no es que me moleste o la culpe de algo por su constante ausencia. Ella trabaja porque desea brindarnos lo mejor. De hecho, Josh fue el comprador de la casa de papá luego que él muriera y mamá me dejó con él para que me cuidara. Así fue como ese artista muerto de hambre pasó a ser prácticamente mi niñero.

—¿Te dejó con un desconocido?

—No era totalmente desconocido, ya se habían tenido que ver un par de veces para arreglar el asunto pero supongo que sí. Desde entonces Josh siempre pasó a ocuparse de mí y mi hermano y su casa es como nuestra casa. Al menos a mí me resulta más hogar que nuestro departamento en la City —dije sin darle real importancia—. Mamá no es una persona que vea mucho, siempre está trabajando y por eso aprovecho cuando me invita a eventos o me deja formar parte de su agenda. Para serte sincera tuve una infancia bastante solitaria con mamá siempre trabajando y Ethan fuera de casa.

Probablemente nunca le había dicho algo similar a nadie nunca antes en mi vida. Pero no era más que la pura verdad. Klaus se mostraba indescifrable como siempre mientras continuábamos caminando por la calle. Sabía que mi historia no debía sonar muy encantadora. ¿Pero cuántos chicos pasaban por lo mismo que yo había pasado?

—Debió haber sido triste tanta soledad —murmuró él y me encogí de hombros.

—Quizás, no lo sé. Estoy acostumbrada a eso, a que Ethan no esté en casa y que mamá esté siempre trabajando. Creo que guardo más contacto con su asistente Paul y Josh que con ellos. Somos una familia extraña pero es mejor que nada. No los culpó por nada ni estoy molesta. Ethan me ama, pasa cada segundo que puede conmigo cuando está en Londres. Y sé que mamá también lo hace, puede parecer que ella se dedica más a su trabajo que a mí pero sé que no es así.

—¿Y entonces qué hacías si estabas sola?

—Luego del instituto siempre tengo clases desde que tengo memoria. Mamá insistió en clases de ballet y yoga para buena postura y cuerpo. También en clases de defensa personal luego del supuesto asesinato por robo de papá. Y ella también me inscribió en muchas clases más solo porque Ethan le dijo que yo lo deseaba cuando no era así pero mamá solo escucha la mitad, las demandas de Ethan y no mis protestas sobre que no son ciertas. Así terminé estudiando varios idiomas entre otras cosas además de algunas opcionales del instituto y teatro.

—No había imaginado que tu vida era así. Supongo que me había hecho a la idea de que eras como cualquier otra chica.

—Aprendí a encontrar la compañía en otro lugar ya que mi familia no es una demasiado unida o presente. Estamos solos si así lo queremos. Y, aunque no lo creas, me gusta mi vida tal como es y disfruto de ella. Por más que últimamente haya dado un giro radical y haya terminado metida en esto —dije y lo miré—. ¿Y tú?

—¿Yo qué? –preguntó.

—No lo sé. Cuéntame algo ya que pocas veces consigo respuestas cuando pregunto directamente —dije.

—Tampoco las conseguirás de este modo, ya sabes todo lo que necesitas saber sobre mí.

Entonces no habría ninguna respuesta esta vez. No era algo realmente sorprendente, ya estaba acostumbrada a obtener este tipo de reacciones. Tan solo quería encontrar algo que demostrara que su vida no era tan lamentosa como imaginaba. Solo y sin poder confiar en su propia familia no debía de pasar un buen rato. O quizás sí, tal vez era como yo e intentaba verlo por el lado bueno aunque lo dudaba seriamente.

—El carnaval de Río es divertido —dijo repentinamente con sencillez.

No mostré mi sonrisa al escucharlo sumirse en la descripción de la ciudad y el evento, al menos aquello era una respuesta. Klaus no solía hablar sobre su vida pero al menos me conformaba contándome los lugares que había visitado. Continuamos caminando así hasta detenernos en un puente sobre La Seine.

Me apoyé sobre el barandal y simplemente contemplé el río. Klaus estaba a mi lado, su castaño cabello brillando con el sol. Debíamos dar una imagen bastante estereotipada, dos jóvenes simplemente contemplando el agua. Mi estómago se retorcía en protesta por la falta de desayuno pero lo ignoré. Miré de soslayo a Klaus limpiar con un dedo la mancha de Nutella en su labio y luego lamer su piel.

—¿Entonces es aquí? –pregunté.

—Sí, tan solo debemos esperar —dijo él.

—¿Y se supone que este sujeto nos dará algo útil?

—Posiblemente. Ya es bastante con que haya aceptado encontrarse con nosotros. Es más de lo que los hombres de traje en Londres han hecho.

—Estuve pensando, quizás deberíamos ir al Louvre ya que aparece en la lista.

—Sabes, al principio creí que no serías de mucha ayuda y nada más que un peso muerto pero veo que me equivoqué —dijo él.

—No es como si yo haya pensado algo diferente, no terminé metida en un asunto de lo más normal. Al final no soy tanto una maldición como creías. ¿No es así?

—Sigues siendo una Bright.

—Al parecer ese apellido me seguirá siempre que esté tratando con uno de ustedes, genial.

—Es tu herencia familiar, no me culpes a mí, culpa a las mujeres de tu familia por ganarse esa reputación —dijo él.

—¿Y por qué me incluyen a mí en el paquete si ni siquiera me conocen? Eso no es muy justo que digamos.

—La vida no es justa Bright, deberías saberlo.

—Esto no es la vida, esto es ustedes prejuzgándome y etiquetándome como amenaza solo por un apellido que ni siquiera uso. Mi nombre es Emma Stonem, no Bright.

—Realmente eres buena en aferrarte a tu cubierta —dijo él sonriendo con burla.

—Eres un idiota —dije.

Algún día aprenderé a dejar de hacer esto y cometer el mismo error una y otra vez. Realmente estaba empezando a considerar que debía tener algún problema y debería someterme a un tratamiento para recordarme que era en vano pelear con un espía. Intenté golpearlo pero él detuvo mi puño con facilidad tomándome por la muñeca y entonces me acorraló contra el barandal. En menos de un segundo estuvo sobre mí, su cuerpo presionando contra el mío.

Nuevamente mi mente me traicionó y me quedé sin palabras. ¿Dónde estaba Maurice para gritarme y asegurarse de que no olvidara mis líneas? Le sostuve la mirada sin saber qué hacer, intentando en vano descifrar al joven espía con el que estaba obligada a lidiar. Él estaba demasiado cerca y me miraba con intensidad. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos y mordí mi labio inferior con tentación.

Su agarre dejó de ser fuerte y pasó a ser suave, su mano deslizándose por la piel de mi brazo causando que el funcionamiento básico de mi cuerpo fallara. Durante un momento sus ojos abandonaron los míos para fijarse en mi boca. Mi corazón dio un vuelco que no debía, nuestros constantes tira y afloja comenzaban a ser más que simples peleas y estaban cruzando una línea que no debían.

Lo sabía perfectamente, nada bueno podía salir de esto, de involucrarse con un espía. Era en vano negar que lo deseaba, que me moría por probar sus carnosos labios, que me provocaba completamente y hacía subir mi temperatura. También era en vano negar que él no era un buen chico, que ni siquiera sabía si su nombre era el que decía.

Él se acercó más, sus ojos turbios con deseo y su respiración tan difícil como la mía. Sentí su cálido aliento en mis labios mezclándose con el mío. Maldición, un beso no me mataría o al menos aquello esperaba. Sabía que Klaus no podía estar fingiendo eso y si aquel era el caso Maurice mataría por tenerlo en la compañía. Mi mano libre se aferró fuertemente al barandal para resistirme de echarme sobre él y simplemente romper esta tensión.

—¿Por qué no eres como las demás chicas Bright? –susurró él y casi sentí el rozar de sus labios contra los míos.

—Sería aburrido ser como todos esperan —dije en respuesta.

—Sería más sencillo para mí de ese modo.

Acunó mi rostro con una mano y cerró los ojos al acercarse más y rozar sus labios con los míos. No fue un beso, no realmente. Fue un acto tan suave como la brisa del viento. Pero de todos modos me quitó la respiración y me provocó el completo éxtasis. Nunca antes algo había hecho que mis rodillas flaquearan de tal modo y posiblemente hubiera caído al suelo de haber estado libre.

—Este es el tipo de cosas que no me puedo permitir —susurró.

—¿Por qué no?

Apenas fui capaz de hablar mientras me preguntaba cómo era posible que siguiera con vida. Maldición, había hecho muchas cosas en mi vida y mis acciones con hombres no habían sido nada controladas en el pasado pero esto era más de lo que podía tratar. Y aún peor, conocía la respuesta. ¿Acaso no era evidente? Era un espía, su simple compañía iba acompañada de peligro.

—¡Emma!

Aquel grito me trajo de nuevo a la realidad e hizo reaccionar a Klaus sobre lo que estaba haciendo. Él se alejó de mí enseguida. Me di vuelta y miré sin terminar de creerlo a la joven pelirroja que se acercaba corriendo. Estuve entre la completa incredulidad y el odio por la interrupción al verla aunque sabía que mi verdadera reacción debería ser lejos de eso.

—No puedo creerlo, realmente eres tú —dijo Celine deteniéndose junto a nosotros e hizo una mueca de incomodidad al notar que había interrumpido algo, o quizás por mi envenenada mirada—. Lo siento. No sabía que estabas en París. ¿Qué estás haciendo aquí?

¿De todos los lugares en los que Celine habituaba vacacionar por qué tenía que ser justamente en París esta vez? ¿De todas las malditas ciudades francesas por qué específicamente tenía que estar en esta? ¡Se suponía que no encontraría a nadie que me conociera estando aquí! Intenté no pensar en las consecuencias que esto podría traer, fuera para el MI6 o aún más importante, mi vida social. En vez de eso me metí de pleno en mi papel y sonreí perfectamente.

—Tan solo por un día Celine —dije.

—Oh, es una lástima —dijo ella—. Estoy invitada a un desfile por la noche, pensé que quizás te gustaría acompañarme. ¡No puedo creer que estés en París! ¿Por qué no me avisaste? ¿Y quién es tu apuesto acompañante?

—Klaus es –Ok, aquí se acababa todo, Celine no olvidaría fácilmente esto y todo el mundo lo sabría. Estaba condenada al chisme y el eterno cuestionario y Cam nunca me perdonaría por no contárselo cuando lo supiera (como si realmente hubiera algo que contar, por cierto) —. mi novio.

—¿Qué? ¿Desde cuándo? –exclamó Celine tan alto y agudo que mis oídos dolieron. Genial, esto tendría unas preciosas consecuencias—. ¿Y qué sucedió con Steve? Oh por Dios, tienes que estar bromeando. ¿Tú lo dejaste?

Al parecer sí. Dos pájaros de un tiro, había conseguido algo con el chico más deseado del instituto y así de rápido había acabado con eso sin llegar a disfrutarlo o hacerlo oficial. Steve no volvería a salir conmigo cuando supiera que andaba en París con otro y Celine no dudaría en hacer de esto el escándalo que parecía. Yo, Emma Stonem, una chica popular y muy conocida en el instituto, acababa de dar inicio a la historia sobre cómo había dejado al chico más deseado y estaba en una misteriosa aventura con otro joven y aún más apuesto. Reconstruir mi vida después de esto sería un infierno.

—Sabes, Steve Maroon no es la gran cosa —dije con mi mejor actuación y me hundí de hombros como si no importara. No, yo no estaba despreciando al chico más deseado del instituto y quien podría haber sido mi verdadero novio de no haberme metido en esto. No, yo no estaba acabando algo que había deseado.

—Pero creí que ustedes dos tenían algo serio. Ya sabes, se veían muy bien juntos y se decía que ya eran oficiales —continuó Celine. Adelante, recuérdame lo que estoy tirando por la ventana en este mismo momento para aferrarme a mi maldita cubierta.

—Era aburrido. Buscaba algo más intenso, conoces mis gustos —dije simplemente.

—¿Aburrido? ¡Estás hablando del capitán del equipo de natación! ¿Cómo puede ser aburrido teniendo ese cuerpo? Y yo que pensaba que hasta ya te habías acostado con él —dijo Celine.

Bueno, eso era lo que Steve pretendía y yo no aceptaba, algo que lo había catalogado como idiota al instante pero todavía no lo había desechado. ¿Había algo peor que estar destruyendo yo misma lo que pudo ser y tanto había deseado? Y prefería no pensar en lo terrible que era ver mi vida personal expuesta frente a Klaus. ¡Maldita sea, Klaus! Lo miré pero solo me encontré con su indescifrable expresión. Continué con mi actuación, era lo único que podía hacer, el show debía continuar.

—Steve estaba bien pero demasiado controlado para mi gusto. Tampoco podía desapegarse de su entrenamiento, vive para sus actividades y eso es bastante molesto —dije.

—Si tú lo dices, gracias por el dato —dijo Celine y se fijó en Klaus—. Tienes suerte, Em solo sale con chicos extremadamente guapos e irresistibles. Debes tener algo, no lo dudo. Si ella te deja puedes buscarme para consolarte.

Y ahora ella estaba coqueteando con Klaus. Perfecto. ¿Algo más podía suceder? Nunca confíes en otra mujer cuando hay un joven apuesto de por medio, ni siquiera si son amigas. Celine no dejaría pasar la oportunidad y aunque sabía que yo la destrozaría luego eso no la detendría de intentar arruinar lo que Klaus y yo teníamos, que no era nada por cierto.

—Aprecio la invitación pero temo que de momento deberé negarla —dijo Klaus y le dedicó una sonrisa de infarto.

—Cuando ella se aburra de ti estaré disponible —dijo Celine.

¡Maldita zorra! ¿Quién era ella para hacer algo semejante? ¿Y por qué me molestaba que se estuviera comportando así? Nunca antes me había enfurecido algo similar. Tenía una reputación, los chicos sabían qué esperarse de mí y que era difícil de mantener mi interés por lo que tarde o temprano terminaba dejándolos.

—Eres tan graciosa —dije y reí antes de apoyarme contra Klaus. Celine no pasó por algo mi mirada asesina ni mi gesto para reclamarlo como mi propiedad.

—Emma es compañera mía del instituto, nos conocemos desde que tenemos tres años prácticamente —dijo Celine—. ¿Cómo se conocieron ustedes?

—Klaus es amigo de mi hermano. Al fin tener a Ethan tiene sus beneficios en este sentido. Tan solo no menciones que nos has visto hoy —dije y guiñé un ojo—. Ya sabes, se supone que no me fugué con él por un día a París. Necesitábamos un poco de tiempo a solas, supongo que comprendes. Fue idea de él.

—Siempre buscando aventura y algo intenso Em, no cambias nunca —dijo Celine—. No me sorprende entonces encontrarte en semejante situación si te secuestró para traerte a París. Ninguno de los otros había hecho aquello.

—No me gusta ser como los otros. Yo soy ese único, no un simple pasatiempos —dijo Klaus y se acercó a mí de modo que sus labios rozaron mi piel al hablar—. ¿No es así?

No, definitivamente los otros no incluían espía en su curriculum pero eso era otra cosa. Noté perfectamente la amenaza oculta en su voz. Mataría a Celine luego por haberme metido en una situación similar, hubiera preferido que ella no apareciera y comenzara a hablar.

—Entonces te deseo suerte, Em se aburre muy fácilmente y deshecha a los que no valen la pena. Pero no te preocupes, tendrás a cientas atrás luego de ella. Es como nuestro medidor, cualquier chico que haya tenido algo con Emma Stonem pasa enseguida a ser extremadamente codiciado. Ella es bastante selectiva —dijo Celine—. No le gustan los chicos aburridos y si quiere a alguien lo seduce enseguida. Yo no soy así.

—Lo siento, a Klaus no le gustan las chicas fáciles y regaladas. Algo así no tiene valor —dije y le dediqué una sonrisa que le quitó el buen humor.

—Debes estar refiriéndote a otra chica —dijo ella sonriendo—. Tan solo estaba siendo honesta diciendo que hay chicas que solo buscan una aventura, como el amigo prohibido de un hermano mayor. Nunca se debería salir con una actriz.

—Y hay chicas que se han tirado a sus primos —dije—. Nunca se debería salir con una zorra.

—Es una suerte que no seamos ninguna de esas chicas —dijo Celine—. Tranquila Em, nadie sabrá de tu pequeña aventura de verano. Mucho menos Steve, espero que lo hayas dejado antes de esto y no lo estés engañando.

—Como dije, Steve no valía mucho la pena.

—No, supongo que no. ¿Maurice no te matará por haberte fugado un día con un muchacho en vez de estar concentrada en la obra?

—Maurice apoya que nos metamos de pleno en el personaje. Además, hasta que no encuentre a un Romeo decente puedo disfrutar de esto.

—Comprendo. Bueno, los dejaré solos. Tengo una cita y ya estoy llegando tarde. Ha sido un placer conocerte Klaus —dijo ella y le guiñó un ojo—. Si necesitas algo puedes encontrarme fácilmente, mi padre es parte del parlamento francés.

Celine se alejó de nosotros. ¿Ella realmente había jugado la carta de la hija de papi? Lo contaría todo, lo sabía. Celine no se abstendría de difamar semejante chisme. Así que Cam estaría incontrolable por creer que le había ocultado algo semejante, mi futura relación con Steve definidamente se tachaba de mi lista y ahora todo el instituto hablaría de mi aventura de verano. Pero lo único bueno de conocer a Celine era que sabía que estaba mintiendo.

Miré por el rabillo del ojo solo para comprobar que se había detenido creyendo que no nos estábamos fijando en ella y nos estaba mirando. Celine disfrutaría de divulgar este chisme pero aún más disfrutaría hacerlo si creía que lo que supuestamente tenía con Klaus no iba en serio y le había mentido. Tenía una cubierta que mantener y una reputación también.

Me maldije internamente por lo que haría pero era mi única opción. Me senté sobre el barandal del puente y no dudé en atraer a Klaus. Si él era tan bueno y estaba tan entrenado como creía entonces también había notado que ella continuaba observando. Sonreí al pasar los brazos alrededor de su cuello y encogerme contra él. Me acerqué más siendo consciente de que Celine vigilaba cada uno de mis movimientos.

—Se irá en unos segundos. Y no es por nada pero sería bueno advertir a mi doble de que no se muestre en Londres el día de hoy, no puedo estar en dos lugares a la vez y Celine no dudará en hacer correr el chisme —susurré en su oído.

—Lo sé. La he notado desde que nos estaba observando hace varios minutos mucho antes que decidiera aparecer —dijo él—. Debo felicitarte, eres buena actriz Bright.

—Bueno, puede que también tenga un buen co-actor —dije y crucé conscientemente una pierna con su cuerpo—. Si no me reconocen todo lo que estoy haciendo por el éxito de esta misión los hombres de traje en Londres tendrán que empezar a preocuparse.

—¿Qué? ¿Tan malo es tener que hacerte pasar por mi novia? No me mencionaste nada sobre que estabas saliendo con un tal Steve. Es bueno saber el tipo de chica que eres.

—No puedes realmente creer las palabras de una perra que solo estaba pensando internamente cómo hacer que te acostaras con ella.

—Tan solo digo que no me gusta el teatro pero eres buena actriz Bright.

Pude escuchar perfectamente la verdad detrás de aquellas palabras y suspiré cuando él se alejó una vez que Celine decidió que había visto suficiente para convencerse de nuestra historia.

*********************************************************************

Por favor no te olvides de dejar tu voto, y puedes encontrar más historias de todo tipo en mi perfil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top