Capítulo 3

Parpadeé varias veces mientras aún me sentía somnolienta. Había tenido un sueño muy extraño. Miré el techo blanco creyendo que se trataba del de la sala y entonces me fijé en Ethan, él estaba junto a mí y me sonrió mientras acariciaba mi cabello. Entonces lo noté. Estiré la mano para descubrir que la marca no estaba allí y grité mientras intentaba que mi cuerpo respondiera.

Nuevamente caí dormida. Ahora estaba segura, esto era efecto del somnífero. La próxima vez que fui consciente me aseguré de no abrir los ojos o dejar de pretender estar dormida hasta no recuperar el control sobre mi cuerpo. Intenté mantenerme bajo control, saber qué iba a hacer luego de despertarme y saber dónde estaba.

Mi nombre es Emma Stonem. Mi madre es Brigitte Stonem, importante agente y representante de estrellas. Mi hermano es Ethan Stonem, un estudiante universitario de informática con una secuela que cargar del pasado. Mi padre era Orlando Bright, un aburrido profesor universitario que murió tras resistirse a un asalto por no tener nada de valor y que nunca conocí a causa del divorcio. Tengo dieciséis años. Si me ves por la calle es fácil reconocerme. Tengo un largo cabello color miel que herede de mi padre, un cuerpo estilizado pero atlético por el ballet, yoga y boxeo. Soy pequeña y delgada, pero soy fuerte. Ojos color pardo, piel bronceada por aprovechar los días de sol. Mi ropa siempre es de última moda y mis cosas son costosas, mi mamá insiste en la apariencia. Pero paso la mitad de mi vida con el uniforme de la escuela. Hace unas horas mi vida parecía ser igual que siempre.

Pero eso cambió.

Cuando abrí los ojos estaba sola en una pequeña habitación blanca y neutral que no reconocí. No había nada ni nadie allí. Me puse en pie y respiré hondo antes de levantar mis puños y ponerme en posición. En silencio me acerqué hasta le única puerta y esperé unos segundos antes de abrirla.

He aquí el resumen de mi gran escape. Era viernes, por la tarde, debería estar en casa o practicando box en el gimnasio si es que no era la hora de mi clase de ruso. Pero no, estaba en quién sabe dónde luego de haber sido atacada en mi casa por tres hombres enmascarados y haber descubierto que mi hermano no era mi hermano.

Mi gran escape duró... cinco metros. Dos guardias me atraparon, me levantaron por los brazos y me cargaron mientras yo pataleaba de un modo bastante humillante que intento no recordar. Lo que sí recuerdo es haber terminado en medio de un patio circular con pisos extendiéndose sobre mí, separados por barandales de cristal. Todo era pulcro, plateado o de vidrio. La mayoría de las personas llevaban trajes y eran serios y callados. Y sabía que todos estaban dispuestos a detenerme si intentaba escapar otra vez, con algo de suerte rompería mi record de cinco metros.

—Caballeros, por favor bajen a la señorita, espero que ya haya aprendido la lección y no intente nada sin sentido.

Miré al hombre de impecable traje delante de mí y asentí, no me quedaba otra opción. Los guardias me soltaron y mis pies nuevamente estuvieron sobre el suelo. Mi primer instinto fue correr pero un vistazo a mis dos guardias y supe que no llegaría muy lejos. Así que suspiré, rendida, y miré al alto y delgado hombre frente a mí. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás, su vello facial perfectamente arreglado, sus labios apretados en una expresión de seriedad pero sus ojos parecían amables.

—¿Dónde estoy? —pregunté.

—Servicio Secreto de Inteligencia —dijo él.

—¿MI6?

Definitivamente esto no era posible, no tenía sentido, pero el hombre asintió seriamente. Lo miré sin palabras. ¿Cómo había terminado allí? Mi respuesta no tardó en llegar. Miré detrás del hombre al joven que se ocultaba y él se mostró al saber que lo había descubierto. Se rascaba la cabeza con incomodidad, su sonrisa ya no era neutral sino que algo torcida y avergonzada, y cualquier expresión digna de mi hermano había abandonado su rostro. Su cabello estaba despeinado y había algo en él, en el halo que lo rodeaba, que había cambiado totalmente y a pesar de ser muy parecido a Ethan supe que era imposible que fuera él.

—El agente Parker la ha traído aquí —dijo el hombre con severidad y el joven hizo una mueca al saber que había cometido un error.

—Él no es mi hermano —dije.

—Lo sé. Yo soy... el doble de Ethan. —respondió el joven y extendió una mano—. Thomas Parker.

Cuando tu hermano mayor te dice que él y su mejor amigo son la misma persona uno fácilmente imagina que tienen gustos muy parecidos y se llevan muy bien, no toman la frase tan al pie de la letra. Pero Thomas era muy parecido a mi hermano y nada de esto tenía sentido. Sus ojos eran azules, se había quitado las lentillas que yo había visto, y bajo la intensa luz artificial podía notar mejor el maquillaje o los lunares falsos. Sin embargo, sus expresiones ya no eran las mismas que las de Ethan, ya no estaba pretendiendo ser él, y entonces parecía totalmente diferente. Hasta su voz era diferente, más jovial y dos tonos más aguda.

—Entonces esto explica los malos días de Ethan. Y tú eres su mejor amigo. Cuando me dijo que eran la misma persona no lo tomé tan en serio.

—Temo que siempre fue consciente del cambio, señor —dijo Thomas.

—¿Emma, eres consciente de lo que sucede? —preguntó el hombre tratándome como a una niña.

—Estoy en el MI6. Pasé los últimos años con mi hermano y una persona que pretendía ser él. Tres hombres entraron a mi casa y me atacaron. No, no tengo la menor idea de qué está sucediendo pero he leído lo suficiente y visto demasiadas películas para saber que esto no es normal.

—Tu hermano es un espía.

Aquello definitivamente no lo esperaba. Es decir, sí, varias veces de niña había fantaseado con que Ethan fuera un espía y nuestros juegos fueran más que eso, y no es difícil creerlo si alguien te lo cuenta, pero cuando lo vives es imposible. Puedes sospechar, pero la verdad siempre te sorprenderá y eso es quizás porque una parte de mí pensaba que si él realmente era un espía no jugaría conmigo a serlo. Y en ese momento supe cuan inteligente era mi hermano, al actuar exactamente como cualquier buen espía no actuaría había mantenido su identidad oculta.

Un momento después me encontraba en una amplia oficina con una pared de cristal que daba al pasillo, alfombrada totalmente, con tecnología que superaba por mucho las últimas generaciones. El agente Truman, así se llamaba el hombre, tomó asiento detrás de un escritorio. Thomas me sostuvo la puerta abierta y lo golpeé fuertemente en el rostro apenas pasé a su lado. Él se quejó y se llevó una mano a la mejilla.

—¿Por qué fue eso?

—Por hacerte pasar por mi hermano todo este tiempo y por drogarme —dije molesta.

—¡Estabas llamando la atención!

—Suficiente —dijo el agente Truman—. Emma tiene derecho Parker y tú no deberías haberla traído aquí en primer lugar. Ahora ambos tomen asiento.

—Lo siento señor, era lo más seguro, creí que era lo mejor —dijo Thomas—. Desde que acepté ser su doble Ethan me hizo prometerle que si algo así llegaba a pasar pusiera a su hermana a salvo cuanto antes, él dijo que se haría responsable de las consecuencias.

—Por el momento el agente Bright no se encuentra en disposición de hacer tal cosa.

Eso no sonó muy bien. En silencio me senté en una de las dos sillas disponibles frente al agente Truman. Thomas se mantuvo de pie, frotando aún donde lo había golpeado e internamente no pude evitar sonreír. El agente Truman levantó la vista y lo miró en silencio.

—Ella es fuerte señor, y sabe boxeo entre otras cosas —dijo Thomas.

—Ya veo.

—Peleó bien contra uno de los atacantes. Sabe bloquear, evadir y devolver golpes entre otras cosas.

—Ethan me enseñó —susurré y el agente Truman me miró con interés—. ¿Dónde está mi hermano?

—No lo sabemos —respondió el agente Truman.

—¿Cómo es posible que no lo sepan? ¿No trabaja para ustedes? —exclamé alterada y el hombre tomó una profunda respiración.

—El agente Bright partió en una misión hace diecinueve días. Hemos perdido contacto hace cuatro.

Contuve la respiración, esto no podía significar nada bueno. Un agente desaparecido no sonaba muy bien. Pensé en Ethan, aterrado y temblando, acurrucándose junto a mí la noche que papá había muerto mientras decía que los hombres de negro vendrían por él. No hubo nunca una secuela por un trauma infantil ni un asesinato por resistirse a un robo y no tener nada de valor. Ethan no había mentido, papá y el tío John habían peleado contra los malos. John Bright, Orlando Bright, Ethan Bright. Lentamente todo parecía tener sentido.

Otro hombre irrumpió en la oficina. También portaba un oscuro traje y su expresión era seria y amenazadora, a diferencia del agente Truman no había nada en sus ojos que mostrara amabilidad o comprensión. Él me miró con odio al parecer frente al escritorio antes de apuntarme con un dedo.

—No debería estar aquí Truman y lo sabes. La impertinencia de Parker debe ser corregida y ella debe ser devuelta a su tonta vida de adolescente cuanto antes sin recordar nada —dijo él.

—Emma, este es el agente Scarlet —dijo el agente Truman.

—Cuanto antes tome la píldora será mejor.

—¿Qué píldora? Yo no tomaré nada. No me iré de aquí hasta no saber qué sucedió con mi hermano —dije.

—Este asunto no te incumbe —dijo el agente Scarlet mirándome de un modo amenazador.

—Él es mi hermano, claro que me incumbe.

No supe de dónde saqué la audacia para enfrentarme a un agente del MI6 que debía saber al menos quince modos de acabar con mi vida pero le sostuve la mirada y no cedí.

—Es una Bright, definitivamente —dijo el agente Truman—. Te propongo un trato. Tendrás todas las respuestas que quieras Emma y esté autorizado a darte pero si al final del día no me resultas útil entonces supongo que sabrás lo que sigue. Creo que has escuchado suficientes historias de espías para saberlo.

Sentí un nudo en mi garganta y tragué sin poder evitarlo. Realmente esperaba que aquellas cosas de lavado de cerebro e inducción de olvido no fueran reales pero una parte de mí sabía que así era. Así que, como pude, me deshice de temores y vacilaciones y me aferré a una firmeza y determinación que solo usaba con Maurice.

—¿Quién es mi hermano realmente? —pregunté.

—Ethan Bright es el mejor agente joven con el que contamos.

—¿Qué es lo que sucedió con él?

—Partió a París en una misión, perdimos contacto.

—¿Qué sucedió realmente con mi padre? ¿Era un espía también? ¿El tío John lo es?

—No estoy autorizado a dar información al respecto —dijo el agente Truman y le sostuve la mirada seriamente.

—Entonces eso es un sí.

—No, es un no está autorizado a responder. –Dijo el agente Scarlet de un modo feroz.

—Ahora es mi turno de hacer preguntas si no te importa —dijo el agente Truman y asentí—. ¿Cómo supiste que Thomas era un impostor?

—La marca de nacimiento. Ethan tiene una mancha debajo de su oreja derecha, él no la tenía. Y había algo más, lo sentía, siempre lo sentí. Él no es mi hermano.

—Pero es una perfecta imitación. ¿Cuántos idiomas dominas? —preguntó y los enumeré todos—. ¿Combate?

—Boxeo principalmente. Ethan y yo peleamos bastante a menudo, como juego. Yo realmente creía que eran juegos. Como cuando él dejaba mensajes ocultos para decirme dónde había escondido mis cosas o códigos que descifrar para saber qué cenaríamos esta noche.

—Señor, el agente Bright la estuvo entrenando. Ella sabe pelear y defenderse, maneja diez lenguas bastante bien, puede identificar agentes ocultos y es atenta y astuta —dijo Thomas.

—Ya veo.

—Es una chica de dieciséis años, este no es lugar para ella. Ya sabes lo que sucedió la última vez —dijo el agente Scarlet.

—Emma, es posible que tu hermano esté en peligro. Él estaba en una misión muy importante. Su último mensaje fue que había obtenido algo que muchas organizaciones malignas por no decir terroristas pagarían millones por obtener y nos pondría en peligro a todos. Él desapareció —dijo el agente Truman—. Tú lo conoces mejor que nadie, dices que escondía mensajes para ti y dejaba códigos.

—Eran juegos.

—Necesitamos encontrar a tu hermano. Si no lo hacemos la seguridad del país está completamente en riesgo. Esas personas en tu casa son sujetos malos y estaban buscando lo que Ethan tomó y no logró llegar a entregarnos. Necesitamos encontrar eso antes que ellos.

—Quiero a mi hermano de regreso.

—Eso también. Pero necesitamos encontrar lo que él tomó primero. No tenemos ningún rastro de él pero eso no quiere decir que no haya dejado pistas sobre dónde dejó lo que buscamos.

—Detente. No lo menciones. Es inaceptable. No puedes estar hablando en serio —dijo el agente Scarlet.

—Ella conoce al agente Bright mejor de lo que nosotros podemos llegar a hacerlo, él la estuvo entrenando. No hay nadie capaz de descifrar la mente de Ethan Bright a excepción de ella. Además, necesitamos una cubierta.

—¡No! —dijo Thomas—. Ethan no estaría de acuerdo, no podemos poner a su hermana en peligro. Ella tiene solo dieciséis años.

—Ella es una chica, y una Bright y sabes que esas dos cosas nunca van bien juntas —dijo el agente Scarlet.

—Ella puede hacerlo.

—Ella no se pondrá en peligro, su hermano jamás lo permitiría.

Miré a los tres hombres discutiendo sobre mí como si simplemente no estuviera. Era odiosamente molesto no saber de qué hablaban. El agente Scarlet parecía simplemente haber decidido odiarme por ser una chica de dieciséis años mientras que Thomas argumentaba con la opinión de mi hermano y el agente Truman insistía en algo que desconocía.

—Ella está aquí —dije y me crucé de brazos—. Y ella quiere que dejen de hablar como si no estuviera. ¿Qué sucede?

—¿Qué tan bien manejas el francés? —preguntó el agente Truman.

No es necesario describir lo que el hombre tenía en mente o cómo los otros dos se opusieron por completo. Pero una vez que el agente Truman había tenido la idea fue imposible disuadirlo. No respondí, mi mente parecía estar en cortocircuito por lo que apenas fui capaz de analizar lo que él quería hacer. Escuchaba la discusión en el fondo pero nada más y en algún momento abandonamos la cómoda oficina para terminar en un patio lleno de personas con batas blancas.

—¡Basta! —exclamé finalmente y los tres hombres se callaron—. Estoy aquí. ¿Ok? Y yo decidiré qué hacer.

—Esto no está bien —dijo el agente Scarlet señalándome con odio—. Es una Bright, una chica, no confío en ella. Nadie debería hacerlo.

—Ethan Bright es uno de nuestros mejores agentes y el más destacado entre los jóvenes, no veo por qué su hermana que ha sido entrenada y preparada para esto de algún modo por él no podría serlo también —dijo el agente Truman.

—No pueden poner a Emma en peligro —dijo Thomas.

—No será peligro. Tan solo necesitamos que vaya a París y encuentre lo que su hermano dejó —dijo el agente Truman y me miró—. Suponiendo que conoces los trucos de tu hermano tan bien como aseguras supongo que no será un problema para ti. ¿Verdad Emma?

—¿Y qué hay de mi casa? ¿Qué hay de mi vida? Tengo eventos a los cuales prometí asistir con mamá, cursos que hacer, entrenamientos. Estaba planeando comenzar a estudiar japonés. ¡Y en menos de un mes presento una obra de teatro y soy la actriz principal! No puedo simplemente desaparecer. Lo notarán. ¡Ahora mismo debería estar en mi clase de ruso, de seguro que la profesora ya advirtió al asistente de mi madre sobre mi ausencia!

—Me ocupé de llamar a tu profesora de ruso y advertirle que no irías. Por lo tanto ella no llamará a Paul para mencionar tu ausencia y tu madre no sabrá al respecto —dijo Thomas.

Lo miré desconcertada pero nadie parecía haberme escuchado. ¡Yo tenía una vida en Londres! Y estaba bien que mamá no tuviera mucho tiempo de caridad madre-hija pero ella tarde o temprano notaría mi ausencia, o en su defecto Paul o Stelle o mis profesores. ¡Y Maurice! Él me mataría si faltaba a uno solo de sus ensayos y tendría que hacer como Betty Monroe que dicen que tuvo que mudarse a Alaska para poder entrar a una escuela y continuar con su vida luego de la furia de Maurice tras vomitar en escena por los nervios en medio de una presentación.

Pero nadie pareció notar aquello. El agente Truman silbó y una chica de rasgos similares a los míos se acercó hasta estar junto a él. Ella era unos centímetros más baja que yo, su cabello era oscuro y corto y sus ojos azules. Teníamos la misma contextura física pero nada más y de seguro tenía más años.

—Emma, quiero presentarte a la agente Shepard. La teníamos preparada en caso de una emergencia similar —dijo el agente Truman—. Ella será tu doble. ¿Estás dispuesta a hacer un bien por tu país y ayudar a tu hermano?

—No se parece en nada a mí.

Aquellas fueron las únicas palabras que fui capaz de decir mientras, sin haber aceptado ni desearlo, terminaba involucrada en un trabajo del MI6. Tan solo un secreto, nunca desconfíes de las habilidades del Servicio Secreto de Inteligencia respecto a crear un doble o no y de seguro que fue en un tiempo record.

Dos horas después, estar de pie frente a la agente Shepard era como estar de pie frente a un espejo. Su cabello había sido teñido del mismo color que el mío y le habían agregado extensiones para igualar el largo. Sus ojos tenían lentillas para imitar el mismo color pardo de los míos. Su rostro estaba maquillado para hacerla parecer igual a mí, como una simple chica de dieciséis años. De algún modo una modista había logrado igualar mi uniforme escolar (¡No era justo que a ella le quedara mucho mejor por ser a medida!). Pero, fuera de eso, éramos iguales.

—Por favor dime que esto es una broma —dije.

—Tranquila, ella cubrirá todas tus obligaciones por ti —dijo Thomas al apoyar una mano sobre mi hombro—. Será como yo, nadie notará el cambio. Le daré tu archivo para que lo estudie durante la noche, mañana será una perfecta Emma Stonem.

—¿Mi archivo? —pregunté indignada.

—Es nuestra obligación tener un archivo de cada miembro de la familia de un agente, solo por si acaso —dijo él y se encogió de hombros con indiferencia—. Ya sabes, como si sucede esta situación. Todavía puedes negarte si quieres.

—No creo que ella esté muy contenta si lo hago.

—Es una agente, está entrenada para esperar cualquier cosa, incluyendo un cambio de planes a último momento. Además, no será muy difícil volverla a como era antes.

—No. Mi hermano está allí en alguna parte y si el agente Truman dice que soy la única que puede ayudarlo entonces lo haré. Él dijo que no correría peligro. Que solo sería ir a París y buscar lo que Ethan encontró. ¿Verdad?

La mirada de Thomas me dijo que no debía tomarme muy en serio aquella promesa de sin peligro. Suspiré. Perfecto, me había metido en un asunto del MI6. Pero Ethan estaba desaparecido y posiblemente en peligro. Ethan, que si no me hubiera enseñado sus trucos no hubiera sabido que alguien había entrado a mi habitación, que si no le hubiera dicho a mamá de inscribirme en boxeo contra cualquier voluntad mía (no escuchó mis protestas, eso era lo común) posiblemente esos hombres en el departamento me hubieran dañado, que si no me hubiera enseñado a pelear y hacer una carrera de obstáculos posiblemente no hubiera llegado muy lejos con esos hombres.

—Tengo que hacerlo. Tengo que ayudarlo.

—No te dejaremos sola en esto Emma, habrá otro agente también. No te pasará nada malo, su misión será ayudarte a encontrar lo que tu hermano tomó pero también mantenerte a salvo. Estarás bien. Se están ocupando de eso.

—¿Quieres a mi hermano? ¿Son tan amigos como él me dijo o también era parte de una farsa eso? ¿Alguna vez hubo realmente una secuela de un trauma?

—La vida de un espía es peligrosa. Es importante mantener tu identidad en secreto, tu cubierta. Ethan vio y supo demasiado. Pero fuera de eso es un Bright, lo lleva en la sangre. No se dejó engañar ni manipular, no permitió que le hicieran olvidar y dicen que fue difícil atraparlo. Así que se le ofreció la otra opción, supongo que la sabes.

—Le dijeron que fuera espía. Nunca hubo un internado para seguir la recomendación de una psicóloga de mandarlo lejos. ¿Verdad? El tío John, él también es uno de ustedes.

—No puedo responder eso.

—Dijiste que Ethan lo lleva en la sangre. El tío John también es un espía, al igual que lo era papá... Él murió. Lo asesinaron.

—Conozco a tu hermano, él está bien. Soy su doble. Cada vez que él salía en alguna misión yo debía reemplazarlo para que nadie sospechara. Sí, es mi amigo, mi mejor amigo. Y sí, me preocupo mucho por él, los últimos cuatro días han sido terribles y encontrar a esos hombres tan solo lo empeoró todo.

—Él hablaba mucho de ti. Lo traeré de vuelta, lo prometo.

Tuve que controlar mi voz para que no temblara, no deseaba creer que mi hermano no estaba bien. Nada de aquello tenía sentido. Ni la chica delante de mí trabajando con un especialista tratando de imitar el tono de mi voz ni el joven a mi lado que era exactamente igual a Ethan ni los dos hombres agentes que se habían retirado discutiendo sobre el asunto, Scarlet oponiéndose mientras Truman estaba dispuesto a poner todo en regla.

—Thomas, no creas que te perdoné por todo esto de los dobles y el engaño, pero gracias por pretender ser mi hermano cuando no estaba. Estabas allí para abrazarme, consolarme o levantarme el ánimo sin importar cuan triste o enojada estuviera —dije.

—No es nada. Es mi trabajo. Pero eres la hermana de Ethan, por supuesto que estaría allí para ti si él no podía.

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Cuando acepté ser el doble de tu hermano él me pidió que ante cualquier situación de peligro te pusiera a salvo sin importar las consecuencias, él se haría cargo luego. Esos hombres en el departamento, no sabía si había más o si nos seguirían, este era el lugar más seguro. Es lo que Ethan hubiera querido que hiciera.

—¿Qué sucede si no puedo hacerlo?

—Lo lograrás. Estarás bien.

Lo miré esperando que tuviera razón. Sentía que si no lograba hacer las cosas bien nunca volvería a ver a mi hermano, además del asunto de seguridad nacional que el agente Truman había mencionado. Solo entonces me atreví a preguntar lo que no había hecho antes, confiaba en que Thomas me respondería a diferencia de los demás.

—¿Qué es lo que tomó mi hermano?

—Un archivo con nombres que no pueden terminar en las manos equivocadas o mucha gente pagará por eso.

—¿Y si no puedo recuperarlo? —pregunté con desesperación.

—Eres una Bright, lo llevas en la sangre. Lo harás bien.

Él no dijo aquello como un modo de aliento, lo dijo como si no tuviera otra opción y prefiriera no creer lo que sucedería si yo fallaba. Supuestamente lo más valioso de un espía es su identidad. ¿Verdad? Me estremecí ante las palabras de Thomas, si yo fallaba muchas personas pagarían por mi error.

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