80. Quiero un helado. [Cap. 2].

✨Darliet✨

Lawliet cerró la puerta, dejando escapar un gran suspiro. La verdad, estar en contacto con cosas frías, había provocado que se congestionara un poco.

Miró como su tío estaba con Daryl.

—Al fin llegas, sobrino. —asintió. —¿Tienes hambre?

—A-algo...

—Bien, vayamos a cenar. —fue a la cocina.

Daryl sonrió y se le acercó.

—Huy, ¿Alguien se siente mal? —lo tomó del cuello.

—U-un poco, Daryl... —estornudó.

—Tal vez deberías dejar de trabajar~ —aconsejó.

—No, estoy bien...

El rubio hizo una mueca.

—Te buscaré una pastilla. —se retiró.

[...]

Con algo de suerte, la medicina logró hacer el efecto que Lawliet tanto ansiaba. Durante la cena, Daryl tuvo que contenerse de hacer una locura.

Ahora ambos chicos se encontraban en la habitación del menor.

Dipper Gleeful, yacía dormido. Fear estaba con Carl, lo cual, agradeció el rubio.

—¿De qué lado quieres dormir, oxigenado? ¿Izquierdo ó Derecho?

—¿Sobre ti? —murmuró, para luego soltar una risa.

Lawliet se volvió a verlo.

—¿Dijiste...? —se vio interrumpido.

Daryl lo tomó del cuello de su camiseta y unió sus labios.

El peli-azul abrió los ojos sorprendido. Sabía que su primo era capaz de muchas cosas, excepto esa.

Lo tomó de la cintura, en un intento por apartarlo, pero sólo empeoró las cosas.

El rubio lo empujó a la cama y se colocó a horcajadas de él. Lo miró y sonrió con lujuria.

—Mi pequeño Lawliet... —besó sus mejillas, para luego descender a su cuello. —Mi pequeño, dulce y vulnerable Lawliet...

El mencionado se tensó, cuando sintió como le hacían un chupetón.

—Da-Daryl, basta...

—¿Qué?

—N-no...

El rubio se acercó a su rostro, para morder su labio inferior y comenzar a frotarse.

—¡Daryl! —gimió, cerrando los ojos.

El mencionado sonrió y comenzó a moverse de distintas maneras.

—A-ah... —jadeó. —No sabes cuánto he imaginado esto, Lawliet...

El menor abrió los ojos, reaccionando. Procesó todo y miró al rubio.

—Te amo, azulito... —se acercó para besarlo.

Lawliet puso una mano sobre el rostro del rubio, apartándolo.

—Daryl, yo... —se vio interrumpido.

—¿Q-qué ocurre?

—No me gustan los chicos. —el rubio se sobresaltó. —Además... Eres mi primo...

—Po-podemos hacerlo... Nadie se tiene que enterar y... —lo interrumpió.

—Lo lamento, me gustan las chicas. —desvió la mirada. —Soy heterosexual...

Daryl mordió su labio, nervioso. Se bajó del cuerpo del peli-azul y sin decir nada más, se retiró.

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