✨Darliet✨

El rubio... Bueno, la rubia comenzó a arrojarme cosas, mientras me gritaba algunos insultos.

—¡Me creció el cabello! ¡La ropa me queda gigante! —dijo quitándose la camiseta. —Y tengo estas... ¡Estas estorbosas cosas! —exclamó tocando sus pechos.

—Por favor, Daryl... —dije escondiéndome detrás del escritorio del Dipper. —¡No fue mi intención!

—¡Arréglalo!

Asentí y salí de mi escondite. La miré de reojo y me sonrojé. Me le acerqué y tomé la camiseta del suelo.

—Cúbrete con algo... —desvié la mirada. —No traes puesta... Ropa interior.

Se sonrojó y me arrebató aquello.

—¿Por qué debería cubrirme?

—Eres una chica ahora... No debes de mostrar... Ciertas cosas...

—¡Ah! Pero cuando era niño, ¡Morías porque me quitara la playera!

Suspiré y tomé aquel objeto. Lo apunté hacia él y presioné el botón que decía hombre, pero nada sucedió.

—¿Eh?

—¿Qué esperas, Lawliet? ¡Hazlo!

—E-es que... No pasa nada... —pasé saliva. —Creo que al dejarlo caer se descompuso...

—¿¡Qué?! ¿¡Me quedaré en este cuerpo?!

La tomé del antebrazo y la obligué a seguirme. Salimos del sótano, encontrándonos con Dipper, _____ y Bill.

—¿Quién es ella? —cuestionó la peli-negra.

—¿Y porque esta semi-desnuda? —el castaño arqueó una ceja.

Me sonrojé y me volví a verla.

—¡Te dije que te pusieras la camiseta!

—Ya, ya me la pongo. —dijo de mala gana y se vistió.

—¿Reemplazaste a Daryl? —cuestionó Bill, fulminándome con la mirada.

—¿Qué? No, no...

Miré como la rubia me sonreía con malicia.

—Bueno, no se quién sea ese tal Daryl del que todos hablan, pero estoy segura de que debe ser alguien muuuuy apuesto. —rió.

—¡Estás muerto, Lawliet!

—¡Espera, Bill! —lo detuve. —Él es Daryl...

—Daryl es niño.

—Si, pero... Lo cambie con un artefacto raro... Fue un accidente.

—Espera, espera. —dijo Dipper, sobando el puente de su nariz. —¿Cambiaste a Daryl con mi cambia géneros?

—El nombre le queda. —sonreí. —Si, eso pasó... Pero se me cayó y ahora no funciona...

—¡Lawliet, me tomó años lograr que eso funcionara! —exclamó. —Y tardare tiempo en arreglarlo.

Sentí un golpe de Bill. Me quejé.

—¿Y ustedes que hacían en el sótano? —mi tía de cruzó de brazos.

—Pues verás, mamá. —suspiró. —Mi papá me dijo que él no lo quería limpiar y nos mando a limpiarlo. —se encogió en hombros.

—¡Bill!

—¡Lo lamento, humana! Pero la limpieza no es lo mío.

[...]

Luego de una larga discusión, volvimos a la habitación de Daryl, el cual, buscaba que le quedaba bien.

—¡Todo me queda enorme!

—Bueno, Kendall se ha quedado aquí muchas veces, ¿No tendrás algo de ella? —cuestioné molesto.

—No. —tomó una camiseta amarilla con detalles negros. —Pero, tal vez pueda hacer algo...

—¿Qué planeas?

Él... Perdón, ella chasqueó los dedos, haciendo que esa camiseta, se volviera un vestido amarillo.

—¡Yeih! —exclamó. Arqueé una ceja. —Ehm... Quiero decir, ¡Sí!

Negué divertido. Se quitó la camiseta, dejándome ver su espalda... Sigue sin traer sostén.

—Wow... —murmuré.

Me miró de reojo. Frunció el ceño, se cubrió con el vestido y me metió una abofeteada.

—¿Te importaría, pervertido? Las mujeres necesitamos pri-va-ci-dad.

—Pero... —me interrumpió.

—Vete.

Suspiré con pesar y salí de la habitación.