✨Darliet✨

—Lawliet—

Besé una vez más a Daryl, ganado un golpe. Reí, a aquel chico se le hacia difícil decirme lo que sentía por mi, pero eso era algo que no me importaba.

Hoy, cumplimos 5 meses de ser novios y Daryl estaba terminando de arreglarse, pues saldríamos toda la tarde.

—¡Daryl! —exclamó su padre abriendo la puerta.

—Hola, Bill. —saludé.

—Hola, tú. —dijo molesto.

Nuestra relación de suegro y yerno, no es muy buena. No tengo nada en su contra claro, ¡Pero él intenta matarme cada vez que tiene oportunidad!

—Escucha, hijo... —se rascó la nuca. —_____ de molestó, porque es la tercera vez en este día que limpia el sótano y ya esta sucio de nuevo. —suspiró. —Dipper no esta, Carl fue con él y yo no pienso limpiarlo, así que ya sabes que hacer. —se retiró.

—Eh... —me miró. —Creo que saldremos más tarde, Lawliet...

—Yo puedo ayudarte a limpiar el sótano. —dije cambiando el tono de mi voz.

—Creo que no lo limpiaríamos. —rió. —Tú te aprovecharías. —salió del cuarto.

—Hm, tal vez~ —lo seguí.

Ambos reímos, para luego bajar a aquel sótano oculto detrás de la máquina expendedora.

Tenemos entendido que ese "laboratorio" perteneció al tío abuelo de Dipper: Stanford Pines.

Yo no tuve la suerte de conocerlo, pues después del Raromagedon murió dentro de unos años.

Cuando admiré todo el lugar, me quedé perplejo, ¿¡Cómo alguien puede concentrarse en un lugar tan sucio?

—Hagamos esto rápido. —remangué las mangas de mi camiseta blanca. —¿Te parece, oxigenado? —arqueé una ceja y le sonreí.

—Mientras más rápido mejor, azulado.

Sin perder más tiempo, comenzamos a poner todo en orden. Vi un objeto extraño —muy parecido al Rayo borra memorias— lo extraño, era que tenía dos "opciones": Hombre y Mujer.

Mi tío Dipper Pines, suele hacer cosas extrañas. Cosas que necesita la sociedad y así. De hecho, se ha convertido en un inventor famoso.

Presioné el botón donde decía mujer y antes de que pudiera reaccionar, esa cosa se disparó, dando directamente a Daryl.

Solté aquello inmediatamente y me acerqué a mi novio, espantando el polvo morado que lo rodeó.

—¿¡Daryl?!

—¿¡Qué hiciste, idiota?! —cuestionó molesto.

Me sorprendí al ver el cambió en su voz, pero casi me desmayo al ver su apariencia, ¡Era una chica!

Su cuerpo masculino —lo poco que tenía—, fue reemplazado por una figura femenina. Tenía el cabello largo y conservaba uno que otro rasgo facial.

No puede ser...

¡Mi novio es una chica!