Al llegar a mi casa, rápidamente fui recibido por un abrazo de mi hermano.

—¡Llegaste! —exclamó.

De la cocina, salió mi madre, la cual, al verme me sonrió.

—¿Cómo te fue?

—Estoy cansado~ —musité.

—Lo sé, ¿Quieres cenar?

Pensé.

—Tal vez luego. —sonreí y me caminé hasta mi habitación. —Estaré en mi cuarto.

—Claro, Lawliet.

Cerré la puerta con seguro, para luego dejarme caer sobre mi cama.

Extendí mi mano, alcanzando mi laptop, la cual, estaba entre mis almohadas.

Me senté y la encendí.

Saqué la libreta del bolsillo de mi pantalón. Comencé a pasar las hojas, mirando cada anotación de Daryl.

Mis ojos brillaron, al notar que lo último que escribió fue su correo.

Sin perder tiempo, inmediatamente me metí a mi correo y le escribí.

»Hey, soy Lawliet, encontré tu correo en la libreta, así que pensé, ¿Por qué no escribirle?«

Y lo envíe.

Suspiré, convenciéndome a mi mismo que no me respondería.

»Hola, Lawliet«

Ahogué un grito.

Hablamos por algunas horas, olvidando por completo la cena. De todas formas, no tengo hambre. Creo.

Daryl era divertido, sin duda. Ahora sabía el porque me "ignoraba".

Suspiré con pesar al recordar que él nunca podría escuchar alguna canción que yo le escribiera.

Aunque... Tal vez...

»Daryl, ¿Puedo hacerte una pregunta algo "personal"? Espero qué no te moleste«

»Claro«

»Lo de tu sordera, ¿Es "permanente" o tiene cura?«

»Se resuelve con un aparato auditivo, desgraciadamente nuestro hospital favorito siempre nos cancela las citas, ¿Por qué?«

Mire mis ahorros. Tal vez yo podría ayudarlo con eso...