Miré como la castaña se encogía en hombros.

Marco, deja de hacer preguntas estúpidas.

—¿Y bien? ¿Al menos uno piensa hablar? —cuestionó, cruzándose de brazos.

—Hola, Marco. —dijo su hermana.

El mencionado miró al techo y lanzo un bufido. _____ y yo reímos por su comportamiento.

—¡_____, no estoy bromeando! —nos encogimos en hombros. —¿¡Crees que es agradable que llegué y te encuentre con este enfermo en tu habitación!?

—¡No estabámos haciendo nada!

—¡Tenías prohibido acercarte a él!

Fruncí el ceño.

—Vamos, Marco. —rodé los ojos. —Mi rencor ya quedó atrás. Ganaste, te quedaste con Star. —me le acerqué. —¡Solo quiero estar con _____!

—¡Mi hermana no esta interesada en ti! —se mantuvo firme. —Para aclarar más las cosas, pensaba en presentarle un amigo.

—... —fingí reír. —¿Amigo...?

—Si, AMIGO.

La castaña se acercó a nosotros.

—Marco, Tomás ya se iba. —afirmó.

—Quiero ver que lo haga.

Lo tomé del cuello de su camiseta.

—¡No habrá ningún "amigo"! —exclamé. —¡_____, no saldrá con nadie!

—¡Tom! —me apartó y se colocó en medio de los dos.

—¿Lo vez, _____? —cuestionó el castaño. —No ha cambiado, ¿En verdad quieres estar con él?

Lo miré sorprendido y suspiré.

—Bien, bien. —sobé el puente de mi nariz. —Sin presiones. —besé la mejilla de la castaña. —Le daré tiempo para pensar.

—¡Ella jamás saldrá contigo!

—¡Marco! —le cubrió la boca.

Respiré un par de veces, tratando de calmar mi ira.

—¡Es decisión de ella! —exclamé.

—Tom, hablamos luego. —asentí.

—Claro y tranquila, te daré tiempo para pensar. —la miré. —Mientras tanto, no me gustaría encontrarte con chicos... tú entiendes. —reí. —Nos vemos, _____. —me retiré.

—¡Aléjate de ella, rata!