Cosas de mortales
El amanecer llegó al templo de Jenos, unos cálidos rayos de sol entraban por el ventanal circular. Una figura cósmica se encontraba en el suelo durmiendo plácidamente, sus largos cabellos albinos estaban despeinados y sus ojos tranquilamente cerrados.
La luz que entraba por aquella gran ventana fue a parar al rostro del dios quien se vio forzado a despertar, este intento levantarse pero algo se lo impedía. Una mujer descansaba plácidamente sobre su pecho, delgada, de piel clara y su rubia cabellera corta que cubría su rostro. Su nuca, sus delicados hombros y su larga espalda estaban mas que al alcance del dios quien paso la punta de sus dedos lentamente por estas zonas. Ambos estaban acurrucados cubiertos únicamente por la brillante capa del dios y habían sido cubiertos por el elegante brillo de la luna en la noche.
Dedico su mirada al techo del templo recordando la noche anterior, había experimentado sensaciones nuevas. Su cuerpo se sentía relajado, no sentía la presión de ser un dios al menos por ese momento. Unos momentos recordó su pasado como monje, siendo uno nunca tubo la oportunidad de estar cerca de una mujer y mucho menos estar con una. Una vez que llego a ser dios, esos deseos habían desaparecido y no tenia necesidades como mortal.
Una suave caricia en su pecho interrumpió sus pensamientos, su acompañante había despertado. Esta sonreía suavemente al ver que su acompañante no la había abandonado en ese momento tan intimo, el contrario busco su mascara con su mano libre y se la coloco.
Vi... muchas estrellas... -susurro la mujer quien hacia pequeños círculos con la punta de su dedo en el pecho del contrario-
Bueno, vengo del cosmos... -este tomo la mano de ella y entrelazo sus dedos- Realmente... no se que decir al respecto de lo que sucedió...
No digas nada... -sonriendo suavemente soltó la mano del contrario para buscar su vendaje y colocarlo en sus ojos, regresando a su cómoda posición sobre el pecho de el y tomar su mano- Las sensaciones fueron... apasionantes... -acaricio la mejilla del dios quien la miro-
Como voy a explicarle esto a Furia?... -las dudas comenzaron a surgir en su cabeza, arruinando un poco el momento-
Furia no esta aquí... -ella se inclino sobre el para besar su mejilla- solo tu y yo... -susurro cerca de sus labios de el, tentada a besar los como lo había hecho a lo largo de la noche-
Tu y yo... -susurro Jenos acariciando la mejilla de la contraria y accediendo al beso, un beso lleno de cariño, algo de lujuria y esa sensación de curación que ambos se generaban mutuamente. En ese momento debieron detenerse, aquel exceso de curación fue lo que comenzó todo. Una leve risa salio de los labios de ambos al detenerse a la vez.
En ese momento se escucho a alguien entrar a rezar, era el monje Buck. El dios le hizo una señal de silencio a su acompañante, estaban en el lugar mas alto del templo donde era imposible acceder para los mortales. Ella asintió y se aparto con cuidado para comenzar a vestirse, el dios comenzó a hacer lo mismo, no dejando de lado aquellas miradas fugaces hacia el contrario para admirar un poco mas.
Seris termino de vestirse y tomo la capa del dios que estaba en el suelo, se acerco a el para colocarla en su espalda una vez estaba listo, este agradeció silenciosamente al gesto y se volteo a ver a aquella mujer de ropas violetas. Las miradas de ambos se encontraron, el dios tomo a la mujer de las mejillas y un ultimo beso fue dado, llenando sus cuerpos de aquella excitante sensación de curación. Apenas el beso termino ella se desvaneció y el dios respondió al llamado del monje.
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