{04}
Azul
Fue el color que lo representó la primera vez que lloró por ella.
El día de ayer iba caminando por la calle, mirando el cielo despejado, las flores coloridas, y a los pájaros cantando sus bellas serenatas.
Estaba muy feliz, demasiado, era un día muy alegre y bonito, perfecto para dibujar.
Sus pies lo guiaron a un parque cualquiera, se sentó en una banca, sacó sus materiales, e inició a mirar todo su alrededor, buscando algo lo suficientemente bueno para retratarlo en un papel.
Hasta que sus ojos frenaron en una pareja de ancianos que alimentaban a las palomas.
¡Bingo!. Pensó.
Tomó su pincel, e inició a trazar el contorno, marcó las arrugas, sus sonrisas, sus manos entrelazadas, y sus canosos cabellos grises.
Sonrió con el resultado, colocándole en la esquina una estrella de plata, la cual usaba para calificar los trabajos que más le gustaban.
Volvió a divagar su mirar por todo el lugar, pero estos frenaron de golpe en una cabellera rubia, la cual reconoció al instante, haciéndolo sonreír, e impulsandose a sí mismo para ir a saludarla, pero no lo hizo, pues la vio acompañada por otro joven, mejor dicho, el joven que consideraba su amigo también.
Aún así, se paró de todos modos, después de todo, ¿por qué no iría?, si entre los tres se llevaban bien.
Juntó sus cosas, y con pasos ligeros se encaminó a ellos, sonriendo felizmente, pues hace unos días que no los veía.
— Hola — Saludó, llamando la atención de sus contrarios.
— ¡Tae! — Exclamó Chae, corriendo a abrazarlo.
— ¿Cómo estás, tonto?, no sabíamos de ti hace unos días, pensamos que te rapto un alien — Bromeó Namjoon, dándole un leve empujón en el hombro, y riendo ligeramente.
— Lo siento, estuve ocupado haciendo algunas cosas en mi casa — Admitió, iniciando a caminar junto a los dos — ¿Y ustedes qué hacen aquí?.
El moreno no dijo nada, en realidad no lo iba a hacer, pero Son se le adelantó.
— Se supone que iba a ser sorpresa, pero te lo diré igual — Habló la más baja — Tú esperame aquí, yo le diré.
La chica tomó del brazo a TaeHyung, y lo alejó de donde estaban antes.
— ¡Estamos saliendo! — Chilló de felicidad ella.
— ¿En serio?.
— ¡Si!, ésta ya es nuestra segunda cita, debiste ver como se me declaró, fue muy tierno — Confesó, tomando entre sus manos sus mejillas.
El corazón de Kim dolió, dolió mucho, no sabía cómo reaccionar, por lo que optó por sólo sonreírle y revolver sus cabellos.
— Felicidades por ti, enana — Dijo, sintiéndose un fracaso.
— Muchas gracias, Tae.
La muchacha lo abrazó, él tardó en reaccionar, aunque finalmente, luego lo hizo, tratando de tragar el nudo que se le formó en la garganta.
— Ahora, ve a disfrutar tu cita, yo debo regresar a mi casa — Avisó separándose.
— ¿Seguro? — Su contrario asintió — De acuerdo, si estas libre, ven mañana al parque, tal vez podamos divertirnos un rato, para distraerte un poco — Animó.
Le dio un último abrazo, y se fue tras su novio, quien lo despidió desde lejos, alzando una mano, e iniciando a alejarse junto a su acompañante.
El castaño los vio alejarse tomados de las manos, pero a lo que más prestaba atención era a ese agarre.
De repente, el cielo despejado se tornó gris, cubriéndose de nubes tristes, tal y como se sentía en ese instante.
Se quedó parado en su lugar por un momento, hasta que los perdió de su campo visual, entonces, dio media vuelta, y se volvió a sentar en la banca donde estaba antes, observando el suelo, dejando caer la primer lágrima.
Sintió que alguien pasó por su lado, y se quedó viéndolo, pero finalmente, también se fue.
Tapó su rostro con ambas manos, permitiéndose llorar en silencio.
No entendía qué le pasaba, solo sabía que le dolía el alma, y que necesitaba desahogarse, a pesar de estar sin alguien.
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