Capítulo final: La guillotina

Sonic despertó de golpe tras no estar convencido de que estuviera realmente en el pasado, asustó a su madre y a Scourge, quien esperaba que se fuera para desconectar el cable sin utilidad debajo de la cama y pudiera emplearlo para su cargador. La luz que ingresaba por la ventana de su lado izquierdo fue cegadora para su mente frágil, trató de cubrirse al levantar un brazo, pero este dolió con el simple movimiento. Aleena se puso de pie con frases tranquilizadoras para que el menor no se alterara por estar en el hospital, lo que provocó el efecto contrario cuando el erizo recordó lo que pasó con Tails.

Asintió a cada pregunta sobre estar bien con el fin de que Aleena dejara de acariciar sus orejas, porque incluso ello lastimaba. La mayor caminó hacia la puerta y le advirtió a Scourge que no se moviera de ahí hasta que regresara, como si Sonic pudiera escaparse de un lugar con cientos de médicos y guardias. Casi se sintió como las veces en las que Aleena los dejaba solos en casa y le decía a Scourge que cuidara a sus hermanos, pese a que Amy acababa de nacer y Sonic tenía su misma edad.

—Nos quedamos sin ventanas —mencionó el mayor al arrojar la mochila pesada de Sonic directo a sus piernas en recuperación—. Siempre dije que quería hacerlo con Miles al aire libre, pero no así. Por si acaso, seguiremos yendo a la azotea.

—Creo que tienen a Tails —interrumpió al jalar sus pertenencias del asa para sacar el libro de la página recuperada.

—¿Y? ¿Nos ponemos a llorar?

—¿Viste lo que pasó? La fecha de su muerte cambió de siete a cinco —recordó con preocupación, Scourge le arrojó una piedra pequeña y cerró las persianas para que nadie lo vea fumar.

—Felicidades —murmuró de manera burlesca mordiendo el cigarro—. Hiciste la muerte de Tails más rápida y redujiste su sufrimiento. Más personas como tú, por favor.

—No es el punto —espetó—. Pienso que significa que lo que haga en el presente, sí tiene consecuencias en el pasado.

—¿Y qué harás? ¿Arrancar una hoja? —Scourge exhaló el humo que a Sonic le provocaba alergia y sonrió—. Si vas a viajar al pasado, tienes que apurarte, ya es cinco de septiembre.

—¿Crees que hayan arrancado esa página pensando que borrarían esa parte de la historia? —Sonic tomó el libro con cuidado—. Alguien pensó que así podría salvar a Tails... ¿Dijiste cinco?

—No despertaste ayer, estuviste inconsciente toda la tarde y Aleena pensó que ya habías muerto. Silver había comprado la corona y yo estaba guardando tus cosas en una caja para convertir tu cuarto en mi cuarto y tener más espacio para mis juegos con Miles, lo único malo fue tener que recoger el espejo roto de tu cómoda, se rompió en miles de pedazos —explicó como si fuera una gran hazaña—. Es extraño, Aleena antes rogaba por que uno de nosotros muriera y ahora dice que nos quiere.

—A comparación de antes, ha cambiado —aceptó con alivio—. ¿Qué hago?

—¿Por qué mierda me lo preguntas? ¿Crees que tengo un portal en mi bolsillo? Ah, espera, voy a sacar... —Scourge le mostró el dedo cordial y apagó la colilla de su cigarrillo.

—Mamá dijo que alguien me salvó en el Castillo antiguo de Mobius —susurró—. Tails murió en el vientre de su madre porque según tú Miles es "majestuoso", pero yo creo que nadie querría estar junto a Miles por dos meses, así que...

—Repítelo y te desconecto.

—No estoy conectado —contradijo—. Entonces yo estoy vivo en el presente porque alguien me salvó cuando debí haber muerto en la balacera, y debí haber muerto también porque en el pasado tenía una muerte similar en el mismo lugar.

—Sonic, avisa si estás delirando para anunciar al mundo que solo tengo una hermana a la que no dejaré salir con Knuckles.

—En el pasado, fui asesinado en el Castillo; en el presente, tenía que ser asesinado en el mismo lugar, pero alguien me salvó. Tails fue ejecutado en la guillotina, así que en el presente él debía morir, pero no una muerte natural. ¿Sabes qué pasó con el mellizo?

—Obviamente fue porque Miles es uf, pero la madre de Miles murió en un accidente en la plaza de Mobius, y solo pudieron salvarlo a él —explicó—. No me imagino si hubiera muerto, nada compensa que...

—Y eso está bien, porque en el pasado Miles es el único que queda vivo después de que Rosemary muere —notó—. La plaza de Mobius se llama así ahora, antes la guillotina estaba colocada en ese lugar y Tails murió dos veces ahí. ¡Mataron a Tails porque no saben que Amadeus murió! ¿Qué cuarto es este? —preguntó al ver detrás de él y buscar el número correcto. Scourge abrió la cortina y empezó a contar tomando como referencia la habitación delante.

—Chaos, hacer el ensayo afectó tu mente e hizo que por fin usaras tu cerebro. —Scourge regresó a su silla y suspiró—. Ciento ochenta. Si le llegas a caer mal a Eggman por hacer tus teorías estúpidas, me cambio de sitio y de apellido...

—Debería ir al dos—ocho—siete —anunció al quitarse la manta de encima para pararse con dificultad por las lesiones que tenía.

—Sonic, yo sé que eres raro y lamentablemente eres mi hermano, se supone que debo aceptar tus defectos... que son lo único que tienes, pero tengo la ligera sospechosa de que los antojos de Miles no son cosa de risa y es la primera vez que no le puedo ver el chiste, así que no tengo tiempo para tratar con muertos.

—Scourge, míralo. —Sonic le mostró a su hermano mayor una pintura cuya descripción era que el Miles se comprometía con Scourge después de sobrevivir a la revolución, pero del otro lado aparecía su familia completa sin saber que no durarían mucho así—. No puedes verlo y decir que no es él. Miles vive, no importa qué haga, pero Tails no. Tú al menos puedes salir de aquí, llamar a Miles y decirle que se verán más tarde. Yo solo podía hablar con Tails por medio de mi espejo y abrazarlo cuando estaba durmiendo, pensando que en cualquier momento se lo llevarían y seguirían el curso de la Historia. Ahora el espejo está roto y no tengo ninguna forma de comunicarme con él, no sé si seguirá vivo y no sé si lo que estoy pensando funcionará. Solo sé que no quiero que muera.

—¿Qué haces, Sonic? —Aleena ingresó a la habitación al ver desde lejos, en tanto que conversaba con un doctor, que el cobalto se había levantado cuando debía encontrarse en reposo—. Vuelve a la cama.

—Sonic. —Scourge sacudió su saco negro al retroceder un paso, ignorando la presencia de su madre—. Cuando le mentí a Silver para hacerle creer que era tu cumpleaños, y te regaló ese espejo raro que no soltabas, nunca pensé que una broma llegaría a ese extremo... Corre.

Aleena se acercó para preguntar de qué estaban hablando, pero su hijo con vendas pasó por su costado rápidamente y siguió el camino del pasillo a la izquierda. La eriza gritó su nombre al tomar el marco de la puerta, aunque no pudo seguirlo porque Scourge la tomó del brazo y pensó en la única verdad o mentira que cruzó por su mente.

—¿Te gustaría ser abuela?

—¡¿Qué?!

El alboroto por los tropiezos que, por el dolor, Sonic daba al chocar contra los carritos de metal, el llamado de Aleena y los cotorreos de los pacientes al ver al erizo "escapar" obtuvo la atención del personal. Un doctor soltó la libreta que estaba analizando para ir detrás de él, aunque Scourge, quien seguía sin soltar a Aleena pese a que ella lo jaló hasta el exterior del cuarto, lo hizo tropezar y golpeó casi instintivamente a un guardia que se acercaba para saber qué pasaba, pero hubo enfermeros cercanos al ascensor que quisieron atrapar a Sonic.

Al no lograrlo, se gritaron entre ellos que alertaran el incidente y allí lo atraparían. El erizo presionó mucho el botón de la planta superior para poder alcanzar el cuarto antes que ellos.

Sonic impactó con un conserje mayor que lo dejó pasar al sitio que buscaba después de que le pidiera disculpas apresuradas, pero la paz arriba se perdió cuando un grupo de médicos y guardias subieron por las escaleras preguntando por un paciente de púas azules. El erizo los vio detrás de ellos y buscó la habitación adecuada, el problema fue detenerse a leer las enumeraciones en las puertas, la pérdida de tiempo reducía la distancia entre los que querían atraparlo y él. Cuando llegó a la habitación 287, casi pudo ser cómo un guardia extendió su mano para tomarlo del cuello, pero la puerta 286 se abrió y se interpuso en su camino.

Desesperado porque había perdido la confianza que tuvo hablando con su hermano, y dado que la mayor parte del tiempo no se enfrentaba a situaciones fuertes solo, ingresó y miró sobresaltado cómo golpeaban el pedazo de madera para forzar la entrada. Era un cuartucho polvoriento que parecía un almacén, tenía camas apiladas, carros de metal en desuso y telas apolilladas tendidas por doquier. Sonic oía que gritaban su nombre cada vez más fuerte o más cerca, así que dio pasos hacia atrás sin desviar la vista de la manija que empezaba a ceder a la brutalidad con la que era tratada.

De repente, una de las cobijas se enredó en su pie derecho y solo se revolvió más cuando la pateó para zafarse. Un guardia rompió la puerta al instante con un golpe ensordecedor que no correspondía a la herramienta que usó, ya que se escuchó como un cañón. De la impresión, el cobalto dio otro paso hacia atrás y chocó contra un espejo de cuerpo entero en el cual cayó sin poder sostenerse de ningún lado. Cuando el personal ingresó, no vio a ningún paciente y la manta que intentó retener a Sonic en el presente seguía en su lugar.

Con esto ocurriendo, un guardia real sacó a Tails de su celda y lo empujó ayudándose con el cañón del fusil largo que portaba. El anciano con el cual el zorro solía hablar se despidió de él y rezó para que su cabeza no fuera expuesta al público, puesto que pensaba que ser decapitado era malo, pero recibir las burlas de muerto era peor.

La voz fuerte y grave detrás de él le exigía que se apresure, pero el menor dio trompicones por el miedo y debido a que los golpes que recibía en la espalda no eran de ninguna ayuda, mordió su mejilla desde su interior para no llorar. El pasillo estaba lleno de prisioneros, algunos lo vieron con lástima, otros lo saludaron al pasar, pero los que sabían que era un Prower golpearon las rejas o las puertas para que lo dejaran libre, ya que era sabido por ellos que no podían relacionar ningún acto de traición con esa familia de zorros. Además, pese a pertenecer a formar parte de la nobleza, la población reconocía desde la aparición de Zails que los Prower eran una familia aliada al tercer estado, no rival.

La vida de las personas se veía apagada, Tails dejó de mirar a los lados cuando el guardia lo empujó hacia adelante para que apurara el paso, puesto que todavía se tomarían el tiempo de llevarlo hasta la guillotina que lo esperaba. Tails llegó al exterior y se preguntó por un momento por qué nadie lo había ayudado, aunque anhelaba más que su padre estuviera bien y que ese régimen radical terminara antes de que saliera herido.

No quería llorar porque su madre le había dicho que siempre debía dar la cara cuando su mundo comenzara a derrumbarse, pero después de haber pensado que viviría a la revolución como le dijo Sonic, sintió que murió mucho antes al darse cuenta de que había sido una vaga mentira y que las ilusiones que se estaba formulando fueron una pérdida de tiempo. Aunque debería tomarlo como alguien que traicionó su confianza, Tails habría querido soñar una última vez para poder verlo; se sentía abandonado.

Sonic despertó por el estruendo de las luces brillantes en el cielo. Los fuegos artificiales se encendieron por primera vez mientras él trataba de asimilar como sobrevivió a la caída que sintió que había sido de muchos metros. Se puso de pie con dificultad y una señora lo empujó mientras murmuraba que quería llegar a la plaza, aunque al ver al erizo con la mirada perdida, pero tras reconocerlo porque los Hedgehog eran fáciles de identificar, se dirigió a él con fastidio.

—¡Largo de mi tienda! —La mujer tomó una pala colocaba contra la pared, pero antes de que pudiera golpearlo, Sonic vio literalmente a Silver jalar el objeto para que su madre lo soltara—. ¡Tengo que matar al muerto!

Sonic supuso que se quiso referir a que, para la población de ese momento, él ya no debía existir, por lo que cualquier avistamiento a su persona podía ser interpretada como un acto de brujería o locura, que era lo que la madre de su amigo en el futuro sostenía en el momento. El cobalto se despidió de Silver, quien no tenía idea de quién era, para salir de lo que pensó que sería una tienda. Una carroza pasó por su lado, probablemente lo habría atropellado si no se hubiera movido porque el conductor estaba apresurado y la curva que doblaron se vio peligrosa para quien transportaban en su interior.

Para no perderse, cerró los ojos un momento y razonó cuál sería su punto de referencia. Era posible que las calles no se hayan mantenido iguales entre Mobius del siglo XVIII y Mobius del siglo XXI, y de la Vertcolline a la plaza quedaba cierta distancia que no sería un problema con su velocidad.

Mientras meditaba al respecto y llegaba a la fortaleza en la que se suponía que debía estar Tails. Por precaución, ingresó entre los escombros buscando alguna superficie inestable que le pudiera decir que había un vacío para las celdas; sin embargo, el suelo cedió cuando saltó sobre una roca y lo llevó directamente entre el pasaje oscuro rodeado de prisioneros radicales, moderados o acusados.

Al menos no estaba con vendas ni ninguna señal de que fue atropellado antes de llegar ahí, porque no imaginaba decirle a Tails que lo salvaría cuando sería al revés si Sonic colapsaba del dolor.

—¿Y Tails? —preguntó, al menos podía comunicarse con ellos, ya que si hablaban otro idioma, sería el colmo. Por miedo o porque creían que el príncipe azul podía estar ahí por algún ataque absolutista, nadie abrió la boca y la sorpresa se transformó en recelo rápidamente—. ¿Alguien sabe dónde está Tails?

—¡Tú!

El erizo miró con dificultad hacia adelante, donde un brazo sobresalía de la celda derecha agitándose de arriba abajo para llamar su atención. En medio de la penumbra, por la cual Sonic ya entendía porque detrás de Tails solo se veía oscuridad, caminó con cuidado entre silencio y gritos que le exigían que el rey Jules retrocediera. Extraño, Sonic pensó que Jules ya estaba muerto porque Scourge lo dejaría así.

—Jovencito, ¿me puedes alcanzar el espejo roto?

Sonic viró hacia su lado, donde había pedazos de lo que había sido el medio para verse con Tails, de modo que verificó que el menor ya no estaba encerrado y debía estar cerca de su ejecución.

—Deberías apurarte —sugirió el hombre mayor—. El reino Hedgehog está avivando a la población para que ataquen a los que siguen a favor del rey Acorn. Los fuldenses en general detestan el absolutismo, pero cada uno decide a quien apoyar y hay los que son radicales, moderados...

—Tengo que irme —interrumpió el cobalto, casi no se había dado cuenta de que su vestimenta, más acorde a la época, lo estaba fastidiando porque no se parecía en nada a las chaquetas que usaba en el futuro.

—Corre, antes de que suenen los fuegos artificiales.

—No lo entiendo —murmuró antes de retroceder.

Sonic lo miró por unos instantes antes de buscar la salida por el lugar opuesto, hasta que captó la señal. El libro decía que el cielo se iba a iluminar por tercera vez y Tails ya estaría próximo a su muerte. A Sonic le haría gustado tener el libro en su posesión, puesto que con lo que estaba haciendo hasta ahora, y consideraba que nada, no creía que estuviera cambiando el destino del menor.

Las personas seguían en su vida rutinaria, aunque un bullicio se formó hasta intensificarse cuando Sonic anduvo entre los mercaderes para buscar cuál sería el camino a la plaza si estuviera en el futuro, puesto que la población sabía quién era Sonic, aun si el cobalto no tenía idea de la importancia que tuvo su papel en el pasado. En general, temió que para orientarse tuviera que seguir a las personas que caminaran hacia el zorro, puesto que lo hacían lento y los únicos que corrían eran los niños. Sonic temió que no llegaría, lo que empeoró cuando un grupo de guardias que no eran de Mobius comenzó a alistar fuegos artificiales para encenderlos por tercera vez.

Tails alcanzó a ver el segundo estallido, le pareció que era una buena vista si era de las últimas que podría apreciar, un guardia real le amarró las mano primero, aunque luego alguien se las desató y dijo que tuviera la decencia de subir por su cuenta.

—¡Córtenle la cabeza!

Ser observado por la multitud era distinto cuando lo hacían porque estabas dando un mensaje del rey que cuando estabas a punto de morir. La guillotina era grande, sintiéndose como una hormiga al borde de ser aplasta, Tails no levantó la mirada para no ver la cuchilla de acero que los conspiradores ansiaban que atravesara su cuello. Una serie de señores uniformados rodeaban la máquina de degollación mecánica para ser testigos de lo que pensaban que sería el último sobreviviente reconocido que llevara el apellido Prower.

Si supieran que Miles seguía vivo y terminaría teniendo hijos por montón, tal vez no se habrían molestado.

Cuando llegó el momento, tuvo que subir las gradas, pero el cuerpo le pesaba y su primera acción sin querer fue dar un paso hacia atrás. El guardia al que pisó la bota, cuando el menor giró para disculparse, le dio una bofetada que le quitó la audición por un rato. En el suelo, Tails se apoyó en sus brazos para levantarse, mas sintiéndose ajeno a lo que ocurría a su alrededor. El verdugo lo vio desde su vista superior y tembló por un instante al no saber por qué él sería otra de las personas a las que tendría que quitar la vida, Tails chocó su mirada con él cuando lo forzaron a ponerse de pie y sus ojos azules empezaron a llenarse de lágrimas.

—Sube.

Tails puso un pie en el primer peldaño y respiró hondo, una mujer a su lado le dijo que sería rápido y que no le dolería, pero no era el punto, aunque si ya no tenía a nadie y nada por perder, el zorro pensó que ya no tenía una razón para querer sobrevivir a la revolución. Si debía morir, moriría, pero no vería a Mobius caer o a más individuos inocentes morir por gusto.

Subió al cadalso elevado para que todos tuvieran la oportunidad de verlo. Llegar desde tan lejos para ver una muerte de apenas un minuto, Prower pensó que era absurda la manera en la que las personas sentían que debía desarrollarse el rumbo de la Convención.

La reina Alicia Acorn era la siguiente en ser ejecutada, la habían separado de su hija y, aunque Tails le había sido indiferente y la despreciaba como todos despreciaban a la corona, lo veía como un niño al que tenían que proteger, no lastimar. Era ella quien le decía que todo estaría bien cuando hayan terminado, pero Tails no la escuchaba.

—Cuando llegues arriba, levanta la cabeza —le murmuró, llamando su atención—. Ellos quieren verte sufrir, que te humilles a ti mismo. No les des el placer, ve con dignidad y rétalos, mira a sus ojos y que no sepan que no te asusta. Ni siquiera sentirás el dolor y estarás muy lejos para saber lo que pasará luego. —La reina le sonrió al más bajo cuando viró hacia ella, logró tranquilizar su llanto silencioso por lo menos. La mayor vio mujeres con niños y soportó gritar que cuánta indiferencia podrían tener para una madre como ella y para quien en ese instante no podía suplicar para que liberaran a su hijo.

Tails imitó su posición altiva, era significativamente mejor que llorar y perder la cabeza de ese modo. Recordó mucho a su hermano Miles, quien decía que cuando las cosas se vieran tan mal que preferiría la muerte al padecimiento, se vestiría con su mejor traje y presumiría de todo lo que pudo disfrutar en vida y en su cumbre. La reina asintió al zorro cuando un guardia lo empujó para que se apresurara y dejaran de cuchichear entre ellos, Tails bufó como si no reconociera la importancia que tenía el centinela, pero este ya no podía hacer nada, ya estaba en manos del verdugo.

La Historia había cambiado, no habría ninguna pintura de Tails lamentándose por su decapitación porque ya no quería sentirse mal. Se detuvo frente al encargado y le dijo:

—Hemos sido fieles a la corona cuando tuvimos que serlo, y fuimos en su contra cuando tuvimos que ir; pero, si la situación sigue así, tú, verdugo, pronto estarás en mi lugar.

Tails no esperó a que el hombre, consternado por lo que le dijo, pudiera reaccionar para indicarle cómo tenía que posicionarse para que perdiera la cabeza. Cuando el ojiazul vio el cepo, un agujero que se cerraría en torno a su cuello, pensó en las personas que había conocido, en especial a su familia, cuyo padre nunca apareció para protegerlo y cuya madre jamás volvió a ver. Sonic fue la última persona en la que pensó, la que le había devuelto la vida cuando pensó que la había perdido, Tails había encontrado un motivo para ser feliz, sonreír, darles ánimos a los otros presos para que no se sintieran abatidos por una condena que de todas formas llegaría.

Sonic era quien, pese a la distancia, siempre sintió tan cerca de él como para decir que se creía enamorado, pero los años y la revolución no perdonan. Si alguien más podía ser feliz, que lo fuera, porque de cualquier modo por donde se viera, el destino de Tails era no conocer al erizo.

El verdugo, lejos de estar decidido por lo que estaba pasando, tomó la manija que debía dejar girar para decapitarlo, pero se contuvo y caminó hacia el final del cadalso para gritar:

—¡Que traigan al Señor de la Convención!

Al darse cuenta de que el pedido directo era que ejecutaran al dictador que había convertido el periodo en el Gobierno del Terror, un guardia real subió para tomar el asunto por sí mismo. Tails cerró los ojos con fuerza cuando lo vio pararse a su costado listo para despedirlo; entonces, por tercera vez se iluminó el cielo para darle fin al menor. La cuchilla cayó.

Tails se sorprendió de estar fuera de la guillotina y que esta haya cortado el aire. Por cuarta vez, los fuegos iluminaron el cielo, pero los anteriores que escucharon tan cerca solo los pudo notar cuando un segundo guardia hizo que el vulpino se levantara y otros fueron a socorrer a su compañero que cayó del cadalso porque las luces se dispararon en su dirección.

Tails se puso de pie en el preciso instante en el que el oficial a su costado cayó al suelo y Sonic le tomó la mano para que fuera hacia atrás.

—La ventaja de ser yo es que "mi reino" acaba de creer que sigo vivo —mencionó—. Estaba corriendo y me ofrecieron un caballo. Vi a Scourge mientras le pedía a un grupo que arrojara los fuegos hasta aquí, me sentía muy importante, como cuando me escogieron de "mejor amigo" a nivel estudiantil, me vestí como... No así, pero muy parecido.

—¡Sonic! —Tails abrazó al mayor bajo la mirada del resto de la población que no entendía qué pasaba y por qué el príncipe seguía vivo.

—¿Nos vamos? —preguntó con una sonrisa demasiado coqueta para el momento que estaban viviendo. Tails sonrió cálidamente, pero vio a otro guardia acercarse a ellos y quiso advertirle de la agresión, aunque no hizo falta cuando la reina lo golpeó y le indicó con la mirada que siguiera al cobalto.

Antes de que pudiera decir unas palabras para agradecer por darle ánimo, Sonic agarró a Tails por la cintura y lo besó, el menor ni siquiera pudo asimilar que ya no era un sueño, temía que antes de chocar se despertaran, pero Sonic lo apegó a él bajo otra ola de extrañeza de sus espectadores; se separó con un suspiró y una expresión encantada por lo que hizo.

—No sabes cuánto he estado esperando hacer eso. Si quieres, al regresar vamos a mi casa y...

—¡Váyanse! —ordenó la monarca para que la confusión de la gente les diera un minuto para escapar. Sonic descendió primero para ayudar a Tails a bajar, incluso se tomó un momento para pedir permiso sin soltar la mano del zorro, aunque cuando las personas empezaron a alterarse, jalaron a Tails hacia atrás para que regresara a la guillotina, por lo que Sonic tuvo que pasar entre quienes se atropellaban por cambiar de lugar. Sonic alcanzó la mano de Tails y lo sacó de la multitud para que no lo sofocaran o se lo llevaran más lejos, de inmediato, lo pasó a su delante para no perderlo de vista.

Un pequeño camino se formó para su gusto, pero el sonido de un disparo alertó a las personas y se estorbaron entre ellas mismas para atraparlos. Sonic sabía que Tails iba a insistir en correr, así que lo cargó en sus brazos sin preguntarle por ello, tal como laboró la primera vez que se vieron en persona durante la toma de la Vertcolline. Tails recordó ese sueño también y se aferró a él con la confianza que no tuvo la primera vez.

El cobalto dio media vuelta para saber si los estaban siguiendo, siendo confirmado por un pequeño sector enojado. Para su suerte, Scourge acababa de llegar y su gente se enfocó en detener a los radicales circundantes en la plaza y evacuar a las personas en la periferia. Una batalla comenzó. Sonic no dejó que su hermano se diera cuenta de su presencia porque debía ser extraño ver con vida a tu mellizo muerto, no lo pensó y corrió hacia otra dirección para escapar de quienes continuaban la persecución en contra del ambarino.

Ambos escucharon otro disparo y Sonic se dio la vuelta para saber si había caras conocidas a las cuales debía odiar antes de que enviara a Tails al futuro. No fue sorpresa no tener idea de quiénes eran, el erizo estaba seguro de agradarle a todos los que lo conocían, aunque hubiera sido más interesante ver a Scourge entre esa multitud, pero el erizo verde estaba jugando a ser rey en otra parte.

Tails sacó la espada que Sonic tenía guardada en su funda y cortó la lanza que había sido arrojada hacia él, solo que no sabía qué tanto podrían escapar y el erizo había comenzado a bajar la velocidad conforme se acercaban al único lugar que Tails podía identificar como la fortaleza de la salió.

—¿A dónde vamos? —preguntó al sostenerse del mayor.

—Cuando me salvaron, mi madre me encontró en una calle —explicó al correr por un estrecho sendero y perder de vista a gran parte de los hostigadores seguidores del rey—. Unos niños estaban jugando y había una tienda.

Sonic volvió a girar hacia la izquierda, pero perdió resistencia y soltó a Tails, quien se recompuso de inmediato para ayudarlo a levantarse, donde solo quedaba pocos metros a la Vertcolline. No obstante, el ojiverde agarró con fuerza su brazo para detenerlo, porque el lugar estaba ahí. No era el final de una calle, era el centro que unía a otras y tuvo que mirar a cada casa hasta encontrar alguna que se viera útil.

Con el sol ocultándose, a través de una ventana se presentó un brilló pequeño llegando de una superficie brillante. El cobalto tomó la mano de Tails y lo guio hasta el interior con dificultad, pese a ser un sitio concurrido, estaba notablemente abandonado y solo el resplandor delante de ellos en el otro extremo de la cama era esperanzador en medio de un ambiente tan violento.

—Se ve igual al que tenían en el hospital —confesó el erizo cuando le quitó la cubierta blanca al espejo reluciente, pero el reflejo dejó que se viera que los seguían buscando afuera. Por primera vez, Sonic y Tails se vieron juntos en una única imagen, pero esta se desvaneció como la niebla.

—¿Estuviste en el hospital? ¿Qué te pasó?

—Me arrollaron, pero no importa. Entra, no tienes tiempo.

—¿Tienes? —Tails se apoyó en el marco de oro tras darse cuenta de que el espejo no era duro, sino de un material maleable, como un portal o el agua que se sacudía con el más mínimo roce—. Tenemos, ¿verdad?

Sonic asintió con una tenue risa de las que Tails solía ver desde el calabozo, lo instó a ingresar primero, pero el menor viró con duda porque no quería salir solo, por lo que tomó su mano e inhaló para atravesar. Excepto porque, cuando tuvo medio cuerpo dentro, eligió retroceder debido a que Sonic no se movió.

—Ingresa —sugirió el erizo mirando hacia el espejo que aguardaba su llegada y esperando que los seguidores del rey no los hayan visto.

—Pero no sé qué habrá del otro lado —dijo con temor—. Tú sabes qué hay, ¿por qué no entras primero?

—No puedo.

—¿Por qué no?

—No creo que deba.

Tails se acercó más a él para insistir en saber qué pasaba, pero cuando ambos miraron abajo, Sonic se apoyó en el menor con el fin de mantenerse de pie. El zorro lo ayudó a levantarse para pedirle una vez más que huyeran de ahí, sin embargo, con miedo porque él mismo no quería verse, Sonic dejó que la mano en su abdomen lo descubriera y Tails lo volvió a ocultar para enfocarse en el cobalto.

—Tienes que irte —recomendó el vulpino después de ver la herida en Sonic—. Te dispararon, vete, por favor. —Pero el mayor negó con la cabeza y lo empujó un poco para que el ojiazul pasara por el espejo—. Sonic, este es mi año, yo debería quedarme...

—Tienes que vivir.

—Entonces tienes que ir conmigo porque no voy a vivir sin ti —expresó tras tomar su mano para poder cruzar juntos, pero no consiguió ningún efecto.

—Tú y yo sabemos que estoy muerto en este presente y que debía estar muerto en mi futuro —explicó, Tails respiró hondo sin notar que sus persecutores se dieron cuenta del lugar escondido y trataron de empujar la puerta con el fin de lograr ingresar, mas alguien llevó una antorcha para obligarlos a salir por su cuenta o calcinados—. Si viví fue porque me salvaron, y me salvaron para salvarte, no por mí. Te tienes que ir.

—Eso es cruel, yo me quiero quedar.

—Estoy muerto de todas formas, Tails, ya no estoy en el ochenta y nueve para salvarme, pero tú puedes reescribir tu vida. ¿No dijiste que querías vivir en un lugar tranquilo?

—Pero contigo —completó adolorido.

—El futuro no era para mí, era para ti —murmuró—. Tienes que irte, no puedo verte así.

—¿Así? —Las colas de Tails se inmovilizaron por la tensión que ejercía en su cuerpo para evitar llorar, incluso si su vista se hubiera nublado por sentirse desamparado otra vez—. ¿Por qué?

—Porque si lloras, me sentiré peor.

—Sonic, no me quiero ir —susurró, tras cerrar los ojos con fuerza sus mejillas se humedecieron—. Quiero quedarme contigo.

—¿Confías en mí? Estarás bien —habló el mayor intentando mantenerse sereno para que el desconsuelo del vulpino no se agravara y convirtiera su decisión en una más complicada.

—¿Irás conmigo? —Tails abrazó al erizo y agarró su camisa con fuerza—. ¿No me mentirías?

—Tails. —Sonic lo separó para que pudiera verlo fijamente, pero antes de que pudieran besarse, el erizo acarició sus pinceles blancos y lo mantuvo a corta separación—. Lo siento.

Empujó a Tails hacia el espejo antes de que pudiera darse cuenta y buscara evitarlo. Por la pérdida de sangre, Sonic puso una mano enfrente de él al ver que su reflejo regresó a la normalidad y resolvió que las cosas se dieron por algo y su destino tampoco era quedarse al lado del ambarino, porque al apoyarse en el espejo como quien quiere dar un último intento para escapar, no se lo permitió.

Sonic se acomodó en el suelo para reclinarse contra el espejo que lo llevó a ese lugar, viendo que los individuos en rededor no se marcharían hasta que pensaran que todo estaría consumado. El erizo miró hacia el techo y lo lamentó por su familia, pero no podía tener una tercera oportunidad.

Pensó en Tails por última vez.

Y esperó.











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—¿Sabes que ya son las ocho de la mañana? Despierta, hijo de puta.

Sonic resopló para seguir fingiendo que no escuchó a su hermano y se dio una lenta vuelta hacia el otro lado de la cama. Scourge esperó a que terminara su espectáculo y lo pateó hasta el extremo para que cayera por el borde.

—Scourge, no quiero ser quien arruina la diversión, pero ¿no podrías colocarle un bozal a Miles? —preguntó el cobalto tras ponerse de pie sin fuerzas—. Estuve despierto desde las dos hasta las seis de la mañana porque estuvieron desde las doce haciendo cosas que no quiero recordar.

—No, no, no. Miles me grita cuando quiere lo reviente, yo necesito escucharlo cuando me dice que le gusta cada uno de mis centímetros. Si no, ¿cómo sé cuándo ponérsela por detrás?

—Aj. —Sonic se estiró hacia arriba con cansancio, tenía notables ojeras y el presentimiento de que sería otro día aburridamente rutinario. No había una razón para no querer ir al colegio, era la persona más popular, querida y social que podían tener. Amy salió de su cuarto tarareando una canción cuya melodía repitió al tocar la puerta de la habitación de Sonic, una invitación para que Scourge saliera y pudieran bajar al instante.

Dado que era tarde y solo podían llegar más tarde, Aleena preparó sus desayunos en bolsas que metió en la mochila de cada uno. Jules calentó el motor del auto y tocó el claxon dos veces para que se apuraran. Sonic lo escuchó desde su cuarto y resopló, otro día en el gran Mobius.

Se vistió con su uniforme escolar y se dirigió al espejo de su cómoda para cepillar sus púas antes de que otro profesor lo ridiculizara por parecer un puercoespín en lugar de un erizo. Al ver su reflejo, sintió una punzada extraña en el pecho que le dio un sabor amargo al nuevo día, pero debía seguir, así que sacudió su saco y se retiró de su habitación con una increíble velocidad.

Aleena estaba en la puerta esperando a cada uno de sus hijos, puesto que tenía una hora más para ella misma para alistarse e ir al trabajo. Se despidió de cada uno conforme fueron saliendo en orden de nacimiento y Jules suspiró al verlos por fin llegar al carro. El trayecto fue ligeramente aburrido, Amy estaba hablando con Knuckles para que se encontraran después de clases y fuera a cenar a su casa para que su familia lo conociera, mientras que Scourge le escribía a Miles que él ya lo conocía hasta por las orejas, pero que si quería se podía sumarsse a esa presentación.

Sonic abrazó su maletín mientras observaba los edificios en el camino, solo se quedó un minuto sin poder describir la sensación que tuvo cuando su padre se detuvo en una luz roja frente a la plaza de Mobius, se podía ver desde lejos al Castillo antiguo, pero no había necesidad de llegar hasta allá si requerían ganar los minutos perdidos.

Jules llegó al colegio y agitó una mano para desearles un buen día. Scourge esperó hasta que su padre se fue para palmear las colas de Miles, quien lo esperaba sentado en un banco cercano a la entrada, Amy simuló que no conocía a ese erizo verde y corrió con su mochila en la cabeza para que el sol no le diera en las púas rosas que se esforzaba por mantener. Entre tanto, Sonic rogaba para que no fuera Eggman quien les enseñara por ese día porque el doctor lo usaba para cada uno de sus ejemplos sobre experimentos fallidos y buscaba cualquiera de sus defectos para escribir con lapicero rojo en su agenda.

Sin embargo, era lunes de literatura.

Sonic tomó asiento en su lugar al lado de la ventana para ver cómo los demás estudiantes ingresaban a la escuela, pero al cambiar de enfoque, vio su reflejo en el espejo y no se veía tan feliz como anteriores días. De repente, se sobresaltó cuando Silver volvió a golpear su cabeza contra la mesa por resbalarse con el tipo de piso. Scourge lo vio desde abajo, dado que era un salón escalonado, y carcajeó para que medio salón se enterara, hasta que llegó Shadow y la burla hacia el albino se esfumó de cada estudiante.

—Ya, Sonic, saca el violín mientras cuento cómo pase la noche con Miles —mandó Scourge después de sacudir la mesa delante para que la torre de lápices que Knuckles estaba construyendo, se derrumbara—. Me cae bien mi cuñado, es medio estúpido, pero cada quien con esas cosas. En fin, en mi cuarto...

—Una película de terror se vivió ahí dentro —interrumpió Sonic cuando su hermano se dejó caer a su lado.

—Creo que en el tuyo era un velorio porque ni un "ja, ja" sale de ahí.

—Yo soy divertido —objetó—. Tengo más amigos que tú porque no espanto a nadie diciéndole cómo se ve la entrepierna de mi pareja.

—Ni siquiera tienes pareja, Sonic, deja de hablar estupideces —pidió Scourge al sacar un cigarro—. Como decía, el interior de Miles es profundo...

—Ya. —El erizo detrás de Scourge le cubrió las orejas a Silver antes de que el ojiazul hablara de más. Sonic y Scourge se pusieron de acuerdo al mirarse para decir que el albino ni siquiera podía sentarse el día de ayer, pero no lograron voltear las cosas porque el profesor de Literatura ingresó al salón.

—Pero Silver, de que está destruido por dentro, lo está —murmuró al cobalto, quien se cubrió la boca para evitar reír, pero el profesor ya estaba viendo en su dirección.

—¿Qué es chistoso? —preguntó el docente. Sonic, aunque iba a decir el nombre de su hermano, se quedó en silencio el tener otro sentimiento de nostalgia que no podía explicar por razones que también desconocía—. Bueno, seguimos. En el siglo dieciocho...

—Chaos santo, ¿no pueden solo hablar de publicaciones de Facebook? Prefiero leer veinte palabras que cien mil de una novela —se quejó el erizo verde—. Y de hace tres siglos, maldición.

—¿Quieres callarte? No haré otro ensayo porque confundió tu voz con mi voz —pidió el cobalto—. ¿No le escribiste un poema a Miles? No sé cómo pudiste enamorarlo con esa basura, estaba horrible.

—Estas obras parten de un contexto más preciso, ¿alguien sabe cuál es? —consultó el profesor.

—Mi polla en la boca de Miles, ese es el contexto —murmuró Scourge recostado en su mesa, Sonic comenzó a rezar mentalmente para evitar reírse.

—La revolución de Mobius —respondió Sally desde la segunda fila.

—Sí. Si bien pudo inspirar obras con un sentido bélico, también lo hizo con una orientación romántica, sea ficticio o un hecho real. Por ejemplo, esto fue algo que realmente pasó. —El adulto proyectó unas imágenes después de pegar un papelote en la pared—. Durante la revolución de Mobius hubo un caso muy difundido que involucra a estos dos jóvenes. ¿Ya vieron este tema en Historia? —Tras la negativa de la mayor parte de los estudiantes—. Para comenzar, leeremos lo que pasó con ellos, ¿está bien?

A Sonic le pesó tener que sacar su libro para buscar una hoja entre tantas, pero definitivamente el ánimo regresó cuando vio con incredulidad cómo su mellizo sacaba una hoja a la vez de su mochila. Tener las cosas ordenadas nunca se había sentido tan bien.

—Página doscientos ochenta y siete —indicó. Había un cuadro que también estaba en el pizarrón, una pintura en blanco y negro por ser una fotocopia, pero la imagen era clara como si estuviera a todo color tal como estaba frente a todos. En el libro aparecía un caballo ir a galope, pero sobre él estaba quien probablemente era su jinete sosteniendo a un zorro mientras una multitud detrás los perseguía—. Aquí alguien se llama Sonic, ¿verdad?

Scourge rompió en una risotada cuando el profesor le preguntó a su hermano menor si ya había oído la historia de su nombre, pero no apagó el espíritu entusiasta del educador.

—Esta obra se llama El rescate —explicó—. Pero muchos consideran que no es una versión verídica, lo que pasa es que el autor no fue un espectador de este evento, sino que escuchó la historia de otra parte y la plasmó en el lienzo. En su versión, Sonic y Tails, que era un Prower del que seguro escucharán más adelante, escaparon en caballo. Hay muchas versiones de esto, pero el que marcan los historiadores es uno diferente, por ejemplo, la razón por la que en muchas pinturas y poesías mencionan al equino es porque el príncipe Sonic, era un príncipe —repitió en dirección al erizo—, llegó a salvar a Tails con un caballo, pero no se fueron en él.

—¿De dónde lo salvó? —preguntaron desde el frente.

—De la guillotina —respondió el docente al apuntar el fondo de otra pintura—. Aquí están, algunos apuntes de la época dicen que fue utópico, pero que el príncipe resucitó prácticamente de los muertos. Yo les voy a explicar solo este rescate porque, sino, nos enredamos. El punto es que Tails Prower iba a ser ejecutado y llegó el príncipe Hedgehog a salvarlo. Llegó en un caballo, subió al cadalso y... —extendió mientras cambiaba la diapositiva a otra obra de arte donde la imagen de lo que ocurrió era más clara —. Se besaron. En la historia, ellos bajan a pie, esta distracción sirvió para que la reina escapara, pero continuaré solo con ellos. Ya, entonces escapan a pie y, según dicen, el príncipe fue herido. Lo sorprendente es que nunca encontraron sus cuerpos, no saben si murieron, supuestamente quemaron la casa donde se escondieron, pero no se sabe nada de su vida después del rescate.

El docente cambió de diapositiva y señaló una que lo emocionó, porque tan expresivo como era por su carrera, señaló la pintura como si la hubiera querido encontrar desde el comienzo.

—Esta es la obra de Miles Prower. —El profesor dio una vuelta hacia el otro lado para que se viera mejor y continuó—. Aunque había escapado antes de la cárcel, regresó cuando supo que ejecutarían a su hermano poco antes de que una carroza lo ayudara a salir de Mobius, él volvió hasta llegar a la plaza donde decapitarían a Tails y fue testigo del rescate. Hasta ahora es la evidencia más directa, pero no es la única que describe como las cosas pasaron realmente.

—Miles es un artista, por eso sabe cómo correrse —presumió Scourge al lado del erizo—. Y yo dibujo en su cara con materia prima, la pintura blanca y espesa es lo mejor...

Sonic giró en su dirección para pedirle que guardara silencio, pero se detuvo abruptamente al ver a un zorro caminar fuera del salón, aunque solo lo pudo observar por unos segundos al pasar por la puerta. El profesor giró en su dirección cuando se puso de pie sin quitar su vista de la entrada, pero al volver en sí tomó asiento. Cuando el vulpino volvió a cruzar, Sonic abandonó su asiento otra vez y el profesor se quedó de pie mirándolo ser dramático.

—¿Algo que quiera decir?

—No, no es nada.

—Una vez me levanté así, pero era porque se me levantó otra cosa —le contó Scourge—. Vi una fotografía de Miles en clase, no debí hacerlo.

El cobalto no dejó de ver la puerta durante las siguientes tres clases, no salió durante el receso porque tenía alguna espina que le decía que podía ser mala idea, pero tampoco miró hacia la ventana aunque podía ser más seguro.

La salida iba a ser incómoda porque Amy estaba en una clase baile y Knuckles iba a acompañarla a su casa, pero Sonic debía esperar a que Scourge dejara de hacerlo con Miles en donde sea para poder ir a su hogar. La única ventaja sería si desfogaban desde el colegio, ya que eso garantizaba una noche de paz y dulces sueños para Sonic.

El erizo sacó el libro que tenía la pintura de alguien llamado como él y un tal Tails, le había resultado curioso que una época de revoluciones haya tenido aunque sea un día para que dos personas se escaparan a hacer su vida a otro lugar. Solo esperaba que les haya ido bien, es decir, era de más de doscientos años atrás, pero sería triste haberse esforzado tanto para nada.

Sonic suspiró al mirar hacia el cielo azul por la hora, pero la sonrisa que estaba esbozando se borró de un solo golpe.

El cobalto abrió los ojos con lentitud, sensibles a la luz por la pelota de tenis que lo golpeó en la cabeza, pero al sacudirse para regresar en todos sus sentidos, un par de ojos azules se asomó por encima de él con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó el menor—. Lo siento, lo siento, no soy muy bueno con esto.

—Eres lindo...

Sonic seguía atontado en el suelo, por lo que el vulpino no le tomó importancia y se puso de pie para darle una mano.

—En verdad, lo lamento —repitió cuando el erizo tomó asiento en el pasto verde que amortiguó su caída, el zorro notó el libro al lado de él y lo tomó, solo que Sonic también lo hizo y retiró su guante cuando rozaron—. Yo también vi esto hoy —comentó.

—Sí... Solo estoy esperando a mi hermano, después puedes jugar tranquilo —aclaró el cobalto para no molestarlo.

—No, solo estaba intentando... ¿Has escuchado del juego de palma? —preguntó con curiosidad, Sonic negó con la cabeza—. Es divertido, mi familia dice que hace muchos años siempre lo mantuvieron como una costumbre, pero Miles dice que su versión actual sería el tenis, es más comercial o conocido —explicó culminando en una sonrisa adorable, Sonic sintió que se iba a desmayar de nuevo, y no por una lesión.

—¿Con quién estás jugando?

—Esa es... la otra cuestión. —El menor lo pensó mientras miraba la pelota blanca y se rindió al meditar que no valía la pena mentir—. Con nadie, Miles se junta mucho con su novio y casi no hablamos sobre esto.

—¿Miles?

—Sí, Miles, ¿lo conoces? Es Miles Prower, su novio se llama Scuar, algo así.

—Scourge es mi hermano.

—¿En serio? —El ambarino dejó su raqueta a un lado y se acomodó frente a él para escucharlo—. Nunca he oído de ti.

—Ni yo de ti.

—¿Seguro que eres su hermano? ¿No me mentirías?

—Jamás, no podemos iniciar una relación así. —Sonic vio el rubor en las mejillas del zorro y titubeó para corregir lo que dijo, pero finalmente se rindió y Tails colocó sus colas sobre él para calmarlo, aunque solo aceleró su corazón—. ¿Y... tienes pareja?

—Nadie pregunta eso —replicó para no decir que no, pero obvio que esa era la respuesta—. Creo que mis padres no me dejarían, son un poco más estrictos conmigo...

—Hablaría con tus padres.

—Ni siquiera sé tu nombre —rio el menor cuando Sonic ya se estaba emocionando por conocer a sus suegros sin tener un compañero.

—¿Cuál es tu nombre?

—Tails Prower —respondió—. ¿Cuál es tu nombre?

—Sonic the hedgehog.

—Como en la Historia —se percató el zorro al dirigir su mirada al libro abierto de Sonic—. ¿Te gusta bailar?

—Nugget.

—¿Qué? —Tails inclinó la cabeza confundido, Sonic se avergonzó de haber actuado así frente a él.

—Me gusta el estilo libre, sé hacer molinos de viento —alardeó, Tails rio bajo su mano y se acercó un poco más hacia él, tal vez producto del frío de la tarde, aunque ni siquiera lo estaba sintiendo.

—¿Es normal que haga tanto calor? —cuestionó al abanicarse con una mano—. A mí me gustan las salsas y el pescado. Miles dice que sus suegros harán una cena para que Scuar lo presente, le pedí que me trajera un poco de la comida.

—Sus suegros podrían ser los tuyos –aseguró, pero carraspeó para no parecer desesperado—. ¿Te gustaría ir? Sería como vigilar a tu hermano, yo cuidaré al mío. En mi cuarto hay una computadora...

—Me gustaría, Sonic –aceptó.

—No voy a dormir... ¿Qué es eso?

—¿Qué? —Tails siguió su mirada hasta el bolso cruzado que el menor tenía y sacó el objeto que sobresalía de él—. Es el espejo de mi madre, se llama Rosemary, mi papá se lo regaló por su aniversario, fue hecho en mil setecientos setenta y seis y es una reliquia familiar, pero me lo prestó.

—¿Puedo verlo?

—Claro. —Tails se acercó a Sonic mientras el cobalto lo usaba como si fuera una cámara para fotografiarlos a ambos, el zorro se apoyó en el ojiverde repente y el espejo mostró a los encajando para el otro—. Te veías adorable haciendo eso.

—Tú eres adorable.

Tails sintió el pequeño impulso de inclinarse, tanto como el erizo sintió que agacharse para alcanzar su rostro era inevitable, de no ser porque Scourge lo jaló del brazo y Miles jaló a su hermano hacia el lado opuesto y rompieron el momento que se estaba formando.

—Despierta —pidió el erizo verde—. ¿Qué? ¿Me fui un rato y casi te chapas al hermano? Un poco más y cogen.

—No estábamos... —Sonic miró a Tails sin poder reaccionar y sonrió para que encontraran la situación divertida.

—Yo iré a la cena también —anunció el vulpino menor a su mellizo, quien exageró su expresión disgustada por no poder creer lo que decía—. Pero no te voy a molestar, voy a estar con Sonic.

Scourge tomó a Miles por la cintura mientras se dirigían a casa, Sonic y Tails parecían la cola, pero siguieron hablando entre murmullos y risas, hasta que el cobalto señaló otro pasaje y tomó la mano de Tails para escapar de la vigilancia de sus hermanos mayores. El vulpino dejó que lo guiara felizmente, se sentía a gusto a su lado y el sentimiento que tuvo esa mañana se opacó con el de otro completamente diferente. Sonic, de igual manera, olvidó por qué el presentimiento negativo si conocer a Tails fue lo mejor, Tails se veía increíble por donde se viera y las emociones que proyectaba en él eran intensas e inocentes, un cariño dulce que no dependía del contacto físico para manifestarse.

Amadeus abrió la puerta al ver a su hijo llegar antes que el zorro de mechón negro, pero desde que supo que salía con Scourge, no se sorprendía. Salió hasta la acera para recibirlo, aunque cuando los menores se dieron cuenta de su presencia, la diversión escapó de sus rostros y se separaron un poco para no parecer tan unidos pese al poco tiempo que se conocían. El mayor acarició el flequillo de su hijo cuando pasó por su costado, dándole un corto adiós al erizo para que su padre no se enojara con él, aunque Amadeus no podía estar más que complacido.

—Gracias por traerlo de regreso, Sonic —dijo, Sonic miró detrás de él y luego volvió su vista al zorro alto.

—El colegio tampoco está muy lejos.

Amadeus no se refería a eso, pero estuvo bien. Después de todo, fue él quien al darse cuenta de que Sonic no viviría, usó otro espejo para traerlo de regreso. Cuando el erizo atravesó el portal, solo dejó que la Historia se acomodara hasta que tuviera a su hijo una vez más y a su esposa a su lado. Además, Robotnik logró cumplir con su palabra aunque con más de dos siglos de diferencia: salvó a los Prower.

Amadeus ingresó a su casa después de despedirse también, al dirigirse a la cocina, escuchó la puerta de la residencia abrirse. Por las cortinas logró ver a Tails sacando un pequeño papel con su número para que pudieran mantenerse en continua comunicación. Sonic sacó un lapicero después de que sus cosas cayeron al suelo tratando de ubicar una cartuchera y apuntó sus datos en un pedazo de algún libro por el que lo reprocharía más adelante. Su dirección, número, color favorito y siete redes sociales fueron vitales.

—¿Te podría hacer una videollamada? —preguntó Sonic antes de alejarse—. Me gusta mirarme en el espejo, pero preferiría usar mi tiempo para algo más importante.

Tails le dio un beso en la mejilla tras dar su permiso, aunque en algún momento estuvo por llorar sin encontrar el motivo, algo en los ojos esmeralda del erizo conmovió su corazón y humedeció sus ojos azules sin pensarlo. Sonic se sorprendió, el nudo en su garganta y un pequeño recuerdo le dijeron que no era la primera vez que lo veía de esa manera, y Tails no sabía si sería correcto por una mano en el hombro del mayor.

—No puedo verte así –susurró el erizo.

—¿Así? —Las colas de Tails se agitaron por la pena de ser visto vulnerable—. ¿Por qué?

—Porque si lloras, me sentiré peor.

Tails sonrió hacia Sonic por un momento y limpió la traviesa lágrima que recorrió su mejilla, aunque Sonic había levantado una mano para hacerlo y permanecieron en esa posición hasta que el ojiverde hizo un comentario sobre lo mal que dormía cuando Scourge y su hermano harían ruido del otro lado.

Amadeus los visualizó por unos segundos como se veían durante su escape de la revolución de Mobius pensando que su amor juvenil y cortés tendría fin, pero ya no quería recordar el pasado que olvidaría al pasar ese día, tenía un presente y un futuro que atesoraría ahora que lo tenía de vuelta.

Con ello en mente, sacó de su bolsillo la página 287 y dejó que se desvaneciera en el aire, porque desde ese 1793, se escribiría una historia muy diferente para Sonic y Tails. Solo podía pedir que no sumaran otros veinte nietos a los veinte nietos que la Historia ya les había dejado. 

Tails se despidió de quien antes y una vez más sería su príncipe azul. Sonic suspiró con ternura y pensó que tal vez debería invitarlo a cenar después de cenar al día siguiente, y cenar, y cenar, sin saber que esas visitas profundizarían el desarrollo de su relación.

¿Y la guillotina? Pues ya hace mucho que había sido destruida.





Fin





✧✧✧

Buenas nocheeees, espero que se encuentren muy bien y hayan tenido un buen día. Capítulo final de Página 287.

Dios.

Aaaah, esta obra la tuve en mente por un tiempo, pero me gustaba porque tocaba temas como la Revolución francesa y, respecto a ella, en el anexo publicaré las referencias y todo lo que estaba viendo en la obra. Salió bastante larga, yo pensé que tendría menos de seis mil palabras, parecía capítulo único. Salieron 9294. 

Cuando culmino una obra un poco larga, me es medio doloroso ponerle un fin, pero las obras tienen que tenerlo y ahí está. Me emocioné (<3).

Recuerdo que, cuando se me ocurrió, solo tenía planeado el final y el comienzo, el desarrollo me guiaba de un audio que grabé hace tiempo donde me explicaba todo y me sorprendí teniendo que escucharlo para escribir paso a paso, ya que a veces me desviaba y probablemente no habría terminado (xd).

Si tienen cualquier pregunta, me la pueden dejar y la trataré de responder en el anexo que estaré haciendo durante la madrugada, así que responderé las que sean dejadas hasta ese momento (;,). 

Espero que les haya gustado, el capítulo único Zonails será subido el domingo, me parece, y el 27 me despido de la plataforma. Esta mañana se escogieron los horarios de la carrera y fue guau. 

Muchas gracias por todo, cuídense bastante, hasta pronto.

=)

- KatheDoll.

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