Veinte
— Los dejaremos solos para que hablen.— dijo TaeHyung intentando no incomodar a los chicos.
— Y deben hablar porque huir y besarse no soluciona nada.— aconsejo YoonGi siendo arrastrado por su pareja para que entrara a la habitación.
— ¿Quieres pasar? — pregunto YeonJun avergonzado. No podía creer que él hubiera tomado la iniciativa y haber besado a SooBin, que prácticamente ahora era un tomate. Su cara estaba del mismo color que su cabello.
El pelirrojo entró algo inseguro y se sentó en el sofá con el más alto a su lado. El ambiente se sentía incómodo, ya que ninguno de los dos sabía que decir, YeonJun repasa en su cabeza algo para decir, pero nada salía de su boca.
— Me gustas.— soltó de repente. El pecoso lo miro sorprendido sin poder creer las palabras que habían salido de su boca.
— ¿Qué dijiste? — pregunto.
— Que me gustas. Y no lo voy a repetir otra vez, así que escucha bien; me gustas.— hablo convencido por primera vez sobre sus sentimientos. En realidad su corazón ya tenía certeza, pero era su cerebro que aún se negaba a creer.
— También me gustas.— respondió, bajando la mirada, mirando sus manos que temblaban por la vergüenza.— ¿Qué se supone que haremos ahora?
— No sé. En realidad nunca pensé en eso, porque no pensé que llegaría tan lejos.— respondió sincero sintiendo la risa del otro.
— Yo tampoco, pensé que iba a vivir por siempre con un amor unilateral.— suspiró.
— Quiero ser sincero contigo, yo nunca he vivido algo como esto y no sé si seré un buen novio.— murmuró.— No soy bueno diciendo cosas lindas, no soy bueno con los abrazos, no soy bueno con mis sentimientos y no estoy seguro hasta qué momento podrás soportar eso.
— No me importa, en serio, YeonJun. Yo puedo ser cariñoso por los dos.— hablo rápidamente.
— No, eso no es justo para ti.— suspiró dejando caer su cabeza hacia atrás.
— ¿Entonces no seremos nada...? — preguntó SooBin haciendo un puchero que derritió su corazón.
Le sonrío.— Haremos un trato, si estás de acuerdo. Mis papás dijeron que fuéramos lento y quiero pensar que eso es lo mejor, podemos acercarnos de a poco.— propuso. El otro asintió efusivamente sonriendo.
— ¿Me vas a dejar abrazarte? — preguntó emocionado. YeonJun asintió, debía empezar a derribar las barreras si quería mantener al pelirrojo a su lado.— ¿Y besarte?
Lo miro preguntándose si era una broma, pero claramente no lo era.— Lo pensaré.
— ¡Al menos en la mejilla! Yo soy como mi gato, siempre necesito mimos.— se quejó cruzándose de brazos.
— ¡Tu gato gordo no le gusta que lo toques! Cuando lo tomas en brazos siempre sale huyendo.— se burló.
— ¡Eso no es verdad! Y deja de decirle gato gordo que ahora prácticamente es tu hijo.— frunció su boca en desaprobación a las palabras del pelinegro.
— Deja de hablar tonterías, ese gato gordo no puede ser mi hijo.— se quejó. Apoyo una mano cerca de la pierna de SooBin y se inclinó besando rápidamente su mejilla, dejándolo sorprendido.— Y ahí tienes tu beso para que dejes de estar molestando.
El pelirrojo se acercó e hizo lo mismo con él, dejando un tierno beso sobre su mejilla.— ¿Ves? Ya estamos progresando, a este paso vamos a terminar casados.
— ¡SooBin! Deja de decir tonterías.— le reprendió.
— Ahora quiero un abrazo.— pidió.
YeonJun rodó los ojos, era lo más evidente de la frase, le dan la mano y se toma el codo.— ¿Qué parte de vamos de a poco no entendiste?
— Tú me robaste un beso y yo no me queje.— lo acusó.
— No, porque te gustó.— se burló.
El pelirrojo lo miro enojado. Sin decir, una palabra se acercó y se acomodó sobre su pecho abrazándolo fuertemente para que no pudiera escapar.— Como yo soy la garrapata de esta relación tendrás que acostumbrarte a que sea intenso.— le advirtió. YeonJun lo rodeo con sus brazos algo inseguro, pero al final termino por hacerlo.
Simplemente, asintió a las palabras del pecoso. No le importaba, porque aunque lo negara, la presencia de SooBin ya no era incómoda, era reconfortante, su cuerpo era cálido e incluso ya le gustaba su aroma a bebé. Estaba dispuesto a luchar contra sus pensamientos para darle el trato que merecía su pequeño pelirrojo.
YeonJun había encontrado otros brazos en dónde se sentía como en su hogar.
「. . .」
En el colegio SooBin no lo besó, no lo abrazo y tampoco hablo del tema, en realidad parecía como si nada hubiera pasado entre ellos. Y aunque no hubiera dicho nada, eso lo extrañaba y le preocupaba. Estaban caminando hacia el patio donde solían sentarse a conversar mientras SooBin hablaba como siempre.
— ¿Me acompañarás al veterinario con Tadeo? — pregunto bebiendo de un jugo que había convencido a YeonJun para que se lo comprará.
— Debo avisarle a mis padres, pero seguro que sí.— respondió.— Apuesto que el veterinario va a regañarte por no cumplir la dieta de Tadeo.
— Solo fue un poquito.— susurro mintiendo. YeonJun le tomo el mentón para que esté lo mirara.
— SooBin, si Tadeo sigue comiendo así podría morir y lo sabes. Si quieres que el gato gordo este mucho más tiempo con nosotros, va a tener que dejar de ser un gato gordo, o al menos bajar un poco de peso.— le dijo sincero. Él sabía que SooBin pensaba en eso, pero cada vez que el gato maullaba él corría por alimentarlo.
—Ya sé. Te prometo que desde ahora de verdad que cumpliré con todo lo que me diga el veterinario.— prometió sonriendo.
Sintió un impulso y ahora sin contenerse dejo un rápido beso sobre la mejilla del pelirrojo sorprendiéndolo.
— YeonJun y SooBin los maricas de la escuela.— escucharon unas risas que provenían de sus espaldas. Se giraron encontrándose con los mismos idiotas que habían tenido el problema anterior.
— Dicen que los homofóbicos suelen ser gays de closets.— contraatacó SooBin.
— ¿Qué dijiste, gay de mierda?.— pregunto el que había iniciado con las burlas acercándose, pero no pudo hacerlo mucho, ya que el pelinegro lo empujó fuertemente dejándolo unos metros más lejos.
— No tengo tiempo para pelear con ustedes, menos ganas, así que aléjense de él.— dicho esto tomo la mano del pelirrojo retirándose del lugar.
— YeonJun fu panda.— se burló el pecoso feliz de tomar su mano.
— ¿Por qué hoy estás actuando extraño?.— pregunto sin poder contenerse.— No estás siendo el insistente SooBin que busca mimos.
— Pensé que no querías que fuera así en el colegio, ya sabes por esos idiotas.— murmuró.
— Me importa una mierda, esos tontos.— le dijo sincero.
— Entonces dame mimos porque los necesito.— pidió.
— Ahora ya no quiero.
— ¿Cuándo es que quieres? — pregunto burlándose. YeonJun lo miro mal y tiro de él para abrazarlo sin importarle las miradas de los demás alumnos.— Mi YeonJun fu panda.— susurro contra su pecho.
— Mi bolita de colores.— respondió.
Después de sus clases acordó acompañarlo al veterinario con el gato gordo, así que ahí se encontraba con el minino sobre sus piernas sin importarle a su alrededor con sonidos de ladridos y un sin fin de ruidos de animales y personas.
Odiaba a las personas y los ruidos fuertes. Odiaba las aglomeraciones.— ¿Cuándo falta? — se quejó.
— No sé. Ya me dio hambre.— se quejó también SooBin apoyando su cabeza sobre el hombro de YeonJun. Unas chicas se sentaron a su lado, parecían de su edad, pero no lo podía asegurar, tenían un perro que no dejaba de moverse sobre sus brazos.
El perro intentó olfatear a Tadeo, pero a este no le gusto para nada, así que le soltó un manotazo, logrando rasguñar al animal.— ¡Controla tu animal! — se quejó la chica poniéndose de pie.
— ¡Pero si tu perro se le acercó a mi gato! — le reclamo SooBin tomando a Tadeo en sus brazos para calmarlo mientras se ponía de pie. El pelinegro igual lo hizo dispuesto a intervenir cuando fuera necesario.
— ¡Tu gato horrible rasguño a mi bebé! — le grito.
— ¡A mi gato no le dices horrible! Además, tu perro fue el que empezó.— Le grito de vuelta buscando con la mirada a YeonJun mientras hacía un puchero. SooBin odiaba que personas desconocidas tratarán mal a su gato, solo a él le toleraba cierto bullying al animal, pero el pelinegro también había disminuido sus burlas sabiendo lo sensible que era su bolita con su gato.
— Deja de gritar, si hubieras controlado a tu perro, nuestro gato no le hubiera hecho nada.— le dijo a la enojada chica. Paso su mano por la cintura del pelirrojo para calmarlo.
— ¡Controlen ustedes a su gato feo y gordo!.— grito nuevamente. YeonJun suspiró cansado por los gritos de la chica, pensó deberían ponerle un bozal.
— ¡Fea tu cara! — dijo SooBin enojado y al borde el llanto. YeonJun sabía que el pelirrojo podía lanzarle cualquier cosa a la chica o ponerse a llorar en cualquier momento y la última no le gustaba para nada, así que decidió intervenir.
— Para de gritar. Además, tu perro no está herido a muerte para que exageres tanto. Nuestro gato es bonito y pachoncito, así que deja de insultarlo.— le gruño a la chica cansado de su actitud.— Ven, bolita.
Lo guío para alejarlo de la chica y que logra calmarse.— ¡La odio! ¿Cómo se atreve a insultar a mi preciosísimo bebé? — se quejó bajito.
YeonJun lo abrazó.— Cálmate, SooBin. Es una chica tonta porque tu Tadeo solo necesita una buena dieta y será el gato sensación.
— ¡No te burles!.— se quejó escondiendo su cara en el cuello del más alto.— Además tú dijiste que era nuestro, así que también te incluye.
YeonJun rio por lo infantil que se estaba comportando el pelirrojo, pero no le importaba porque así y todo le encantaba cada centímetro de él.— Está bien, nuestro gato pachoncito.
— Me gusta más pachoncito porque siento que es menos insultante.— dijo.— Y también me gusta que me digas bolita, cualquiera de los dos provoca en mí mucha emoción y unas cosas raras en mi estómago.
— Abejas.— susurro rápidamente.
— ¿No se supone que son mariposas? — pregunto confundido.
— A mi papá le gusta decir que son abejas y yo siento que es más adecuado.— respondió simplemente.
— Está bien, me gusta también. Mis abejas siempre se ponen locas cuando estoy contigo.— dijo sincero.
— Las mías también, bolita.
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