Diecisiete

Despertó porque el cuerpo a su lado se removió intentando ponerse de pie, pero el se lo impidió abrazándolo aún más fuerte.

— Necesito ir al baño. — se quejó el pelinegro.— YoonGi, me voy a orinar en la cama.

Con disgusto lo dejo escapar, TaeHyung salió corriendo hacia el baño, abrió los ojos justo a tiempo para verlo desaparecer desnudo. Se quedó mirando el techo unos minutos recordando todo lo que había sucedido la noche anterior, había sido simplemente increíble, lo calificaría como la segunda mejor noche de su vida. La primera fue su cena de graduación.

Cerro sus ojos sonriendo, sintió el agua de la ducha sonar y se relajo tanto que volvió a dormirse hasta que sintió como su novio le lanzaba un cojín — Despierta, tenemos que ir a ver a los niños.

Obvio no olvidaba a sus niños, al abrir los ojos se dio cuenta de que el menor ya estaba vestido.— Deberías haberme dejado ducharme contigo.

— Quizás en que hubiera terminado esa ducha.— murmuró en respuesta. Se puso de pie y camino hacia el para darle un pequeño beso en la boca, cosa que el pelinegro recibió gustoso.

— ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? — preguntó.

TaeHyung negó.— Estoy bien, pero necesito hablar contigo. Dúchate primero.

El rubio asintió por la seriedad en la voz del menor. Se ducho rápidamente relajando sus músculos y se vistió. Su novio estaba sentado en la cama jugando con sus manos, estaba nervioso lo pudo notar.

— ¿Qué pasa, mi amor? — pregunto sentándose a su lado, pasando sus manos por la cintura del otro para abrazarlo.

— YoonGi... no usamos condón.— le recordó. El ya había pensando en eso, se había regañado también por haber olvidado ese gran detalle.

— Lo sé.

— Tú sabes que... podría... yo podría.— no podía decir la palabra por lo nervioso que se encontraba.

— Embarazado, lo sé.— dio pequeños masajes en su espalda para relajarlo.

— ¡Y lo dices como si no importará! Nosotros ya tenemos tres bebés y no se cómo sería tener otro. Me gusta prestarle atención a los niños, un bebé necesita mucho tiempo.— se quejó escondiendo su cara en el cuello del rubio.

— Si podemos con tres, vamos a poder si son cuatro, estoy seguro. Pero no quiero que te preocupes por eso, no te voy a dejar solo pase lo que pase.— intento reconfortarlo.

— Quiero que compremos una pastilla del día después. — pidió.

— Está bien, como tú quieras.— beso su frente.

— No quiero que pienses que no quiero tener un bebé tuyo, por favor.— se escuchó triste. YoonGi sonrió acariciando su espalda.

— No pienso eso, mi amor. Tu decides todo, tienes el control y poder sobre tu cuerpo. Además yo ya tengo tres bebés que también son tuyos.

TaeHyung levantó la cara y le sonrió feliz, tomo su rostro entre sus manos para besarlo lentamente, disfrutando mutuamente de sus labios.— Gracias.— susurro contra sus labios.

— No tienes por qué.— le sonrió besando su nariz.— Yo también quiero hablar de algo contigo...

— Dime.

— Estaba pensando y creo que debemos adoptar oficialmente a los chicos.— la cara de TaeHyung se iluminó al escuchar esas palabras.— Estuve averiguando y somos la mejor opción para los tres. Me enferma pensar en que pueden quitárnoslos, así que quería que lo hiciéramos oficial para no sentir más ese miedo.

— ¡Sí, sí, sí! — dijo besando su cara por todos lados.— Hagámoslo como una sorpresa.— propuso y el rubio el sonrió en respuesta.

Sintieron unos toques en la puerta y caminaron hacia ella para abrirla. Al otro lado estaban sus tres bebés, vestidos y aseados.— ¡Hola!

BeomGyu se lanzó a sus brazos como si los hubiera visto en mucho tiempo, YoonGi le levanto en sus brazos. JungWon camino hacia TaeHyung y le levanto sus manitas para que lo tomara en brazos, el mayor lo hizo dejando besitos sobre su cara.— ¿Cómo durmieron?.

— Bien, ninguno despertó en toda la noche. Lo único que nos hizo levantarnos ahora fue la panza de BeomGyu.— informo YeonJun.

— Está barriguita es el mejor despertador del mundo.— se burló YoonGi haciéndole cosquillas.

— ¿Qué es esto?.— pregunto JungWon tocando el cuello de TaeHyung. Su rostro se volvió rojo al darse cuenta a lo que el pequeño se refería. Un maldito chupetón.

— Es algo que nunca dejare que alguien te haga.— respondió simplemente el rubio.— Ahora vamos por un buen desayuno que me muero de hambre.

— Yo quiero ir a una farmacia primero.— dijo TaeHyung bajando al niño de sus brazos.— Pidan el desayuno y yo los encuentro ahí.

YoonGi asintió no queriendo presionar al menor para acompañarlo.

「. . .」

Habían pasado un buen fin de semana, después del desayuno habían dado una vuelta en bote aunque YoonGi se había mareado con el movimiento del mar lo habían disfrutado mucho. Después de almorzar decidieron ir a la playa una última vez y volvieron a la ciudad, ya que al otro día los niños debían ir a clases al igual que TaeHyung y YoonGi al trabajo.

Al llegar al departamento JungWon y BeomGyu comenzaron a jugar en la habitación con unos rompecabezas que los chicos le habían regalado, mientras que YeonJun comenzaba con un nuevo dibujo a acuarela sentado en los sofás junto a su padre. YoonGi estaba dibujando unos planos y TaeHyung estaba empezando a realizar el trabajo que su jefe le había encargado.

El rubio desvío su vista de lo que hacía para mirar el dibujo de YeonJun, un sonrisa traviesa se colocó en su cara cuando se dio cuenta de lo que su hijo dibujaba.— Que bonito dibujo. Se parece mucho a cierta garrapata que yo conozco.— se burló. Obvio no dejaría pasar esa oportunidad para molestarlo.

— Deja de decirle así a SooBin.— lo regaño TaeHyung sin levantar la vista de su trabajo.

— Comienza a llamarlo yerno porque tú hijo está flechado por él.— YeonJun levantó la vista de su dibujo para mirarlo mal.— Además a la garrapata no le molesta que le diga así.

— Está loco, hasta creo que le gusta ese apodo.— dijo el joven con una mueca.

— Pero probablemente le va gustar más cuando lo llames mi amor.— se burló el rubio.

— ¡Mamá! — se quejó YeonJun esperando de que TaeHyung lo ayudará.

— Déjalo en paz, YoonGi.— le regaño el pelinegro.

— Quiero pedirles permiso para algo.— hablo YeonJun.

— ¿Para ser novio de SooBin? Cedo mi bendición.

— ¡Papá! Estoy hablando algo serio. Quiero pedirle ir a la casa de SooBin mañana después del colegio.— pidió mirando a TaeHyung para que YoonGi no siguiera con sus bromas.

— ¿Tienen algún trabajo?.— pregunto el mayor levantando la vista para ponerle atención.

— En realidad no. Pero SooBin pasa mucho tiempo solo y quiero hacerle compañía.— respondió bajando la mirada avergonzado.

— Puedes traerlo aquí, para que no estén solos.— propuso el rubio.

— Es que yo quiero conocer a sus padres.— suspiro. TaeHyung se puso de pie para sentarse al lado de YeonJun.

— ¿Qué pasa? Sabes que puedes confiar en nosotros.— le dijo abrazándolo.

— Es que ellos siempre lo dejan solo y yo quiero saber si son buenas personas.— respondió sincero apoyando su cabeza contra TaeHyung.

— ¿Quieres saber si los padres de SooBin son buenos con él? — pregunto YoonGi tomando la mano del adolescente para apoyarlo.

YeonJun asintió.— Está bien, tienes nuestro permiso, pero tienes que prometernos que cualquier cosa que pase nos llamaras.

— Y yo voy con mi arma.— agrego YoonGi.

— Lo prometo. Gracias.— les sonrió.

Cómo YeonJun había dicho a la salida del colegio ambos tomaron un taxi y se dirigieron a la casa de SooBin mientras este último no dejaba de hablar emocionado por su visita.

La casa del pelirrojo era grande, de color crema. Parecía vivir en un barrio tranquilo y no quedaba demasiado lejos de donde él vivía. YoonGi había dicho que iría por el a las ocho, ni un minuto más tarde.

Al entras SooBin lo tomo de la mano para arrastrarlo escaleras arriba.— ¡Tienes que conocer a Tadeo!

Al abrir una de las puertas que estaba en el segundo piso se dio cuenta que esa sin duda era la habitación del pecoso. Era celeste pastel, tenía varias plantas colgadas y su cama tenía era color damasco, todo olía a ese horrible perfume de bebé que SooBin amaba. En medio de la cama había un gato gordo, aunque gordo se le quedaba corto según el.

Era obeso, color anaranjado igual a su dueño, que ni siquiera se movió cuando los chicos entraron a la habitación. SooBin camino hacia él y lo tomo en sus brazos con algo de dificultad.— YeonJun este es Tadeo, Tadeo ese es YeonJun.— los presento. El gato soltó un maullido.

— Hola, gato gordo.— lo saludo el pelinegro.

— No es gordo, es esponjosito.— le reprochó el pelirrojo arrullando al animal.— Rellenito de amor.

— Rellenito de grasa. Se parece a Garfield.— el pecoso lo miro mal por su comentario y luego siguió acariciando al gato.

— Si vas a venir a mi para insultar a mi bebé, mejor te vas.— le dijo.

— Está bien, lo dejaré en paz. Pero deberías dejar de darle tanta comida, no creo que eso sea sano.— le recomendó, SooBin asintió sabiendo que era verdad.— ¿Tus padres a qué hora llegan? — pregunto cambiando el tema.

— No lo sé, todo depende de su turno, de si hay muchos pacientes u ocurre un inconveniente. Hay noches en las que no llegan.— respondió sincero. YeonJun camino y se sentó a su lado en la cama.

— ¿Y te quedas solo? — pregunto mirándolo directamente a los ojos.

— Si. Hay veces en que la vecina me visita, es una señora bastante amable y cocina muy bien.— le sonrió sin apartar la mirada.

— SooBin... ¿Tus padres te tratan bien?.— se atrevió a preguntar.

— YeonJun, ellos tienen mucho trabajo y hay veces que si quiero más atención pero los entiendo. Cuando pueden estar en la casa si me prestan un poco más de atención, pero nunca me han golpeado o algo por el estilo, si piensas eso.— respondió apartando la mirada.

— ¿Me estás diciendo la verdad? — insistió.

— ¿Por qué preguntas todo eso? — miro al gato en sus brazos mientras el pelinegro lo veía a la cara sin despegar su mirada, sin dejar de hacerlo.

— Te lo pregunto porque yo tenía padres que si me maltrataban, y a mis hermanos igual.— SooBin lo miro sorprendido.— Mis padres biológicos solían emborracharse muchas veces, nos dejaban mucho tiempo solos y cuando hacíamos algo que no les gustaba nos golpeaban. Mis hermanos nunca recibieron atención y yo los cuidé desde que nacieron.— trago saliva recordando todos los malos ratos que había vivido. Todos los golpes, todos los insultos, las noches en vela cuidando a sus hermanos, lo días que se morían de hambre, los días que desaparecían.

SooBin no aparto la mirada y le acarició la mejilla para reconfortarlo.

— Un día se fueron y no volvieron más. Tuve mucho miedo ese día, pero luego YoonGi y TaeHyung entraron a nuestras vidas. Es difícil hablar de estos temas, pero tienes que hacerlo, y si necesitas ayuda quiero que sepas que estoy contigo y quiero ayudarte.

— YeonJun...Yo nunca he recibido maltratos de su parte, pero si me siento solo. A veces me gustaría que se sentaran y me escucharán, me gustaría contarles lo que me gusta hacer. Me gustaría poder decirles cuando me siento mal y me gustaría que me abrazaran más.

— Deberías decirles. SooBin, se que es difícil pero no es bueno que te dejen tanto tiempo solo, si quieres yo te acompaño para que les hables.— lo apoyo.

SooBin sin dudarlo envolvió sus brazos alrededor de el para abrazarlo apoyando su rostro con el pecho de YeonJun. Se quedó helado como la primera vez en que el pelirrojo lo había abrazado, pero en contra de todo lo que su cabeza le decía abrazo al chico de vuelta dejándose rodear del olor empalagoso del chico.

Ya no lo podía negar. Había dejado que SooBin entrara a su vida y a su corazón.

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