04|Distorsión de la realidad.

Sus piernas pronto comenzaron a doler, su estómago se contraía causándole espasmos dolorosos y su vista se tornaba borrosa cada tanto, probablemente sus corneas estaban rojizas después de haber tallado con insistencia sus parpados con los puños. Estaba muriéndose de los nervios, y es que a pesar de haber pasado todo este tiempo preparándose mentalmente para este momento, nunca llegó a estar preparada del todo. El simple hecho de pensar que todo lo que había construido iba a derrumbarse frente a sus ojos era terrorífico para ella.

Sin embargo, lo merecía. Merecía ver como se quedaba completamente sola, al final no culparía a nadie si la dejaban de lado, simplemente es que desde un principio debió ser así.

Cuando Akira era sólo una niña, aprendió lo más básico de los jutsus de su clan, era pequeña y por lo tanto jamás llegó a especializarse en ningún ámbito propio de su familia. Aún si no aprendió lo suficiente, al menos aprendió algo, y dentro de esto se encontraba cierto jutsu que desarrollo con ayuda de Ryaku en los últimos años.

Genjitsu no yugami. (Distorsión de la realidad)

No era un jutsu poderoso y para ser el único jutsu de distorsión que pudo aprender era pésima en ello, pero naturalmente recibió ayuda de lo único verdadero que tenía en aquel entonces, Ryaku.

Un demonio con mal carácter y pésimo sentido del humor fue su fuente de apoyo y chakra para poder llegar a dominar la realidad, aunque fuera en menor escala de lo esperado.

Cuando la tierra dejó de sentirse bajo sus pies y se volvió suave como la arena, entonces Akira elevó la vista. El desierto abarcaba todo en el horizonte, los diminutos granos de arena se elevaban junto a la brisa caliente y brillaban con la luz del sol creando un efecto precioso en el paisaje.

Ahora era cuando se arrepentía de haber tomado el camino corto a Konoha, y es que primero debía pasar por Sunagakure, lo cual implicaba caminar por el desierto a altas temperaturas y verse llena de arena gasta las pestañas, era sumamente molesto tener que sentir la arena en la boca o en la camiseta. Rogaba al cielo por pasar el menor tiempo posible en el desierto, aunque sabía que sería un camino largo.

Maldijo en voz baja y retomo su camino, quizá debería pasar la noche en alguna posada dentro de la aldea. Siendo sincera consigo misma temía encontrarse con alguno de los tres hermanos, pero ¿Cuál sería la posibilidad? No había riesgo de encontrarse tan repentinamente.

El atardecer ya podía vislumbrarse en el horizonte, sin duda alguna ver un atardecer en medio del desierto era una de las cosas más hermosas que había podido presenciar, claro, eso después de los amaneceres en Konoha, esos sí eran preciosos sin lugar a dudas.

La noche era fría, pero afortunadamente Akira pudo encontrar una posada antes de medianoche, con las últimas monedas que le quedaban pago su estadía de una noche y se dispuso a dormir.

Pesadillas, jodidas pesadillas que no le dejaron ni una hora de sueño corrido. Despertó quizá más cansada de lo que ya estaba por caminar en el desierto. Si hubiese sabido que las pesadillas no la dejarían dormir, simplemente se hubiese quedado en alguna Duna hasta el amanecer, al menos así se hubiese ahorrado unas monedas.

Estaba cansada y de pésimo humor, pero cuando Temari apareció frente a ella lo último que pensaba era en el cansancio, estaba más despierta ahora.

— ¿Akira? — su ceño se frunció y su mirada mostraba más que asombro, enojo.

— Hey soy yo— dijo sin mucho ánimo, no tenía nada de que alegrarse.

— Sentí tu chakra cerca, pensé que estaba equivocada— lo decía como si de verdad esperara haber cometido un error— Desapareciste casi dos años ¿Dónde estabas? —

— Estuve por aquí y por allá, nada demasiado lejos—

— Eso no me dice nada— admitió— Sabes lo preocupados que estábamos, en Konoha nadie sabía nada de ti, pero al parecer solo tu padre estaba preocupado ¿Por qué? —

— Yo básicamente era una extraña para Konoha, supongo que fue por eso— hablaba calmadamente, pero rehuía a la mirada de la rubia.

— ¿Estas bien? —

Akira abrió la boca, pero la cerró casi al instante. ¿Estaba bien?

— ¿Estás en camino a Konoha? — Temari cambio de pregunta.

— Sí, quiero volver a ese lugar, quiero saber si tengo algo real—

— ¿A qué te refieres? —

— A lazos, quiero saber si tengo lazos reales con alguien— sonrió — Un conocido dijo que yo estaba atada a Konoha, la verdad es que no le creí—

Temari no sabía hacia donde se dirigía la conversación con certeza, pero simplemente seguía la corriente, por alguna razón sentía que si dejaba de hablar ella desaparecería de nuevo.

— Claro que tiene lazos reales— Temari lo pensó un poco— Esta tu padre ¿No? El parecía auténticamente preocupado cuando desapareciste, también esta Gaara, Kankuro y yo, todos estábamos preocupados—

Akira siguió sonriendo, a pesar de que sentía algo pesado hundiéndose dolorosamente en su pecho, ella simplemente siguió sonriendo, odiaba cuando se ponía a llorar de repente.

— Agradezco eso, pero no es real— aparto un mechón de cabello de su cara y esta vez miro a Temari a los ojos— Yo usé un jutsu prohibido en mí misma—






Esta va a ser la única oportunidad de resolver dudas, deposítenlas aquí y responderé.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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