•|Capítulo 4|•
El día siguiente Natsuki y Saori se levantaron en silencio.
No mencionaron nada, ni siquiera se preguntaron algo.
—¡Ah!, Que bueno que se despiertan, ¡Sao-chan!, ¡Na-chan!
Ambos varones se sorprendieron de ver a su madre feliz como siempre. Corriendo hacia ellos para darles una cálida bienvenida y alzarlos a ambos juntos.
—¡Mamiiiii!
Saori fue el primero en chillar, Abrazándose a los cabellos casi iguales a los suyos.
—¿Durmieron bien?, Recuerden que en la noche debemos de salir.
Natsuki iba a preguntar algo pero fue entonces que visualizo a su padre entrar a la habitación, Con su cara magullada en amargura.
—oh, ¿Acaso te desperté, Giyuu-San?
Tanjiro volteo a mirarlo, notando al azabache negar con la cabeza antes de sentarse en uno de los sillones de la sala y acariciar su frente.
—Es mí culpa, no debí haber tomado demasiado ayer.
El de cabellos burdeos solo negó apacible y observo a sus pequeños niños.
—Usteded vayan a jugar. Mami les dirá cuando deben de cambiarse.
Ya en la fiesta por la boda de su abuelo, Natsuki se encontraba tomando un refresco mientras observaba a Saori jugar con varios niños de un lado a otro. A él le hubiera gustado hacer lo mismo, sin embargo era demasiado penoso para ir y jugar con quienes no conoce en realidad.
—Esta fiesta es una porquería, nisiquiera se porque vine.
Fue entonces que el pequeño azabache visualizo llegar a su lado a una mujer algo mayor, de melena azabache, que decidió sentarse al par suyo mientras prendía un cigarro y fumaba. Natsuki no pudo evitar toser un poco, llamando la atención de esta mujer.
—Ahhh, Tu eres el bastardo de Giyuu.
Natsuki no dijo nada puesto que el si sabía quién era esa señora.
La madre de su padre.
—La última vez que te vi...Nisiquiera recuerdo — La mujer rió y soltó el humo de su boca— Me sorprende que tu padre haya querido que ustedes vinieran, debe ser porque El prostituto de tu madre le cae bien al inútil de mí ex marido.
El pequeño Natsuki solo apretó las telas de su ropa, incapaz de hacer algo más.
—Si, no me sorprende que se lo haya cogido. Si lo sabías, ¿Verdad?, Tu madre le abría las piernas a cualquiera que le diera un par de billetes.
La mujer de cabellos oscuros observo nuevamente al frente, observando a su hijo sonreír menamente con alguien que no era su Esposo.
—Por culpa de tu Madre mí pobre Giyuu tuvo que casarse.
Continuará
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