•|Capitulo 1|•
Cuando el cálido sol finalmente se atrevía a entrar a su habitación Las aves resonaron tan fuertes como si fueran ametralladoras. Ese era el pensamiento Que Natsuki solía tener cuando El sol se colaba por sus cortinas y el sonido de las aves se hacía más audible hasta el punto de hacerlo levantar de su cama. El joven pelinegro solamente bostezo cansado, rendido, y se preparó para ir a desayunar.
Observó de reojo la alarma en su mesita de luz y vislumbró con cierto recelo el horario. «5;50,Aún es temprano» Pensó automáticamente mientras tomaba rumbo hacia la puerta.
Al corroborar el horario luego de preparar su desayuno y el de su pequeño hermanito se dió cuenta Que había tardado menos de lo usual.
—Son las 6:15, No puedo despertar a esta hora a Saori.
A sus 8 años de edad es un niño bastante independiente, se ocupa de su pequeño hermanito de 3 años y también del quehacer del hogar, Por poco le faltaría...
—¡AHHHH!, ¡Más, Más, Giyuu!
El joven azabache solo tapo sus orejas con fuerza, Mordió el contorno de sus labios y sin esperarse a más termino corriendo hacia las escaleras para buscar a su hermanito.
Le dolió tener que despertar a su hermano de golpe y hacerlo salir de su cálida Cama para terminar ambos en el jardín trasero. El pequeño Saori ya no se preguntaba porque hacían eso, Solo se quedaba allí tomando la mano de su hermano mayor, observando de reojo como este tenía un ataque de ansiedad y se tapaba las orejas.
—Nii-san, Tengo hambre.
Natsuki pareció volver en si al escucharlo.
—P-perdon...Entremos.
Mientras los pequeños niños desayunan, no se ha escuchado ningún sonido extraño. Natsuki agradeció por esto mientras su hermanito intentaba no estornudar y es Que al parecer el rocío y la baja temperatura de la mañana le habían causado un pequeño mal.
—Ustedes dos.
Menciono una voz gruesa y fría. Saori sonrió al observar a su padre, totalmente desarreglado. Natsuki por su parte, se sintió incómodo al vislumbrar unos chupones en su cuello.
—¡Papi!
Aquel Alfa observó sin emoción alguna como el pequeño Omega corría a abrazarlo -Esperando ser alzado- y se aferraba a una de sus piernas. Tomioka Giyuu, solamente palmeo los cabellos del menor y lo alejo de su pierna.
—Ya— menciono seco— Necesito Que ambos vayan a su habitación un rato, No estoy de humor para soportarlos en lo que estoy acá.
Continuará
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