Capítulo 25: Ben

Creí que todo había terminado, pero estaba equivocada.

Un estruendo resonó desde la cocina, tan fuerte que hizo vibrar las ventanas. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero me obligué a no ceder ante el miedo. Si algo estaba en mi casa, tenía que enfrentarlo.

ㅡ¿Quién está ahí? ㅡdemandé con voz firme, aunque por dentro me sentía al borde del pánico.

La cocina estaba a oscuras, y el frío que había sentido antes regresó con más intensidad, como si algo lo trajera consigo. Di un paso al interior y, de repente, las luces se encendieron solas. El sobresalto me arrancó un grito, y retrocedí un paso mientras trataba de controlar la respiración.

Cuando mi vista se adaptó, lo vi allí, de pie junto al fregadero.

ㅡHunter... ㅡmurmuré con incredulidad, buscando su mirada en la penumbra. Mi voz temblaba al igual que mis manosㅡ Hunter, ¿qué haces aquí? Me asustaste... ¿por qué te fuiste?

No respondió de inmediato. En lugar de eso, bajó la cabeza, y por un instante me pareció que sus ojos desaparecían, dejando un vacío inquietante. No podía ser real. Parpadeé varias veces, pero seguía igual. Algo andaba terriblemente mal.

ㅡYo no soy Hunter... ㅡdijo finalmente, por supuesto aquella voz no era la suya. Era más profunda, rasposa, completamente extraña.ㅡ Llámame... Ben.

Mientras hablaba, su cuerpo empezó a desmoronarse. Primero su piel, luego su forma entera, hasta que quedó reducida a una masa negra, viscosa y retorcida que goteaba al suelo.

ㅡY tú... solo puedes amarme a mí.

Fue lo último que dijo antes de desaparecer completamente.

El miedo me empujó a reaccionar. Salí corriendo de la cocina sin mirar atrás, pero en mi prisa tropecé con algo en el camino. Caí al suelo de golpe, y antes de que pudiera levantarme, las luces de la sala también se apagaron.

El sonido de objetos cayendo y rompiéndose llenó el espacio, seguido de pasos que parecían rodearme.

ㅡVoy a formar parte de tus recuerdos ㅡsusurró la misma voz rasposa, como si estuviera justo detrás de mí. Miré alrededor, desesperada por encontrar a quien hablaba, pero solo habían sombras.

De pronto, algo me golpeó con fuerza, y luego vinieron más impactos en diferentes partes de mi cuerpo. Sentí ardor en la piel, seguido por un líquido tibio que descendía por mis brazos y piernas. Sangre.

ㅡFormaré parte de tu pasado, presente... y seré tu futuro ㅡcontinuó la voz, cada palabra estaba impregnada de una amenaza escalofriante. Algo invisible rozó mi mejilla, y la sensación fue como si me hubieran quemado con un hierro candente.

ㅡ¡Déjame en paz! ㅡgrité, moviéndome torpemente en el suelo mientras los golpes continuaban, acompañados del sonido de más cosas rompiéndose.

ㅡJamás te dejaré.

De repente, una fuerza invisible me arrastró, y mi visión se nubló. No sabía si estaba soñando o perdiendo el control, pero una escena se desplegó ante mis ojos, vívida y perturbadora.

Vi a una niña pequeña. Era yo. Jugaba en el jardín, reía, y parecía estar hablando sola, pero con una seriedad inquietante.

ㅡBen dice que solo tengo que confiar en él, pero lo que me dice me asusta...

Una mujer apareció a mi lado. Me abrazó con ternura, pero no podía distinguir su rostro; era como si estuviera borroso, irreconocible.

ㅡHija, tranquila. Ben es tu amigo imaginario, ¿no? ㅡdijo con suavidadㅡ. Y yo, como tu madre, debo supervisar con quién te juntas. He decidido que ya no quiero que sean amigos.

ㅡA Ben no le gusta eso... ㅡrespondí en el recuerdo, con una voz infantil que me heló al escucharlaㅡ. Me ha dicho que debo matarte, mamá.

El cuerpo de la mujer tembló ligeramente, pero su voz permaneció firme.

ㅡAbby, cariño, soy tu madre, y yo soy más fuerte que cualquiera. Dile a Ben que dejarás de ser su amiga, al menos hasta que seas lo suficientemente mayor para decidir.

ㅡBen pregunta qué es "lo suficientemente mayor".

ㅡPues... ¿diecisiete? ㅡrespondió tras una pausa breve, como intentando resolver un problema complicadoㅡ. Suena razonable. Entonces ya no deberías tener amigos imaginarios, cariño.

ㅡEntonces... creo que puedo hacerlo ㅡdije finalmente, como si aquel simple acuerdo sellara un pacto.

La visión desapareció tan rápido como había llegado, y la realidad volvió a golpearme con su peso. Sentí mi cuerpo aplastado por un cansancio abrumador, mi mente confusa y desorientada. No podía distinguir qué era verdad y qué no.

Sin embargo, mientras más repasaba esas imágenes, más parecía encajar todo, como si aquellos recuerdos, por perturbadores que fueran, hubieran estado enterrados dentro de mí todo este tiempo.

Quizás, después de todo, Ben nunca se había ido. Siempre había estado ahí.

━━━━━━━━━※━━━━━━━━━

ㅡEstá bien, ya está reaccionando.

Las voces sonaban distantes al principio, como si estuvieran bajo el agua. Parpadeé, intentando enfocar mi entorno mientras los murmullos continuaban.

ㅡLuce tan débil... ㅡuna mano cálida rozó mi mejilla, lo que bastó para despertarme completamente. Recordé los últimos acontecimientos y, asustada, abrí los ojos de golpe, incorporándome torpemente.

ㅡ¡Derek! ㅡexclamé, encontrándolo frente a mí. Estaba recostada en mi propia cama, cubierta solo con una camiseta demasiado grande y unos pantalones cortos. Mis brazos y muñecas estaban envueltos en vendajes de aspecto improvisado, aunque parecían cumplir su propósito.

ㅡTranquila, no te muevas tanto ㅡme pidió con calmaㅡ. Aún estás muy débil.

ㅡ¿Cómo llegué aquí? ㅡpregunté con la voz entrecortada. Fragmentos de recuerdos me golpearon como un rompecabezas imposible de armarㅡ. ¿Qué está pasando?

ㅡPrimero respira ㅡdijo Derek, inclinándose un poco hacia mí. Antes de que pudiera responder, Adam se hizo presente, entrando en mi campo de visión con un aire de urgencia. Se sentó al borde de la cama y tomó mi mano con cuidado, cubriéndola entre las suyas.

ㅡ¿Te sientes bien, amor? Digo, Abby... perdona ㅡsu tono nervioso contrastaba con la seriedad de su mirada.

ㅡOh... sí, estoy bien. Gracias ㅡrespondí, aunque dudaba de mis propias palabras.

Nuestras miradas se encontraron, y algo en la forma en que me observaba hizo que mi corazón latiera un poco más rápido. Llevaba días evitándolo por lo que me sentía un poco mal, él realmente había insistido mucho por mantener el contacto. Antes de que pudiera procesarlo, Derek carraspeó, rompiendo el momento.

ㅡAbby, necesitamos que nos cuentes qué pasó.

Hice mi mejor esfuerzo por explicar lo que recordaba, aunque las imágenes y sensaciones estaban enredadas en mi mente. Los chicos parecían satisfechos con mi relato, pero yo no lo estaba en absoluto. Había demasiados cabos sueltos.

ㅡ¿No van a decirme cómo llegaron aquí? ㅡpregunté finalmente, sintiendo la frustración crecerㅡ. ¿Qué pasó exactamente?

ㅡYo puedo responder a eso ㅡintervino Adamㅡ. Sabes que ayer hubo luna llena, ¿no? Bueno, técnicamente fue anoche... o tal vez antes. Con esto de que el tiempo está detenido es difícil saberlo.

¿Detenido el tiempo? Por supuesto que eso tenía algo que ver con Hunter, pero ¿por qué no estaba aquí?

ㅡVine a verte... no pude evitarlo. Estaba realmente preocupado y tú parecías estar evitándome. Derek me había pedido que te avisara que se habían ido a cazar vampiros o algo así... Ya pasó bastante de eso, sentía que  era algo que tenía que hablar directamente contigo, pero no pude hacerlo hasta ahora.

ㅡTe pedí una simple tarea y lo haz hecho terribleㅡdijo Derekㅡ, Abby después de esto, recuérdame pedirte tu número, por favor.

ㅡ¿Cazar vampiros? Pero... ¿Dónde has estado? ¿Y Hunter? ㅡaproveché para dirigir la conversación a lo que realmente me interesaba, aunque Adam me miró con una mezcla de reproche y desánimo.

ㅡEstabamos asegurándonos de que los cazadores de vampiros fueran cazadosㅡañadió Derek con cierto tono burlón.

ㅡPero fui a la cabaña y estaba completamente vacía, pensé que me habían abandonado...

ㅡ¿Abandonar? No! Más bien... queríamos darte tu espacioㅡrepitió Derekㅡ. Después de lo que pasó con la Vampira... Hunter tenía razón, te veías aterrada... parecía que necesitabas procesar muchas cosas.

Justo entonces, una voz familiar interrumpió la conversación, enviando un escalofrío por mi espalda. Hunter apareció en el marco de la puerta.

ㅡ¿Ya ha despertado? ㅡpreguntó con un tono preocupado, aunque su mirada tenía una intensidad que me dejó sin aliento.

ㅡOh, mira quién se preocupa ahora ㅡcomentó Adam con sarcasmo.

Hunter ni siquiera lo miró. Se acercó a mí, ignorando a los demás, y levantó una mano para rozar mi mejilla.

ㅡ¿Quién te hizo esto? ㅡpreguntó en un murmullo cargado de rabia.

Lo miré, incapaz de encontrar palabras. Tenerlo tan cerca me ponía nerviosa.

ㅡAl parecer nuestra chica está condenada a que la desgracia la persiga...ㅡintervino Derek con burlaㅡ. Primero conoce a un Vampiro amargado que le tiene ganas, luego se entera de que su novio es un perro, y más tarde conoce a un candente híbrido junto a su adorable secuas Vampiro y bueno, ahora esto.

Hunter lo ignoró por completo, manteniendo su atención en mí.ㅡDéjame ver tus heridas ㅡdijo con seriedad.

ㅡ¿Eh? ㅡSu petición sonó extraña, pero su rostro no reflejaba otra intención más que preocupación.

ㅡNo te pongas nerviosa. Solo quiero ayudar ㅡañadió, como si pudiera leer mi mente.

Antes de que pudiera responder, Adam soltó una carcajada.

ㅡTranquilo, "héroe", yo ya me encargué de eso.

Hunter apartó su mirada de mí y, con una sonrisa cínica, se dirigió a Adam.

—Eso explica la pésima calidad de los vendajes. Se nota lo torpe que eres con las manos.

Adam bufó, ofendido.

—Para que lo sepas, amigo, soy muy hábil con estas manos. Si no me crees, ¿por qué no le preguntas a Abby? Estoy seguro de que ella puede confirmarlo.

Lo miré con los ojos entrecerrados, demasiado consciente de lo que acababa de insinuar. Hunter tensó la mandíbula antes de escupir:

—No es necesario.

Sin previo aviso, me sujetó las muñecas y comenzó a quitarme los vendajes. El agarre era tan firme que dolía un poco.

—Hunter, en serio está bien así...

—No es adecuado, no servirá —su tono era autoritario, casi frío—. Estira los brazos y será más rápido.

Durante un segundo, consideré hacerle caso. Pero no. No iba a ceder tan fácilmente. Hunter lograba sacar lo peor de mí, y eso me enfurecía tanto como me alegraba verlo de nuevo, aunque jamás lo admitiría. Me dolía que no me hubiera explicado la situación, que solo se hubiera marchado y me hubiera dejado con tantas preguntas y tristeza,

—¿Por qué me miras así? —preguntó con el ceño fruncido.

Me mantuve en silencio. Estaba tan enojada y feliz por volver a verlo, no sabía cómo reaccionar.

—Abigail, respóndeme cuando te hago una pregunta —añadió, impaciente.

—Hey, Hunter, cálmate —intervino Derek, acercándose para suavizar la tensión.

—¿Cómo rayos esperas que me calme? ¡Acaba de tener un maldito accidente y ni siquiera me dirige la palabra! No la entiendo. Además, solo intento ser amable.

Adam rió desde su rincón, lo que provocó una reacción inmediata en Hunter.

—¿¡Y tú de qué demonios te ríes!?

Adam levantó las manos en señal de rendición, pero su sonrisa burlona seguía ahí.

Hunter gruñó, claramente irritado.

—Intento ser bueno una vez, y todo resulta mal.

—Vaya, qué rápido te rindes —se burló Derek.

Los tres discutían, pero yo apenas podía concentrarme en sus palabras. Mi paciencia había llegado al límite.

—¿Por qué no me avisaste que se marcharían? —mi voz sonó baja pero firme, logrando que los tres voltearan hacia mí al mismo tiempo.

Hunter suspiró, pero no mostró ni un rastro de remordimiento.

—Quizás lo olvidé.

Revolví los ojos.

—Intenta inventar una excusa mejor.

—Deberías agradecerme por mantenerte alejada de nosotros.

Me enderecé, mirándolo directamente a los ojos.

—No vuelvas a decidir por mí, Hunter.

Dicho esto, terminé la conversación y dirigí mi atención a Derek.

—¿Y Zac? ¿Dónde está?

Derek se encogió de hombros.

—Ah, no lo sé. Pensé que vendría con Hunter.

—Zac fue por sangre —avisó el Vampiro, con un tono casual.

—Iré con él. Espero podamos seguir hablando en otro momento, preciosa—dijo, dedicándome una sonrisa amable—, nos vemos.

—Está bien si ambos se marchan —sugirió Adam con calma—. Yo cuidaré bien de Abby.

—Por mí está bien —respondió Derek, aparentemente divertido.

—Por mí no. Me quedaré —rebatió Hunter.

Derek soltó una carcajada.

—Por supuesto... Bueno, nos veremos luego.

Cuando Derek desapareció por la puerta, el ambiente se tensó de inmediato. No me agradaba nada la idea de quedarme sola con Hunter y Adam en una habitación cerrada.

—Abigail —rompió Adam el silencio, pronunciando mi nombre con un tono inesperadamente suave—. ¿Tienes hambre?

Suspiré, intentando parecer más calmada.

—Bueno... sí, un poco.

—Oh, descuida. —Adam sonrió antes de volverse hacia Hunter—. Ve a prepararle algo.

Hunter levantó la mirada del suelo y fulminó a Adam con una expresión feroz.

—¿Qué, acaso crees que soy tu mayordomo, lobito?

—Tranquilo, fantasmita. Esta vez es por Abby. Cocínale algo simple, por favor. —Adam lo provocaba a propósito, claramente disfrutando de cada segundo.

Hunter bufó con irritación.

—No sé cocinar... —admitió con visible incomodidad—. No está en mis necesidades. Soy un vampiro, usa la lógica.

Adam rodó los ojos antes de levantarse de su asiento.

—Está bien, está bien. Yo lo haré. —Se detuvo en la puerta y me miró por encima del hombro—. ¿Qué quieres que te prepare Abby?

—Un sándwich con lo que sea que encuentres en la cocina estará bien... gracias.

Adam asintió y salió, dejándonos a solas.

—Oye, lo siento... —dijo Hunter de repente, tomándome por sorpresa—. No debí haberte hecho pensar que nos habíamos olvidado de ti. Fue una mala decisión de mi parte.

No podía creerlo. Hunter se estaba disculpando, y además estaba admitiendo su responsabilidad en la situación.

Mi mente vagaba hasta que él rompió el silencio otra vez.

—¿Qué haces? —preguntó, mirándome con incredulidad—. ¿Acaso eres masoquista?

Ah, claro... Me había pellizcado el brazo para comprobar que aquello no era un sueño.

El silencio que siguió fue insoportable. Ninguno dijo nada ni se atrevió a mirar al otro.

Adam regresó minutos después con la comida. Sonriendo, arrastró un sofá cerca de la cama y se sentó, ayudándome a acomodar.

—Eh, Hunter, ¿a dónde vas? —preguntó Adam, notando que el vampiro se ponía de pie.

—Solo estoy de mal tercio aquí —respondió con una risa amarga antes de salir de la habitación.

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