CAPÍTULO CUATRO [✓]
Recapitulación
La vida en Teneriferos no se tornó más interesante. En toda su historia siempre ha habido grandes batallas y conflictos. Mientras Abrahm es llevado a Sorus para imponerse como rey, guido se enamora de Amalia, la viuda de Tonatiuh, Y en medio de discusiones y alegó, en la ciudad se hace un acuerdo por la paz. Odal consigue tener el apoyo de sus amigos, en un plan tal vez muy arriesgado, donde se jugará la vida y la muerte entre todos... Olivia permanece encerrada y Elizabeth pareciera que recibe todo el daño, por eso descuida mucho a sus demás hijos y pareciera estar menos preparada cada día por si guido se llega a enterar. El episodio terminó ante la llegada de Guido a Irem, junto con Amalia.
Abrahm había partido a Feteran el día de ayer junto con Nester. Hoy por la mañana Augusto se levantó como el encargado temporal de Sorus, estaba neutral, haciendo sus deberes como corresponde sin ningún altercado o inconveniente, solo esperando el regreso de Abahm, Y alistando algunas cosas para el cambio de rey.
La vida en la ciudadela era buena, los alimentos son comprados a pueblos vecinos, desde vegetales hasta carne. Los pueblerinos llegan desde sus hogares lejanos a Sorus, los ciudadanos compran todo lo que traen, ningún Sorues se queda sin comida. Los habitantes de Sorus compran los alimentos con dinero que la realeza les da, pues aunque en Sorus no haya familias nobles, y todos se consideraban parte fundamental del reino de la ciudadela. El dinero que se ahorran manteniendo un ejército, la enorme cantidad que se le daría a una religión, la construcción de murallas y castillos, todo ese dinero ahorrado cada año se invirtió en una gran mina, la ciudad fabrica sus propias monedas, y cada cierto tiempo los resultados obtenidos se reparten entre cada ciudadano. Cada familia tiene la obligación de mandar alguien a trabajar en esta mina, sea un hijo o hija, madre o padre o los abuelos, si ningún integrante de la familia realiza este trabajo comunitario, entonces no recibirá parte de la repartición de monedas.
Sin embargo, no todas las personas del pueblo estaban dispuestas a seguir de mantenidos literalmente. Por sus trabajos a cada campesino se le pagaba excelente, y ya se estaba haciendo un rumor de que posiblemente Abrahm cambie eso, Y pague con miserias a los habitantes.
Intra Martel;un ciudadano de Sorus, él sabía que aunque vivía bien como pueblerino, esto estaba en juego con Abrahm, se tenía que ganar un lugar donde permanentemente estuviera bien económicamente, ante cualquier revelación de Abrahm.
Sabía que si incitaba una revelación contra Abrahm se ganaría el reconocimiento de la gente y su apoyo, entonces él ya podía llegar a un acuerdo con Abrahm, si llegaba ese acuerdo, él se aseguraría que oro fuera parte de ese trato, y claramente también alejaría por un puesto importante en la política.
Tendría que dar una proposición al pueblo, En el camino principal estaba obvio que no podía dar su discurso, pero tal vez tendría suerte probando entre callejones de la ciudad, los cuales sabía que los guardias no pisaban muy seguido.
Ya estando en uno de los tantos callejones, entonces ya tendría que empezar a reunir personas; su intención era crear una rebelión contra Abrahm, Y empezó a gritar; Usando palabras que sabía que atraerán gente, Uso el descaro de Augusto por aceptar a Abrahm como rey, usó la lujuria de Guido por llevarse a Amalia Y el odio a la religión que Abrahm traía consigo.
Dio su discurso bien impuesto y dirigido, con el que claramente se hacía ilusión al despoje de Abrahm y reemplazo por él mismo, pero sin que fuera una traición hacia Nester.
Estaban reunidos en el callejón más grande de la ciudadela, había una fila de viviendas muy larga, de dos pisos, a un costado una esquina de una cuadra de casas, de frente otra esquina. Intra estaba en mitad de las dos esquinas, y los ciudadanos estaban en la gran fila de casas. Estaban muy cerca de un local, donde venden pan, por eso había tanta gente en aquel grande callejón.
— Para cuando Abrahm está de vuelta, aquí lo esperaremos, le cogeré en medio de la plazoleta, para que Dios vea que le somos fieles.
Al término de la frase un habitante le cuestiono con una pregunta.
— ¿Qué piensa hacer con Nester? ¡Ese cargo que usted busca le pertenece a él!
— Yo no le quitaré el reino a Nester, debemos informarle que Sorus le es leal a él. Enviaremos a alguien a Feteran, le informaremos que yo, Intra Martel tomaré el cargo de rey, él podrá reinar Feteran y lograr arrebatárselos a Feroe, para después convertirlo en territorio Foroes, y así hacer crecer el reino —Anuncia Intra—, ¡Nester es muy fuerte! Él sabrá expandir Foros.
Todos el ese callejón le alabaron. Alrededor de sesenta personas lo escucharon, que nombraron seguirlo y alarmar a demás personas. Nadie escuchó algo, fuera de esas personas Y todos juraron guardar el secreto.
Intra Martel Sabía que decir un discurso ampliamente en contra de Augusto lo quitaría del camino, para posicionarse él como mano derecha de Nester, Y al parecer lo logró.
Abrahm y Nester, junto a José ya habían cabalgado un largo tiempo.
Estaban en la cena. La enorme luna se reflejaba en la violenta corriente del río Kaliziar. Habían a guardado ahí unas horas, pes El enorme río los detuvo, y como ya era de noche decidieron acampar ahí.
El río kaliziar era el río más grande del continente, se metia muchos kilómetros más al Oeste de sorus, una de sus raíces era la que abastecía de agua a Sorus, después al Este era donde desembocaba en el Océano, muy lejos, una de sus raices tambien pasaban por la ciudadela de Fordos, la capital de Feroe y donde actualmente vive el rey Grugar.
La enorme caminata de Sorus a kaliziar los hizo aguardar ante la fuerte corriente del río. Nester ya estaba recostado en el suelo, listo para dormir, unas garras de tela rotas le sirvieron como manto, Mientras Abrahm y José estaban bebiendo junto a catorce guerreros más, ellos estaban en mitad de tres árboles, sentados en el césped y detrás de ellos estaba el gran río, la brisa tocaba sus cuerpos y los revoloteos del agua cruzaban sus oídos.
— ¿Qué piensas? —Pregunta José a Abrahm.
— En lo que vaya a pasar. De un día a otro seré rey, a mí no me educaron para ser rey, yo solo era un bastardo, ahora ya hasta tengo un apellido —Dice abrahm.
— ¿te importa un apellido?
— No, tampoco lo creas; Que tenga el apellido Ferrer no quiere decir que soy alguien mejor o peor...
— Espero servirte Abrahm, en algo en tu reinado —Dice José.
— Ven acá —Anuncia Abrahm, Y lo agarra del hombre bruscamente mientras él se va levantando.
Abrahm lo agarra fuerte el hombro, y lo jalo hasta el río, en el camino, Abrahm agarro su espada sin que Jose se diera cuenta, y se la puso en el tahalí. LLegaron al río, los dos se metieron, pero era una parte no muy honda del río, Aun así, El agua les empujaba hasta las piernas, que los hacía temblar, al igual de lo congelada que estaba el agua.
— híncate —Dice Abrahm en mitad de la fuerte corriente.
— ¿Pues qué quieres? —Dice José burlonamente.
La corriente del agua era poderosa, gotas salpicaron hasta la cabeza de los dos, los otros catorce hombres se dieron cuenta de lo que sucedía, y se quedaron observando.
Abrahm saca su espada, Su cara está totalmente seria Y como si entrara un rey imperial a una habitación, José se hincó de inmediato. Jose sabia lo que sucedía, y no estaba seguro de aceptar un nombramiento, pero no podía desairar a su mejor amigo de toda la vida, debía apoyarlo en todo.
Abrahm colocó su espada justo en el pescuezo de José, la punta de la espada le rozaba la manzana de Adán. Apenas rozó la carne y salieron gotas de sangre finas, El agua se llevó esas gotas de sangre, y desaparecieron de inmediato, ahí sería donde esas gotas comenzaron a viajará a todo Foros en aquel río, así nombrandolo como señor de Foros y encargado de la guardia real en Sorus
La tradición en el nombramiento de alguien, es colocando su sangre en agua, agua pura que después sería arrojada a un río. O si el ritual ya es en un río mejor. El fin era esparcir la sangre de que se nombraría, por todo el reino, haciéndolo parte de la tierra y no otra.
Después de tanto pensar, reposada en su habitación, Elizabeth decide ir con Olivia. La reina estaba sacándole filo a su navaja, pero se levanta de donde estaba, y Pasa por el gran salón, posteriormente la cocina para llegar a las escaleras, esas escaleras que la llevarían al calabozo. El principio las escaleras eran muy elegantes, con barandales y pisos de fina madera, pero entre más bajaba, más desgastada estaba la madera, de pronto ya no era madera, solo simple roca. Por fin llega hasta el último de los escalones.
Vio las sombras del lugar, después vio la celda de Olivia. Los barrotes de la celda de su hija sobresalen del muro, el mismo guardia construyó una pared de barro, que aún se veía fresco. Elizabeth unos días antes mandó a colocar adoquines en los barrotes de la celda, para que Olivia no viera siquiera la luz de adentro.
El guardia le permitió la entrada al calabozo a la reina y le abrió una puerta, también de barrotes que estaba al principio del pasillo, después Elizabeth camino hasta la celda de Olivia, y el guardia le abrió la puerta de la celda de Olivia, super pequeña, pero gruesa de madera, demasiado estrecha, donde solo cabía Olivia bien, y otras personas solo cruzaban haciendo el cuerpo pequeño.
Elizabeth entró a la celda, como pudo Y Delante de Elizabeth entró una monja, una que jamás había estado junto a Olivia. La monja Sostuvo a la niña de los brazos y Elizabeth hablo.
— Veo que por tu situación, ya debiste haber recapacitado.
Olivia no contesta ante su madre, voltea la cabeza hacia una pared enojada.
— si te niegas a hablar, entonces jamás llegaremos a nada —Dice ELizabeth.
— ¿A qué piensas llegar? No creas que mi papi se quedará como estúpido, sin verme. Tendrá que preguntar por mí —Declara Olivia.
— Tampoco creas eso, Tu padre está muy contento conmigo, yo lo controlo perfectamente —Declara Elizabeth.
— Claro está, Tu solo eres una mísera. No habrá cielo para ti, eres pecadora —Dice Olivia.
— Nada cambiará en ti —Dice Elizabeth monótonamente—, tú serás una mala hija, encerrada por siempre, Y Yo iré por ahí regalando flores —Dice riendo.
Pecadora. Me iré en paz, a ti solo te tocara el infierno, los infieles a sus maridos se quedan solo ahí —Dice olivia.
— ¿infieles a sus maridos? Mira nada más, Yo y miles de infieles, al parecer el infierno me agrada —Dice Elizabeth.
— Sé que tienes un amorío con Eberaldo.
— No sabes nada, solo tu imaginación creció en esta celda —Declara Elizabeth.
— Lo sé, sucede todas la noches, desde hace mucho tiempo. Yo tengo las pruebas —Advierte Olivia.
— No tienes nada —Dice Elizabeth firme, por dentro está su corazón colapsando—, solo tienes una imaginación en descontrol.
Elizabeth fue saliendo de la celda, al salir por la puerta pequeñita de la celda de Olivia, fue acomodaba su largo cabello, lo desenredaba de entre las astillas de la madera de la pequeña puerta.
— Tengo las pruebas -alzaba la voz Olivia y daba golpes a la pared—, cuando salga de aquí, todos sabrán lo que hiciste conmigo, Y con Eberaldo.
Cuando su madre salió la monja le dijo a Olivia que estaba perdida, que su reina jamás dejaría dejarse vencer por una niña estúpida, como Olivia lo era.
La monja salió de la celda, Y Le hablo a el guardia que custodiaba la puerta, muy místicamente el guardia se acercó a la monja. El guardia si se veía fuerte, media poco menos de dos metros, y se notaba algo de músculo.
— Olivia cariño, he ordenado que no te den comida, en tres días —Dice la monja gélidamente, Y le hace una seña con dos dedos de la mano derecha al guardia, la monja ya se iba yendo.
El guardia le respondió con otra seña, inclinando su cabeza. Quito el cinturón de su cadera, Y lo aventó a un balde, el mismo con el que se bañaba Olivia.
— La reina pide que no seas piadoso, pero si delicado, cuando veas sangrado, o marcas fuertes detente, Yo vendré a curarla -Dice la monja y ahora sí se fue—, Que dios haga efecto esta vez.
El guardia intentó meterse a la celda, pero no cabía, era demasiado musculoso, Pero eso no salvó a Olivia. El guardia ya con el cinturón en sus manos, metió su brazo derecho en la puerta y dio de golpes a Olivia. La niña ni siquiera aprovechó la ventaja de que el guardia no se podía meter, solo gritaba despavorida y con mucho sentimiento.
Los latigazos siguieron constantemente por veinte minutos, el guardia se calmó cuando la noche por fin llegó, Olivia estaba completamente hinchada, los latigazos eran solo para el cuerpo, pero Olivia trataba de cubrirse con sus manos, por eso quedaron hinchadas. El guardia por equivocación le dio latigazos en la cara, ya se notaba sangre; sangre mezclada con lágrimas en su cara, y heridas profundas. Nadie sabe si en realidad la monja regreso para curarla, nadie sabe, ni la propia Olivia.
Demetrio, gobernante de Peztan, acudió al llamado de su rey, Santiago de Bustamante. Tendría que llevar a su ejercitó a la ciudadela de Pevan.
Como el rey Santiago de Bustamante, reina en todo Orban, decidió atacar la ciudadela de Irem, pues es la ciudad más poderosa e importante de Feroe, incluso más que la propia capital, Entonces el rey Bustamante necesitará todos los ejércitos de las ciudadelas de su reino. Demetrio; rey de Peztan; ciudad cerca de Pevan, decidió acudir al llamado de su rey, pues él cuenta con el mayor ejercito de todo Orban, también reyes de las ciudadelas de; Altan, Lebarvan, Orán, y turban acudieron a ese llamado. Demetrio ya se alista desde su ciudad, con todo su ejército.
El rey Santiago de Bustamante temprano, por la mañana, mandó a un mensajero a la ciudadela de Peztan, con un mensaje al rey de la ciudad; Demetrio, donde lo alistaba para la próxima guerra.
El ejército de Demetrio era llamado el ejército quieto, Muy pocas veces se movilizaban o acudían a guerras, sin embargo se notaba que eran luchadores fuertes, Y capaces de ganar una guerra contra ejércitos con más soldados que ellos. Además contaban con la mayor cantidad de soldados de todo Orban.
Demetrio los instruyó, diciéndoles a dónde se dirigen y a que, Y de parte de Santiago, se le ordenó a Demetrio que no les dijera un discurso de guerra, el mismo Bustamante se encargará del discurso, cuando todos los ejércitos a los que llamó estén reunidos en Pevan. Necesitan tener la misma mentalidad, Y trabajar como un solo ejercitó, con un solo interés.
Se espera que el ejército de Demetrio llegue en un día, Y todos los ejércitos partan de Pevan en dos días más, cuando estén bien preparados. Santiago está convencido que ese será el primer paso, para una victoria que retumbara en cada rincón del continente.
Un día había transcurrido para que el espía, veodal llegará a Pevan. En ese dia transcurrido el ejército de Demetrio ya había llegado a Pevan. Veodal; el espia que Elizabeth le había encomendado a Guido que mandara, ya había llegado hasta Pevan, a investigar.
Ahí se dio cuenta que El ejército de Demetrio había llegado con Santiago, pero no sabia por que razón, sin embargo ya deducía. Veodal, el espía de Guido, ya había llegado hasta esa ciudadela, justo cuando el ejército estaba llegando, es por eso que había mucho movimiento y personas fuera de los muros.
Habían soldados que salían del bosque para entrar en la ciudadela, estaban cargando animales muertos, las mujeres fuera de los muros, en una planicie pequeña estaban lavando y fregando cosas, otros hombres martillando armas y todos los niños como locos corriendo en todas direcciones.
El espía había cruzado el mar Arragon. Consigo no venía nadie, ni siquiera un solo guardia, como es un espía nadie debía acompañarlo. Sus indicaciones era recopilar toda información sobre Pevan, Sobre algo que pudiera saber él, Y decírselo a Guido, Sin embargo, esos eran asuntos que no se atrevería a investigar.
Veodal se encontraba en una colina, metido en los límites del bosque colindante con Pevan, de frente tenía unos árboles los cuales le cubrían la cara, Pero su cuerpo si salía a relucir ante la vista de cualquiera, su intención no era pasar desapercibido. Pasando lo árboles estaba la ciudadela de Pevan, una ciudad amurallada, pero las puertas de entrada estaban abiertas y los habitantes salían y entraban. Pevan es una ciudad que no tiene conflicto alguno, o algún reino que tenga intenciones de invadir, pero igual le extraño mucho.
Ya todos los ejércitos de todas las ciudades habían llegado a la ciudad, la ciudadela estaba a reventar de soldados, sin embargo no había bebida por todos los suelos, no peleas y no fornicaciones con nadie, algo extrañísimo para Veodal.
Salió de entre los matorrales, los pinos le cubrían del sol, pero al ir saliendo; la luz lo dejo en visto por todos. Los campesinos lo vieron, cuando escucharon sus pasos, lo voltearon a ver, pero no hubo mayor expresión de parte de ellos. Todos siguieron haciendo sus trabajos. Veodal siguió caminando hasta adentrarse dentro de los enormes muros de nueve metros de alto, hechos de adoquines bastante fuertes.
Veodal decidió entrar en la ciudadela, pero de repente dos hombres cruzaron frente de él con una carreta, y casi lo arrollan, los hombres lo insultaron y le dijeron estúpido.
Cuando va a ver guerra todos los Orbaneses se programan, todos acatan las ordenes y trabajan unidos. Nadie tiene permitido interrumpir los trabajos de los hombres, y los guerreros son muy respetados.
Veodal siguió con su caminata, está decidido a hablar con Santiago.
Como ya cotidianamente lo había hecho por años, Santiago estaba en el gran salón de la ciudadela de Pevan. El gran salón de Pevan tenía muchos años de haberse construido, nadie sabe qué rey lo construyó, o en qué año, pues no se hacían registros hasta hace poco. Como siempre, estaba sentado en el trono, de esqueleto. Frente a Santiago estaban unos pocos integrantes de la comanda, estaban sentados en las hermosas y colosales gradas.
Santiago también estaba, bebiendo, un té. A cada cosa que veía le sonreía, sabía que la guerra la ganaría él, en Irem no tenían los números, de parte de Santiago venían 6,000 hombres fuertes, contra los menos de 3,000 soldados en Irem. Miró dentro del tarro y vio el té, sabia eso, pero; lo escupió, después de ver el té color verde miro a la entrada del salon y lo escupió, todos lo voltearon a ver.
Un hombre entró al salón instantes después de que Santiago escupiera el te.
— Mi señor, un hombre quiere verlo —Dice el sirviente, alarmando a Santiago que tenía la vista casi paralizada.
— Dile que puede entrar —Responde Santiago.
— Mi rey debería saber quién es, Y que quiere —Dice Coral, una mujer integrante de la comanda que estaba sentada a lado de Santiago.
A lado de Santiago están dos sillas, igual de esplendorosas que el trono, pero más pequeñas y sin madera en forma de esqueleto. Las personas se sientan ahí cuando quieren hablar con el rey, cuando piensan que se les ocurrieron ideas buenas, ahi se las contaran al rey.
— No... déjenlo pasar -Contesta Santiago monótono, seguía con la mirada a la nada.
Veodal esperaba dentro del gran palacio, que estaba lleno de pasillos, y muchos arcos que conectaban las diferentes salas, junto con una decoración descuidada. El gran salón estaba al centro de ese palacio, de esa sala salían pasillos con arcos y techos de paja negra, con un poco de aguanieve encima. Los pasillos que salían del gran salón se conectaban con otras salas diferentes, que pertenecían a dioses cada una. Pevan no era una ciudad cálida; como Irem, Pevan era una ciudad donde el sol no salia mucho, pero tampoco hacia mucho frio como para traer chamarras o abrigos.
Hasta Veodal llegó el mismo guardia que le avisó al rey de la llegada de un hombre, que quería hablar con él, le dijo a Veodal con una seña que se levantara del suelo, pues santiago había aceptado verlo.
Llega hasta el gran salón, cuando abrió la puerta los integrantes de la comanda ya se habían levantado, y estaban en orden en las gradas, no estaban todos solo algunos. A Veodal le llamó mucho la atención los bellos acabados de las maderas, pero su mirada iba dirigida a Santiago.
— Rey Santiago, tal vez yo solo venga a dar lastima, pero creo saber dónde están mis intereses —Dice Veodal.
— ¿Quién es este? Viene bien vestido —Dice Santiago mirando de pies a cabeza a Veodal—, yo no doy dinero a nadie, para que se haga rico.
— Disculpe Santiago, yo soy Veodal Gerner, vengo desde Feroe, desde Irem, tengo asuntos que podrían beneficiarle, y a mí por supuesto, también sería beneficiado.
Santiago quedó mirándole, su boca no cerraba, estaba abierta un poco, parecía estar concentrado en las palabras de Veodal.
— ¿Quien te dijo que quiero beneficiarme con alguien como tu? —Dice Santiago.
— Bueno, ¿Que perderá con saber mis intereses? —Dice Veodal—, Solo le digo, vengo aquí traicionando a mi patria.
— Coral, llama a una reunión, necesito a todos tus compañeros —Dice Santiago— señor Veodal, más vale que tengo temas interesantes a tratar, pues llamaré a mucha gente.
— NO, no hace falta una reunión -Dice Veodal.
—Ya lo hice.
Veodal solo movía la cabeza aceptando, sostenía su mano una a la otra un poco nervioso, pues le daba nervios una reunion.
Santiago había recibido a Veodal, prometiendo dar información acerca de Irem, Santiago ya había recibido a muchos de estos hombres anteriormente, pero todos habían sido rechazados sin excepción, pero Veodal hablaba de provenir de Irem, y si se notaba, hay una leyenda en Orban, con la misma historia Veodal, el dios Kuguz habla de hacer un ritual; de aceptación a los dioses de Orban, si logra pasar la prueba entonces sería uno de los mejores presagios de todos.
Todos estaban reunidos, en el gran salón. Unas gradas inmensas estaban dentro del sitio, donde se ubican todos los de la comanda, al frente de las gradas estaba Santiago en su trono de madera, y a los lados algunas personas importantes, habitantes o guerreros.
Dos guerreros le arrebataron las armas del cuerpo de Veodal.
— Rey de Orban, Vengo desde Irem, solo completamente. Al ver su cuantioso ejército no he podido quitarme de la mente mi muerte, a mano de alguno de sus soldados. Irem no tiene oportunidad ante ustedes —Dice Veodal nervioso.
— ¿A qué viene señor? —Interrumpe Santiago—, es decir, que quiere, ¿solo su vida?
— SI señor; mi vida. El mismo guido me mandó a espiar, Él sospecha de esto. Si me lo permiten, yo podría decir sucesos erróneos a mi regreso en Irem, a cambio de mi vida claro.
— Mejor digo que mi carnicero te convierta en comida para perro, así nadie se entera en Irem de nada y tú serás nuestra primera muerte —Dice Santiago— Será excusa para poder beber un poco, tengo dias sin hacerlo.
— ¡No! No, yo podría servirles de más ayuda, y admiro su preparación antes de la guerra, pero beber los hará estúpidos —Dice Veodal aun mas nervioso.
— Que dijiste —Dice Santiago, gritando con su voz de anciano.
— Nada, yo no dije nada —Dice Veodal muy reprimido, y hasta sonaba chistosa su voz de susto.
— ¡muchachos brindaremos por nuestra primera muerte! —Grita Santiago.
Tres soldados se lanzan hacia Veodal, el espía grita por su salvación, pero nada sirve en las mentes de los Pevanos. Veodal pensó que era su fin, se dejó vencer por el increíble e inmenso miedo que tenía.
Santiago pide que lo trasladen hasta el río que cruza las afueras de la ciudadela. A unos cien metros estaba el río, rodeado de árboles de colores, todos con un aspecto muy seco y sin mucha vida. Santiago fue llevado con prisa por dos hombres, pues Santiago era muy anciano y aunque tenía un espíritu muy positivo; eso no quitaba sus deficiencias de abuelo.
Ya estando ahí, están varias personas, todas de índoles religiosas, que alababan a los dioses de su reino, muy diferente al dios que reina en Irem u otras partes del mundo. Rodearon a Veodal, dos hombres sujetaban al extranjero del pescuezo y la espalda, Santiago llegó al lugar, todos se hicieron a un lado y el rey quedó observando, entrelazo sus manos y sonrió muy placenteramente.
— ¡Sumerjan al desgraciado! Si los dioses le dejan en las tierras, es un pevano, si no lo hace entonces es un traidor —Grita Santiago, sus pulmones le fallaban, pero daba todas sus fuerzas en ese grito.
Elizabeth salió a pasear por el jardín, algo que hacía todas y cada una de las mañanas, antes de lo acontecido con Olivia. Elizabeth sentía temor por salir, ella es una persona muy fuerte, que sabe que para crear un héroe necesita mucha disciplina, pero en este caso; aunque nadie sabía lo que había hecho, ella se imaginaba que si sabían, sentía que cuando la miraban estaban pensando en lo que había hecho, se imaginaba mil cosas que le harian.
Iba caminando por el jardín, aún veía la puerta del mísero castillo viejo, Iba camino a la zona religiosa; el castillo y la zona religiosa eran las únicas construcciones dentro del segundo muro de protección, estaba el castillo y grandes muros rodeándolo, después el muro se extendía haciéndose muy estrecho hasta llegar hasta la zona religiosa donde de nuevo el muro se extendía rodeando los recintos religiosos. Elizabeth ya había llegado a la zona estrecha del muro, grandes murallas apenas diez metros de ella, no había camino, solo rastros de pisadas y muchas plantas pequeñas y arbustos.
La zona religiosa, es una gran plazoleta con edificios, iglesias y catedrales masivas, la plazoleta no es cuadrada o redonda, sino de formas indescriptibles, pues la plazoleta tomaba la forma del barranco donde estaba, pues estaba la ciudadela; después junto a la ciudadela estaba el castillo, el cual estaba un poco más elevado, y estaba la zona estrecha del segundo muro, el cual desembocaba en la zona religiosa la cual ya estaba en un barranco muy alto, de la zona religiosa se abría un gran arco tallado en los adoquines del segundo muro de protección, era una puerta la cual iba a parar al barranco, y del barranco salía un acueducto de cien metros de largo, y sus bases iban a caer en la ciudadela, el cual ya tiene miles de años ahí, el acueducto está destruido y la religión lo usa como zona de muerte, las personas malas son arrojadas de ahí y caen en otra plazoleta en la ciudadela, donde animales se comen los cuerpos.
ELizabeth había llegado a la zona religiosa, ya había entrado en la catedral, sin hacer absolutamente nada de ruido. Elizabeth al entrar vio al padre Lerio de inmediato, estaba postrado frente al retablo de la catedral, estaba hincado y con sus manos juntas en la frente, rezando en el idioma Arameo.
Lo vio e inhalo, se tomó un tiempo para tranquilizarse y después camino empoderada hacia Lerio, cuando llegó a él; le agarró el pene con la mano, y con mucha fuerza lo que provocó quejidos en el padre Lerio, colocó su boca en el oído del Padre y habló;
— ah, te vi usurpando el cadáver de Tonatiuh, lo vi —Dice Elizabeth susurrando—, No quiero que vayas ha hacer una tontería.
El padre Lerio le manotea la mano, y la saca de su pene, se enojó mucho.
— Acabas de manosearme, a mi; un servidor del señor, a Un Padre, en la misma casa de Dios —Dice Lerio—, Te iras al infierno bruja.
— ¿Crees que no lo se? —Dice Elizabeth—, pues si lo se, pero igual se que hay un perdón, porque yo hago justicia por un rey que murió, eso se justifica, pero tu solo usurpaste su paz sin piedad, por tu culpa el rey Tonatiuh no viajó al cielo, no le diste la oportunidad.
— Calla bruja —Dice Lerio—, se lo que hice —Dice calmado—, yo no miento en la casa de dios.
— La casa de dios es todas partes, él es todo, pero ahora tu eres un pedazo de nada —Dice Elizabeth—, no quiero que hagas nada que me afecte, ni a mis hijos, ni a mi esposo, de otra forma te afectaré, no diciendo lo que le hiciste a el pobre de Tonatiuh —Dice Placentera—, Sino más bien quitandote las ganas de vivir, yo misma me vestiré con otras prendas, de luchadora; me quitaré este vestido largo y elegante, y vendré a esta catedral o a cualquier parte y te cortaré las bolas y las tendré de juguete para mi ¿Eso te gustaria no?, que juegue con tus bolas.
Lerio se quedó paralizado, literalmente; Elizabeth ya tenía veinte minutos de haberse ido y Lerio aun seguía en una posición similar, sin moverse y con cara de asombro y miedo.
FIN
Santiago está dispuesto a recibir a Veodal como aliado, pero sus dioses le tienen que decir, todo estará en la resistencia de Veodal. Si vive será aliado, si muere, entonces pasará la noche con los perros.
Algo igual pasa en la mente de Veodal, está dispuesto a traicionar a su rey con tal de seguir viviendo, Y sabe perfectamente que tendrá que ganarse la confianza de Santiago, el ritual ejecutado le pareció bien.
El destino les dirá su suerte.
Nota del autor.
Sería de gran ayuda para mi que me dijeran algunos problemas de los capítulos, o ideas generales, con esto me refiero a; incoherencias o partes donde la historia es narrada pésimamente, cosas sin sentido o errores ortograficos.
Si lo hicieran y encuentran algo donde mi historia mejoraría, estaría recibiendo sus mensajes con mucho agradecimiento.
~JDDT.
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