5._Elecciones
Mary no estaba de humor para dejarse conducir por esas mujeres a ninguna parte. Ellas trataron de sujetarla, pero ella se resistió violentamente. Eso hasta que apareció otra esposa. Una más alta y de un aspecto como el que tomó Mary solo que su cabello y pelaje eran amarillos. Llevaba un atuendo más elaborado que las demás y de inmediato demostró su autoridad, descargando un látigo sobre todas.
-¿Qué se supone están haciendo? Llevenla a los baños de una vez. Está mujer todavía apesta a humano- les dijo de forma muy severa. La mayoría de las demás esposas se encogieron de temor, solo una se atrevió a sujetar a Mary por los hombros para ponerla de pie.
-¡Yo soy un ser humano!- replicó la recién llegada intentando levantarse.
-No eres más un ser humano- le dijo aquella esposa poniendo el mango del látigo bajo la barbilla de Mary- Tu vida como mujer de los hombres ha terminado...¡Llevenla a los baños! Asegurense de que quede bien vestida. Su boda será al ocaso.
Mary fue tomada por los brazos y llevada hacia el interior de aquella casa. No se resistió más. No porque se hubiera resignado a su destino, solo estaba buscando opciones y tristemente no veía muchas. Los muros de esa casa eran viejos y estaban muy agrietados. Las vigas eran grandes, los pisos rechinaban un poco, el baño era amplio y tenía una tina con agua caliente que Mary descubrió en realidad era un fuente termal. La hicieron quitarse la ropa que le quedaba para después restregar unas barras de jabón perfumado contra su cuerpo. Fue durante ese baño forzoso que la mujer pudo apreciar toda la metamorfosis.
El rostro de Mary no sufrió cambio, pero si lo hicieron sus dientes. Su cuerpo, desde el cuello hasta los pies, se cubrió de un pelaje anaranjado como terciopelo y tenía una cola en exceso esponjosa o eso le pareció a ella que la puso al rededor de su cintura mientras esas mujeres lavaban su cabello que pareció aumentar en volumen y en largo.
-¿En qué año estamos?- le preguntó una de las mujeres. Una de las que solo tenía cola y orejas de zorro. Lo hizo en voz baja, como intentando que no la escucharán las demás.
-Es el 2023- contestó Mary también en voz baja. Todas la miraron- Enero del 2023- agregó notando lo sorprendidas que estaban todas.
Una de las esposas, una con cabeza de zorro, se apartó para echarse a llorar. Otra fue a consolarle.
-Pobre... tenía la esperanza de que su familia siguiera con vida- comentó otra de las mujeres.
-Nuestra gente murió hace años. El tiempo es diferente cuando estás de este lado- comentó la que preguntó por el año en que estaban- Tú también estarás así en un tiempo. A todas nos pasa- le dijo a Mary.
-¿Cómo llegaron hasta aquí?
-Somos ofrendas- le contestó otra- Todas menos Lady Naru, la mujer del látigo. Ella nació de este lado.
-¿De este lado? ¿Cuál lado?- le preguntó Mary soportando que le peinaran el cabello con un aceite con olor a flores.
-Del lado de los dioses- le respondió la primera- Aquí la materia no sirve...
Las mujeres intercambiaron unas cómplices miradas y no volvieron a hablar. Mary sintió un escalofrío bajar por su espalda. Tenía un límite de tiempo muy estrecho para escapar o eso había entendido. Una vez acabaron de bañarla, tuvieron que secarla y eso sí que fue molesto para Mary, sin embargo, aquello le permitió observar un par de cosas. Las mujeres que solo tenían orejas y cola de zorro parecían poseer menos fuerzas que las que tenían la metamorfosis completa. Lo que podía significar que ella que estaba en un punto medio debía tener una fuerza superior a la humana, pero inferior a la de un ser sobrenatural completo. Recordó lo fácil que le fue esquivar los golpes de Rox y creyó que era una teoría sustanciosa.
El atuendo que le pusieron era demasiado ajustado por lo que a Mary le resultó tremendamente incómodo. Las mangas eran demasiado largas por lo que se hacían un estorbo, pero Mary lo toleró como soportó el baño y que le painaran el cabello. Al parecer no iban a dejarla sola por lo que comenzó a tener mucho interés en una ventana pequeña y cuadrada que estaba a unos dos metros del suelo. Su contextura se había hecho más esbelta por lo que existía la posibilidad de que su cuerpo pudiera pasar por allí, pero no podía ensayar una fuga con todas esas criaturas vigilandola.
-Adelante- le dijo una de las mujeres- Inténtalo si quieres, no te lo vamos a impedir- agregó viendo directamente hacia la ventana.
-Todas llegamos aquí contra nuestra voluntad. Así que entendemos perfectamente como te debes sentir- agregó otra.
-Pero no te vamos a mentir. Es imposible que puedas huir. Sin embargo, tienes una posibilidad si logras cruzar la frontera del bosque antes de que amanezca- le dijo una tercera- Tienes menos de dos horas...
Mary las miró a todas. Ellas le contaron, de forma muy breve, que Liquir adquiría una nueva esposa cada cien años como una ofrenda. Pero él las trataba a todas como esclavas por ser seres impuros. La única digna de un trato acordé a su posición era Lady y ella abusaba de las demás maltratando y hasta liquidando a las que no hicieran su voluntad. Tristemente ellas no tenían oportunidad de dejar ese lugar. Una vez se celebrará la boda, Mary tampoco podría abandonar ese sitio. A simple vista parecía un acto muy noble el que le dieran la oportunidad de escapar, pero Mary no se confío demasiado de la palabra de esas mujeres. Mas no desaprovechó la oferta. Brincó a la ventana y se deslizo a través de ella de un ágil y veloz salto.
-No se despidió ni nos dio las gracias- comentó una de las mujeres.
-Chica astuta- exclamó otra con bastante disgusto.
Mary corrió por el tejado y brincó hacia la rama de un árbol. Resbaló y cayó violentamente sobre su esponjas cola. Su nuevo sistema nervioso le provocó una respuesta algo exagerada. Lo que salió de su boca fue un chillido que hasta a ella la tomó por sorpresa. Se oyó como un animal. Se cubrió los labios y se echo a correr por el bosque ignorando el dolor de la caída. No se detuvo, aunque no tenía idea hacia dónde se dirigía. Todo lo que quería Mary era poner tanta tierra entre ella, Liquir y esa casa como le fuera posible.
En la playa los tres amigos parecían tres esculturas. Después del relato de Rox los invadió un silencio pasado. Luk acabó por hincarse en el suelo y dejar Ann en la arena. La chica de cabello oscuro lo vio levantarse la manga de la camisa y acercar el brazo a la gata.
-Muerdeme- le dijo a su amiga.
-¿Qué haces, Luk? ¡No seas idiota!- exclamó Rox bastante escandalizada y tomándolo por un brazo para ponerlo de pie.
-Todo lo que tiene que hacer Ann para volver a su forma original es morder o rasguñar a alguien ¿no? Bueno que me muerda a mí para que vuelva a ser como antes- le dijo el muchacho deshaciéndose de su agarre.
-Sí te conviertes en gato y ese otro dios viene por tí...
-¡Yo mordere a otra persona y asunto solucionado!- exclamó el chico.
-¡No funciona así! ¡Para pasar la maldición realmente tienes que querer morder a esa persona!- le explicó Rox empujando a Luk como para hacerlo entender.
El muchacho perdió el balance y cayó sentado en la playa. Estuvo a centímetros de aplastar a Ann que brinco a un costado bufando. Luk se quedó ahí un momento, pensando y recordando. Miró a Ann y luego a Rox con una idea que le costó un poco poner en palabras y cuando lo hizo lució bastante confundido.
-Tú...eras ese gato negro que Mary encontró- Rox dio un paso atrás al oír eso- Estuviste horas a solas con Mary, pero no la mordiste a ella...¿por qué? ¿por qué escogiste a Ann y no a Mary?
Rox lució muy nerviosa. Bajó la mirada, como buscando algo en la arena, y luego subió las manos a su rostro para esconder sus ojos.
-¿Rox, por qué escogiste a Ann y no a Mary?- insistió Luk poniéndose de pie con Ann entre las manos.
-¿A quién hubieras escogido tú en mi lugar? No tuve ninguna razón especial para convertir a una e ignorar a la otra. Simplemente cuando Mary me encontró, yo estaba todavía muy conmocionada.
-No te creo. Tú siempre has sido menos apegada a Mary y, sin embargo, preferiste maldecir a Ann.
-¿Según tú debería haber escogido al que menos me agrada? ¿Esa hubiera sido la respuesta correcta?
-Mary era la opción lógica si analizas las cosas- le respondió Luk con calma- Tú y yo somos amigos de infancia y siempre has mostrado mucho apego a Ann. Mary era el denominador de menos valor...¡Au! ¡Ann, suéltame!
La gata había mordido la mano de Luk mientras este discutía con Rox quien quedó bastante sorprendida al ver aquella acción. Ann soltó al chico y con la boca escurriendo sangre, brincó entre las rocas para echarse a correr por el campo hacia el bosque.
-¡Ann, espera, no te vayas!- la llamó el muchacho intentando ir tras ella.
-Luk, déjala. Tiene que volver allí para tomar su forma real de nuevo- le dijo Rox sujetándolo por los brazos- Cuando eso suceda, tú... tú ¡Maldición, Ann, así estaba perfecto!- exclamó la chica apartandose de él para patear la arena con rabia.
-¿Perfecto? ¿Quieres explicarte de una vez?- exigió Luk que estaba bastante nervioso. Temblaba y sudaba un poco mientras veía su herida.
-Liquir, el zorro, quería llevarse a Ann- le contestó Rox muy molesta cruzando los brazos y encorvando la espalda- Él quería llevarse a Ann para hacerla su esposa...no podía permitirlo- agregó en voz baja, frunciendo el ceño y apretando los dientes con rabia.
Luk lamió su herida apagando su mirada como si hubiera sido eclipsada por una súbita sombra sombra. Bajó su brazo y se quedó viendo a Rox. Esperaba ella volviera a hablar.
-Sí Ann era un gato pertenecería a ese tal Bills y todo lo que tenía que hacer para liberarse de su maldición hubiera sido morder a alguien más. Mientras estuviera en esa forma estaría a salvo- terminó de explicarle en voz baja, casi como si hubiera estado cansada.
-Tú...- murmuró el chico con una voz algo triste- ¿Todavía estás enamorada de ella, Rox?- la muchacha apartó la mirada sin contestar- Por eso le entregaste a Mary...¿no es así?
La luz de una linterna le anunció a Mary la presencia de un guardaparques. Olvidando el aspecto que tenía, corrió hacia él que le apuntó con la linterna directo a la cara, sin conseguir cegarla. Eso detuvo a la mujer que se quedó de pie viendo al hombre ponerse la linterna bajo el mentón para poder bajar la cremallera de su pantalón y poder orinar. Mary miró a otro lado hasta que él volvió a moverse y entonces corroboro lo que había sospechado. Ese hombre no podía verla. Fue peor cuando él la atravesó como a la neblina. En ese momento entendió las palabras de las esposas del zorro. Estaba amaneciendo. Las primeras luces del día iluminaban el cielo, pero el amanecer no llevo esperanza al corazón de Mary.
Confundida, intentando asimilar lo que estaba pasando, se hincó quedandose quieta como una piedra. Ella no era amiga de las cosas sobrenaturales, mágicas o espirituales. Le eran cosas carentes de lógica. Alegorías y fábulas que la gente se inventaba con todo tipo de propósitos. El zodiaco, el tarot le eran estafas. Ella misma en la universidad fingió leer el tarot para ganar algo de dinero. La idea de que los dioses de ese bosque fueran reales le era tan inverosímil como su nuevo aspecto y al mismo tiempo tan real como su nuevo aspecto. Estaba aturdida.
-Y tú ¿qué haces fuera del palacio del zorro?- le preguntó una voz a su espalda y arriba.
Mary oyó la voz ronca de un hombre, pero se encontró con el tipo con aspecto felino de unas horas atrás. En esa oportunidad estaba colgando de su cola y de cabeza de la rama de un árbol. Él pareció más sorprendido que ella una vez se miraron a la cara.
-Oh, pero si eres tú. Eres esa chica- exclamó dejándose caer tan suave y lentamente que hasta pudo hacer un giro para aterrizar sobre sus pies.
Mary dio un paso atrás. Él saco una manzana roja de su bolsillo y le dio una mordida.
-Gracias por la fruta- le dijo antes de darle una segunda mordida- Aunque pudiste poner algo más en esa ofrenda, llevó dos días comiendo manzanas.
Mary no entendió, en ese momento, aquellas palabras y no se quedó a buscarles un significado. Sin pensarlo se echó a correr, pero su carrera fue detenida por la aparición de ese sujeto delante de ella.
-¿A dónde vas?- le preguntó Bills, pero ella volvió a correr, hacía el costado, entre los árboles- Eres muy lenta- le dijo al alcanzarla.
Mary lo vio brincar entre las ramas, arriba a su lado izquierdo, mas no le dio importancia al distinguir la rivera del bosque medio kilómetro adelante. Ella solo quería dejar ese lugar y la aparición de ese dios no hizo sino infundirle más temor y un deseo más fuerte de dejar todo eso atrás de una buena vez. Pero cuando estaba por alcanzar esa frontera que parecía ser la ribera entre la luz y la sombra, debido al amanecer y a la oscuridad que todavía había bajo los árboles, cuando por fin creyó que sería libre y casi feliz estiró la mano para alcanzar esa meta, los brazos del dios le rodearon el cuello y la cintura para detenerla. Ella no pudo verla, Bills si. Justo en ese momento, a solo un metro a su lado, la gata Ann brincó sobre los arbustos y se perdió por la senda con un solo pensamiento en su cabeza:
"Debo encontrar a Mary.
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