3._Zorro
La regordeta mujer comenzó a sacar la comida de la cesta para ponerla en la mesa de la cocina. Mary se rascaba la cabeza, alborotando su cabello, mientras intentaba llamar a Luk. Su teléfono sonaba, pero él no respondía. Probó enviándole un mensaje, pero nada. Tenía el número del cuartel de policía así que decidió llamar allí para averiguar si sus amigos habían salido o no. El oficial que le contestó le informó que los chicos se habían ido hacia varias horas lo que preocupó todavía más a Mary que estuvo apunto de reportar la desaparición de Ann, pero debido a toda la situación decidió esperar un poco más. Y aunque también pensó en salir a buscarla y encontar a los otros dos, consideró que lo más sensato era quedarse allí. Tarde o temprano tenían que, todos, volver ahí.
-¿Ubicaste a tus amigos, linda?- le preguntó la mujer.
-Sí- dijo, pero mintió a conciencia no supo bien porqué- Pero tardaran un poco en regresar- agregó.
-Es una pena que no prueben está comida caliente- se lamento la mujer al ver llegar a Mary junto a la mesa- Siéntate y come un poco. Estás muy pálida. Seguramente no te alimentas adecuadamente.
-No, yo...soy así- le indicó Mary sonriendo de forma graciosa. La gente mayor siempre le decía cosas como esa por su tono de piel.
-Oh...¿en serio? Pero si pareces una hoja de papel- exclamó la mujer y le acercó un plato con lo que Mary creyó era un gazpacho.
-Anda, pruébalo. Te gustará- insistió la mujer.
Mary se sentó a la mesa y tomó la cuchara para hundirla en aquella preparación escarlata, salpicada de hojas de cilantro y pan molido. Al llevarse el primer bocado a la boca no percibió el sabor del tómate como se suponía debía haberlo hecho, pero no le supo mal. Llevaba todo el día sin probar un bocado por lo que una vez Mary comenzó a comer, no lo se detuvo hasta casi dejar el plato vacío. Y durante todo ese tiempo, la mujer permaneció observándola haciendo un puente con su manos sobre la mesa. Su mordaz sonrisa se borró solo cuando Mary apoyó la mano en el borde de la mesa para empujar echando su silla atrás, provocando un sonido molesto con ese deslizamiento.
Mary se arrojó de rodillas al piso llevándose las manos al cuello como si no pudiera respirar, pero en realidad tenía algo atorado ahí que no obstaculizaba el paso de aire, pero si le causaba dolor muy fuerte.
-No te resistas- le dijo la mujer parándose delante de ella, pero sonando diferente. Como un hombre- La metamorfosis es un poco complicada, pero entre más rápido sucede menos dolorosa es.
Mary vio que los zapatos de la mujer cambiaban y lo mismo ocurrió con sus piernas. Al levantar la vista sus ojos casi sufren un desgarro al abrirse de esa manera producto de la impresión que se llevó. La mujer regordeta no estaba más. En su lugar había una criatura con aspecto humanoide, pero con cabeza de zorro y vestido con un amplio atuendo blanco y rojo. Tenía una argolla dorada en el cuello.
Mary hubiera querido salir corriendo, pero no era capaz de moverse y esa sensación de tener algo en su garganta se intensificaba a cada instante. La situación se prolongó por tantos minutos que Mary llegó a pensar que iba a morir por lo que se tendió de espaldas no pudiendo ni resistirse a lo que fuera que le estaba pasando.
-Por lo general esto no toma tanto tiempo- reflexionó ese ser haciendo un cuatro con los brazos para llevarse una mano a la barbilla e inclinarse un poco para verla mejor- Dime una cosa mujer ¿De casualidad no habrás sido visitada por un gato, un gato cualquiera, estos días?
Mary lo miró, pero ni pensó en responder. Cuando ese ser advirtió la insensatez que era interrogarla en ese momento se hincó a su lado y la observó con atención. Con violencia le abrió la camiseta haciéndola pedazos entres sus manos. De inmediato descubrió dos felinos arañazos sobre los pechos de la mujer, hechos por el gato amarillo que ella había entregado al extraño el día anterior. Mary no podía verlo, pero esas marcas brillaban como brasas.
-Asi que esto es lo que está pasando- murmuró un poco molesto- Ese inútil de Bills siempre mete la nariz donde no debe. Debe haber despertado hace poco y estar aburrido.
Mary no entendía nada de lo que estaba pasando. Todo lo que podía sentir era miedo y dolor además de confusión. Aterrada observo a esa criatura descansar su mano sobre su pecho, de forma pesada, solo para después levantarla como si tirara de algo que ella no podía ver, pero que sentía le estaban arrancando desde adentro. Cuando él cerró la mano, por encima de su cabeza, lo que hubiera estado halando se desprendió. Eso hizo que la cosa atorada en la garganta de Mary bajara y cuando llegó a su estómago un fuerte calor se esparció desde allí a todo su cuerpo.
Mary abrió los ojos viendo las estrellas. Tardo en notar que alguien la estaba cargando por el campo que subía al bosque, cerca de las cabañas. Su cuerpo lo sentía un poco extraño, pero eso no evitó que intentará huir de quien fuera que la estaba llevando en brazos. Todo lo que logró fue que su captor la sujetara por la cintura y la dejara suspendida en el aire, estirando los brazos inútilmente hacia adelante. Eso le permitió apreciar que sus extremidades estaban cubiertas de un pelaje anaranjado. Incluso a la luz de la luna ese color podía apreciarse bastante bien. Esa imágen la hizo acercar sus manos a su rostro, con palmas hacia sus ojos. Descubrió que sus dedos también estaban cubiertos de pelo, pero de color negro como si llevara guantes o algo así y que sus uñas se habían convertido en garras oscuras. Olvidándose de que estaba siendo sostenida por alguien se tocó el rostro. Todo allí estaba aparentemente igual, pero cuando sus manos subieron a su cabeza, a su melena, descubrió que las orejas no las tenía a los costados, sino arriba y tenían una forma inusual. Miró sus piernas, miró todo su cuerpo que estaba siendo abrazado por alguien desde atrás. Al voltear a ver de quien se trataba vió era la misma criatura con aspecto de zorro que se había disfrazado de la mujer en la cabaña.
-Hubiera preferido a la muchacha de cabello rubio, pero ella no estaba en la casa cuando llegué a buscar mi ofrenda- le dijo aquella criatura al sujetar el brazo de Mary para evitar cualquier acción de su parte- Pero tú no estás tan mal.
-¿Quién mierda eres tú y que me hiciste?- le preguntó Mary con esa mezcla entre el miedo y la ira.
La criatura pareció sonreírle, para después hundir la nariz en su cabello. Su respiración fue profundo Mary la pudo sentir bastante bien y no le agradó ni un poco.
-¡Liquir!- exclamó alguien que hizo a ambos ver al frente.
A no más de seis pasos estaba el mismo sujeto que un día antes le había ido a pedir a Mary el gato amarillo. Estaba vestido exactamente igual e incluso sostenía el animal en ese momento, pero no de una forma muy cuidada. Él miró a Mary de una forma despectiva. Ella estaba estupefacta. Lo estuvo todavía más al verlo quitarse el pañuelo de la cabeza para cambiar su aspecto por uno felino.
-Bills- murmuró Liquir y antes de que Mary pudiera decir algo le cubrió la boca con la mano- ¿Hace cuánto estás despierto?
-Dos días- respondió acomodando al gato entre sus manos.
-¿Dos días y has causado todo un alboroto? ¿Por qué no nos haces un favor a todos y vuelves a dormir? Nadie te necesita despierto.
-Dices eso porque te aprovechas de cuando estoy dormido para hacerte pasar por el señor del bosque.
-Conoces las reglas Bills. Quien más templos tiene es el señor del bosque y a ti hace siglos no te levantan uno- le recordó Liquir con ánimo triunfante.
-Eso es porque estos campesinos pusilánimes quieren que les conceda todo tipo de favores estúpidos- le respondió Bills al límite de sus paciencia-Los dioses no somos genios para cumplir deseos...pero tú no entiendes eso.
-Lo entiendo mucho mejor que tú- le contestó Liquir sonriendo.
Mary los escuchaba hablar, pero no les puso demasiada atención. El ser llamado Bills vestía un atuendo parecido al de Liquir, pero en blanco y azul. Era más elaborado. Sin duda él parecía ser más importante por la forma en que estaba ataviado, pero eso no era importante como si lo era ese gato amarillo que la miraba con una expresión de consternación impropia de cualquier animal.
La charla de esos dos se prolongó otro par de minutos y fue subiendo de tono hasta alcanzar los niveles de una discusión que estaba al borde de desatar una pelea. Cuando al fin parecía que iban a recurrir a los golpes, Liquir soltó a Mary, dejándola tirada en el suelo, pero pese a la actitud pendenciera de su contraparte, él no cayó a los golpes. Si lo hizo en comentarios mordaces, haciendo que el temperamento del otro dios ebullera. Así fue como ese ser llamado Bills soltó al gato que inmediatamente se echó a correr por el campo, hacia el sendero que bajaba al mar. Aprovechando que esos dos estaban enfrascados en su discusión, Mary tampoco dudó en alejarse de allí siguiendo al pequeño animalito. Lo puso bajo su brazo y siguió corriendo hasta alcanzar la línea de la costa. No se detuvo hasta alcanzar la playa que estaba aparentemente desierta esa noche.
Una vez se pensó a salvó, Mary se sentó en la arena y apartó al gato de ella para preguntarle si era Ann. Obviamente el animal no le contesto.
-Sí eres Ann di miau.
-Muau- le respondió el gato y ella lo pego a su pecho desnudo, pero cubierto de pelo anaranjado y blanco.
-¡Ay, por dios, Ann! ¿Qué te hicieron?- exclamó intentando entender que estaba pasando con ambas- Soy Mary por cierto- exclamó la muchacha al apartarla de ella otra vez- ¿Qué demonios está pasando aquí?- se preguntó descansando a Ann en su regazo.
Mary todavía llevaba pantalones y zapatos, pero los pies los sentía apretados. Se deshizo de su calzado viendo que sus pies también estaban cubiertos de pelo negro y acababan en unas agudas garras oscuras.
-También tengo cola- observó un poco después moviendola a su costado- Pero que esponjocita está- comentó con cierto entusiasmo.
Tal vez ese repentino buen ánimo fue un brote de optimismo de una idea ingenua de que todo eso solo era producto de un sueño y que pronto iba a despertar de él, pero sus nuevos y agudos sentidos le dejaron muy en claro que no se trataba de ningún sueño o alucinación producto de alguna comida extraña. Por milésimas esquivo un golpe de su amiga Rox que sin remordimiento intentó noquearla, golpeando su cabeza desde atrás con un madero que encontró en la playa.
-¡Suéltala, maldito monstruo?- le exigió la chica- ¡Te digo que dejes a Ann!- gritó Rox intentando darle otro golpe a la mujer.
-¡Rox!- exclamó Luk que llegaba desde detrás de unas rocas.
-¡Rox, espera, soy yo... Mary!
-¡Cállate, gato del demonio, a mi no me engañas!
Era totalmente inútil. No importaba lo que Mary decía su amiga no la escuchaba y solo quería partirle la cabeza con aquella tabla. Luk hacía nada. Toda la situación era surrealista por decir algo. Su amiga Rox la había contado lo que le había sucedido en el bosque, pero era tan inverosímil que él no le creyó nada. Sin embargo, ahí estaban. Peleando con una especie de zorra humanizada que intentaba convencerlos de que era su amiga Mary y de que estaba sosteniendo Ann porque la había rescatado de una criatura con forma de gato.
-Rox, soy yo. Creeme por favor- le decía Mery que ni siquiera se había dado cuenta de lo rápida, flexible y ágil que era en ese momento- ¿Te acuerdas de la novia de Luk, esa chica pecosa que dijiste te gustaba? Solo tú y yo sabemos que te besaste con ella en la fiesta de su hermana. Y la vez que apareciste con la cabeza rapada dijiste que era para apoyar a una amiga con cáncer, pero la verdad es que de te quemo el cabello con un cigarrillo que olvidaste apagar...¡Rox, maldita sea, soy yo, mírame!
Esas revelaciones y el detenerse para mirarla un poco más a detalle, permitieron a Rox darse cuenta que realmente y aunque pareciera imposible la criatura delante de ella era su amiga.
-¿Mary?- exclamó con desazón.
Finalmente, pudiendo descansar, la muchacha convertida en zorro se dejó caer sobre sus rodillas soltando al gato que estuvo protegiendo todo ese tiempo. Ann, en su forma felina, no parecía feliz de ver a Rox, pero lo estuvo menos de ver a Liquir aparecer detrás de ella, sonriendo y escondiendo las manos bajo las amplias mangas de ese atuendo que el viento agitaba a la luz de la luna.
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