Problemas de 8 Patas

¡Muy buenas a todas y a todos!

Nuevo miércoles, nuevo capítulo. Comienza la batalla contra Darlene y espero que el resultado sea de su total agrado. En esta ocasión el grupo no la tendrá tan fácil para escapar. Sobre todo si hay fricciones entre algunos de sus miembros. Pronto verán a qué me refiero. Espero que les guste el capítulo. Nos leemos al final.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Un Fanfic de Gravity Falls

"Pacifica por la Carretera"

Capítulo 10: "Problemas de Ocho Patas"

—Es una lástima, ya que a tu hija le será imposible ver a su nuevo y reformado papi. Bueno... Al menos no sin tener el aspecto de una momia de museo. —Darlene volvió a reír.

—Miserable, sucia y repugnante criatura... —Preston le mostró toda la dentadura en conjunto con una fulminante mirada, con la cual parecía despedir chispas desde el interior de sus ojos—. No tienes derecho a involucrarte en asuntos que son exclusivamente familiares. ¡Así que libéranos ahora o...!

—¿O qué, Preston? —Irrumpió en su conversación de forma amenazadora, acercándose a él para mirarlo de forma directa—. ¿Qué vas a hacer? No puedes ni siquiera salvarte a ti mismo. ¿Crees que vas a poder hacer algo por tu hija? No me hagas reír... Mientras te encuentres atrapado entre mis redes, estás completamente a mi merced. Tu, tú esposa y ese viejo con esa horrenda nariz son ahora mis prisioneros y el futuro alimento para mí y mis retoños.

—¿Viejo de horrenda nariz? —Stan levantó la voz—. Pero, Darlene... ¿Creí que teníamos algo especial?

—¿Quisieras callarte, Stan? —Preston le reclamó.

—No lo tomes personal, cariño. —Dijo Darlene, aproximándose a Stanley tras colgarse del techo de la cueva con la ayuda de sus ocho ágiles y peludas patas—. Es solo que he escuchado la misma tonta historia cientos y cientos de veces.

—¿A qué te refieres? —Preguntó el anciano.

—¿Acaso creíste que tú eras el primer hombre que intenta cortejarme con sus absurdas historias y su séquito de cursis y estúpidas frases? Stan, eres apenas un pobre aficionado. Piensas que tus métodos para conquistar mujeres son brillantes, únicos... Inclusive adelantados a su tiempo... Crees que te dan la ventaja en el campo, pero lo cierto es que nunca te habías topado con toda una maestra del engaño como yo. Déjame decirte algo con respecto a los hombres que piensan que son todo un prodigio en el antiguo arte del coqueteo. Nunca se dan cuenta de lo torpes y miserables que son sus vacías vidas, sino hasta que los papeles se invierten e intentan reparar el daño cuando no saben que ya es demasiado tarde. Por cada acción, corresponde una reacción, Stan... ¿Entiendes lo que intento decirte? Abusar de tu "Don", te saldrá muy caro, siendo el precio que deberás pagar: Tu propia vida.

—No te saldrás con la tuya, Darlene. —Stan refunfuñó—. Los niños ya vienen y ellos se encargarán de darte una buena y merecida paliza.

—¿En verdad? ¿Y qué te hace creer que un grupo de chiquillos podrá hacer algo contra mí y mis crías?

—Esos niños tienen tanto potencial como un grupo de barbaros salvajes y peludos... Bueno... Lo último no aplica en Dipper... Pero subestimarlos sería un tonto error de tu parte. Ellos ya se han enfrentado a criaturas mucho más peligrosas y aterradoras que tú. No les será difícil acabar contigo.

—Eso ya lo veremos... —La enloquecida risa de Darlene se volvió a escuchar en las inmediaciones de la cueva—. A decir verdad, no puedo esperar a que se unan a nuestra pequeña fiesta privada. ¿Por qué piensas que te permití conservar ese Walkie Talkie, Stan? Desde que los vi llegar en esa apestosa van, supe inmediatamente que ustedes serían las presas perfectas para nutrir a mis pequeños. Pero capturarlos a todos a la vez sería excesivamente complicado, así que mi plan consistía en engañarlos a ustedes primero, para luego proceder a hacer lo propio con esos niños. Sin embargo, Stan, tú fuiste el que me dio la ventaja en este juego. La forma con la que te acercaste a mí y trataste de seducirme, así como el hecho haberlos llamado por medio de ese transmisor portátil para que los ayudaran, fue un grave error de tu parte. Ahora, ellos se dirigen directamente hacia una trampa mortal y tú, Stan... Serás el responsable. No podrás hacer nada para evitarlo.

—¿Qué? ¿Una trampa...?

—Eso fue lo que dije, encanto... —Darlene se dejó caer del techo, aterrizando sobre sus ocho patas y flexionando su abultado y arácnido abdomen para amortiguar la caída. Acto seguido, cubrió con un disparo de telaraña las bocas de Stan, Preston y Priscilla, para que les fuera totalmente inútil poder hablar y advertirles a los niños del peligro que corrían—. Ahora... Será mejor que vaya a prepararme para recibirlos con una cálida bienvenida. Me pregunto... ¿Qué será bueno para ablandar carne tan fresca? Bueno, ya pensaré en algo. Ya regreso...

Darlene se marchó entre desconcertantes risas, dejando al trío de adultos solos y sin una buena percepción para conseguir su liberación.

-o-

—Pacifica... ¿Estás segura de que este es el lugar? —Dipper preguntó, asomando tímidamente la cabeza hacia el interior de una fría, estrecha, tenebrosa y sombría gruta, ubicada a las faldas del Pico Viuda; insignia principal de la atracción.

—Sí. —Respondió la niña con frialdad, apuntando con la luz de la linterna que tenía entre sus manos hacia la abrumadora oscuridad—. Dijiste que estaban atrapados en una caverna, y esta es la única que se encuentra más próxima al teleférico. Deben está aquí.

—En ese caso, debemos encontrarlos. ¡Rápido! Yo las guiaré.

Dipper estuvo a punto de tomar la linterna que Pacifica traía sujeta. Sin embargo, la rubia alcanzó a girarse y por medio de un sofisticado pero agresivo movimiento de su antebrazo, hizo a un lado la mano de Dipper, rechazando su propuesta, indicándole así y sin haberle dirigido una sola palabra, que ella sería la encargada de ir al frente de la columna y que no necesitaba de ninguna clase de ayuda por parte suya. A continuación, Candy, Grenda y Mabel, se colocaron en fila detrás de Pacifica. Una detrás de la otra. Sosteniéndose de las manos para no separarse, ni perderse. Haciendo de menos al muchacho de la gorra. Como si no se encontrara en ese lugar. Evidenciando su molestia con él por lo que había hecho. Dipper en cambio, al sentirse completamente rechazado, decidió permanecer hasta el final de la fila, pero conservando una distancia prudente entre él y el cuarteto de niñas.

—Este lugar me da escalofríos. —Confesó Mabel—. A pesar de contar con la linterna, me es difícil ver más allá de mi nariz aquí dentro.

—Sí. —Grenda le dio la razón, mientras más y más se adentraban en la cueva—. Es casi tan lúgubre como un recorrido por el museo de criaturas falsas en la cabaña de tu tío, pero sin todo ese olor a colonia añejada de hace más de doscientos años tan característico.

—¡Esperen, chicas! —Advirtió Candy, señalando con su dedo índice—. ¿Ya vieron lo que hay allá enfrente? Parece ser una pequeña fuente de luz.

—Echemos un vistazo. —Dijo Pacifica, manteniendo el orden en el grupo—. No se separen. Tengo un mal presentimiento sobre esto... Me parece un poco extraño, que siendo este el nido de una especie mutante de mujer-araña, todavía no nos hayamos topado con alguna de ellas fuera de las que vimos en el exterior.

—Dipper... —Mabel llamó a su hermano—. Dame tu mano. Debemos permanecer juntos.

El joven Pines aceptó de buen agrado, dadas las circunstancias. No obstante, en cuanto Dipper y Mabel se tomaron de las manos, ambos tuvieron la sensación de que aquello que se encontraban sujetando no era precisamente lo que ellos creían.

—Dipper... Tu mano se siente tibia y pegajosa... ¿Acaso tienes problemas de sudor crónico otra vez? Te dije claramente la semana pasada que fueras a visitar al doctor y no lo hiciste.

—¿Yo? ¿Y qué me dices de ti? —Respondió su hermano—. Estaba por preguntarte lo mismo... Tu mano se siente húmeda y además... Parece como si le hubiera crecido... ¿vello?

Los comentarios de Dipper y Mabel desconcertaron al resto de las chicas, ocasionando que Pacifica dirigiera la linterna hacia la posición de los gemelos misterio, tan solo para darse cuenta de que en vez de estar tomados de la mano, ambos tenían sujeta la pata de una monumental araña de tamaño similar al de un San Bernardo adulto. Dipper y Mabel soltaron al arácnido, no sin antes pegar un sórdido grito de absoluto horror. En ese momento, la araña giró su cuerpo para tratar de atacar y morder a Dipper con sus colmillos. El muchacho se paralizó a causa del miedo, no así Grenda, quién rápidamente tomó una roca maciza aledaña a sus pies, para enseguida quebrarla sobre la cabeza del animal, dándole una muerte instantánea.

—Eso estuvo muy cerca. Ahora ya estamos a salvo. —Declaró Grenda, relajando sus músculos, sin saber que había hablado demasiado pronto.

—Eh... Yo no estaría tan segura... —Pacifica tiró por la borda las falsas esperanzas dadas por Grenda, luego de iluminar con su luz cada uno de los costados de la caverna y apreciar como de pequeñas aberturas como túneles, comenzaron a salir una gran cantidad de arañas de tamaño similar a la recientemente abatida en conjunto con otras más pequeñas de proporciones semejantes a las de un gato.

—¿Deberíamos correr? —Preguntó Candy.

—En absoluto. —Respondió Mabel, emprendiendo la huída en conjunto al resto.

—¡Todos! Debemos ir hacia esa fuente de luz que Candy mencionó. —Decretó la rubia—. Encontremos a Stan y a mis padres y larguémonos de aquí.

—Es un buen plan. —Candy avaló—. Pero... Una vez que los hayamos encontrado... ¿Cómo conseguiremos escapar de todas esas arañas?

—¡Cállate y sigue corriendo! —Alertó Pacifica—. Ya se nos ocurrirá algo. Por el momento, debemos enfocarnos en hallar a los adultos. ¡No se detengan!

El grupo acató las palabras de Pacifica sin poner más excusas, de modo que los niños prosiguieron con su camino tal y como lo habían acordado de manera previa, huyendo frenéticamente de la horda de colosales arañas que poco a poco iban apretándoles el paso, mientras buscaban aproximarse hacia ese punto amarillezco a unas cuantas decenas de metros de distancia. A pesar de lo que Candy y Mabel pudieran llegar a pensar de Grenda y su inusual condición física, la joven de voluminoso cuerpo apresuró las piernas, pudiendo colocarse rápidamente en el frente para de esta forma, dejar fuera de combate a todos aquellos arácnidos que pudieran bloquearles el paso, empleando sus demoledores puños.

—¡Ahí están! —Exclamó Dipper, luego de visualizar a Stan y a los señores Northwest contenidos dentro de una especie de capullos hechos con telarañas al momento de atravesar el punto luminoso, desembocando así dentro de otra gruta más. Una cuyas paredes se encontraban cubiertas por interminables madejas de telarañas fluorescentes y de color ámbar, de las cuales se podían apreciar con un alto grado de repulsión, colgando de cabeza; decenas de cuerpos en avanzado estado de descomposición.

—Creo que voy a vomitar... —Dijo Mabel, llevándose las manos al estómago.

—Estoy contigo... —Agregó Candy.

—¡No se queden ahí y ayúdenme! Esas arañas no tardarán en alcanzarnos. —Dijo Pacifica, tomando la iniciativa y aproximándose hacia los capullos contenedores para liberar a sus padres y a Stanley. No obstante, en cuanto los niños pusieron las manos a la obra para sacarlos de la pegajosa telaraña, Stanley, Preston y Priscilla trataron desesperadamente de comunicarse con ellos pese a estar amordazados, sacudiendo sus cuerpos enajenadamente de un lado a otro para llamar su atención.

—¡Esto es inútil! No se están quietos. Deberíamos de darles un buen golpe en la cabeza y dejarlos inconscientes para poder sacarlos de aquí. —Grenda propuso, tomando una roca aún más grande que la que había utilizado para matar a la araña.

—Espera Grenda. —Mabel la detuvo a tiempo—. Creo que tratan de decirnos algo.

Mabel se colocó frente a su tío y se dispuso a quitarle la telaraña de la boca. Recibiendo en vez de elogios y palabras de agradecimiento; una advertencia de la que pronto entenderían la razón de su naturaleza.

—¡Huyan de aquí! ¡Es una trampa!

En un principio, los niños no supieron cómo reaccionar ante las indicaciones dadas por el anciano, arqueando las cejas en lugar de acatar sus órdenes y escapar de ese lugar como alma que lleva el diablo.

—¿De qué hablas, tío Stan? —Cuestionó Dipper.

—Lo que oyeron. —Complementó Preston en cuanto Pacifica le retiró la plasta de telaraña de la boca, así como también de la boca de su madre—. Si se quedan aquí correrán la misma suerte que nosotros.

—Esa mujer... —Dijo Priscilla en estado de shock—. Esa mujer araña... Nos comerá vivos... No pueden permanecer aquí, niños. ¡Deben irse ahora!

En ese momento, la maniática risa de Darlene estremeció las paredes, provocándoles a los chicos una agobiante sensación de inseguridad al no saber exactamente el lugar de dónde provenía. De modo que lo único que les quedaba, era permanecer juntos y rezar porque su adversaria no fuera una maestra especialista en ataques sorpresa. La suerte estaba echada.

Continuará...

Bueno, en esta ocasión no hay notas que resaltar, más que a esta historia solo le restan 3 capítulos más. Espero se queden conmigo para ver el desenlace de esta historia. A lo que me recuerda que he recibido comentarios diciéndome que debería hacerle una secuela a este fic, pero siendo sincero no veo la forma de cómo podría continuar con la historia. Después de hacer ya varios fics en honor a Dipper y a Pacifica a estas alturas ya no sé en qué nuevas aventuras colocarlos sin causar conflicto con las otras historias que ya tengo en emisión.

Es duro para mí decirlo, pero el futuro en el que dejo de escribir sobre esta pareja ya no se encuentra tan lejano como pensaba. Creo que ya casi he dado todo lo que tenía que dar en cuanto al bello universo de Gravity Falls. Pero bueno, mientras pueden seguir agasajándose con el resto de estas historias. Nos leemos el próximo 7 de Junio para la siguiente parte. ¡Pásenla bien! ¡Chao!

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