La Decisión de Dipper

¡Hola, mis estimadas y estimados lectores!

Actualizando en día jueves luego de haber pasado un ajetreado día de las madres. En fin, espero que también hayan pasado un fabuloso día y es hora de pasar a un nuevo capítulo de esta historia.

Leyendo sus comentarios me doy cuenta de que en realidad les fascinó el capítulo anterior. Temía un poco de él en particular, ya que esto fue algo que jamás ocurrió en el original, pero me da gusto que les haya agradado la idea de cambiar ese momento incómodo entre Dipper y Candy por uno realmente apasionante que resumió el primer encuentro real entre Dipper y Pacifica. Pues, les comento que este capítulo será aún mucho más intenso y seremos testigos de la primera cita entre estos dos.

Espero que les guste y nos leemos abajo para comentarios finales.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Un Fanfic de Gravity Falls

"Pacifica por la Carretera"

Capítulo 7: "La Decisión de Dipper"

—¡Atención viajeras y viajeros! —Exclamó Stanley, luego de aparcar la camioneta dentro del estacionamiento de la última atracción que les restaba por visitar y sabotear—. Tengo un total cincuenta billetes verdes para aquél que consiga derribar a ese leñador y a su amigo el buey azul. Yo pondré cinco, pero nuestro amigo Preston dice que el resto irá por cuenta suya.

—¿Qué? ¡Yo nunca dije nada! —Se quejó el hombre.

Acto seguido, Mabel, Candy y Grenda abandonaron el camper y sin perder más el tiempo, se dirigieron hacia las inmensas esculturas que había señalado Stanley y así comenzar con la destrucción para ganar la jugosa recompensa. Preston y su esposa fueron los próximos en bajar, siendo seguidos por Dipper y por Pacifica. Los dos niños permanecieron unos breves momentos más en las escalerillas del camper y ahí aguardaron hasta que los señores Northwest se dirigieron hacia la taquilla.

—Nos veremos en la entrada del museo de momias en quince minutos. —Pacifica le susurró a Dipper directamente en el oído—. Recuerda que mis padres no deben vernos o se pondrán furiosos. Tú sabes... Aún se encuentran resentidos por lo que sucedió en la fiesta... Me adelantaré.

—¡Claro...! Allá nos veremos. —Le contestó, observando a Pacifica salir corriendo hacia la posición del resto de las chicas, dando pequeños saltitos mientras lo hacía.

Dipper no se había dado cuenta de la clase de sonrisa que se había dibujado de un momento a otro en su rostro, caso contrario a Stanley, el cual si pudo notar el repentino cambio en su sobrino.

—¡Oye, niño! ¿Se pude saber a qué estás jugando? —Le preguntó en voz baja.

—¿Jugando? —Se sobresaltó—. ¿A qué te refieres? Yo no estoy jugando a nada.

—¡Por favor, Dipper! Puede que tenga cataratas, pero hasta un cegatón como yo puede ver y darse cuenta de la manera tan cariñosa con la que has estado interactuando con esa chica Northwest en estos últimos minutos. ¿O acaso me vas a negar, que ambos se encontraban tomados de la mano cuando yo los llamé para regresar al camper? Dime, Dipper... ¿Qué paso con todo eso que dijimos acerca de ella mientras nos encontrábamos en la piscina?

—¿De la mano...? ¿Con ella...? No sé de qué hablas... —Sus nervios lo traicionaron, de modo que desvió los ojos hacia el pico de la montaña y luego hacia el teleférico en un ciclo acelerado y constante—. Yo estaba... Yo solo estaba... —En ese momento, Stanley se dirigió hacia él con una mirada cargada de perspicacia, lo que ocasionó que Dipper no pudiera mantener en secreto esos aparentes y nuevos sentimientos que estaban floreciendo poco a poco dentro de su ser—. De acuerdo, tío Stan... Mira... No sé cómo decirte esto, pero... Todo eso que hablamos durante la noche de ayer... Verás... Parece estar volviéndose realidad... Creo que... He comenzado a sentir algo por Pacifica Northwest.

—Sobrino, tienes suerte de que no esté bebiendo una gaseosa en este momento o de lo contrario ya te la hubiera escupido en la cara. ¿Qué acaso te volviste loco?

—A decir verdad, a mí también me gustaría saberlo... —Suspiró—. No sabría cómo explicarlo... Sucedió de la nada. Al detenernos en ese restaurante... Ella y yo nos encontramos en el bosque y luego comenzamos a charlar y de repente... Hubo algo...

—¿Algo?

—Había algo en mi cabeza que me decía que no la podía dejar sola... Escucha, tío Stan. Sé que Pacifica puede parecer mezquina, egocéntrica, inclusive odiosa la mayoría de las veces.

—Dime algo que no sepa, Dipper.

—Pero ahora sé la razón del porque se comporta de ese modo. Me di cuenta de todo lo que sucedía en el trasfondo cuando Mabel y yo fuimos a la fiesta que se celebró en su mansión hace unos días. Supe que sus padres y el miedo que ellos le han infundido desde siempre, son los principales responsables de su evidente mal comportamiento. Ellos nunca se han preocupado por su bienestar. Ellos piensan que al cumplirle sus caprichos, todos sus problemas van a desaparecer. Pero lo único que han provocado es empeorar su situación. Fue a partir de ese momento que sentí que era mi obligación ayudarla y protegerla de la tiranía de sus padres. Aunque... No sé exactamente el motivo de esta atracción que siento hacia ella. ¿Por qué fue hasta este momento y no antes? El amor es realmente complicado.

—Dipper, escucha... —Se arrodilló y colocó una mano en el pequeño hombro izquierdo de su sobrino—. Si todo lo que me has dicho es verdad, entonces tal vez ustedes se encontraban destinados a atravesar esta "clase" de situación. Más allá del coqueteo, es posible que este sea tu verdadero chance de al fin conseguir una chica. Tal vez los planetas se alinearon y el universo conspiró para que ayudaras a esa niña y que ahora sientas algo por ella, pero quiero que sepas que sea la decisión que tomes, yo estaré apoyándote siempre.

—Gracias, tío Stan... —Le sonrió.

—No es nada, Dipper. Además, muero por ver la reacción de Preston cuando sepa que el próximo novio de su hija pertenece a una clase social más baja que la suya.

—Por favor tío Stan, sus padres no deben saber nada. Son capaces de mandarla a un internado hasta que cumpla la mayoría de edad.

—Dipper... No sé por qué siempre pones un duro empeño en buscar la forma de quitarle lo divertido a todo... De acuerdo, lo mantendré en secreto. ¡Bien! Ya que tienes a una chica en la mira, creo que es hora de que yo también busque a una bella dama para invitarla a pasar el día. Y creo que ya encontré a la indicada... —Dijo, divisando a la extravagante mujer encargada de la taquilla de la atracción.

Ahora que Stanley también le había puesto el ojo a una dama, este no perdió más el tiempo y se dirigió hacia ella, siendo esta una mujer cuyo exceso de botox en la cara y fervientes deseos por parecer más joven de lo que realmente era se hacían más evidentes conforme uno se acercaba cada vez más y más a ella, Dipper se armó de valor y una vez que exhaló una gran cantidad de aire, se encaminó hacia la entrada del museo de momias para reunirse con Pacifica.

-o-

—¿Se puede saber por qué tienes esa cara tan pálida, Dipper? —Pacifica cuestionó al muchacho Pines en cuanto lo observó aproximarse a ella—. Espero que no te estés acobardando por entrar a mirar a un montón de tontas momias probablemente falsas. Creo que después de haberte visto cara a cara contra un fantasma como el que asoló la mansión no hay absolutamente nada que pueda doblegarte ahora.

—¿Qué? ¿Asustado? —Levantó la cabeza—. ¡No...! No estoy asustado... Es solo que... Estaba pensando que... Tal vez todo está ocurriendo muy rápido. Se siente extraño... Es decir, ¡Míranos, Pacifica! Cuando te conocí durante la fiesta que mi tío organizó en la Cabaña del Misterio, y luego de ver la forma en la que humillabas a mi hermana, te catalogué inmediatamente como a una mala persona que en definitiva jamás se encontraría dentro de mis círculos de amistades. Pero tan solo pocas semanas después... Todo es diferente... Y... Bueno... Se siente extraño...

—Dipper... —Se sujetó el brazo con la mano contraria, sintiendo inseguridad de sí misma—. Mira... No te obligaré a hacer algo con lo que no estés conforme. Si te sientes incomodo por estar a solas conmigo, podemos buscar a tu hermana y a sus amigas para que nos acompañen al museo.

—¡No...! —Hubo un breve momento de silencio, hasta que Dipper retomó el hilo—. Lo que quise decir es que... He pasado la mitad del verano aferrándome a una estúpida idea, a un amor imposible... A un sueño infantil sí así prefieres llamarlo, el cual fracasó y del que ahora tengo la oportunidad de redimirme. Ese fue el motivo por el cual vine a este viaje en primer lugar. Quiero mirar hacia adelante y dejar atrás el pasado de una vez por todas. Cuando dije que se sentía extraño estar así contigo, más bien me refería a que jamás hubiera imaginado que esos sentimientos provocados por ese sueño tonto se hubieran transferido hacia alguien más en tan poco tiempo.

—Dipper... ¿Qué quieres decir...? —Sus mejillas comenzaron a tornarse rosas.

—¡Será mejor que vayamos dentro! Pacifica, tengo algo que... O mejor dicho... ¡Hay algo que quiero decirte! —Dipper tragó saliva y muy a pesar de sus destrozados nervios, tomó la iniciativa y se adelantó, armándose de valor, sujetando a Pacifica de la mano para conducirla hacia el interior del museo. A pesar del inesperado movimiento, la chica de los cabellos rubios no puso objeciones, accediendo a seguirlo. Entre tanto, un tercio de chicas curiosas y entrometidas miraban todo desde la seguridad de un arbusto cercano.

—¡Oh por dios! ¡Oh por dios! —Decía Mabel, extasiada—. No puedo creer que esto al fin este pasando... Mi hermano, está teniendo su primera cita sin que la chica haya aceptado solo por sentir lástima por él. Y justo cuando pensé que se quedaría soltero de por vida... ¡Estoy tan emocionada que no puedo respirar! Me pregunto cómo serán sus hijos... ¿Cuántos tendrán? ¿Cómo se llamarán? ¿En dónde se casarán? ¡Dios! Son tantas preguntas...

—Mabel creo que estás exagerando un poco. —Dijo Candy, sometiéndose a la voz de la razón—. ¿No crees que ambos son demasiado jóvenes para que comiencen a pensar en ese tipo de cosas?

—Nunca se es demasiado joven para planear tu futuro, Candy. —Dijo Grenda detrás de ella—. Mi plan de vida consiste en casarme con Marius a los veintidos, compraremos una casa rodante y recorreremos el país en busca de los mejores restaurantes para comer pays de manzana.

—Dudo mucho que con la semejante cantidad de dinero que tiene, Marius acepte abandonar su estilo de vida para conducir por el país en busca de pays.

—¡No me arruines esto como lo hiciste con Kevin, Candy!

—¡Kevin era un robot! —Insistió la niña de las gafas.

—Por favor, chicas... —Mabel llamó la atención de ambas—. Dejemos de pensar en eso y vayamos a echar un vistazo. Si ambos se dan su primer beso quiero estar ahí para presenciarlo y tomar una fotografía. Yo jamás pierdo la oportunidad de un recuerdo.

De esta manera, el trío de chicas siguió a la joven pareja, quien para ese momento ya se hallaba al interior del museo. Dipper y Pacifica se encontraban sentados sobre una de las múltiples bancas de paso, mirando los pútridos y momificados cadáveres, los cuales tenían la extraña pinta de parecer más frescos de lo que realmente se exponía en el folleto que les proporcionaron al entrar, todo mientras tomaban un helado de vainilla que habían conseguido previamente luego de haber pagado los boletos de admisión.

—Ese letrero... "Nuevas Momias Todos los Días" Me tiene un poco confundido... —Dijo Dipper, mirando con incertidumbre hacia la pancarta.

— Y "Mr. Paranoia" vuelve a hacer acto de aparición. —Pacifica hizo su comentario sarcástico del día, ocasionándole un ligero ataque de risa.

—No es que sea paranoico, pero... ¿Cómo es eso posible...? El proceso de momificación es muy serio y complejo, dependiendo si este es llevado a cabo por la madre naturaleza o si se trata de uno similar al que era practicado por las personas del antiguo Egipto; este podría variar seriamente el tiempo requerido para completarse. ¿Sabías que para preservar mejor el estado del cuerpo, los egipcios dejaban los cadáveres sumergidos en natrón por 70 días antes de cubrir su cuerpo con vendajes y finalmente ser depositados dentro de un sarcófago?

—Y... "Mr. Nerd" también hace acto de aparición, damas y caballeros. —Pacifica volvió a comentar.

—Lo siento... —Dipper agachó la cabeza, mirando hacia sus zapatos—. ¿Lo arruiné, verdad?

—No del todo... Creo que estar junto a un nerd tiene sus ventajas. Puedes aprender muchas cosas.

—¿Lo dices enserio?

—Muy enserio. —Pacifica reafirmó.

—¡Cielos...! —Dipper soltó una risilla provocada por sus nervios—. Creo que eres la primera persona que me dice algo así. ¿Sabes, Pacifica? Hay ocasiones en las que ni siquiera a Mabel le interesa lo que yo pienso y eso me hace sentirme fuera de lugar. Es decir... Tenemos gustos muy distintos y no la culpo por ello, pero... Ser el único poseedor del título de nerd en el salón de clases me ha hecho pasar muy malos ratos cuando se trata de estar rodeado de algunos de mis compañeros. El resto de los niños y las niñas en mi escuela me hacen sentir como si fuera un recluido por la sociedad y me hacen burla por ello. —Suspiró, comenzando a mecer sus piernas—. Es por eso que me encuentro solo la mayor parte del tiempo. Aunque... Cuando me doy cuenta y giro la cabeza para mirar hacia atrás y ver la clase de amigos tan maravillosos que he hecho en este lugar, pienso que no hay nada que no pueda lograr ahora.

—Dipper... Nunca le he dicho esto a nadie, pero... No eres el único que se ha llegado a sentir de esa misma forma. A veces me pregunto, si aquellas chicas y chicos a los que puedo llamar "amigos" lo seguirían siendo sí mi familia no fuera la poseedora de una vasta fortuna.

—En ese caso... Creo que ambos somos un par de recluidos. —Le sonrió.

—¡Ya quisieras! —Le devolvió la sonrisa, volviendo a tocar la punta de la nariz de Dipper con su dedo—. Te recuerdo que soy la propietaria de una página en Facebook con miles de seguidores.

—Eso no quiere decir nada... —Alzó las cejas.

—¡Claro que sí! ¡Vamos, Dipper! Admite que es un gran logro. ¡O de lo contrario tendré que obligarte a que lo admitas a base de cosquillas!

Pacifica se abalanzó contra el estómago de Dipper, provocándole al muchacho un serio y prolongado ataque de risa. Pasados unos segundos, Dipper comprendió que tenía que dar por perdida la discusión al no poder defenderse para posteriormente contraatacar, ya que el hecho de maniobrar con un helado en la mano lo volvía una tarea extremadamente más complicada. Al final, accedió a aceptar las palabras de Pacifica y a admitir que ella tenía la razón.

—¡Yo gano! —Se jactó orgullosa.

—De acuerdo, de acuerdo... ¡Tú ganas! —Dipper dejó transcurrir unos momentos para tranquilizar su acelerado corazón antes de proseguir—. Pacifica... Me sigue pareciendo una locura lo que estoy a punto de decirte pero... Este ha sido un día estupendo. Me la he pasado muy bien contigo y... Me alegra mucho que hayas podido acompañarnos en este viaje.

Pacifica sintió un cosquilleo muy intenso cuando las palabras de Dipper llegaron a sus oídos, entonces su cara se enrojeció y su habla se volvió un poco torpe.

—Bueno... Entonces... Quizá deberías agradecerle a esa anciana demente por haber destrozado nuestro automóvil... Aunque claro, también existe el riesgo de que te atrape y te empale con una de esas agujas gigantes para coser.

—Entonces... De ser así... Sí es por ti... Creo que valdría la pena correr el riesgo... —Dijo Dipper, tomando a Pacifica de la mano.

El corazón de ambos pareció colapsar, al punto en el que ninguno de los dos pudo articular palabra alguna de forma inmediata. Un par de minutos después, Dipper consiguió que su pecho y su garganta recuperarán las fuerzas necesarias para lo que estaba a punto de decir y que le ayudaría a superar y a olvidarse de los sentimientos que alguna vez tuvo por la joven leñadora más intrépida y valiente que jamás haya existido sobre la faz de la tierra. Por su parte, Mabel, Candy y Grenda se encontraban escondidas por detrás de un contenedor de basura, esperando por el momento decisivo, conteniéndose las ganas de querer estallar en júbilo y gritos de fangirl al contemplar la escena.

—¡Dios mío! ¡Dios mío! —El entusiasmo de Mabel superó los límites permitidos—. Se lo va a decir... Se lo va a decir...

—Pacifica... Antes de entrar dije que había algo que tenía que decirte... Y es que... Bueno yo... Lo que quiero decir es que... Tu... Tú a mí me gus... Me gust...

—¿Dipper? —Preguntó una chica de vestido rosa y una trenza cayendo sobre su hombro derecho al momento de contemplar con desagrado la escena—. ¿Se puede saber qué significa esto? ¿Por qué estás tomado de la mano con esa chica?

—¡La chica del laberinto...! —Dipper exclamó. Entonces, un escalofrío muy intenso le recorrió la espalda hasta llegar a su cuello, sabiendo que sus últimos momentos con vida estaban probablemente a la vuelta de la esquina.

Continuará...

Bueno, puede que algunas o algunos de ustedes estén pensando en asesinarme por haberlo cortado justo aquí. (A menos que provengas de un futuro no muy lejano y ya este el siguiente capítulo disponible) Pero ya se veía venir. Sin embargo, como tengo la ventaja de no contar con las restricciones de Disney, haré de esta escena mucho más elaborada y que servirá de base para un futuro capítulo. De momento solo nos queda esperar a que a Dipper no le vaya tan mal. Aunque los que ya me conocen, saben que eso no es verdad. *Inserte risa de villano de comic antiguo luego de dejar atada a las vías del tren a una pobre damisela*

¡Pásenla bien y nos leemos en el próximo capítulo que estaré subiendo el día miércoles 17 de Mayo. Muchas gracias por sus comentarios. Los aprecio de verdad. ¡Chao!

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