Capítulo XII
Unas pequeñas manos tantearon su cintura, ChanYeol apegó más el cuerpo al del contrario y aquellos brazos lo rodearon con firmeza. Giró la cabeza para profundizar el beso y la lengua del chico chocó contra la suya. Aquello fue el mismísimo cielo y solo consistió en un beso correspondido.
Sintió el deseo de tocarlo, quiso tomar más de BaekHyun. Sin embargo, quiso tocar aquellas partes que eran casi invisibles e inútiles para los otros. Quiso pasar el dedo índice por lo largo de la nariz de BaekHyun, besarle la nuca y caminar los dedos sobre sus hombros. Quiso jugar con su tobillo, acariciar cada uno de sus dedos y comparar ambas manos, ya que sabía que las suyas eran mucho más grandes que las contrarias. Quiso hacer ese tipo de cosas con BaekHyun como también otras, otras donde no importaba el movimiento ni la posición, pero quería a BaekHyun gimiendo su nombre cerca de su oído. Imaginárselas no costaba nada y ChanYeol sabía lo difícil que era hacer realidad los deseos propios, así que decidió conformarse con los pequeños detalles. Acarició las mejillas de BaekHyun con los pulgares y posó las palmas ahí con suavidad para llevar sus dedos más lejos y tocar aquel sedoso cabello que siempre le fascinó.
También sintió caricias inocentes y tímidas. Unos finos dedos tantearon su cadera y se introdujeron con cautela por debajo de su camiseta, como si en cualquier momento pudieran pisar una trampa y salir heridos. ChanYeol no permitiría eso, no quería que BaekHyun saliera lastimado y mucho menos que se alejara de él. Además, le fascinaba que, a pesar de que sus labios se separaron unas cuantas veces, estos se volvieron a juntar una y otra vez.
Más calidez. Ambos querían más calidez y tibies hogareña.
Aquellos dedos traviesos y a la vez tímidos tocaron su piel, haciéndolo arder y gemir en los labios contrarios de pura satisfacción. El suave delineo del tatuaje lo hizo sentir realmente feliz; primero, porque a BaekHyun pareció gustarle el trazado y, segundo, porque el castaño le tomó verdadera importancia a aquellas letras impresas en su piel. BaekHyun notó la preponderancia de aquellas palabras y él lo agradecía.
—ChanYeol... —Sus cejas temblaron al escuchar a BaekHyun hablar entre uno de sus besos que no tuvo continuación. El castaño se alejó aún con los ojos cerrados—. ChanYeol...
¿Por qué su nombre sonaba tan triste? No debía ser así...
—¿Qué quieres de mí? —El castaño suspiró, agachó la cabeza y mantuvo los ojos cerrados.
—Y-Yo... —Se quedó unos segundos en silencio y pensó en qué contestar—. Quiero follarte, BaekHyun.
Nunca pensó que sentiría tanto alivio al decir esas palabras y, en parte, agradeció tener el valor de soltarlas. El contrario lo escuchó con una sonrisa y los ojos llorosos, pero ninguna lágrima cayó de ellos.
—También quiero que me folles, ChanYeol. —Eso le sorprendió—. No obstante, no sueñes con que eso pasará. Jamás dejaré que suceda.
—¿Por qué?
El castaño negó con la cabeza y cruzó los brazos sobre el pecho, estableciendo más espacio entre ellos.
—Porque eres despreciable. —Los ojos de ChanYeol se abrieron, sorprendidos. La sonrisa ajena pareció reírse de él, pero no soltó ninguna risa—. Vete. Quiero ducharme.
Sus ojos se nublaron, levantó la cabeza para mirar el techo y pestañeó repetidas veces. Odiaba ser sensible. Odiaba llorar por cualquier cosa. Odiaba que todo le doliera.
Salió de dos grandes zancadas del baño y cerró la puerta detrás de sí, dando un portazo.
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Usó ambas manos para juguetear con el tirante de su bolso deportivo y miró la espaciosa área.
—Aquí tienes. —ChanYeol recibió la tarjeta y le regaló una sonrisa amigable a la chica que estaba detrás del mostrador—. Los camerinos están por allá y te encontrarás con el entrenador a un lado del ring de boxeo.
Asintió y se encaminó hacia los camerinos, donde tuvo una clara vista de las gotas de lluvia golpeando con fuerza los ventanales. Agradeció que su departamento se vinculara con el gimnasio de la universidad, por lo que solo fue necesario pasar un extenso pasillo techado para llegar al lugar.
Eligió una de los casilleros desocupados y se sacó la chaqueta impermeable, luego se quitó la camiseta y la reemplazó por una sudadera deportiva, hizo lo mismo con sus ajustados pantalones, remplazándolos por uno de chándal. Todo lo metió dentro de su bolso de deporte para introducirlo al casillero.
El gimnasio consistía en tres pisos, en el primero estaba la piscina, en el segundo las colchonetas y en el tercero las máquinas de ejercicios, más el ring y las clases de karate. Había una variedad de cosas que podía hacer, pero ChanYeol se sintió ansioso y feliz cuando vio de cerca aquel ring acolchado y las bolsas de boxeo colgando del techo.
—¿Tú eres...? —Se volteó un tanto asustado al escuchar una voz gruesa a sus espaldas.
Se encontró a un hombre con ropa deportiva que lo miró con los brazos en jarra. El cabello le desaparecía por las sienes, pero no se veía demasiado viejo. Sin embargo, ChanYeol no pudo evitar reprimir una sonrisa cuando vio su bigote bien cortado.
—Creo que te perdiste de lugar, chico. El club de baloncesto dejó de funcionar por la lluvia.
—¿Usted es el entrenador del club de boxeo?
El hombre gruñó al darse cuenta que no le prestó atención a lo antes mencionado.
—Sí, niño.
Asintió y sonrió. Ladeó un poco la cabeza, mostrando un aspecto tierno que hizo fruncir el entrecejo del entrenador.
—Me acabo de inscribir. Mi nombre es ChanYeol. —Extendió la mano sin quitar la sonrisa, a lo que el mayor tampoco quitó su expresión.
—¿Entraste a boxeo? —El sujeto pareció mofarse de él.
—Sí. ¿Hay algún problema?
Metió ambas manos en el bolsillo que atravesaba su sudadera al no obtener ningún apretón de manos como esperó.
—¿Te hacen bullying o algo así?
Frunció el ceño con molestia—. ¿Por qué?
—Pareces un flacucho inestable. Te costará aprender.
Acentuó su expresión cuando el entrenador le golpeó el hombro con empatía.
—Pero yo...
—Sube al ring y muéstrame si, al menos, te puedes defender. Asegúrate de usar el implemento necesario.
ChanYeol pestañeó unas cuantas veces, sintiéndose aturdido.
Si fuera un niño pequeño confundiría el ring con una cama elástica, este era circular y tenía una red que media más de tres metros y un suelo acolchado. Él nunca antes estuvo dentro de algo así.
—¿Con guantes o solo con vendas? —Se volteó hacia el entrenador, quien bajó a unos chicos que estaban dentro del ring.
—Investigaste antes de venir, eh. —Abrió la boca para responder algo inteligente, pero el hombre le gritó a otros chicos antes de responderle—: Usa los guantes y ponte un casco.
—Yo no... —Se calló a sí mismo al notar que el entrenador no le puso atención.
Suspiró en un intento de relajarse y se volteó para encontrarse con un mueble donde estaban todas las cosas. Se agachó para tomar lo necesario y se pegó un gran susto después de alzarse y encontrarse a unos cuatros chicos desde el otro lado del mueble mirándolo con los brazos cruzados. Eso no le gustaba. Él siempre fue larguirucho mientras que sus otros compañeros eran macizos, por esa razón el entrenador que tuvo durante la infancia se convirtió en uno personal para evitar las burlas de sus compañeros. Ahora que pasaron años vio a distintas personas dispuestas a darte una pelea, así que lo que menos le importaba era lo fuertes que podían parecer. No obstante, esa reflexión no evitó que algunos recuerdos se trasladaran por su conciencia y le dejaran mal sabor de boca.
—¿Sabes cómo hacerlo? —Elevó la cabeza junto con las cejas al escucha una voz amable.
Solo asintió y mantuvo su expresión seria. Pasó la venda blanca en torno a la palma de su mano. Lo hizo con presteza y, cuando terminó el vendaje de ambas manos, pasó a ponerse los guantes rojos que había sobre el mesón, los cuales abrochó el chico que le ofreció ayuda.
—Niño, ponte el casco —dijo el entrenador y apuntó el mueble de los implementos.
—Estoy bien así. —No esperó una respuesta y entró a ese extraño cuadrilátero.
—¿ChanYeol? —Elevó ambas cejas cuando se encontró con HunHwa dentro del ring.
Se acercó a él y chocó su puño enguantado contra el contrario como saludo por la falta de accesibilidad con las manos.
—¿Qué haces aquí? No pareces alguien que hace boxeo —dijo mientras veía al castaño saltar en su puesto y golpear sus manos como si se preparara para la pelea.
—Tú eres quien no parece hacer boxeo. Además, soy el mejor por aquí.
Rodó los ojos y sonrió, disipando ese sabor agrio que se instaló en su paladar gracias a lo tosco que fue su entrenador.
—Doc, ten cuidado con el chico. Es nuevo. —HunHwa asintió divertido hacia su entrenador—. ¡Niño! Después de que diga "ya" empiezan.
ChanYeol asintió y movió su cabeza de derecha a izquierda para destensar aquella molestia que crecía en su nuca cada vez que la adrenalina corría por sus venas antes de pelear.
—¿De cintura para arriba? —preguntó, volteándose para ver a su entrenador, quien le asintió con un chasquido de lengua y una cara de molestia.
Se volteó para encontrarse a HunHwa, quien sonreía a unos metros por delante de él. Notó que detrás del hombre había un gran ventanal que dejaba a la vista lo fuerte que caían las gotas por la lluvia.
—¡Ya!
Sacudió la cabeza para despabilar y escuchó unas risas desde atrás. Fijó la vista y se hizo a un lado cuando vio un posible ataque, logrando que el mayor de los dos chocara con una de las redes y rebotara hacia adentro. ChanYeol rio.
—¡Niño, no debes evitarlo! —gritó el entrenador a la distancia—. ¡Tienes que golpearlo!
Asintió sin darle importancia y acercó los puños al pecho al notar que el médico se levantó y volvió a tomar una postura de ataque. Para ChanYeol era divertido, porque a sus ojos era un juego de niños, especialmente cuando vio a HunHwa con guantes y saltando con el ceño fruncido por delante de él. Agradeció que el chico no estuviera con casco, ya que así pudo reírse de su expresión de desconcierto.
Vio al castaño venir contra él y otra vez lo evitó. El entrenador le gritó desde el otro lado de la malla, pero él no le prestó atención y, cuando HunHwa se volteó aún aturdido por chocar con la malla, le propinó los tres primeros golpes en el pecho. El chico cayó al piso de espaldas y él esperó a un lado para que se levantara, pero esto nunca sucedió, así que se acercó al contrario con aire burlesco.
—Pensé que eras el mejor por aquí —se mofó y dobló el brazo para que el chico pudiera tomarlo y levantarse.
—Sabes pelear. —Rodó los ojos y mantuvo una sonrisa en los labios al escuchar a su contrincante asombrado.
—Algún talento debía tener. —Se encogió de hombros sin darle mucha importancia.
—¿Aparte de ser el superhéroe personal de BaekHyun?
ChanYeol fingió una sonrisa.
—¡¿Qué hacen ustedes dos?! ¡Peleen! —Suspiró y dio dos pasos hacia atrás para ponerse en posición de ataque—. ¡Ya!
Esta vez fue él quien se acercó y dio el primer golpe, a lo que recibió uno del castaño que pudo esquivar. Solo logró pegarle cuatros veces más cuando este volvió a caer al suelo.
—¡Ya, Doctor Ryu! —se burló en tono cantarín y, en un acto juguetón, movió el pie en torno al estómago del contrario, quien seguía en el suelo.
—¡Niño! —Se volteó al darse cuenta que ese sería su nuevo nombre dentro del gimnasio—. ¿Sabes pelear?
—Un poco —murmuró y se acercó al profesor, viéndose intimidante desde la altura.
—¿Practicaste antes? —Asintió y miró de reojo al escuchar a HunHwa levantarse—. ¿Quién te entrenaba?
No alcanzó a contestar, porque sintió el cuerpo contrario moviéndose detrás suyo. Con un movimiento certero golpeó al castaño en el rostro, logrando que este quedara acostado sobre la colchoneta.
—¡Woah! —gritó ChanYeol después de dar un salto para luego ponerse en cuclillas y dejar sus brazos descansar sobre sus piernas flexionadas—. ¿Sabes cuánta energía tenía acumulada, HunHwa? Aún no me deshago de toda. ¿Quieres que siga golpeándote?
El aludido rio con ganas.
—No puedo contra él —dijo el castaño, quien se levantó y miró al entrenador.
—Puedes bajar. —El mayor le dio un suave golpe en el hombro y se acercó a la salida del ring—. ¡Niño!, ¿cómo te gusta pelear?
Se volteó para mirar al entrenador con una amplia sonrisa—. Todo vale.
—¿Ah? —Sonrió aún más cuando escuchó el coro de sus nuevos compañeros.
—¿Peleabas ilegalmente?
Se encogió de hombros y se sentó sobre la colchoneta oscura.
—¿Alguien quiere pelear contra mí?
Sonrió cuando vio a varios chicos levantando la mano y gritándose entre sí.
—Puedes subir. —Cambió su expresión cuando reconoció a MinHo entre la multitud.
Don estúpido de la clase dos subió al ring solo con las manos vendadas.
—No sabía que practicabas boxeo —comentó casualmente y se sacó los guantes para estar igual que el contrario—. Si sabes cómo pelear, ¿por qué no me golpeaste cuando te golpeé?
El pelinegro sonrió y suspiró para luego encogerse de hombros—. No lo sé. Dije algo equivocado, creo que me lo merecía.
ChanYeol sonrió, se sacó los guantes y los dejó en la entrada del ring antes de levantarse.
—No tienes armas, ¿cierto? —Miró sus propias manos para ver si las vendas estaban en una buena posición.
—Estamos en el gimnasio de una universidad, ChanYeol —dijo el contrario con tono burlesco y él chasqueó la lengua, pero sonrió.
—Nadie sabe de qué es capaz un ser humano. —Se encogió de hombros y metió despreocupadamente las manos dentro del bolsillo de su sudadera.
—¡¿Niño, qué haces?! —Miró sobre su espalda para observar al entrenador.
Lo pudo escuchar. Sacó las manos del bolsillo y afirmó a MinHo por el hombro para darle un golpe en el rostro, haciéndolo retroceder. Se largó a reír cuando vio al contrario sobarse la mejilla.
—Sé lo que significa "todo vale" —se mofó y volvió a meter las manos dentro del bolsillo mientras veía a su oponente estabilizarse.
Esta vez el golpe que hizo el pelinegro fue notorio y predecible, logrando que pudiera emplear un poco sus movimientos de defensa personal.
—¡Mierda, ChanYeol! ¡Me duele!
Soltó a MinHo después de recostarlo en el suelo mientras mantenía la rodilla sobre su espalda. Terminó soltando al pelinegro y se levantó para meter las manos con aire despreocupado dentro del bolsillo de su sudadera.
—¡ChanYeol! —Giró la cabeza hacia la entrada del gimnasio, donde vio a su mejor amigo correr hacia el ring con un montón de hojas en las manos—. ¡Lo logré! ¡Lo logré! —Se acercó a la malla para observar el papel que le mostraba JongDae—. ¡Estoy en el club de canto!
—¿En serio? —Achinó los ojos para leer y sonrió—. ¡Felicidades!
JongDae sonrió, pero el gesto se desvaneció y apuntó uno de sus costados—. Por la derecha.
ChanYeol levantó el brazo y dio un codazo. El cuerpo de Don estúpido de la clase dos cayó al suelo con las manos sobre el rostro. Se acercó un poco asustado y alejó las manos del pelinegro para notar como el líquido rojo descendía por un costado de la comisura del contrario.
—Levanta la cabeza. —Tomó la cabeza de MinHo y con cuidado la puso en la posición adecuada para detener el sangrado.
El entrenador se adentró al ring con rapidez y se puso del otro lado del cuerpo macizo de Don estúpido de la clase dos y, para su sorpresa, asintió al ver el procedimiento de emergencia bien hecho.
—ChanYeol, ¿cierto?
—Eh... —Meditó durante unos segundos antes de contestar—: Mejor dígame niño.
—¡ChanYeol! —Giró su cabeza para mirar a JongDae, quien aún saltaba con una amplia sonrisa en la cara.
Se bajó del ring con agilidad y se acercó a su amigo, evitando las miradas que le enviaron sus compañeros. Nunca fue de las personas que le gustara obtener la atención de la gente, especialmente cuando todos parecían cuestionarlo en cada mirada.
—Dijeron que mi voz era excelente. ¿Puedes creerlo?
Sonrió y se pasó un brazo por la frente para quitar el sudor.
—¿Qué hora es?
—Quedan dos horas para el toque de queda. ¿Ya te irás? —preguntó el castaño y elevó ambas cejas. Él asintió.
—Tengo ropa que lavar. —Se volteó para mirar a sus compañeros, algunos estaban dentro del ring y otros seguían mirándolo—. ¡Adiós, entrenador! Nos vemos en la siguiente clase.
Se sacó las vendas con rapidez y las dejó sobre el mesón de los implementos. Luego pasó de largo hacia los camerinos con JongDae por detrás.
—Me alegra que ambos seamos incluidos.
Rodó los ojos y le sonrió a su mejor amigo—. ¿Qué harás hoy?
Se acercó al casillero para sacar su bolso junto con los útiles de aseo.
—No tengo nada que hacer. —El chico hizo una mueca—. MinSeok aún no me habla. Sin embargo, hoy en la mañana tuvimos sexo...
—¿Que? —Miró al castaño con una expresión burlona—. No te habla, ¿pero tienen sexo?
Ladeó la cabeza con aires burlescos y se desvistió para luego meterse a una de las duchas y cerrar la puerta.
—Tampoco lo entiendo, Yeol. —El suspiro melodramático de JongDae lo hizo reír—. ¿Qué debería hacer?
—¿Cuánta posibilidad hay de que MinSeok vuelva contigo?
Abrió la llave de la ducha para sentir la tibia agua cayendo sobre su cuerpo.
—No lo sé... —El castaño se pasó las manos por el rostro con frustración—. No sé qué hacer. Todo esto me tiene al límite. No paro de pensar en él.
—Dae, alcánzame el jabón. —El susodicho tomó todos los útiles de aseo y se apoyó a un costado de la puerta después de pasarle el utensilio—. ¿Te gusta mucho?
Su amigo arrugó la nariz y miró los casilleros—. Creo que sí.
—¿No te dijo nada cuando lo hicieron? —preguntó después de sacar el champú de las manos de JongDae, quien no pareció darse cuenta de lo sucedido.
—Nada —susurró el otro y negó con la cabeza de manera pensativa—. Nos encontramos en el pasillo y chocamos, aunque lo hice a propósito. Después me tiró del brazo y ambos terminábamos dentro del cuarto de las escobas. ¿Tienes idea de lo incómodo que es hacerlo en ese lugar? Bueno... No puedo decirle que no a MinSeok. ¿Has visto lo lindo que es? Pare...
—Pásame la toalla.
El castaño hizo una mueca, pero de igual manera le entregó la tela.
—Hoy me comporté sumamente dócil. ¿Sabías que no es necesario ser penetrado para ser el sumiso? —ChanYeol no le prestó demasiada atención a su amigo y salió de la ducha con la toalla enrollada a la cintura, casi botando a JongDae de paso, quien seguía con su actitud serena—. Hoy MinSeok me dijo que me pusiera de rodillas, que abriera la boca y me tragara tod...
—Maldición, cállate. —Metió la cabeza dentro del casillero para intentar omitir las últimas palabras de su amigo.
—Es que... me siento muy extraño. Nunca antes estuve dispuesto a hacer de todo por una persona. —Se puso la ropa interior y giró la cabeza para mirar a su compañero con una ceja alzada—. Excepto por ti, obviamente.
Suspiró y se secó el cuerpo con la toalla para luego ponerse la ropa con la que entró al sitio.
—Me extrañó que ninguno de tus compañeros se riera de tu cabello.
Miró a su amigo con los ojos entornados—. ¿Quieres hacerme enojar?
Se puso con rapidez los pantalones junto con la camiseta. Luego se sentó sobre una banca y se puso las calcetas limpias.
—¿Por qué? ¿Estás molesto? —Rodó los ojos y se puso las zapatillas—. ¿Sucedió algo?
—No hables de sexo, Dae... —Suspiró y se levantó para guardar sus cosas.
—¿Qué pasó?
Volvió a suspirar y miró al castaño después de que guardar todo.
—Lo besé —susurró y tomó su chaqueta del casillero.
JongDae dejó caer todo lo que tenía entre las manos—. ¿Cómo?
Recogió las cosas y las dejó dentro de su bolso para luego cerrarlo.
—Besé a BaekHyun y él me trató como la mierda. Desde que sucedió eso no nos hablamos.
Subió el cierre de su chaqueta y se colgó el bolso al hombro para luego meter ambas manos en los bolsillos de la prenda.
—Bromeas, ¿cierto?
Arrugó la nariz y le hizo un ademán al más bajo para que lo siguiera hacia la salida.
—No. Además, no es la primera vez que nos besamos. —Se encogió de hombros, como si no le importara—. También me dijo que nunca lo podría tocar de esa manera...
—¡Auch! —Miró a su amigo—. Lo siento, Yeol. ¿Estás bien?
—Por supuesto que sí —susurró y ambos pasaron por un costado del ring.
Se acercó a HunHwa para hacerle gestos de despedidas y luego a MinHo, quien estaba sentado con un pedazo de papel higiénico metido en uno de los orificios nasales.
—¿Cómo estás?
El chico elevó el pulgar y sonrió—. Saluda a BaekHyun de mi parte y dale mis disculpas.
Elevó ambas cejas, sorprendido, pero al ver que el chico hablaba en serio asintió con lentitud.
—Recupérate y practica. Quizás a la siguiente me das algún golpe —bromeó y recibió un suave puñetazo en el brazo.
—Nos vemos.
Sonrió y se volteó hacia JongDae para dirigirse a la salida del gimnasio. Bajó lentamente las escaleras junto a su amigo. Ambos tenían sus propios problemas y ninguno de los dos le daba consejos al otro, sin embargo, se sintió realmente satisfactorio contarle las cosas a alguien. Siempre entre ellos dos fue eso y unas cuantas venganzas compartidas.
Al salir del gimnasio caminaron por el extenso pasillo que los llevaría devuelta a su departamento.
—Entonces, ¿ya no intentarás algo con BaekHyun en la fiesta de Halloween?
Pensó un momento en su respuesta y sonrió. Elevó los hombros para adentrarse más en la gran chaqueta y resguardarse del frío.
—Quizás lo intente —murmuró con la vista fija en sus propios pies.
—¿Lo harás?
Miró al castaño—. ¿Está mal si lo intento?
JongDae negó rápidamente con la cabeza.
—Es solo que pensé que BaekHyun te hirió o algo. —El más bajo se encogió de hombros—. De igual manera, creo que lo único que te hirió fue el orgullo y te conozco; terminarás tirándote a BaekHyun porque te encaprichaste con él.
Guardó silencio con la mirada fija en el frente y pasaron unos segundos donde ambos se mantuvieron en silencio.
—¿Qué sientes cuando estás con MinSeok?
El castaño lo miró con una sonrisa—. Siento muchas cosas.
—Pero... —Suspiró y miró las baldosas que habían a unos metros—. ¿De qué manera te gusta? ¿Quieres sexo o notas otras cosas? Algo así como... pequeños detalles.
JongDae se detuvo a mitad del camino, lo que hizo que él también parara y se girara a verlo, encontrándolo con su mirada fija en el suelo.
—¿Cosas como... el color de sus ojos?
Cuando el castaño levantó la cabeza tenía las dos cejas alzadas y él asintió.
—Como el color de sus labios o la forma de sus uñas. —ChanYeol se encogió de hombro y ambos retomaron la caminata hacia su departamento—. Dae, ¿te ha interesado una persona que no sea MinSeok en este último tiempo? —El aludido negó y él sonrió con la vista fija en el suelo al verlo de reojo. Apretó los bazos más a su cuerpo para mantener el calor—. ¿Estás enamorado de él?
Aquella pregunta hizo que su amigo se detuviera de nuevo, esta vez con la mirada perdida en un punto fijo que estaba por detrás.
—¿Si me pasan todas esas cosas significa que estoy enamorado?
—¿No quieres estar enamorado? —preguntó al ver lo impactado que pareció su amigo.
—No es eso... —Ambos volvieron a caminar—. Nunca lo pensé como algo tan serio. ¿Crees que estoy enamorado de MinSeok?
—No lo sé. No sé mucho de su relación.
El castaño resopló y aleteó para mantenerse en calor.
—Si ahora llegas a la habitación y BaekHyun te pide sexo, ¿lo harías? —Se detuvo y miró a su amigo con el ceño fruncido—. ¡No me veas así! Tú también hiciste preguntas incómodas.
Suspiró y volvió a caminar—. Sí, lo haría.
El más bajo lo miró con ambas cejas alzadas y esa expresión burlona que tanto lo caracteriza. ChanYeol estuvo agradecido de ver las escaleras que los llevarían a sus habitaciones. Cuando estuvieron arriba JongDae le mostró una sonrisa ladina.
—Espero que eso que dije se vuelva realidad.
ChanYeol volvió a rodar los ojos, pero sonrió.
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