Capítulo X
Su respiración se cortó y quedó estático donde estaba mientras veía al chico en el centro de la cafetería con la cabeza gacha. Arrastró la silla hacia atrás y estuvo dispuesto a salvar a su compañero de cuarto de aquel espectáculo, pero se hizo presente un resistente agarre en su muñeca, dejándolo anclado a la silla.
—No vayas, lo arruinarás si lo haces. —Suspiró ante las palabras de JongDae y volvió la vista al centro de la cafetería.
BaekHyun estaba ahí. Bueno... todos estaban ahí, cada quien sentado en su mesa junto a su bandeja para comer de aquel almuerzo que se veían obligados a ingerir con la finalidad de mantener sus cuerpos estables para los días oscuros en la universidad. Aquel día podía considerarse como uno para BaekHyun. ChanYeol lo vio todo desde la habitual mesa que ocupaba con sus amigos. En realidad, todos vieron aquella escena en la cafetería.
—Déjame ayudarlo —pidió sin apartar la vista de su compañero, quien seguía en el mismo lugar, envuelto con aquella pasta que les sirvieron como acompañamiento del platillo principal.
—Piensa en las consecuencias.
¡A la mierda JongDae y su «piensa antes de actuar»! Se levantó de la silla de un salto, logrando que esta, al deslizarse por el suelo, hiciera un rechinido que resonó en la cafetería, llamando la atención de todos, incluso de aquel chico bajito que pareció realmente sorprendido por su aparición en el suceso.
Al sentir todas las miradas sobre él se sintió sumamente nervioso y no supo qué hacer. Debió haber escuchado a su mejor amigo. Para su sorpresa, fue este mismo quien se levantó y quedó a un costado de él. Suspiró aún aterrorizado sin siquiera dirigirle la mirada al castaño que estaba a su lado. Sin embargo, fue más asombroso cuando vio que la chica que manchó a BaekHyun fue ensuciada en el cabello con la misma comida.
Su boca se abrió ante el asombro y se percató que BaekHyun imitó su expresión y miró hacia ellos. ChanYeol entró en pánico porque todos parecían mirarlo, pero él no hizo nada malo.
Sintió un golpe en las costillas que fue dado con el codo de un brazo, al voltearse se encontró con la mueca de JongDae, diciéndole entre dientes que lo ayudara. Fue entonces que sus ojos se fueron hacia la mano ajena. ¡Culpable!
Miró otra vez al centro de la cafetería, donde todos tenían sus ojos puestos en ambos y se percató rápidamente de aquel modular de labios que hizo BaekHyun.
—¡Guerra de comida!
Su grito pareció ser lo suficientemente fuerte como para resonar en toda la gran habitación, donde la multitud inmediatamente empezó a lanzar lo que quedaba en sus bandejas de comida.
Se armó un caos, un caos de tal magnitud que sillas y mesas fueron volteadas mientras que las personas corrían por todo el lugar, riéndose y enojándose con otros. Incluso imaginó una canción electrónica y destructora sonando de fondo.
—Busca a BaekHyun. —Frunció el ceño hacia JongDae, quien continuaba tirando comida, especialmente a JunMyeon, el cual se quedó estático en su silla, recibiendo comida contra la ropa limpia y bien planchada como si estuviera destinado a ello.
Le costó un poco volver a la realidad y, una vez que lo hizo, corrió hacia donde se quedó parado BaekHyun. El trayecto hacia el chico fue mucho más duro de lo que esperó, pero no le importó. Tomó a BaekHyun de la muñeca apenas llegó frente a él y lo tiró para sacarlo de la cafetería, corriendo con él a las escaleras que los llevarían a las habitaciones.
—¡Hey, ustedes dos! ¡Deténganse!
Ni siquiera se detuvo a mirar al profesor que les gritó desde uno de los pasillos, en vez de eso concentró toda su atención en su compañero de escape, quien se sumergió en una tos que lo preocupó de sobre manera. Se detuvo a la mitad de la carrera y se arrodilló delante de BaekHyun con el corazón saltándole desesperado y con ganas de salírsele del pecho por el cansancio.
—¡Sube, Baek! ¡Sube!
El susodicho se tomó un tiempo antes de tirarse sobre su espalda. Se sorprendió a sí mismo al notar aquella agilidad al levantarse y se echó a correr de inmediato al sentir las voces gritándoles por detrás. Aún podía escuchar a lo lejos todo el bullicio que se daba en la cafetería.
Subió las escaleras de dos en dos y llegó arriba antes de lo que pensó. Lamentablemente, se encontró con uno de los supervisores, quien los miró ceñudo. El hombre esperó unos segundos antes de entender lo que sucedía y empezó a perseguirlos.
Cuando estuvo delante de la puerta de su habitación intentó tomar la manilla para abrirla, pero no quiso soltar a BaekHyun por miedo a que este cayera.
—¡Rápido, idiota! ¡Abre!
A pesar de que el castaño gritó con fuerza, pudo reaccionar de inmediato. La puerta se abrió y ambos entraron a la habitación, él aún con al mayor en su espalda. Una vez dentro sintió que las piernas que lo abrazaban por la cintura lo soltaron y su cuerpo se fue hacia un lado por el peso, logrando que perdiera el equilibrio y cayera al suelo, ante lo cual el cuerpo de BaekHyun quedó atrapado debajo del suyo.
—¿Estás bien? ¿Necesitas tu inhalador? —El miedo estuvo presente en su voz.
Estuvo dispuesto a llegar de un salto a la cama para tomar el objeto cuando la mano de BaekHyun lo agarró de la camiseta para que no se moviera.
—Estoy bien. Tú eres quien debería detenerse a respirar.
Grande fue su sorpresa cuando una gran cantidad de aire salió de sus pulmones, retomando su respiración normal.
—Qué susto —susurró con los ojos cerrados mientras dejaba caer la cabeza sobre el hombro del chico.
—De seguro sabrán que estamos aquí. Deberíamos limpiarnos al menos.
Asintió y se levantó del suelo para luego ayudar a levantar el cuerpo de BaekHyun.
—¿Quieres bañarte? No sé tú, pero yo quiero hacerlo. —Se dirigió al baño para encontrarse con su sucio reflejo.
—¿Por qué hicieron eso? —Su vista se desvió para mirar a BaekHyun a través del espejo.
—¿Qué cosa?
Abrió la llave del lavamanos y acunó el agua en sus manos para limpiarse el rostro.
—La guerra y todo eso. Tú y tu amigo serán enviados con el director.
Elevó la cabeza para ver su reflejo e intentó sacar el tomate que se quedó atrapado en su cabello.
—Probablemente seré el único que termine sentado delante del director. Conozco a JongDae y de seguro me echará la culpa. —Al ver la mueca ofendida del más bajo soltó una risa divertida—. No te preocupes, estaré bien.
Se volteó para acercarse a la ducha y se sacó la camiseta. Tuvo cuidado con los restos de comida que quedaron en esta para que no ensuciaran las baldosas blancas.
—¿Lo hiciste por mí?
Amplió su sonrisa y se puso delante del castaño mientras se desabrochaba los pantalones.
—¿Por qué? ¿Te sientes especial?
La respiración de BaekHyun pareció acelerarse y alzó más la barbilla, como si lo encarara. Más fue su sorpresa cuando el chico dio un paso hacia él, logrando que sus pechos rozaran, y se tomó el borde de la camiseta para sacársela. Ante ello ChanYeol se quedó quieto en su lugar, pero no por eso cambió su expresión relajada y su sonrisa burlona. Desde ahora tendría que jugar al mismo juego que BaekHyun.
—Iré contigo. —El castaño bajó la mirada para pelear con su cinturón. Los ojos de ChanYeol siguieron las manos contrarias—. Apresuremos en bañarnos.
Al ver que el mayor no podía deshacerse del amarre del cinturón, acercó las manos y tomó la correa para soltarla, recibiendo de inmediato la mirada ceñuda del contrario.
Lo miró serio—. ¿Piensas bañarte conmigo?
BaekHyun apretó los dientes mientras fruncía las cejas. ChanYeol notó de inmediato que colmaba su paciencia y eso se le hizo tremendamente divertido.
—¿Quieres bañarte conmigo, BaekHyun?
El aludido cerró los ojos cuando él se acercó a su cuello mientras sus manos se dirigían hacia el inicio de su propio pantalón, dispuesto a bajarlos; en vez de eso jugó con ellos.
—Ayer estuviste extraño y parecías melancólico, pero hoy estás atrevido y... y-y...
Sonrió ampliamente y elevó sus pies para sacarse los calcetines con rapidez.
—¿Y qué? ¿Acaso crees que eres el único que puede mostrar otra actitud?
El castaño frunció el ceño, pareció molesto—. ¿Qué quieres de mí?
Ambas miradas se encontraron. La pregunta tomó desprevenido a ChanYeol. Nunca le diría que quería tener sexo con él.
—¿Qué crees que quiero de ti?
—Quieres que te chupe el pene porque crees que los rumores son verdad, ¿no?
Dio un paso hacia el castaño y lo miró ceñudo—. ¿Qué te hace pensar eso?
Dio otro paso e hizo que el mayor chocara con la pared del baño.
—Fuiste tú quien lo dijo.
Se quedó estático al ver que BaekHyun arrugó la nariz como si estuviera asqueado, asqueado de él. No obstante, no se lo tomó de aquella manera, no sería tan llorica. Ya decidió que se follaría a BaekHyun costara lo que costara.
Tomó al mayor por los brazos y alzó ambos por sobre su cabeza. Puso los antebrazos sobre los contrarios para hacer presión y así lograr que el chico no se moviera.
—¿Qué quieres, BaekHyun? —Para su sorpresa, su propio susurro sonó más sensual e incitante de lo que esperó—. ¿Seguro que no eres tú quien quiere que le chupe el pene?
El jadeo que escapó de los labios del más bajo lo hizo marearse momentáneamente, logrando poner su mente en blanco por un instante. Aprovechó ese tiempo para enterrarse en el cuello del contrario y olisqueó aquella blanquecina piel que rogaba morder.
—¿Por qué hueles a mí, BaekHyun? No deberías oler a mí si aún no te he follado.
—No eres un maldito perro, ChanYeol. —Se burló el contrario sin verdadera gracia—. ¿Qué es esto? ¿Piensas mearme encima?
—Es más que mearte encima, cariño.
Escuchó que los dientes del castaño rechinaron. Estaba molestándose.
—No me digas «cariño» —gruñó el más pequeño, logrando que pensara en maneras de castigarlo para obtener su propia diversión.
De un solo movimiento pegó sus caderas con las contrarias en un meneo brusco, obteniendo que el chico se retorciera contra su cuerpo. Miró fijamente los ojos del castaño y le pareció ver odio en aquellas perlas negras, pero inmediatamente se dio cuenta que ese no era el verdadero significado.
—Me estás pidiendo que te folle —murmuró sorprendido.
Obtuvo un alza de cejas por parte de su compañero junto a un deje de asombro.
—Tú... —Frunció el ceño, confundido. No despegó la vista de aquellos luceros que lo miraron expectante—. ¿De verdad crees que tendré sexo contigo si actúas de esta manera? ¿De verdad pensaste que yo...?
Al ver aquel rostro dolido soltó su agarre y se alejó un poco del más bajo, dejando que este bajara las manos y se abrazara a sí mismo mientras desviaba la mirada.
Le dio la espalda a BaekHyun y alzó ambas manos para cubrirse el rostro, sintiéndose avergonzado de sí mismo. Algo duro y peludo se posó en lo alto de su espalda y una cálida sensación se sintió en su espalda baja. BaekHyun estaba tocando su tatuaje.
—Eres más fuerte de lo que pensaba. —ChanYeol alejó las manos de su rostro, sin embargo, apenas pudo ver al castaño detrás de su cuerpo—. Incluso eres más fuerte de lo que tú mismo crees.
Cerró los ojos de puro gusto al sentir la piel del contrario contra la suya, ambas desnudas, ambas sintiendo el calor ajeno.
—¿Por qué te comportas así? —Abrió los ojos al sentir la cabeza del contrario frotándose contra uno de sus hombros—. Pareces distinto.
—¿No te gusto así? —Se encontró con la mirada del más bajo a través del espejo.
—No quiero que ambos seamos así, como si tuviéramos dos caras, dos lados que mostrar.
El castaño lo tomó por los hombros y lo hizo voltearse para que ambos se miraran fijamente.
—¿Qué quieres de mí?
Una de las manos de ChanYeol fue hasta la cintura desnuda del mayor, sintiéndose posesivo.
—¿Qué quiero de ti? —La pregunta de BaekHyun sonó como si se la preguntara a sí mismo, así que él se quedó estático, no especialmente por las palabras mencionadas, sino por aquel dedo juguetón que subió y bajó por su pecho, causándole cosquillas y sensaciones en el estómago que se fueron a su entrepierna mientras otras se fueron a su pecho.
Su mano desocupada fue al rostro de BaekHyun, donde agarró con suavidad una de sus mejillas para pasar delicadamente el pulgar, acariciando al chico mientras su mirada permanecía fija en la contraria.
—Quiero muchas cosas de ti ahora mismo, ChanYeol —susurró el otro después de pensarlo un momento.
—Dime cuáles son, quizás hay alguna que pueda darte ahora.
—¿Sí?
Estuvo atento a las cejas alzadas del mayor y solo atinó a asentir. Estuvo hechizado, estuvo completamente hechizado por aquellos ojos y esa voz que lo indujeron a dejar de pensar con conciencia y tranquilidad.
—¿Qué te parece chuparme el pene? ¿Podrías hacerlo, Yeol?
Esta vez sus cejas fueron las que se alzaron. No estaba dispuesto a realizar acciones sin pensar, pero cuando vio ese puchero en los labios del mayor no dudó en dejarse caer de rodillas y llevó ambas manos al inicio del pantalón del contrario. Para cuando estuvo listo bajó la ceñida prenda a tirones, pero se detuvo al escuchar fuertes golpes provenientes de la puerta principal de la habitación y después esta fue abierta bruscamente.
Estuvo hechizado. Decidió que sería la cutre excusa que usaría cuando miró por sobre su hombro y vio al director junto a otros dos hombres y una mujer mirándolos desde lo alto.
—¡Jóvenes!
Volvió a voltearse hacia BaekHyun y agachó la cabeza mientras apretaba los ojos. Una mano lo agarró con fuerza del brazo y lo levantó con dureza del suelo, encontrándose con la mirada de BaekHyun, de donde apartó rápidamente su vista.
Jamás volvería a mirar a su compañero a la cara, no cuando no sabía dónde esconder toda esa vergüenza. ¿En qué mierda de monstruo se convertía al estar cegado por BaekHyun?
—¿Intentó abusar de usted?
—¡¿Ah?! —Ambos abrieron los ojos, asustados, y los dirigieron hacia el hombre que habló, quien sonó preocupado. De inmediato lo reconocieron como el consejero estudiantil.
Le envió una rápida mirada al castaño antes de contestar.
—Fue mi culpa —susurró, bajo la cabeza y pestañeó repetidas veces para ahuyentar el miedo.
ChanYeol sintió un empujón en la espalda que lo obligó a dar un paso hacia adelante para no tropezar.
—Espera, ChanYeol. Yo... —Miró superficialmente al otro y negó con la cabeza lo más disimuladamente que pudo.
Sintió otro golpe en la espalda y luego una áspera mano se posó sobre su hombro desnudo, llevándolo a la entrada de la habitación, dispuesto a sacarlo de ahí.
—Esperen. ¿Puedo...? ¿Puedo ponerme una camiseta?
El director lo miró serio, dispuesto a negar.
—Apresúrate. —Agradeció internamente al consejero estudiantil y corrió al armario para sacar algo de allí y abrocharse bien el botón del pantalón.
Cuando se dirigió a la puerta le dio una rápida mirada al baño, encontrándose el cuerpo de BaekHyun entre la penumbra por la falta de luz, quien lucían un ceño fruncido en preocupación.
Soltó el aire que tenía contenido en los pulmones y se dejó llevar por aquellas autoridades, las cuales parecieron exhibirlo ante los estudiantes de la universidad. En el camino vio a JongDae, quien seguía sucio y era partícipe de una fila que los llevaba al patio de la universidad. Supuso que les tirarían agua con la manguera de alta presión con la que regaban el campus como castigo. Más de una vez le pasó a él también.
El camino se hizo mayoritariamente tedioso, dado que se permitió carcomerse la cabeza con pensamientos que lo hicieron deprimirse de inmediato.
—No me echarán, ¿cierto? —Voltearon a verlo cuando su voz rasposa y ronca resonó en el pasillo que los dirigía a la oficina del director. Sin embargo, nadie contestó—. Por favor... —susurró con la cabeza gacha y le hicieron un ademán para que entrara a la habitación.
Ingresó con rapidez para no estorbar y los demás se acomodaron alrededor del gran escritorio de madera del director. La situación le recordó a una comunidad hipócrita.
—Park ChanYeol. —Dirigió la vista al director, quien permaneció en su enorme silla mientras veía unas hojas impresas—. ¿Qué puedo hacer contigo? Tus notas son buenas y no causas muchos problemas...
Se removió incómodo y fijó su mirada en el suelo al sentir los ojos arderle en futuras lágrimas por el miedo acumulado.
—¿Por qué lo castigarán? —Le envió una rápida mirada al consejero estudiantil. Que Dios mantenga a ese hombre en lo alto de su reino.
—¿Qué hiciste mal hoy, ChanYeol? —Se fijó en el director y tragó saliva al sentir la boca seca.
—Empecé el desorden en el comedor —pronunció con voz clara para no tener que repetirlo.
—¿Qué más hiciste?
Suspiró y elevó un poco la cabeza para pestañear repetidas veces, intentando ahuyentar las lágrimas.
Un fuerte sonido detrás de él llamó su atención, así como la de todos. Cuando se volteó se sorprendió aún más al encontrarse a BaekHyun con la respiración agitada y una mano en el pecho.
—Baek —llamó al ver que el chico se inclinó para controlar su respiración—. BaekHyun. —Este no respondió, pero pudo ver aquellos ojos llorosos que lo llamaban, que pedían ayuda—. BaekHyun, espérame —susurró por última vez al chico.
Caminó decidido a la salida de la habitación, pero una voz lo detuvo—. ¿Dónde vas?
—Necesito ayudar a...
—Si sales por esa puerta serás expulsado —interrumpió el mayor—. Es una falta de respeto que te vayas...
De reojo vio que BaekHyun cayó de rodillas al suelo mientras se afirmaba el pecho y uno de los profesores se le acercó para ayudarlo. Ante la imagen se echó a correr. Apenas notó el largo pasillo que estaba por delante de él, donde se encontraban todos los otros profesores y eso fue lo que menos le importó. No importó cuál fue el trayecto que tuvo que correr, cuántas veces se resbaló o se golpeó contra algo o alguien. Dio igual todas las veces que se tropezó y cuánto le dolieran las piernas y el pecho por el esfuerzo.
Ciertamente, su departamento quedaba lejos, tan tristemente lejos que ChanYeol no pudo contener esos pensamientos malvados que lo hicieron debilitarse. BaekHyun no podía sufrir otro ataque, solo necesitaba su inhalador. Si él tenía su inhalador podía evitar una crisis, si él tenía... ChanYeol debió tenerlo, debía llevarlo consigo siempre, especialmente porque HunHwa confiaba en él para cuidar de BaekHyun.
Sus pies descalzos lo hicieron ir y venir. Sin darse cuenta ya estaba otra vez entrando por aquella pesada puerta de madera que daba la entrada a la amplia y lujosa oficina del director. Lo vio ahí, en el suelo y con los ojos cerrados, con la mano en el pecho y una mueca en los labios, pero el chico estaba respirando. Se dejó caer de rodillas delante de él y batió velozmente el pequeño objeto, sacando la tapa con rapidez y poniendo al castaño boca arriba para introducirle el inhalador en la boca.
Su propia respiración era irregular, pero su corazón se sintió tranquilo cuando sintió que una tibia mano lo agarró por la muñeca. BaekHyun abrió los ojos para mirarlo con aquellas perlas negras llorosas.
Para cuando terminó el procedimiento de emergencia quitó el aparato y se quedó mirando atento al chico, a quien recostó sobre sus piernas. Los dos se quedaron mirando a los ojos sin decir nada, ambos intentando controlar su respiración irregular.
—¿Sí? —Incluso esa pequeña palabra salió entrecortada por el pánico que aún lo gobernaba—. ¿Ya está? —Sus ojos ardieron y se empañaron cuando vio que BaekHyun asintió mínimamente con la cabeza—. Ya está.
Pasó ambas manos por el cuerpo del chico para apretarlo contra sí y escondió el rostro en el cuello del mayor para que sus mejillas húmedas por el llanto silencioso no se hicieran notar. Aquellas delicadas manos lo rodearon, apretándolo por la espalda. Se abrazó con más fuerza a BaekHyun cuando escuchó el sollozo que escapó de los labios contrarios. Se concentró en pasar repetidas veces la mano por la espalda del castaño en espera de que este se tranquilizara.
—ChanYeol... —Asintió con la cabeza, aunque aún estaba escondido en el cuello del chico. Pudo escuchar perfectamente su susurro—. Tuve mucho miedo.
—Lo sé. Tranquilo, ya pasó.
Se separó del chico para apegar la cabeza del contrario a su pecho. BaekHyun se aferró a la tela de la camiseta y lloró con más fuerza. Miró el suelo alfombrado e intentó controlar su propia respiración, su espalda subía y bajaba por el esfuerzo.
—Maldición... — Se volteó hacia la puerta al reconocer a aquella voz, encontrándose con HunHwa, quien se acercó con una mochila al hombro y aún con la bata de medico puesta. Detrás de él vio a otros cinco doctores, unos aprendices y otros profesores—. Déjame revisarlo. —ChanYeol intentó alejarse, pero las manos de BaekHyun no quisieron soltarlo—. Solo te revisaré, Baek. No debes tener miedo...
—Estaré aquí, ¿sí? No me iré —susurró en el oído del chico, quien continuaba entre sus brazos—. Puedes tomar mi mano.
El chico pareció aceptar eso, ya que se recostó en el suelo con los ojos cerrados mientras se aferraba fuertemente a su mano.
—¿Tú estás bien? —preguntó el joven médico dirigiéndose a él, después le puso el estetoscopio a BaekHyun. Solo asintió a modo de respuesta y el mayor de los tres empezó con la revisión de su compañero. Esta fue rápida y no necesitó más que la revisión de su pulso, agregando una que otra cosa pequeña que ChanYeol no pudo reconocer—. Lo hiciste bien.
Sintió unas cuantas palmaditas en la espalda que fueron suaves y de apoyo, pero gracias a ellas se sintió mucho más pesado y cansado. Se dejó caer lentamente al lado de BaekHyun mientras afirmaba su mano y cerró los ojos en un intento de descansar.
—¡Hey, ChanYeol! —Su cuerpo fue zarandeado—. ¡Maldición! ¿Siempre pasará lo mismo? —Subieron su camiseta, luego un objeto pequeño y redondo se posó en distintos puntos de su espalda—. BaekHyun, deberías tener más cuidado con tener una crisis asmática. Cada vez que sucede a ChanYeol parece darle algo... —La voz de HunHwa sonó más baja, asustándolo un poco.
A pesar de temer por lo que pasaba tras sus párpados, al abrirlos se encontró con aquellas perlas negras que parecieron brillar para él.
—¿Cómo estás? —Sonrió y asintió ante la pregunta de BaekHyun.
—Solo estoy cansado —respondió y sonrió aún más cuando vio la sonrisa del contrario.
—¡Tú de nuevo! —Cerró los ojos al reconocer aquella voz.
Soltó lentamente la mano de su compañero de habitación y se sentó con cuidado en el suelo, apoyándose en ambas manos para no volver a caer. De inmediato sintió sed y un poco de hambre a pesar de haber almorzado hace menos de una hora.
Independientemente de su esfuerzo por mantenerse alzado, un cuerpo cayó con fuerza sobre el suyo, haciéndolo volver al suelo de golpe. Sonrió al encontrarse con otro par de perlas negras. Aquel no era BaekHyun, lo sabía porque no tenía ese brillo que a él tanto le fascinaba. Sin embargo, seguía teniendo aquel iris oscuro y atrayente. ChanYeol se preguntó si todos los Byun tendrían los ojos así.
—¡¿Qué haces?! ¡Suéltalo!
Ladeó el rostro y apretó los ojos cuando vio que un puño se alzó en lo alto, dispuesto a hacerle cualquier tipo de daño. Esta vez se dejaría dañar. Sin embargo, el golpe nunca llegó, aunque eso no lo hizo sentirse más aliviado, no cuando escuchó el gruñido de BaekHyun.
Se alzó con rapidez y mandó a su usual mareo a freír monos, no tenía tiempo para esas cosas cuando veía a los hermanos Byun revolcándose sobre la carísima alfombra del director.
—¡Hey!
Atacó y llegó a BaekBeom casi de un salto, reteniéndolo con fuerza por los brazos, pero sin intención de hacerle daño, simplemente para que dejara a BaekHyun, quien miraba a su hermano con el ceño fruncido.
—Hazte a un lado, ChanYeol. Le romperé la cara.
Aún un poco aturdido se dejó empujar por el más joven de los Byun, quien se subió sobre BaekBeom.
—Espera, Baek... —Su susurro quedó volando en el aire y vio otra vez a los dos hermanos rodar.
—¡Chicos! —Hasta el mismo ChanYeol saltó en su lugar, realmente asustado con semejante voz.
Todos se quedaron estáticos y BaekHyun con BaekBeom se separaron instantáneamente para ponerse de rodillas como si estuvieran tomando el té de aquella anticuada manera tradicional coreana.
Su mirada se dirigió al hombre que miraba a los hermanos con las cejas fruncidas y los brazos cruzados; estaba enojado.
—Papá... —BaekBeom recibió un golpe en la cabeza ante su aparente disculpa.
—¿Por qué peleas con tu hermano cuando este acababa de tener un ataque?
El hermano mayor agachó la cabeza.
—Mi intención no fue pegarle a BaekHyun. —BaekBeom desvió la mirada hacia ChanYeol, obteniendo que todos los ojos que estaban en la sala se posaran en él.
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