Diferente al resto
Deambulo por la acera,
iluso,
como un alevín en su pecera.
Mis ojos bailan en sus cuencas,
se rehusan.
Me coloco la chaqueta,
y me acuso.
¿Cómo hago para liberarme de esta carga
que me rompe la espalda?
La pesadez de tu mirada,
me deja un sudor frío en mi nuca.
¿Escuchas esa música?
Es intensa y comprometedora.
Voy a esconderme,
debajo de la falda de mi madre,
porque es la única que me protege.
Pero estoy solo,
y no hay nadie que me sustente.
Y lo peor es que siento el aliento
de alguien
en mi cuello
susurrándome que me quede quieto...
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